.:. CHAPTER THIRTY-EIGHT .:.
( I LOVE YOU )
-TENEMOS DIEZ MINUTOS PARA REGRESAR a la enfermería sin ser vistos. Antes de que Dumbledore cierre la puerta con llave.
Entraron por la puerta que tenían detrás y bajaron una estrecha escalera de caracol. Al llegar abajo oyeron voces. Se arrimaron a la pared y escucharon.
Parecían Fudge y Snape. Caminaban aprisa por el corredor que comenzaba al pie de la escalera.
-... Sólo espero que Dumbledore no ponga impedimentos -decía Snape- ¿Le darán el Beso inmediatamente?
-En cuanto llegue Macnair con los dementores. Todo este asunto de
Black ha resultado muy desagradable. No tiene ni idea de las ganas que tengo de decir a El Profeta que por fin lo hemos atrapado. Supongo que querrán entrevistarle, Snape... Y en cuanto el joven Harry vuelva a estar en sus cabales, también querrá contarle al periódico cómo usted lo salvó.
-Odio a Snape con toda mi alma -dijo Lyra.
Cuando se asegurarse de que estaban lejos y echaron a correr en dirección opuesta. Bajaron una escalera, luego otra, continuaron por otro corredor y oyeron una carcajada delante de ellos.
-¡Peeves! -susurró Harry- ¡Entremos aquí!
Entraron en un aula vacía que encontraron a la izquierda.
Aguardaron a que la risa malvada de Peeves se perdiera en la distancia.
Entonces salieron del aula y volvieron a correr.
Llegaron al pasillo en que se hallaba la enfermería. Siguieron por el corredor cautelosamente. La puerta se abrió. Vieron la espalda de Dumbledore.
-Les voy a cerrar con llave -le oyeron decir- Son las doce menos cinco.
Señorita Granger; tres vueltas deberían bastar. Buena suerte.
Dumbledore salió de espaldas de la enfermería, cerró la puerta y sacó la
varita para cerrarla mágicamente. Asustados, ellos se apresuraron. Dumbledore alzó la vista y una sonrisa apareció bajo el bigote largo y plateado.
-¿Bien? -preguntó en voz baja.
-¡Lo hemos logrado! -dijo Harry- Sirius se ha ido montado en
Buckbeak...
Dumbledore les dirigió una amplia sonrisa.
-Bien hecho. Creo... -escuchó atentamente por si se oía algo dentro de la enfermería- Sí, creo que ya no n ahí dentro. Entren. Les cerraré.
Entraron en la enfermería. Estaba vacía, salvo por lo que se refería a Ron, que permanecía en la cama. Después de oir la cerradura, se metieron en sus camas.
Un instante después, la señora Pomfrey volvió de su oficina con paso enérgico.
-¿Ya se ha ido el director? ¿Se me permitirá ahora ocuparme de mis
pacientes?
-Bueno, yo no lo veo por aqui -dijo Lyra de muy buen humor.
Oyeron un rugido furioso, procedente de algún distante lugar por encima de la enfermería.
-¿Qué ha sido eso? -dijo alarmada la señora Pomfrey.
Oyeron voces de enfado, cada vez más fuertes. La señora Pomfrey no
perdía de vista la puerta.
-¡Hay que ver! ¡Despertarán a todo el mundo! ¿Qué creen que hacen?
-Debe de haber desaparecido, Severus. Tendríamos que haber dejado a alguien con él en el despacho. Cuando esto se sepa...
-¡NO HA DESAPARECIDO! -bramó Snape, muy cerca de ellos- ¡UNO
NO PUEDE APARECER NI DESAPARECER EN ESTE CASTILLO! ¡POTTER Y BLACK TIENE ALGO QUE VER CON ESTO!
-Sé razonable, Severus. Están encerrados.
La puerta de la enfermería se abrió de golpe. Fudge, Snape y Dumbledore
entraron en la sala con paso enérgico.
-¡CONFIESEN! -vociferó- ¿QUÉ ES LO QUE HAN HECHO?
-¡Profesor Snape! -chilló la señora Pomfrey- ¡contrólese!
-Por favor, Snape, sé razonable -dijo Fudge- Esta puerta estaba cerrada con llave. Acabamos de comprobarlo.
-¡LE AYUDARON A ESCAPAR, LO SÉ! -gritó Snape, Lyra sonrio- ¿QUE TE PARECE DIVERTIDO, BLACK?
-¿Que no puedo estar feliz? -preguntó aun sin borrar la sonrisa- Es mi padre después de todo, no me hubiese gustado que le dieran el beso del dementor.
-¡Tranquilícese, hombre! -gritó Fudge- ¡Está diciendo tonterías!
-¡NO CONOCE A ESTOS DOS! -gritó Snape- ¡LO HICIERON ELLOS!
-Ya vale, Severus -dijo Dumbledore con voz tranquila- Piensa lo que
dices. Esta puerta ha permanecido cerrada con llave desde que abandoné la enfermería, hace diez minutos. Señora Pomfrey, ¿han abandonado estos alumnos sus camas?
-¡Por supuesto que no! -dijo ofendida la señora Pomfrey- ¡He estado con ellos desde que usted salió!
-Ahí lo tienes, Severus -dijo Dumbledore con tranquilidad- A menos que crea que Harry, Lyra y Hermione son capaces de encontrarse en dos lugares al mismo tiempo, me temo que no encuentro motivo para seguir molestándolos.
Snape se quedó allí, enfadado, apartando la vista de Fudge, que parecía totalmente sorprendido por su comportamiento, y dirigiéndola a Dumbledore, cuyos ojos brillaban tras las gafas. Snape dio media vuelta (la tela de su túnica produjo un frufrú) y salió de la sala de la enfermería como un vendaval.
-Su colega parece perturbado -dijo Fudge, siguiéndolo con la vista- Yo
en su lugar; Dumbledore, tendría cuidado con él.
-Son sus ataques de diva -dijo Lyra- Le pasan seguido.
-Sólo que acaba de sufrir una gran decepción.
-¡No es el único! -repuso Fudge- ¡El Profeta va a encontrarlo muy divertido! ¡Ya lo teníamos arrinconado y se nos ha escapado entre los dedos! Sólo faltaría que se enterasen también de la huida del hipogrifo, y seré el hazmerreír. Bueno, tendré que irme y dar cuenta de todo al Ministerio...
-¿Y los dementores? -le preguntó Dumbledore- Espero que se vayan
del colegio.
-Sí, tendrán que irse -dijo Fudge-
Nunca creí que intentaran darle el Beso a unos niños inocentes..., estaban totalmente fuera de control. Esta noche volverán a Azkaban. Tal vez deberíamos pensar en poner dragones en las entradas del colegio...
-Eso le encantaría a Hagrid -dijo Dumbledore.
Cuando él y Fudge dejaron la enfermería, la señora Pomfrey corrió hacia la puerta y la volvió a cerrar con llave. Murmurando entre dientes, enfadada, volvió a su despacho.
Se oyó un leve gemido al otro lado de la enfermería. Ron se acababa de
despertar. Lo vieron sentarse, rascarse la cabeza y mirar a su alrededor.
-¿Qué ha pasado? -preguntó- ¿Harry? ¿Qué hacemos aquí? ¿Dónde está Sirius? ¿Dónde está Lupin? ¿Qué ocurre?
-Explícaselo tú -dijo Harry mirando a Hermione.
Lyra se tiro felíz sobre Harry.
-Cuando todo esto termine vamos a vivir juntos -dijo feliz- Vamos a ser como hermanos.
La rubia se levanto sonriendo sin darse cuenta la mueca que hizo Harry.
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CUANDO DEJARON LA ENFERMERIA salieron a recorrer los terrenos del colegio. Hasta que vieron a Hagrid.
-Ya sé que no debería alegrarme después de lo sucedido la pasada
noche -dijo- Me refiero a que Black se volviera a escapar y todo eso... Pero
¿a que no adivinan..?
-¿Qué?
-Buckbeak. ¡Se escapó! ¡Está libre!
-¡Eso es estupendo! -dijo Hermione.
-Pensé que podía tropezarse por ahí con el profesor Lupin. Pero Lupin dice que anoche no comió nada.
-¿Cómo?
-Caramba, ¿no lo han oído? Snape se lo ha revelado esta mañana a todos los de Slytherin. Creía que a estas alturas ya lo sabría todo el mundo: el profesor Lupin es un hombre lobo. Y la noche pasada anduvo suelto por los terrenos del colegio. En estos momentos está haciendo las maletas, por supuesto.
-Tengo que ir a verlo -dijo la rubia.
-Voy contigo -Harry la sigio.
La puerta del despacho de Lupin estaba abierta.
-Los he visto venir -dijo Lupin sonriendo. Señaló el pergamino sobre el que estaba inclinado. Era el mapa del merodeador.
-¿Renunciaste? -preguntó Lyra directamente.
-Me temo que sí -contestó Lupin.
-¿Por qué? -preguntó Harry- El Ministerio de Magia no lo creerá
confabulado con Sirius, ¿verdad?
-No. El profesor Dumbledore se las ha arreglado para convencer a Fudge
de que intenté salvaros la vida. Ha sido el colmo para Severus. Creo que ha sido muy duro para él perder la Orden de Merlín. Así que él... por
casualidad... reveló esta mañana en el desayuno que soy un licántropo.
-Mañana a esta hora empezarán a llegar las lechuzas enviadas por los
padres. No consentirán que un hombre lobo dé clase a sus hijos,
-Al demonio con esos padres..¡No te puedes ir, Lunático! -dijo Lyra empujando a Harry para pasar y abrazar a Remus.
-¡Es usted el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido nunca! -siguió Harry.
-Ya no soy profesor de ustedes, así que no me siento culpable por devolverles esto. A mí ya no me sirve. Y Lyra estoy seguro que te va a servir.
La rubia sonrio, agarro el mapa y lo guardo.
Alguien llamó a la puerta. Era el profesor Dumbledore.
-Tu coche está en la puerta, Remus -anunció.
-Gracias, director.
Lupin cogió su vieja maleta.
-Bien. Adiós, -dijo sonriendo- Señor director; no hay necesidad de que me acompañe hasta la puerta. Puedo ir solo.
Lyra salio detras de Remus dejando solo a Harry con Dumbledore.
-¿Vamos a seguir en contacto verdad? -preguntó Lyra.
-Si, ahora que recupere la relación padrino ahijada no voy a abandonarla asi de facil -dijo Remus- Te prometo que te voy a mandar cartas y quiza te visite en la casa de tus abuelos.
-Te voy a estar esperando, Lunatico. Y te voy a extrañar.
-Y yo.
-¡Y TAMBIÉN TE QUIERO! -grito la rubia cuando Remus ya estaba más lejos.
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