35 | dementores

.:. CHAPTER THIRTY-FIVE .:.
( DEMENTORS )

CROOKSHANKS BAJABA LAS ESCALERAS EN CABEZA DE LA COMITIVA. Lupin, Pettigrew y Ron lo seguían, como si participaran en una carrera. Detrás iba el profesor Snape, flotando de manera fantasmal, tocando cada peldaño con los dedos de los pies y sostenido en el aire por su propia varita, con la que Sirius le apuntaba, Lyra iba al lado de su padre. Harry y Hermione cerraban la marcha.

-¿Saben lo que significa entregar a Pettigrew? -le dijo Sirius a Lyra y a Harry.

-Que tú quedarás libre -respondió Harry

-Sí... -dijo Sirius- No sé si te lo ha dicho alguien, pero yo también soy tu padrino.

-Sí, ya lo sabía. Y Venus era mi madrina -dijo Harry.

Sirius sonrio tristemente al escuchar su nombre.

-Bueno, tus padres me nombraron tutor tuyo -dijo Sirius- por si les sucedía algo a ellos... Por supuesto
comprendo que prefieras seguir con tus tíos. Pero... medítalo. Cuando mi
nombre quede limpio... si quisieras cambiar de casa...

-¿Qué? ¿Vivir contigo? -preguntó Harry- ¿Abandonar a los Dursley?

-Bueno, con Lyra y conmigo -aclaró Sirius.

-¡Por supuesto que quiero abandonar a los Dursley! -dijo Harry golpeándose accidentalmente la cabeza contra una piedra que sobresalía del techo- ¿Tienes casa? ¿Cuándo me puedo mudar?

Sirius se volvió hacia él. La cabeza de Snape rascó el techo, pero a Sirius no le importó.

-¿Quieres? ¿Lo dices en serio?

-¡Sí, muy en serio!

No volvieron a hablar hasta que llegaron al final del túnel.

Crookshanks salió el primero, disparado. Evidentemente había apretado con la zarpa el nudo del tronco, porque Lupin, Pettigrew y Ron salieron sin que se produjera ningún rumor de ramas enfurecidas.

Sirius hizo salir a Snape por el agujero y luego se detuvo para ceder el paso a su hija, después salieron Harry y Hermione.

Sin decir una palabra, emprendieron el camino.

-Un paso en falso, Peter; y... -dijo Lupin delante de ellos, amenazador;
apuntando con la varita al pecho de Pettigrew.

Atravesaron los terrenos del colegio en silencio, con pesadez. Las luces
del castillo se dilataban poco a poco. Snape seguía inconsciente. Y
entonces...

Una nube se desplazó. De repente, aparecieron en el suelo unas sombras oscuras. La luz de la luna caía sobre el grupo.

Snape tropezó con Lupin, Pettigrew y Ron, que se habían detenido de
repente. Sirius se quedó inmóvil. Con un brazo indicó a Lyra a Harry y a Hermione que no avanzaran.

Lupin se puso rígido y empezó a temblar.

-¡Dios mío! -dijo Hermione- ¡No se ha tomado la poción esta noche! ¡Es peligroso!

-Corran -gritó Sirius devolviendole la varita a su hija- ¡Corran! ¡Ya!

-Dejenmelo a mí. ¡CORRAN!

Oyeron un terrible gruñido. La cabeza de Lupin se alargaba, igual que su
cuerpo. Los hombros le sobresalían. El pelo le brotaba en el rostro y las manos, que se retorcían hasta convertirse en garras.

Sirius se había transformado. El perro grande como un oso saltó hacia delante.

Cuando el licántropo se liberó de las esposas que lo sujetaban, el perro lo atrapó por el cuello y lo arrastró hacia atrás, alejándolo de Ron y de Pettigrew. Estaban enzarzados, mandíbula con mandíbula, rasgándose el uno al otro con las zarpas.

Pettigrew había saltado para coger la varita caída de Lupin. Ron, inestable
a causa de la pierna vendada, se desplomó en el suelo.

-¡Expeliarmus! -exclamó Harry, apuntando a Pettigrew con su varita. La varita de Lupin salió volando y se perdió de vista- ¡Quédate donde estás!

Demasiado tarde. Pettigrew también se había transformado.

Oyeron un aullido y un gruñido sordo. Al volverse, Lyra vio al hombre lobo adentrándose en el bosque a la carrera.

-Sirius, ha escapado. ¡Pettigrew se ha transformado! -gritó Harry.

Sirius sangraba. Tenía heridas en el hocico y en la espalda, pero al oír las
palabras de Harry volvió a salir velozmente y al cabo de un instante el rumor de sus patas se perdió.

Black y Lupin habían desaparecido... No había nadie cerca salvo Snape, que seguía flotando en el aire, inconsciente.

-Será mejor que los llevemos al castillo y se lo digamos a alguien -dijo Harry.

-Yo tengo que buscar a mi papá -dijo Lyra preocupada.

Oyeron un aullido que venía de la oscuridad: un perro dolorido.

Lyra salio corriendo y Harry la siguió.

El aullido parecía proceder de los alrededores del lago. Corrieron en aquella dirección.

El aullido se detuvo. Al llegar al lago vieron por qué: Sirius había vuelto a
transformarse en hombre. Estaba en cuclillas, con las manos en la cabeza.

-¡Noooo! -gemía- ¡Noooooo, por favor!

Los dementores se acercaban a ellos como una masa negra.

-¡Papá! -grito Lyra.

-¡Lyra, piensa en algo alegre- gritó Harry levantando la varita.

Lyra copió a Harry y levanto la varita.

-¡Expecto patronum! ¡Expecto patronum!

Black se estremeció. Rodó por el suelo y se quedó inmóvil, pálido como la muerte.

-¡Expecto patronum! ¡Expecto patronum!

-¡Expecto...! -susurró Lyra- ¡Expecto... expecto!

Pero no era capaz. Los dementores se aproximaban y ya estaban a tres
metros escasos de ellos. La rubia ahora entendia lo que sentia Harry.

Lyra trató de ayudar a su padre hasta donde pudo, la vista se le habia puesto totalmente negra.

Se habia desmayado.

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