04 | muerte otra vez

:. CHAPTER FOUR .:.
( DEATH AGAIN )

HARRY TOMO LA MANO DE LYRA Y LA LLEVO A FUERA CON ÉL, Kingsley iba de un lado para otro a grandes zancadas y miraba el cielo cada vez que daba media vuelta.

Hagrid, Hermione y Lupin estaban de pie,hombro con hombro, mirando también el cielo.

Ninguno de ellos se volvió cuando Lyra y Harry y se les unieron en esa muda vigilancia.

Los minutos transcurrían con una lentitud insoportable. De repente, un leve susurro los sobresaltó, y todos se giraron para comprobar si se había movido algún arbusto o un árbol, con la esperanza de ver asomar entre su follaje, ileso, a otro miembro de la Orden.

De pronto, justo encima de sus cabezas se materializó una escoba y descendió como una centella.

-¡Son ellos! -exclamó Hermione.

Tonks aterrizó con un prolongado derrape, salpicando tierra y guijarros en todas direcciones.

-¡Remus! -gritó la bruja al mismo tiempo que se apeaba de la escoba. Tambaleándose, fue a abrazar a Lupin, quien, pálido y serio, era incapaz de articular palabra.

-¿Que hay de tu prima en algún grado? -se quejo Lyra sonriendo felíz de ver a Tonks.

Ron fue dando trompicones hacia Lyra, Harry y Hermione.

-¡Están bien! -balbuceó, antes de que Hermione se abalanzara sobre él y le
abrazara firmemente.

-Creí... creí...

-Estoy bien, -dijo Ron, palmeándole la espalda-. Estoy bien.

-Ron estuvo genial, -dijo Tonks cálidamente, renunciando a su agarre sobre Lupin y acercandose para abrazar a Lyra-. Maravilloso. Aturdió a uno de los mortifagos, directo en la cabeza, y cuando apuntas a un objetivo móvil en una escoba en vuelo...

-¿Lo hiciste? -dijo Hermione.

-Siempre el tono de sorpresa, -dijo él un poco gruñonamente, liberándose- ¿Somos los últimos en volver?

-No, con suerte que llegamos a las diez personas... ¿O somos menos? -preguntó Lyra soltandose del abrazo de Dora.

-¿Que los retuvo? ¿Qué pasó? -dijo Remus.

-Bellatrix, -dijo Tonks-. Me tenía tantas ganas a mí como a Harry y a Nix, Remus. Intentó con empeño matarme. Desearía haber podido alcanzarla, le debo una a Bellatrix. Pero definitivamente herí a Rodolphus... Entonces llegamos a la

Casa de la tia de Ron y perdimos nuestro traslador y ella se excitó mucho, preocupada por nosotros...

-¿Y que les pasó a ustedes? -preguntó Tonks, volviéndose hacia ellos.

Volvieron a relatar las historias de sus propios viajes, pero todo el tiempo la continua la ausencia de Bill, Fleur, Ojoloco, y Mundungus parecía extenderse sobre ellos como escarcha, su mordisco helado más y más duro e imposible de ignorar.

-No se ustedes pero a mi no me molestaria que Mundungus muriera, ese ser despreciable.

-¡Lyra! -la reto Remus a la vez que la rubia sonreia con inocencia y se escondia detras de Harry.

-Voy a tener que volver a Downing Street, debería haber estado allí hace una hora, -dijo finalmente Kingsley-. Diganme cuando vuelven.

Lupin asintió.

El Señor y la Señora Weasley llegaron corriendo por los escalones, con Merope y Ginny tras ellos. Ambos padres abrazaron a Ron antes de girarse hacia Lupin y Tonks.

-Gracias, -dijo la Señora Weasley- por nuestros hijos.

-No seas tonta, Molly, -dijo Tonks al instante.

-¿Cómo está George? -preguntó Lupin.

-¿Qué le pasa? -interrumpió Ron.

-Perdió...

Pero el final de la frase de la Señora Weasley se vio ahogado por una exclamación general. Un thestral acababa de entrar volando en el campo de visión y aterrizó a unos pocos metros de ellos. Bill y Fleur se deslizaron de su lomo, azotados por el viento pero ilesos.

-¡Bill! Gracias a Dios, gracias a Dios.

-Ojoloco está muerto.

Nadie habló, nadie se movió. Y Lyra se arrepintió internamente por bromear con la muerte de Mundungus.

-Lo vimos, -dijo Bill. Fleur asintió- Ocurrió justo después de que rompieramos el círculo. Ojoloco y Dung estaban cerca de nosotros, se dirigían hacia el norte también. Voldemort... puede volar... fue directamente a por ellos. Dung cedió al pánico, le oí gritar, Ojoloco intentó detenerle, pero desapareció. La maldición de Voldemort dio a Ojoloco de lleno en la cara, cayó hacia atrás de su escoba y... no hubo nada que pudieramos hacer, nada, teníamos a media docena de ellos a nuestra cola...

La voz de Bill se rompió.

-Por supuesto que no podrías haber hecho nada -dijo Lupin.

Todos se quedaron de pie mirándose unos a otros. Harry no podía entenderlo del todo. En silencio siguieron al Señor y la Señora Weasley de vuelta a la Madriguera, y al salón, donde Fred y George estaban riendo juntos.

-¿Qué pasa? -dijo Fred, estudiando sus caras mientras entraban-. ¿Qué ha
pasado? ¿Quién...?

-El viejo loco esta muerto -informó Lyra.

Bill se acercó al aparador y sacó una botella de whisky de fuego y algunos
vasos.

-Aquí tienen -dijo, y con un ondeo de su varita, envió los vasos a volar por la habitación hacia cada uno de ellos.

-Por Ojoloco.

-Por Ojoloco, -dijeron todos, y bebieron.

-Por Ojoloco -repitió Harry, un poco tarde, con un hipo.

-¿Así que Mundungos desapareció? -dijo Lupin.

-Ese estúpido -se quejo Lyra mientras apoyaba su vaso en un mueble.

-Sé lo que están pensando, -dijo Bill- Y yo me lo pregunté también, de camino aquí, que parecían estar esperándonos, ¿verdad? Pero Mundungus no puede habernos traicionado. No sabían que habría ocho Harry, eso les confundió en el momento en que aparecimos, y por si lo has olvidado, fue Mundungus quien sugirió esa pequeña treta. ¿Por qué no iba a contarle la clave del plan? Creo que Dung cedió al pánico, es tan simple como eso. No quería venir en primer lugar, pero Ojoloco le obligó, y Quien-tú-ya-sabes fue directamente a por ellos. Eso es suficiente como para que cualquiera entre en pánico.

-Quien-tu-ya-sabes actuó exactamente como Ojoloco esperaba de él, -resopló Tonks-. Ojoloco dijo que él esperaría que el auténtico Harry estuviera con el más duro y hábil de los Aurores. Perseguiría a Ojoloco primero, y cuando Mundungus les decepcionara iría a por Kingsley o por Lyra...

-Si, y todo eso está muy bien, -exclamó Fleur- Pero todavía no explica como
sabían que tgasladabamos a Haggy esta noche, ¿verdad? Alguien debe habegles alegtado. A alguien se le escapó la fecha ante un desconocido. Esa es la única explicación para que supiegan la fecha pero no todo el plan.

-No -dijo Harry en voz alta, y todos le miraron sorprendido-. Quiero decir... si alguien cometió un error, y se le escapó algo, sé que no tenía intención de que así fuera. No es culpa de nadie -repitió de nuevo- Tenemos que confiar los unos en los otros. Yo confío en todos ustedes, no creo que nadie en esta habitación me vendiera nunca a Voldemort.

-Yo podria hacerlo -comento Lyra soltando una risita para alegrar el ambiente.

Harry sonrio y paso su brazo por los hombros de la chica.

-Odio decir esto, pero tu preferirias morir antes que traicionarme, te conozco eres igual que Sirius -le susurro Harry.

Todos miraron a Harry.

-Bien dicho, Harry, -dijo Fred.

-Si, oído, oído, -dijo George con una mirada de reojo a Fred cuya comisura de la boca estaba retorcida.

-¿Crees que soy un tonto? - le preguntó Harry a Remus por como lo miraba.

-No, creo que eres como James, -dijo Lupin- Que habría considerado una absoluta deshonra recelar de sus amigos.

Lyra puso los ojos en blanco.

-Hay trabajo que hacer. Puedo pedírselo a Kingsley si...

-No -dijo Bill al instante-. Yo lo haré, iré.

-¿Qué hacen? -dijeron Tonks y Fleur juntas.

-El cuerpo de Ojoloco, -dijo Lupin-. Tenemos que recuperarlo.

-¿No puede...? -empezó la Señora Weasley con una mirada invitadora hacia Bill.

-¿Esperar? -dijo Bill-. No a menos que prefieras que los mortifagos se lo lleven.

-Un muerto esperando, ¿Por lo menos no va a morir de aburrimiento...? -Harry la miro claramente pidiendo que guardara silencio- Eres un chiste, Potty.

Lupin y Bill dijeron adios y salieron.

El resto se dejó caer en sillas, todos excepto Harry, que permaneció de pie.

-Yo tengo que irme también, -dijo Harry.

-Si, de aqui a la cama -se burlo Lyra.

-No seas tonto, Harry, -dijo la Señora Weasley-. ¿De qué estás hablando?

-No puedo quedarme aquí. Todos estáis en peligro mientras yo esté aquí. No quiero...

-¡No seas tan tonto! -dijo la Señora Weasley-. El objetido de todo lo de esta noche era traerte aquí a salvo, y gracias a Dios funcionó. Y Fleur ha estado de acuerdo en casarse aquí en vez de en Francia, arreglaremos algo para que podamos quedarnos todos juntos y vigilarte...

-Si Voldemort averigua que estoy aquí...

-¿Pero por qué iba a hacerlo? -preguntó el Señor Weasley.

-Hay una docena de lugares en los que podrías estar ahora, Harry, -dijo el Señor Weasley-. No tiene forma de saber en que casa segura estás.

-¡No es por mí por quien estoy preocupado! -dijo Harry.

-Eso lo sabemos, -dijo el Señor Weasley-, pero haría que nuestros esfuerzos de esta noche parecieran bastante inútiles si te marcharas ahora.

-Tú no vas a ninguna parte, -gruñó Hagrid-. Caray, Harry, ¿después de todo lo que hemos pasado para traerte aquí?

-¿Si, qué hay de mi oreja sangrante? -dijo George, incorporándose en los cojines.

-¿Si, que hay del loco muerto? -siguió Lyra mirando fijamente a su novio.

-Lo sé...

-Ojoloco no querría...

-¡LO SÉ! -gritó Harry a pleno pulmón.

-¿Dónde está Hedwig, Harry? -dijo la señora Weasley luego del silencio- Podemos ponerla con Pidwidgeon y darle algo de comer.

Lyra hizo una mueca mientras miraba a la mujer pelirroja, se llevo un dedo a la boca en señal para que guardara silencio.

-Espera a que la gente se entere de que lo hiciste de nuevo, Harry, -dijo Hagrid-¡Escapar de él, luchar con él cuando estaba justo encima de nosotros!

-No fui yo, -dijo Harry-. Fue mi varita. Mi varita actuó por su cuenta.

-Pero eso es imposible, Harry. Quieres decir que hiciste magia sin pretenderlo; reaccionaste instintivamente -dijo Hermione.

-No -siguió Harry-. La moto estaba cayendo, yo no podía decir donde estaba Voldemor, pero mi varita giró en mi mano y le encontró y le disparó un hechizo, ni siquiera fue un hechizo que yo reconociera. Nunca antes había hecho que aparecieran llamas doradas.

-Con frecuencia -dijo el Señor Weasley-, cuando estamos en una situación bajo presión podemos producir magia con la que nunca habríamos soñado. Los niños pequeños lo averiguan a menudo, antes de ser entrenados.

-No fue así, -dijo Harry, murmurando algo sobre tomar aire fresco, dejó el vaso y abandonó la habitación.

Lyra le sonrio a los demás antes de levantarse.

-Problemas en el paraíso -dijo antes de salir seguida de Ron y Hermione.

Cuando saliron vieron a Harry, tirado en el suelo mientras gritaba.

Lyra se acerco corriendo hasta el.

-¿James? -preguntó con preocupación mientras lo ayudaba a levantarse.

-Harry, vuelve a entrar en casa, -susurró Hermione-. ¿Todavía estás pensando en marcharte?

-Si, tienes que quedarte, colega, -dijo Ron, aporreando a Harry en la espalda.

-¿Estás bien? -preguntó Lyra- Estas horrible y dejame decirte que ningún novio mio puede tener este aspecto... Creo que me voy a quedar con George.

-Bueno, -dijo Harry temblorosamente- Probablemente me veo mejor que Ollivander...

Cuando terminó de contarles lo que había visto, Ron parecía consternado, Lyra se había quedado sorprendida, pero Hermione estaba categóricamente aterrorizada.

-¡Pero se suponía que había parado! Tu cicatriz... ¡se suponía que ya no hacía esto! No debes dejar que la conexión se abra de nuevo... ¡Dumbledore quería que cerraras tu mente! ¡Harry, está tomando el Ministerio y los periódicos y la mitad del mundo mágico! ¡No dejes que se meta en tu cabeza también!

-Esta bien, Herms. Ahora entramos -le prometió Lyra.

-¿Seguros? -preguntó Ron.

-¡Si, pelirrojo! Era una indirecta para que nos dejaras solos.

Ron sonrio y se fue junto con Hermione.

-¿Me vas a cambiar por George? -preguntó Harry mirando por donde sus amigos se habían ido.

-Lo voy a pensar, porque hasta ahora hay un azabache de ojos claros que hace que mi estomago se sienta raro -le dijo sonriendo- Y no son pedos...

Harry solto una risa.

-Asi me gusta verte -admitió Lyra- Me gusta mucho tu sonrisa.

-Y a mi la tuya.

-Ah, no, buscate tu propia forma de coquetear -le dijo sonriendo mientras ambos comenzaban a caminar.

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