Detuvieron el paso cuando un omega risueño apareció impidiéndoles el paso.

—Me tengo que ir a clases, temo que no puedo seguir cuidando de tu mochila —empujó la mochila hacia él. Taehyung implementaba un tono de voz burlón e inocentón, una larga charla lo esperaba.

—Gracias Tae.

El omega risueño se fue saltando emocionado. El Taehyung cupido hizo acto de presencia. Al tener pocas oportunidades para que Yoongi conociera prospectos de parejas, Taehyung tomaba el papel como cupido sin excepciones. Le gustaba animar al tímido omega a ignorar las inseguridades y aunque Yoongi siempre termina con el corazón roto, no deja de intentarlo.

—Tengo que irme —fue Namjoon quién hablo.

—Está bien.

Basto solo que avanzara unos cuantos pasos para que escuchara el caer de una mochila y el quejido familiar de un omega. Al dar media vuelta vio como Yoongi se agachaba para levantar su mochila que se encontraba en el suelo.

—Deberías ver por donde pisas Rosé —la nombrada se tambaleó como si realmente hubiera sido un accidente.

—Eres increíble Hwasa, me empujaste —Rosé estaba enojada por la acción de la que decía su amiga, se alejó del lugar no sin antes mirar con desprecio a la omega que ni siquiera la miraba.

—Delicada —murmuró en son de burla.

—Tú también deberías fijaste a quien empujas y hacia donde —Namjoon entró en escena tensando el ambiente.

Yoongi no pasó desapercibida la manera en que la omega tenso los músculos en presencia del alfa encapuchado, juraría que le vio dar un saltillo hacia atrás encogiéndose en el lugar.

—Está bien. No se fijó —ni él lo creía. Yoongi parecía estar hablando en defensa de la omega, aunque en realidad sabía que lo hizo con intensión de molestarlo. Mas bien sentir el potente aroma del alfa le hizo sentir la necesidad de calmarlo, no quería verlo alterado ni a él ni a ningún alfa, nunca se podría adivinar lo que sucedería.

—Al... fa —la voz de Hwasa temblaba, se sujetaba fuerte de su bolsa de mano sin dejar de mirarlo a los ojos.

El moreno se acercó para quedar a centímetros del rostro de la omega.

—Te advertí que te comportaras y dejaras de molestar a los demás —la voz ronca que usaba doblegó a los dos omegas aparté de Hwasa, Yoongi y Mina permanecieron en silencio queriendo ser ajenos a la situación.

—Si —asintió frenéticamente con la cabeza, se pescó del brazo de su amiga para salir corriendo y no tropezar con sus piernas hechas gelatina.

Namjoon recobro la compostura, miro de reojo a Yoongi que no hacia otra cosa que mirarlo con respeto y cierto asombro. Dejándolo de lado se marchó a paso rápido con las manos en los bolsillos.

Yoongi por su parte analizo la situación agradeciendo que no todos fueran unos idiotas en la universidad. También se golpeó la cabeza literalmente por no defenderse el solo, era el primer paso que tenía que hacer si quería cambiar su vida. Quizás y olvido como hacerlo, veía borroso el recuerdo de la vez que salvo a Taehyung de los betas, ese Yoongi se desvaneció entre recuerdos.

Era un alivio escuchar que su abuela se encontraba mejor y estaba en casa. La mantendrían en reposo unos días más por seguridad.

La armonía volvió a la casa entre risas y alboroto por parte de los omegas, todos ponían de su parte para olvidar el trago amargo.

—Yoongi —se giró al llamado de su hermano que estaba acostado en su cama a lado de la suya —¿Crees que nuestra familia se mantenga unida por mucho tiempo?

Dudo en la respuesta, el al igual que su hermano tenía la misma duda. Aun así, respondió.

—Si. Somos fuertes y superaremos cualquier obstáculo.

—¿Cualquiera?

—Ya dije que si —cerro los ojos para que el menor dejara de hacer preguntas a las que no tenía respuesta.

—Sabes que los quiero muchos ¿verdad?

Yoongi abrió los ojos para verlo con preocupación, pero Beomgyu ya estaba dándole la espalda. Su hermano era demasiado sensible, ahora que su abuela ya estaba mejor no debía preocuparse, pero le era imposible pensar en un futuro sin ella, sin embargo, el día menos pensado llegaría el momento porque nadie es para siempre.

—También te amamos Beomgyu —con esas últimas palabras se fue a dormir.

Se despertó debido a las quejas de su hermano, fue justo a mitad de una pesadilla como la noche anterior. Se quejaba de los aullidos que no estaban tan lejanos, Beomgyu se tapó con la almohada los odios hasta que el ruido ceso de la nada. De pronto un celular sonó, Yoongi miro el reloj eran las cinco de la mañana, nadie debería llamar a esas horas.

—Sal de la habitación, quiero dormir —atrapo en el aire la almohada voladora que Beomgyu le aventó.

Tomo el celular contestándolo, pero no hablo hasta estar en la sala.

—¿Hola?

—Tae me paso tu número —la voz que no reconocía se escuchaba agitada. No supo que responder —No sé qué rayos hacías en el bosque poniéndote en peligro, por suerte los aleje de ti y ahora tú me debes una —finalizó.

—Te buscaba —respondió como si fuera lo más obvio.

—Voy camino al restaurante sé que conduces así que ven y sácame de aquí —Yoongi no lograba encajar las piezas en donde el delta le pedía que lo fuera a buscar a las 5 de la madrugada —Tienes que estar antes de que yo llegue, rápido.

Se quedó paralizado unos segundos, un aullido fue el que le hizo reaccionar. Regreso a la habitación donde encontró a un Beomgyu durmiendo plácidamente, tomo una sudadera, se puso los zapatos, no hubo tiempo para cambiarse los pantalones de la pijama. Suspiro de alivio al ver las llaves del auto colgando en la repisa cerca de la puerta principal, con cuidado y experiencia de una sola vez de escape logro salir en silencio de la casa. El problema era el ruido del motor, apretó el volante mientras cerraba los ojos, respiró contadas veces y arrancó el motor.

Que pase lo que tenga que pasar, pensó.

El camino era corto y el sol no se parecía asomarse pronto. Condujo con precaución sin bajar la velocidad. A pocos metros de llegar escucho de nuevo un aullido. Restándole importancia estacionó el auto a un lado del restaurante, se bajó rápidamente en busca de Young Jae mas no lo vio por ninguna parte, entro al restaurante, pero tampoco estaba. Le marco varias veces y el que le contestaba era el buzón de voz.

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