25 | padrino

.:. CHAPTER TWENTY-FIVE .:.
(GODFATHER )


LA CASITA DE BILL Y FLEUR, de paredes encaladas y cubiertas de conchas incrustadas, se alzaba aislada en lo alto de un acantilado que daba al mar; era un lugar precioso pero solitario.

Lyra y Harry habían estado afuera abrazados sin decir nunguna palabra, no hacia falta hablar para saber que ambos necesitan estar asi, en la compañía del otro.

Gracias a los cuidados de Fleur, Lyra estaba volviendo a ser ella de apoco, sus mejillas habían vuelto a tener color y no se sentía tan mal. Hasta había descubierto que su metamorfosis estaba de nuevo, Lyra penso que cuando toda la guerra llegara a su fin iba a tener que hablar con Tonks para saber porque de repente no podía transformarse cuando ella quería.

Lyra también había aprovechado que Luna estaba en la casa para preguntar sobre Rolf pero se llevo una no tan grata sorpresa.

Tony, el amigo de Rolf, estaba muerto.

La rubia se sintió completamente mal y se replanteo seriamente si debía volver a Hogwarts y llevarse a su primo a casa.

-No te preocupes por él -le había dicho Luna- Rolf esta luchando por lo que cree justo, como tú.

Sinceramente, eso no había ayudado ni un poco a Lyra a aminorar el temor de peder a un miembro más de su familia, pero ciertamente se sintió un poco orgullosa.

-Hagy, Guiphook quiegue hablag contigo. Está en el dogmitoguio pequeño. Dice que no quiegue que os oiga nadie.

Lyra se sobresalto cuando escucho la voz de Fleur pero siguió a sus amigos adentro. Griphook los estaba esperando.

-He tomado una decisión, Harry Potter -anunció- Aunque los duendes de Gringotts lo considerarán una traición abyecta, he decidido ayudarlos...

-¡Estupendo! -saltó Harry- Gracias, Griphook, estamos muy...

-... pero a cambio de una recompensa -añadió el duende.

-¿Cuánto quieres? Tengo oro.

-No es oro lo que deseo; yo también tengo oro. Quiero la espada; la espada de Godric Gryffindor.

-Eso no puedo dártelo -replicó Harry- Lo siento mucho.

-Entonces tendremos dificultades.

-Te daremos otra cosa -intervino Ron- Seguro que los Lestrange poseen muchos objetos de valor; podrás tomar lo que quieras cuando entremos en la cámara.

-¡Yo no soy un vulgar ladrón, chico! ¡No intento hacerme con tesoros sobre los que no tengo ningún derecho!

-Pero esa espada es nuestra...

-No, no lo es -lo contradijo el duende.

-No quiero sonar irrespetuosa -comenzó Lyra- Pero no creo que ustede haya ido a Hogwarts, pero nosotros si y somos de la casa de Godric Gryffindor, es nuestra y de todos los de Gryffindor por derecho

-Y antes de pertenecer a Gryffindor, ¿de quién era? -replicó el duende.

-De nadie -respondió Ron- La hicieron para él, ¿no?

-¡No, no es cierto! -gritó el duende- ¡Otra vez la arrogancia de los magos! ¡Esa espada era de Ragnuk I, y Godric Gryffindor se la quitó! ¡Es un tesoro perdido, una obra maestra de la artesanía de los duendes, y nos pertenece! ¡La espada es el precio de mis servicios, lo toman o lo dejan!

-Tenemos que discutirlo, Griphook, si no te importa. ¿Nos concedes unos minutos?

Bajaron al vacío salón.

-Se está burlando de nosotros; no podemos permitir que se quede esa espada -dijo Ron.

-Si, pero queremos ir a Gringotts ¿no? -preguntó Lyra.

-Hermione, ¿es verdad que Gryffindor robó la espada?

-No lo sé -contestó ella- Muchas veces, la Historia de la Magia trata muy por encima lo que los magos han hecho a otras razas mágicas, pero, que yo sepa, no hay ningún texto que afirme que Gryffindor la robó.

-Debe de ser uno de esos cuentos de duendes sobre cómo los magos siempre intentan meterles goles -opinó Ron- Supongo que podemos considerarnos afortunados de que no nos haya pedido una varita.

Lyra solto una risotada que trato de disimular con una tos.

-Los duendes tienen buenos motivos para despreciar a los magos, Ron -dijo Hermione- En el pasado los han tratado muy mal.

-Pero ellos tampoco son precisamente unos conejitos suaves y sedosos,
¿verdad? -replicó Ron- Han matado a muchos magos y también han jugado sucio.

-De acuerdo, pero discutir con Griphook sobre cuál de las dos razas juega más sucio y con mayor violencia no va a convencerlo de que nos ayude, ¿no crees?

Guardaron silencio.

-Vale -soltó Ron- A ver qué les parece esto: le decimos que necesitamos la espada sólo para entrar en la cámara, y después que se la quede. Allí dentro hay una falsificación, ¿no? Pues damos el cambiazo y le entregamos la copia.

Lyra se burlo.

-Ron, no es idiota, se va a dar cuenta.

-Ya, pero podríamos largarnos antes de que se diera cuenta...

-O sea que le pedimos ayuda y luego lo traicionamos, ¿no? Eso es una canallada -explotó Hermione- ¿Y después dices que no entiendes por qué a los duendes no les gustan los magos?

-Durmió con Peter trece años, algo se le tenía quepegar -dijo Lyra riendo pero luego levanto las manos en señal de inocencia cuando Ron la miro mal- Era una broma.

-¿Qué solución propones tú?

-Tenemos que ofrecerle otra cosa, algo que tenga un valor equiparable.

-¡Ah, genial! Voy a buscar otra de nuestras antiguas espadas fabricadas por duendes y tú se la envuelves para regalo.

Volvieron a guardar silencio.

-Es posible que Griphook nos esté mintiendo -dijo Harry- Tal vez Gryffindor no robó esa espada. ¿Cómo sabemos que la versión de la historia que tienen los duendes es la correcta?

-¿Qué importa eso? -repuso Hermione.

-Para mí es importante, se trata de algo personal -dijo Harry- Le diremos que podrá quedarse la espada después de ayudarnos a entrar en la cámara, pero evitaremos decirle exactamente cuándo se la daremos.

-Harry, no podemos...

-Se la quedará cuando la hayamos utilizado para destruir todos los Horrocruxes. Me aseguraré de que entonces la recupere; cumpliré mi palabra.

Lyra sonrió.

-Mi novio es el maldito amo.

Volvieron al dormitorio pequeño y Harry planteó al duende la oferta en los términos acordados, sin determinar el momento de la entrega de la espada.

-¿Me das tu palabra, Harry Potter, de que si te ayudo me entregarás la espada de Gryffindor?

-Sí, te la doy.

-Entonces démonos la mano -ofreció el duende.

Harry le estrechó la mano.

-¡Bueno! ¡Manos a la obra!

Fue como planear otra vez la entrada en el ministerio, pasaron las semanas y en lo unico que podía pensar Lyra era en que de casualidad quizás podrían ver la cámara de los Black, en donde podría encontrar algún recuerdo valioso de su padre.

HABÍAN TERMINADO DE COMER CUANDO se oyó un fuerte golpe en la puerta de la calle y todos se volvieron hacia allí.

-¿Quién hay ahí? -gritó Bill.

-¡Soy yo, Remus John Lupin! -respondió una voz superando el bramido del viento- ¡Soy un hombre lobo, estoy casado con Nymphadora Tonks, y tú, el Guardián de los Secretos de El Refugio, me revelaste la dirección y me instaste a venir aquí en caso de emergencia!

Lyra sintió que sus ojos comenzaban a aguarse, no se había dado cuenta antes de cuanto había extrañado a Remus y esperaba que él no estuviera enojado por lo que le había dicho la última vez que lo vio.

-Lupin -murmuró Bill, y corrió hacia la puerta para abrirla de golpe.

Lupin se derrumbó en el umbral; envuelto en una capa de viaje y con el entrecano cabello muy alborotado, se lo veía muy pálido. No obstante, se enderezó, miró alrededor para ver quién había allí y entonces gritó:

-¡Es un niño! ¡Le hemos puesto Ted, como el padre de Dora!

Lyra y Hermione compartieron un grito antes de preguntar:

-¿Qué? ¿Que Tonks... que Tonks ha tenido el bebé?

-¡Sí, sí! ¡Ha tenido el bebé! -gritó Lupin.

Lyra se acercó a el con temor esperando que Remus le diera vuelta la cara pero el fue el primero en cortar la distancia para abrazarla.

-¡Ted Lupin! -chilló Lyra abrazando a Remus fuertemente- Estoy tan felíz por ti Remus. ¿Sabes que te mereces lo mejor, no? Te quiero.

-Tambien te quiero, Lyri y si es un niño -repitió Lupin y se separo de ella para abrazar a Harry- ¿Quieren ser los padrinos?

Lyra saltó en su lugar.

-Pense que nunca lo preguntarías -chillo con emoción- Voy a consentir a ese mocoso como no te imaginas.

-¿Y tu Harry? -preguntó Remus.

-Pues... sí, claro. Vaya...

Bill fue a buscar vino y Fleur intentó
convencer a Lupin para que se quedara a brindar con ellos.

-No puedo quedarme mucho rato, tengo que regresar -dijo el hombre- Gracias, gracias, Bill.

Bill no tardó en llenarles la copa a todos; formaron un corro y alzaron las copas.

-¡Por Teddy Remus Lupin -brindó Lupin- un gran mago en potencia!

Lyra se sintio estúpida cuando comenzó a llorar y Harry la abrazó.

-Ay, estoy tan felíz -exclamó mientras se limpiaba las lágrimas- Realmente esto es una buena notícia en toda la mierda que estamos viviendo.

Harry sonrióde costado y no la solto hasta que Lyra dejo de llorar.

-¿A quién se paguece? -preguntó Fleur.

-Yo creo que se parece a Dora, pero ella dice que es igual que yo. No tiene mucho pelo; al nacer lo tenía negro, pero al cabo de una hora ya se le había vuelto pelirrojo. Seguramente, a estas alturas ya debe de tenerlo rubio. Recuerdo que Lyra también lo tenia negro cuando nacio -vació la copa de un trago- Va, sólo una más.

Lyra volvio a chillar de alegria y saltó asustando a Harry.

-¡Es metamorfomago como yo!

-No, no. De verdad, tengo que marcharme -aseguró Lupin al fin, rehusando otra copa de vino- Adiós, adiós. Volveré dentro de unos días e intentaré traerles fotografías. Todos se alegrarán cuando les diga que los he visto...

Remus le dio un beso en la frente a Lyra antes de irse.

-¡Voy a ser la madrina de Ted! -dijo Lyra con emoción mientras abrazaba a Hermione- Ohh voy a ser tan buena con el, ¿Crees que me quiera?

Hermione solto una risa al notar lo emocionada que estaba su amiga.

-Cualquier persona que te conozca no puede evitar quererte.

Lyra sonrió.

-Le voy a enseñar sobre las criaturas y va a jugar con Polito...

La rubia suspiró, se sentia rara pero a la vez completamente felíz, era lo que había querido desde que se enteró que Tonks estaba embarazada.

Y luego penso, penso en su padre y su madre preguntandole a Remus si queria ser su padrino y no pudo evitar imaginar a su padre tan emocionado como lo estaba Remus.

Pero lo único que Lyra podía pensar ahora, era que queria ganar esta guerra para que Ted viviera felíz y ser una muy buena madrina tal y como Remus lo había sido para ella.

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