02 | tengo ocho chicos

.:. CHAPTER TWO .:.
( I HAVE EIGHT BOYS )

EL VIAJE A LA CASA DE LOS TÍOS DE HARRY, había sido, para Lyra, la mejor experiencia de su vida.

La rubia le había prestando a Hagrid su moto con la excepción de que el guardián de las llaves fuera en el sidecar en su viaje de ida.

Hagrid y todos los miembros de la orden no habían estado de acuerdo, además de que el semigigante no entraba en el sidecar.

Pero Lyra se quejo y puso mala cara hasta que termino por convencer a todos, siempre le había servido con Sirius.

Con un hechizo agrandaron el sidecar y Hagrid pudo entrar bien. Claro, no sin antes reforzar un poco a la moto.

Ron que últimamente había estado extramadame compinche con la rubia, haciendo bromas obscenas desde que Lyra había llegado a la madriguera; pidió viajar con Lyra en la moto.

Asi que para cualquier miembro de la orden, el viaja de Lyra Black había sido un desastre. Pero la rubia estaba orgullosa y abrazo a Ron por los hombros cuando bajaron de la moto.

Pero la rubia solto a Ron cuando vio a Harry salir por la puerta trasera de su casa.

El azabache le sonrio a Lyra antes de abrazarla y hacerla girar un poco. La ojigris solto una risa antes de dejarle un beso cerca del oido.

-¿Todo bien, Harry? -preguntó Hagrid mirandolos con una sonrisa- ¿Listo para pirarte?

-Ya lo creo -respondió sonriéndoles a todos- Pero... ¡no esperaba que vinieran tantos!

-Ha habido un cambio de planes -gruñó Ojoloco- Pongámonos a cubierto y luego te lo explicaremos todo.

Harry los guió hasta la cocina sin soltar la mano de la rubia mientras ella y Ron le contaban sobre el viaje.

-Creía que estabas protegiendo al primer ministro muggle, Kingsley -comentó Harry pasando su brazo detrás de la espalda de Lyra para atraerla más a él.

-Puede pasar sin mí por una noche. Tú eres más importante.

-¿Has visto esto, Harry? -dijo Tonks, encaramada en la lavadora, y agitó la
mano izquierda mostrándole el anillo que lucía en un dedo.

-¡Si! Nix me ha contado -dijo Harry sonriendo.

Lyra solto una risa.

-¡No me aguante! Estaba tan feliz por ustedes.

-Lamento que no pudieras asistir a la boda, Harry. Fue una ceremonia muy
discreta.

-No importa Nix me conto todos los detalles, ¡Felici...!

-Bueno, bueno, más adelante ya habrá tiempo para cotilleos -intervino Moody- Como supongo que te habrá contado Dedalus, hemos tenido que desechar el plan A, puesto que Pius Thicknesse se ha pasado al otro bando. Por consiguiente, nos hallamos ante un grave problema. Ha amenazado con encarcelar a cualquiera que conecte esta casa a la Red Flu, ubique un traslador o entre o salga mediante Aparición. Y todo eso lo ha hecho, en teoría, para protegerte e impedir que Quien-tú-sabes venga a buscarte, aunque no tiene sentido, porque el encantamiento de tu madre ya se encarga de esas funciones. Lo que ha hecho en realidad es impedir que salgas de aquí de forma segura.

»Segundo problema: eres menor de edad, y eso significa que todavía tienes activado el Detector.

-¿El Detector? No...

-¡El Detector, el Detector! -repitió Ojoloco, impaciente, Lyra se hizo burla compartiendo una risita poco disimulada con Fred- ¡Black controlate! El encantamiento que percibe las actividades mágicas realizadas en torno a los menores de diecisiete años, y que el ministerio emplea para descubrir las infracciones del Decreto para la moderada limitación de la brujería en menores de edad. Si alguno de nosotros hiciera un hechizo para sacarte de aquí, Thicknesse lo sabría, y también los mortífagos.

»Pero no podemos esperar a que se desactive el Detector, porque en cuanto cumplas los años perderás toda la protección que te proporcionó tu madre. Resumiendo: Pius Thicknesse cree que te tiene totalmente acorralado.

-¿Y qué vamos a hacer?

-Utilizaremos los únicos medios de transporte que nos quedan, los únicos que el Detector no puede descubrir, porque no necesitamos hacer ningún hechizo para utilizarlos: escobas, thestrals y la motocicleta de Black.

-Mi amada motocicleta -dijo Lyra con aire soñador- Hagrid si tiene algún rasguño...

-Veamos -siguió- El encantamiento de tu madre sólo puede romperse si se dan dos circunstancias: que alcances la mayoría de edad, o que ya no llames hogar a esta casa. Tus tíos y tú van a tomar distintos caminos esta noche, conscientes de que nunca volveran a vivir juntos, ¿correcto? -Harry asintió- De modo que esta vez, cuando te marches, ya no podrás regresar, y el encantamiento se romperá apenas salgas de su radio de
alcance. Así pues, hemos decidido romperlo antes de hora, porque la otra opción es esperar a que Quien-tú-sabes venga aquí y te capture el día de tu cumpleaños.

»Lo único que tenemos a nuestro favor es que Quien-tú-sabes ignora que vamos a trasladarte esta noche, porque hemos dado una pista falsa al ministerio: creen que no te marcharás hasta el día treinta. Sin embargo, estamos hablando de Quien tú-sabes, así que no podemos fiarnos simplemente de que él tenga la fecha equivocada; seguro que hay un par de mortífagos patrullando el cielo por esta zona, por si acaso. Por eso les hemos dado la mayor protección a una docena de casas diferentes. Todas parecen un buen sitio donde esconderte y todas tienen alguna relación con la Orden: mi propia casa, la de Kingsley, la de tía Muriel... Me sigues, ¿verdad?

-Sí... sí -contestó Harry.

-Muy bien. Pues irás a la casa de los padres de Tonks. Cuando te encuentres dentro de los límites de los sortilegios protectores que hemos puesto en esa casa, podrás utilizar un traslador para llegar a La Madriguera. ¿Alguna pregunta?

-Pues... sí. Quizá al principio ellos no sepan a cuál de las doce casas seguras voy a ir, pero ¿no resultará evidente cuando... vean a dieciséis personas volando hacia la casa de los padres de Tonks?

-¡Vaya -masculló Moody- se me ha olvidado mencionar la clave fundamental! Es que no verán a dieciséis personas volando hacia la casa de los padres de Tonks, porque habrá ocho Harry Potters surcando el cielo esta noche, cada uno con un acompañante, y cada pareja se dirigirá a una casa segura diferente.

Moody sacó de su capa un frasco que contenía un líquido parecido al barro.

-¡No! -gritó Harry y Lyra se alejo del chico tapandose el oido- ¡Ni hablar!

-Ya les advertí que te lo tomarías así -intervino Hermione con un deje de
autocomplacencia.

-¡Si creen que voy a permitir que siete personas se jueguen la vida...!

-Como si fuera la primera vez que lo hacemos -terció Ron.

-¡Esto es diferente! ¡Hacerse pasar por mí, vaya idea!

-Mira, a nadie le hace mucha gracia, Harry -dijo Fred- Imagínate que algo sale mal y nos quedamos convertidos en unos imbéciles canijos y con gafitas para toda la vida.

-No podran hacerlo si yo no coopero. Necesitan pelo de mi cabeza.

-¡Vaya! Eso echa por tierra nuestro plan -intervino George- Es evidente que no hay ninguna posibilidad de que entre todos te arranquemos unos cuantos pelos.

-Ooh -dijo Lyra con fingida tristeza- Lástima que Harry no se diera cuenta -mostro el cabello que le habia arrancado sin que el chico se diera cuenta.

-¡Nix! -se quejo Harry al mismo tiempo que la rubia se acercaba a Moody para meter los cabellos en el frasco.

En cuanto entraron en contacto con aquella poción semejante al barro, ésta produjo espuma y humo, y de repente se tornó de un color dorado, limpio y brillante.

-¿De que color sera el mio? -preguntó Lyra apoyando su brazo en el hombro de Fred- ¿Rojo quizas?

-Yo digo que Azul -siguió Fred.

-Tu Nix no tienes que tomar la poción -intervino Harry mirando a la rubia- Ya sabes porque eres metamorfomaga.

Lyra y Tonks compartieron una sonrisa.

-Si, pero esta vez no me voy a convertir en ti, sigo siendo yo, hermosa y única -dijo la ojigris- Voy a estay llevando a Mer, porque creimos que seria algo raro que la novia de Potty no este buscando a su chico.

-Muy bien. Que los falsos Potters se pongan en fila aquí -indicó Moody.

Ron, Hermione, Merope, Fred, George y Fleur formaron una fila.

-Falta uno -observó Lupin.

-Está aquí -indicó Hagrid con aspereza.

Levantó a Mundungus por la nuca y lo puso al lado de Fleur, que arrugó la nariz sin disimulo y se colocó entre Fred y George.

-Ya se los dije, prefiero ir de escolta -protestó Mundungus.

-Cállate -ordenó Moody- Como ya te he explicado, gusano asqueroso, si nos
encontramos a algún mortífago, éste intentará capturar a Potter, pero no matarlo. Dumbledore siempre dijo que Quien-tú-sabes quería acabar con Potter personalmente. Así pues, los que corren mayor riesgo son los escoltas, porque a ellos los mortífagos sí intentarán matarlos.

Harry miro a Lyra con preocupación pero la rubia le guiño un ojo sin darle mucha importancia.

Moody saco media docena de copitas y, tras verter en ellas un poco de poción multijugos, se las fue dando a cada uno.

-Vamos, todos a un tiempo...

Ron, Hermione, Merope, Fred, George, Fleur y Mundungus bebieron. En cuanto tragaron la poción se pusieron a hacer muecas y dar boqueadas, y a continuación las facciones se les deformaron y les borbotearon como si fueran de cera caliente.

Moody se puso a desatar los nudos de los voluminosos sacos que había llevado consigo.

-Aquí tengo ropa de talla más pequeña para aquellos a los que se les haya
quedado un poco amplia -dijo Moody- y viceversa. No se olviden de las gafas: hay siete pares en el bolsillo lateral. Y cuando se hayan vestido, en el otro saco encontraran el equipaje.

Lyra solto una carcajada que llamo la atención de todos.

-Se supone que ahora tengo ocho novios, oh por Dumbledore, es un récord.

Cuando todos empezaron a desnudarse, Lyra no pudo evitar silbar mientras sonreia.

-No miren mucho señoritas, que ese cuerpo me pertenecer.

-Lyra -dijo Harry acercándose a ella con las mejillas coloradas.

La rubia solto una risita y le dio un beso, segura de que ese era su Harry.

-Solo admiro el arte.

-Estupendo -murmuró Moody cuando por fin ocho Harrys vestidos, con gafas y cargados con el equipaje se colocaron ante él- Las parejas serán las siguientes: Mundungus viajará conmigo, en escoba...

-¿Por qué tengo que ir yo contigo? -gruñó.

-Porque eres el único del que no me fío -le espetó Moody- Arthur y Fred...

-Yo soy George -aclaró el gemelo al que Moody estaba señalando- ¿Tampoco nos distingues cuando nos hacemos pasar por Harry?

-La verdad que no, pero ahora puedo decir que son muy lindos.

-Perdona, George...

-¡Ja! Sólo te estaba tomando el pelo. Soy Fred.

-¡Basta de bromas! -gruñó Moody- El otro (George, Fred o quienquiera que sea) va con Remus. Señorita Delacour...

-Yo llevaré a Fleur en un thestral -se adelantó Bill- No le gustan las escobas. Fleur se puso al lado de su prometido y le dirigió una mirada sumisa y sensiblera.

-La señorita Granger irá con Kingsley, también en thestral. La señorita Rowle irá con Black en thestral también.

Merope se acerco hasta Lyra quien le sonrió. Lyra estaba más contenta de lo esperado en un momento asi, ya que era la primera vez que iba a montar un thestral.

-¡Sólo quedamos tú y yo, Ron! -exclamó Tonks.

-Y tú vienes conmigo, Harry. ¿Te parece bien? -dijo Hagrid- Iremos en la motocicleta, porque ni las escobas ni los thestrals soportan mi peso. Pero tendrás que viajar en el sidecar.

Harry que ya habia ido bastante veces en la moto de Lyra asintio.

-Genial.

-Creemos que los mortífagos supondrán que vas en escoba -explicó Moody- Snape ha tenido mucho tiempo para contarles hasta el mínimo detalle sobre ti, así que si tropezamos con alguno de ellos, lo lógico es que persiga al Potter que dé la sensación de ir más cómodo encima de la escoba. Muy bien -murmuró- Faltan unos tres minutos para partir. No tiene sentido que cerremos la puerta, porque eso no impedirá entrar a los mortífagos cuando vengan a buscarte. ¡Vamos!

Lyra y Merope se fueron con los demás hasta el jardín trasero, la rubia se despidió de su moto de forma exagerada. Lyra ayudo a Merope a subirse a el thestral, la ojigris se sentia con más confianza.

-¡Atención! -dijo Moody- Todo el mundo preparado, por favor. Quiero que salgamos todos al mismo tiempo, o la maniobra de distracción no servirá para nada.

Las cuatro parejas que iban a viajar en escoba montaron en ellas.

-Sujétate fuerte, Ron -aconsejó Tonks.

-Es hora de matar a estos hijos de...

-¡Black no creeas que no te escuche! -grito Moody mientras que la rubia sonreía con inocencia- ¡Nada de maldiciones imperdonables a menos que sea necesario!

-No le digas eso -se quejo Lupin- Para Lyra todo es necesario.

-¡Buena suerte a todos! -gritó Moody- Nos veremos dentro de una hora en La Madriguera. ¡Contaré hasta tres! ¡Uno... dos... TRES!

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