24 | amor en el aire

:. CHAPTER TWENTY-FOUR .:.
(LOVE IN THE AIR)

A PRIMERA HORA DEL LUNES, Harry y Ron salieron de la enfermería completamente recuperados gracias a los cuidados de la señora Pomfrey. Hermione volvía a ser amiga de Ron y todo estaba devuelta a la normalidad.

-Si quieres puedo terminar por Lavanda por ti -dijo la rubia colgandose del cuello de Ron.

Hermione la miro de reojo.

-¿Lo harías? -preguntó con emoción.

-Si, somos amigos, esas cosas lo hacen los amigos...

-No creo que sea adecuado que Nix hable con Lavender. Tienes que hacerlo tu, Ron -dijo Hermione con seriedad.

-O puedes escribir en un pergamino que la dejas y yo puedo llevarselo -comento Lyra mientras enfilaban un pasillo del séptimo piso.

-¡Esos es horrible, Nix! -dijo Hermione- ¿Que harias tu si Harry hace eso?

-Creo que Nix es la más probable a hacerme eso que yo a ella.

Lyra se rio.

-Bueno, si Harry hace eso podría tirarlo de la torre de astronomía -dijo soltando a Ron y abrazando a Harry por la cintura al mismo tiempo que detrás de ellos una voz exclamó:

-¡Harry!

-¡Hola, Luna! -repondio el chico mientras pasaba su brazo por los hombros de Lyra.

-He ido a verte a la enfermería -dijo Luna mientras rebuscaba en su mochila- Pero me han dicho que ya habías salido... -le fue pasando una serie de extraños objetos a Ron: una especie de cebolla verde, un gran sapo con manchas y una buena cantidad de una cosa que parecía arena higiénica para gatos; por último sacó un rollo de pergamino bastante sucio y se lo tendió a Harry- Me han pedido que te dé esto.

Era un rollo pequeño que Harry reconoció enseguida: otra invitación para una clase particular con Dumbledore.

-Será esta noche -informó a sus amigos cuando lo hubo leído.

-Me gusta como queda la corbata en tu cabeza, Lyra -sonrio Luna con voz soñadora- Rolf dice lo contrario, yo creo que se te ve bonito.

-Gracias Luna -dijo Lyra- A mi me gustan tus aritos. ¿Qué es eso, por cierto? -añadió, cogiendo aquella especie de cebolla que Ron aún estaba sosteniendo.

-Es un gurdirraíz -contestó Luna, y se guardó la arena higiénica y el sapo en la mochila- Quédatelo si quieres, tengo algunos más. Son excelentes para protegerse contra los plimpys tragones.

-Oh, eso es fabuloso. Gracias.

Y se marchó. Ron sonrió de oreja a oreja.

-¿Saben qué les digo? Que Luna empieza a gustarme -dijo mientras los cuatro echaban a andar hacia el Gran Comedor- Ya sé que está loca, pero la suya es una locura... -se calló bruscamente al ver a Lavender Brown plantada al pie de la escalinata de mármol, con aspecto de estar muy enfadada- ¡Hola! -murmuró con

apuro cuando llegaron ante ella.

-¡Vamos! -les dijo Harry a Lyra y s Hermione por lo bajo, y siguieron andando, aunque oyeron cómo Lavender preguntaba: «¿Por qué no me dijiste que hoy te daban el alta? ¿Y por qué estabas con ella?»

-Esa Lavanda me esta empezando a desagaradar. ¿Que tal si la asusto un poco? Una amenaza quizas...

Ron llegó a la mesa del desayuno media hora más tarde y bastante malhumorado, y aunque se sentó con Lavender, ellos no vieron que se dirigieran la palabra en todo el rato. Hermione se comportaba como si no se diese cuenta de nada, pero en un par de ocasiones Lyra le detectó una misteriosa sonrisita en los labios y la empujo suavemente, antes de que ambas rieran.

Hermione estuvo de muy buen humor el resto del día, y por la noche, en la sala común incluso consintió en repasar (o mejor dicho, en terminar de componer) la redacción de Herbología de Harry, cuando hasta ese momento se había negado en redondo porque sabía que luego él se la dejaría copiar a Ron.

-Te lo agradezco, Hermione -dijo Harry, palmeándole la espalda mientras consultaba su reloj de pulsera; eran casi las ocho en punto- Mira, tengo que darme prisa si no quiero llegar tarde a la clase con Dumbledore...

Hermione no contestó y se limitó a tachar una de las frases más flojas con cara de hastío. Harry, sonriente se acerco para darle un beso a la rubia y salió a toda prisa por el hueco del retrato.

Cuando Harry desapareció de la vista, Lyra dejo de acariciar a Apolo y se sento junto a su mejor amiga.

-Tengo chocolate en mi baul y pienso compartirlo contigo mientras te escucho hablar sobre lo enamoradisima que estas de Ron Weasley.

DURANTE LA SEMANA SIGUIENTE, Harry se estrujó el cerebro buscando una manera de que Slughorn le entregara el dichoso recuerdo, pero no se le ocurrió ninguna idea genial y acabó recurriendo su libro de Pociones con la esperanza de que el príncipe hubiera garabateado algún comentario útil en alguna página.

-Ahí no vas a encontrar nada -le dijo Hermione el domingo por la noche.

-Cuando te descuides, voy a prender fuego ese libro.

-No empiecen -se quejo Harry mientras que la rubia hacia una mueca claramente ofendida- Si no llega a ser por el príncipe, ahora Ron no estaría aquí sentado.

-Estaría aquí sentado si hubieras escuchado a Snape en primero -repuso ella con desdén.

Harry no le hizo caso.

Estaban sentados delante del fuego en la sala común, donde aún quedaban unos pocos compañeros de sexto que pronto se irían a dormir. Un rato antes, al volver de cenar, hubo cierto alboroto porque en el tablón de anuncios habían puesto un letrero con la fecha del examen de Aparición. Los alumnos que el 21 de abril -fecha del primer examen- tuviesen diecisiete años podrían apuntarse a sesiones de prácticas complementarias. Se realizarían en Hogsmeade rodeadas de estrictas medidas de seguridad.

A Ron le entró pánico al leer la noticia porque todavía no había conseguido
aparecerse y temía no estar preparado para aprobar el examen; Hermione, que ya había logrado aparecerse dos veces, se sentía un poco más confiada, pero Harry y Lyra, que cumplían los diecisiete años unos meses más tarde, no podría examinarse aunque estuvieran lo bastante preparados.

-¡Pero ustedes al menos saben aparecerte! -les dijo Ron con nerviosismo- ¡Cuando llegue junio y julio no tendrán ningún problema!

-Sólo lo he hecho una vez -le recordó Harry.

-Oh, ya lo se. Solo me gusta ponerte nervioso -se burlo la rubia.

-En serio, Harry, ese estúpido príncipe no te ayudará en esta misión -insistió

Hermione- Sólo hay una manera de obligar a alguien a hacer lo que uno quiera: la maldición imperius, pero es ilegal...

-Oh, podrias ponerle veritaserum en un trago -aconsejo Lyra.

-¡Eso tambien es ilegal, Nix! No se le puede hacer eso a un profesor...

-Sí, ya lo sé, gracias -dijo Harry sin desviar la mirada del libro- Por eso busco algo diferente. Dumbledore me advirtió que el Veritaserum no serviría, pero quizá encuentre otra cosa: alguna poción o algún hechizo...

-No estás enfocando bien este asunto -se obstinó su amiga- Dumbledore afirma que eres el único que puede sonsacarle ese recuerdo. Eso da a entender que tú puedes convencerlo con algo que no está al alcance de nadie más. No se trata de hacerle beber una poción; eso podría hacerlo cualquiera...

-¿«Velijerante» va con uve? -dijo Ron, sacudiendo la pluma entre los dedos y
sin desviar la vista de su hoja de pergamino- Creía que iba con be.

-Va con be y ge -corrigió Hermione echando un vistazo a la redacción- Y
«augurio» se escribe sin hache. ¿Qué pluma estás utilizando?

-Una de las de Fred y George con corrector ortográfico incorporado. Pero me parece que el encantamiento está perdiendo su efecto.

-Ya lo creo -dijo Hermione, y le señaló el título de la redacción- porque nos
preguntaban cómo nos enfrentaríamos a un dementor, no a un dugbog, y que yo sepa tampoco te llamas Roonil Wazlib, a menos que te hayas cambiado el nombre.

-¡Ostras, no! -exclamó Ron contemplando horrorizado la hoja- ¡No me digas que tengo que volver a escribirlo todo!

-Eso te pasa por vago -se burlo Lyra- Si por lo menos leyeras un poco sabrias algo más de ortografía.

-Si tu tampoco lees -se defendio el pelirrojo.

-Si, pero yo si se escribir.

-No te preocupes, se puede arreglar -dijo ella Hermione que cogió la redacción y sacó su varita mágica.

-Te adoro, Hermione -murmuró él, y se recostó en la butaca frotándose los
ojos, cansado.

Ella se ruborizó ligeramente, pero se limitó a comentar:

-Que Lavender no te oiga decir eso.

-No me oirá -masculló Ron- O quizá sí... y entonces me dejará.

-Si lo que quieres es terminar esa relación, ¿por qué no la dejas tú a ella? -preguntó Harry- Nix se ofreció a ayudarte

-Nunca has dejado a nadie, ¿no? -repuso su amigo- Tu ni siquiera le pediste a Nix que se tu novia...

-Oh, eso tuvo que dolerle a tu orgullo masculino -se rio la rubia atrayendo a Harry para dejarle un beso en la cabeza.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top