Eran las 9:00 am, decidían quien estaría en la graduación como los mejores alumnos en este año escolar, sentía un dolor en el estómago como si un martillo hubiera golpeado tan duro sin piedad alguna.

Cuando la maestra empezó a mencionar a cada uno de los alumnos con los promedios más destacables.

En realidad no esperaba que yo estuviera, me veía muy normal y sin importancia. Era como el chico que nunca buscaba destacar con los demás.

En un instante una respuesta inmediata al oir mi nombre se hizo presente, sonreí pero no podía moverme, me sentía un David o una escultura renacentista inmóvil y con una expresión ya puesta.

Al ser elegido para recibir una diploma por ser un alumno destacado era algo nuevo para mi.

Creo que hasta sería un nuevo científico o filósofo reconocido.

No lose veremos que pasa en unos años.