Capítulo V ● Daemon
-Buenos dias... - escuche la suave voz de Rhaenyra, sus manos se pasaban suavemente sobre mi pecho y ligeros besos eran repartidos desde mi cuello hasta mis labios.
-Hola cariño- le regrese el beso ya más consciente.
Abri los ojos y esa mujer que me ponia a sus pies con solo existir, ahí estaba. Sonriéndome, siendo tocada por los primeros rayos de sol a su espalda, haciéndola ver como una diosa Valyria.
-Disfrutando de la vista?- se burlo, pero solo pude reírme al verme descubierto.
-Es terrorífico ver como bajo la guardia contigo...
-Mientras sea la única.
-Siempre lo serás- respondí sin dudarlo, abrazándola de manera más cómoda.
-Y tu el mío...- dejo caer su rostro sobre mi pecho desnudo y su vientre apenas abultado descansaba sobre mi cadera, mientras nuestras piernas se entrelazaban.
Mi mano izquierda dibujaba patrones sobre su espalda y con la derecha jugaba con su cabello, solo escuchándola respirar, disfrutando de estos pequeños momentos solos.
-Ayer...- empezó a hablar apenas en un susurro, para que solo yo pudiera escucharla- las cosas salieron mejor de lo que esperaba.
-Si, eso creo.
-Aun crees que fue precipitado aceptar llevarme a mis medios hermanos?
-No, creo que nos diste una ventaja sobre los dragones- expliqué. Aunque quisiera odiarlos, necesitaba pensar estrategicamente- todos los dragones estarán a nuestro cuidado, pero si esos Hightower deciden usar a los mocosos... estarán muy cerca para hacer algo, debemos vigilarlos.
-Son niños Daemon... no quiero iniciar una guerra.
-Y si ellos la empiezan? Si ellos atacan primero? No actuaras?
-No quiero un reinado levantado en sangre... nuestra sangre.
-Yo tampoco, pero si llegan a tocarte- la abrace con un poco más de fuerza de la necesaria- si llegan a tocar a nuestros hijos...
-Lo sé- sus manos subieron hasta mi rostro y de nuevo me acerco a ella para besarme- fuego y sangre.
-Igual que nuestros antepasados.
-Puede que no lo creas- empezó de nuevo la platica después de un momento en silencio- pero los años que estuvimos separados me hicieron... más común de lo que crees.
-Nada en ti es común Rhaenyra- reafirme, subiendo mis manos hasta su cuello, donde descansa mi marca- Eres una Targaryen, la sangre Valyria corre por tus venas, eres un dragón dormido... conviviste con gente común demasiado tiempo.
-Estuve casada con un Velaryon, no es tan común.- se separó lentamente de mis brazos y fue a buscar su camisón para al final algo avergonzada acercarse al balcón y darme la espalda.
-Buscabas algo imposible en un beta que no le gustaban precisamente las mujeres- resople- eso no fue tu culpa.
Después de nuestra boda, aunque quisiera decir que todo fue perfecto, era una mentira. Rhaenyra había cambiado, ella... tuvo que soportar demasiadas cosas sola y nunca lo diré en voz alta... pero la realidad es que ella pago por mis platos rotos.
Si yo no hubiera jugado con ella, si no la hubiera usado tan descaradamente para llamar la atención de Viserys... ella hubiera sido mía desde el inicio.
Estaba cegado por la ambición y el rencor, que no pude ver lo que tenia en frente y ofrecido en bandeja de acero valyrio... Aemma alguna vez me lo quiso hacer saber.
El recuerdo era vago, pero después de subir a Rhaenyra conmigo en Caraxes, Aemma nos esperaba en silencio a nuestro regreso, con sus ojos puestos solo en su hija, que me tomaba fuertemente de la mano.
-Eres su favorito...- dijo con una voz acusatoria. En aquel entonces, pensé que estaba enojada por quitarle a su única hija, pero no... ella lo sabía.
Mi pareja destinada era Rhaenyra.
Los dioses me la habían entregado para cuidarla y darle mi alma si era necesario... y yo solo fui un imbécil con ella. Desperdicie tantas oportunidades... tantos momentos... pero yo solo tenia en la cabeza el pensamiento de hacer que Viserys me reconociera y por fin me pusiera a su lado.
Rogué un poco a Viserys para que me casara con ella después del escándalo sobre ya no ser una doncella, pero eso solo logro hacer que más rumores tontos se expandieran y dijeran que solo quería a su hija por el trono.
Si, claro que quería ambos! Pero nunca de una manera tan deshonrosa, nunca pediría su mano para robarle lo que le pertenecía, de verdad la quería. Solo que me di cuenta tarde...
Ella propuso escapar, casarnos, claro que quería... pero no podía desafiar de nuevo a Viserys y luego...
Nada.
Absolutamente nada, mi vida fue un pozo sin fondo. Fui desterrado de nuevo, no pude asistir a su boda, no pude verla caminado al altar. El baile que pude tener con ella termino en una pelea que me la quito y tampoco pude tener su primera vez como ya todo mundo creía. Por muy egoísta que fuera, me gustaba que el mundo creyera que yo he tomado todas su primeras veces... bueno, menos en sus hijos.
No pude darle un primer hijo y de eso también me arrepiento.
Alejarme de ella, me llevo a Laena Velaryon, una gran mujer y una gran pareja... pero no para mi. Estuve con ella de la mejor manera que pude, cumplí con mi deber real y tuvimos gemelas. Cumplí con ser un buen marido y ya no buscaba el placer en otro lado... solo estaba resignado. Sumado a mi pesar de saber que mi pareja destinada ya era de otro hombre y esta casada, ya no soportaba escuchar de Rhaenyra, así que pedí nunca más saber de ella.
Hasta que Leana murió por un parto difícil, pero a causa de su dragón. Pensé que era una cruel broma de los dioses, que me castigaban por haber sido tan problemático en mi juventud, pero no... todo lo contrario. Me dieron la libertad.
Me encontré con Rhaenyra de nuevo y fue como si me hubieran tirado de mi dragón. El escuchar todo lo que tuvo que pasar, lo sola que se sintió, los problemas que tuvo con su esposo para concebir... donde trato de buscarme y no hubo respuesta. Donde un guardia leal le ayudo y guardo su secreto, dio a luz a tres niños... pero la perra Hightower incitó el rumor de que eran bastardos.
La denigranban, ignoraban, no la respetaban. No le dejaban participar en el concejo y la aislaron... gente común queriendo tomar cosas que no le pertenecen y el débil de Viserys nunca hizo nada.
Aunque quisiera quejarme, también tuve la culpa... la deje sola, como todos los demás y pude hacer algo, pude dar el primer paso, pero fui un cobarde de nuevo.
Deje que ella tomara la iniciativa. Por fin pude tenerla en mis brazos y hacerla mía... en aquella playa, sin responsabilidades, políticas, religiones... no había ningún peso sobre nosotros, solo era ella y ya.
Después de aquel acto tan necesitado de ambos, regresamos como si no hubiera pasado nada. Y dejo caer la noticia... aunque era más reservada, más temerosa, conmigo no... conmigo pidió exactamente lo que quería.
-Casémonos... te necesito a mi lado- hablo derrotada- no puedo hacer esto sola.
Se veía pequeña, vulnerable y lastimada... quería quemar a todos esos idiotas por lastimarla tanto, pero esta vez no podía fallarle.
Esos días pasaron rápido. El accidente con Vhagar, el ojo de uno de los hijos de la perra Hightower, la separación de las familias... nuestra boda, la marca, los hijos...
Dioses, lo tenía todo. Vivíamos en la casa de nuestros ancestros, marque y me marco mi pareja destinada y teníamos dos hijos de nuestra sangre, un tercero por nacer y sumado a ellos 5 nacidos de nuestros matrimonios anteriores...
Demasiadas sangres de dragón, cumplimos nuestro deber, pero ya ni siquiera era por eso, realmente amaba a esta mujer...
Costaba recuperar a la férrea Rhaenyra de la adolescencia, ahora es más pacífica por decirlo de alguna manera, no buscaba conflicto y prefería apartarse, mientras nuestros hijos estén a salvo trata de no llamar mucho la atención.
Hasta ayer... cuando decidió arrebatarle sus hijos a la Hightower... no diria que esa sería una decisión que yo tomaría, pero aceptare que fue una buena jugada.
-Por qué... quisiste actuar ahora?- trate de ser sutil ante mi pregunta.
-Se metieron con nuestros hijos- dijo cansada- ya no tienen miedo de atacarnos de frente y mi padre no vivirá mucho para defendernos.
-La guerra esta cerca.
-Quiero evitarlo.- me levante, enredando la sabana en mi cintura antes de caminar hacía ella mientras seguía hablando- quiero paz y un gran reinado, te quiero a mi lado y quiero ver crecer a mis hijos... quiero... dioses.
Dejo caer su cabeza sobre mi pecho y la abrigue, resople también cansado... Viserys se veía enfermo, aun medio consciente, pero si seguían ahogándolo con leche de amapola todo empeorará muy rápido y mis ligeras sospechas de que esta siendo envenenado tampoco desaparecían.
-Sé que no quieres una guerra- acepte- pero sé que tienes el alma de un dragón.
-Supongo...
-No lo dudes, la tienes -tome su rostro y la hice verme- te juro... no daré el primer golpe, pero si nos atacan, no tendré piedad.
-Yo... lo entiendo -poso sus manos sobre las mías- entiendo que existe la posibilidad y que no puedo evitarlo.
-Si, tratemos de mantener esto todavía en secreto, pero sería bueno que nos preparemos.
-Eres el único con experiencia en guerra... probablemente no debería pedir esto, pero creo que los niños deben empezar a acostumbrarse.
-Me das permiso de entrenarlos?
-Bueno, espero que sean diplomáticos antes que guerreros, pero tampoco podemos dejarlos vulnerables.
-Estoy seguro de que estarán contentos- sonreí- especialmente Jace.
-Seguro que si y...
-Y? -insistí al verla fruncir el ceño.
-Dragones...
-Dragones?
-Será una guerra con dragones, así que...
-Deben saber pelear en ellos.
-Si...
-No puedo hacer mucho teniendo a los Hightower en casa, pero puedo sacarlos a escondidas por la noche y entrenarlos.
-No es mucho para ti?
-Tu eres mejor que yo en el consejo... repartimos las responsabilidades no?
-Eso suena mejor- por fin sonrió.
-Estamos juntos en esto Rhaenyra, no te dejaré sola.
-Y yo tampoco a ti...
-Eso ya lo sé, me necesitas.
-Deamon. Lo digo en serio, no te estoy usando y no solo quiero un guerrero, eres mi pareja... te amo.
-Yo...- no es que no le creyera, sé que ella siente algo por mi, pero no estoy seguro si es como lo que yo siento por ella.
Es desgarradora mi necesidad de tenerla y cuidarla, ofrecería mi alma por ella, ardería en fuego de dragón si me lo pidiera, pero... también he dicho algo así en el pasado.
Le di todo a Viserys, siempre estuve a su lado y a sus peticiones... pero decidió que una serpiente era mejor aliada. Rhaenyra también, he visto como esta desesperada por creer en Alicent, es su amiga... y para mi sería devastador, verme traicionado por segunda vez y ahora por la mujer que haría arder al mundo solo por ella.
-Siempre te elegiré...- eso me sorprendió.
-Que?- fingí no escuchar, solo para corroborar.
-Nunca te cambiaré, eres mio... como yo tuya, te lo juro... no soy mi padre, no veo un monstruo en ti, solo un gran dragón... y te amo por quien eres, no por lo que puedes hacer. Si te pierdo o a los niños, quemare a todos... no importa quien sea.
Reí a carcajadas. Ella nunca dejará de sorprenderme, claro que ama igual que yo... no es algo superficial, compartimos sangre y una unión.
-Te amo- selle la promesa con otro beso y ella sonrió.
-Y yo a ti- repitió- nunca hablamos de esto después de la boda, pero quiero que estés seguro.
-Lo estoy... mucho.
-Gracias...
-No hay por que, creo que esto ya debería ser natural para nosotros... ser una pareja destinada debería resolver estas cosas.
-Si no lo escuchas, a veces es difícil procesarlo
-Muy sabía sobrina.
-Bueno... conozco a mi marido, soy conciente de que le gusta más actuar qué hablar.
-Ciertamente...- pose mi mano sobre su vientre y junte nuestras frentes.
-Demostramos amor de manera diferente y eso esta bien...
-Perfectamente.
-Princesa?- tocaron la puerta.
-Adelante- permitió la entrada.
Entraron sirvientes a preparar el baño, la ropa y limpiar la cama. Di por terminada nuestra platica con toda esa actividad, estos muros tienen oídos y bocas muy poco discretas.
La mañana fue agitada, pero aun no podíamos romper el ayuno, un movimiento más antes de irnos... ya teníamos gente a nuestro favor dentro de los que sirven en este palacio, solo nos faltaba un lugar.
-Lista?- la llamé cuando estaba perfectamente vestida y el aroma a lavanda salia de su cabello perfectamente trenzado.
-Vamos- me tomo del brazo y fuimos al pequeño consejo.
El camino fue silencioso, había mucho movimiento y la gente en su mayoría nos ignoraba, ya estaba acostumbrado, pero era difícil ver este cambio en Rhaenyra... toda esta gente la vio crecer y fácilmente le dieron la espalda por unas serpientes.
Iba a lanzar un mal comentario, pero Rhaenyra me detuvo cuando los tres medios hermanos se presentaron frente a nosotros.
-Hermana- hablo primero la hermana, la menos contaminada de los Hightower.
Ella se inclino en respeto y de mala gana le siguieron los otros dos. Sonreí al ver el desagrado, especialmente de Aemond al tener que lidiar con esto.
-Buenos días- saludo Rhaenyra, pero de mi parte no salido ni un sonido- sus cosas ya están en el barco?
-Lo están, esperamos indicaciones para nuestra salida.
-Pueden ir en sus dragones, es lo ideal- los tres parecían sorprendidos, buscaron algo en mi, pero seguí sin contestar- pueden ir en el barco, pero les aseguro que ir en dragón es más placentero.
-Iré en mi dragón- contestó Helaena sorprendentemente alto. Nunca la he visto hablar sin hacerse más pequeña de lo que es.
-Bien, partiremos después del desayuno.
Retomamos nuestro paso, dejando a esos tres sin más oportunidades de hablarnos, aun no sabía los planes de los otros dos, pero supongo que irán en su dragón también.
-Veniste en barco, estas segura de dejarlos ir en dragón?
-Necesitan un poco de libertad, viste a Helaena? Parecía eufórica por la sola idea de ir en dragón.
-Es darles demasiado, eres un punto vulnerable en un barco.
-Daemon... todo mundo sabe que van con nosotros, si algo nos pasa, ellos son los únicos sospechosos, no creo que sean tan idiotas. Además, iras con ellos, tengo plena confianza en que te tienen suficiente miedo o respeto para no hacer nada.
-Bien, aun creo qué es mala elección.
-Llegaremos bien- susurro antes de llegar a las puertas del pequeño consejo.
-La princesa Rhaenyra y el príncipe Daemon Targaryen- fuimos anunciados.
La sorpresa estaba en la cara de todos esos idiotas y realmente había olvidado como era gozar que estos viejos se tragaran cualquier reclamo a mi presencia. Ninguno se puso de pie, solo nos seguían con la mirada, noté qué nuestros viejos puestos estaban ocupados, así que nos sentamos en los asientos a lado de Otto.
Alicent tenia su mirada fija en Rhaenyra, pero parecía nerviosa... ya no la mirada prepotente de ayer, pero claro... sentada en la silla del rey como si fuera suya.
-A que se debe su presencia aquí princesa?- pregunto Otto, podía notar su urgencia con sacarnos.
-Mi padre me invito a esta reunión.
-El rey no asiste a estas...
Las puertas se volvieron a abrir, y mi hermano entró sobre su asiento, siendo cargado por guardias, todos nos pusimos de pie y esperamos a que llegara a su lugar.
Alicent se levantó enseguida y se puso a su lado para atenderlo como si fuera la única cosa que pudiera hacer. El rey llegó a su lugar y todos procedimos a sentarnos.
-Mi rey, que hace levantado de cama? Esto no le hace bien.- Otto fue el primero en hablar.
-Aun tengo un último asusto que resolver aquí- contestó con dificultad.
-Y cual seria ese, majestad?
-He estado ausente y se que ustedes han tenido que mantener al reino en pie, pero ese no es su trabajo.
-Mi rey...- se exaltó de nuevo.
-Desde que mi hija se retiro a Dragonstone parece que a ustedes se les ha olvidado que es la heredera.
-No!- contestaron todo al unísono.
-No tienen que negarlo, lo sé- tosió y Alicent de nuevo estaba a su lado, pero él le negó la ayuda- si aun no les llega la noticia, todos mis hijos quedarán a cargo de Rhaenyra.
Eso causo conmoción, había susurros entre todos y pose mi mano sobre mi espada, eso logro callar a todos de nuevo.
-Mi rey, creo que esa es una mala idea, si algo le llega a suceder y espero los dioses no sea así, si ninguno de sus hijos está...- dijo Orwyle, el gran maestre.
-Si algo me pasa, Rhaenyra debería ser la primera en ser notificada -reitero mi hermano- y creo que mis hijos necesitan pasar tiempo con los Targeryan.
Otto estaba muy callado ante este hecho, si había algún plan tendría que estar al pendiente, no puedo llegar a creer que acepte estas decisiones tan fácilmente.
-Entonces por último, si hay una situación difícil envíen cuervos a Rhaenyra, si yo no estoy en buenas condiciones esa es la acción que deben tomar -suspiro y se tomó un momento para tomar aire- entendido?
-Si mi rey...- hubo respuesta de todos, menos de Alicent, se veía desesperada y definitivamente indignada con Viserys, pero curiosamente su mirada estaba sobre uno de los guardias...
-Por último, notificar que mi prima Rhaenys acompañará este consejo en nombre de mi hija- los detuvo a todos antes de que replicaran- tampoco es pregunta, es una orden.
Probablemente no estaba siendo muy discreto mirando a ambos, pero estaban tan concentrados el uno en el otro que no lo notaron, hacían pequeños gestos... definitivamente ahí había algo, si no mal recuerdo su nombre era Crispin?.
-Entonces todo arreglado- Viserys termino aquella reunión y todos nos levantamos de nuevo- pueden retirarse, necesito hablar con mi hija y mi hermano.
-Pero Viserys -Alicent se quejo, pero su padre la llevo con él.
-Padre- se acerco Rhaenyra, pero yo mantuve distancia.
-Rhaenyra...- la recibió en sus brazos -espero que regreses con bien a casa, mi niña.
-Regresaré padre, lo prometo...
-Esta bien, tienes una buena familia hija... y probablemente esta no es tu responsabilidad, la de ninguno- dijo mirándome a mi- pero mis hijos son... complicados.
-Son comunes- replique- deshonran el nombre Targeryan.
-Ya veo... hace mucho no los veo, pero soy consciente de que Aegon solo le gusta el alcohol y los omegas, especialmente las mujeres... Haelena no le gusta la gente, convive mejor con los animales, Aemond... bueno esta enojado y Daeron es bueno, pero no nos conoce.
-Ellos aprenderán de nosotros padre...- aseguro Rhaenyra.
-No solo que aprendan hija, has que se arrodillen ante ti- no puedo negar que estoy sorprendido- no dejes que más susurros los pongan en tu contra, Aegon será fácil... nunca se ha visto como rey, pero tienes que hacer que todos estén de tu lado.
-Eso... tu lo sabes? Qué toda esta gente no me quiere como reina?
-Sé que hay rumores, pero mi palabra es fiel y tu eres mi única heredera. - me volteó a ver- pero si hay una guerra, eso nos pondrá en peligro a todos.
-Tratare... de que no lleguemos a eso.
-Confío en que si, y también en que mi hermano hará todo lo posible para respaldarte.
-La cuidare- asegure.
-Estoy tranquilo con ello.- sonrió débilmente- ahora los dejo ir, seguramente el viaje será cansado.
-Gracias padre.
-Hermano...
-Que tengan un buen viaje...
Adiós hermano.
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