Capítulo VI ● Aegon
《....》- Alto Valyrio
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-Era necesario que nosotros viniéramos juntos en la carroza a pozo dragón?- hable algo incomodo después de largos minutos de silencio.
Claramente ninguno está contento con esta decisión de convivencia, pero yo por otro lado me sentía beneficiado. Fuera de las garras de mi abuelo, de los sermones de mi madre y de miles de ojos juzgando todos mis movimientos.
Claro que perderé cosas importantes, la calle de seda, el vino, las sirvientas... talvez encuentre algo bueno en Dragonstone, pero puedo vivir sin ello un tiempo.
Después de la platica con madre anoche, si tenía dudas de mi partida, ya no quedo ninguna. Ella y el abuelo insisten demasiado con un trono... pero me recuerdan que si eso pasa Rhaenyra querrá matarme. A día de hoy apreciaría más una muerte por esa hermana desvergonzada, que un trono.
Solo me dedicaré a gozar mi estancia y listo, no creo que le importe mucho a Rhaenyra lo que sus medios hermanos hagan, así que diversión es lo único que tendré.
Puede que tuviera expectativas altas, ya que este ambiente se siente muy apático y lúgubre. Mis sobrinos ni siquiera me dirigen la mirada, si hablan solo son susurros entre ellos y mis hermanos son... bueno son lo que son.
Aemond el niño de mamá, que probablemente esta pensando en como cumplir sus peticiones absurdas, pero de vez en cuando su mirada odiosa cae en nuestro sobrino, el valiente Lucerys, que en el momento en que le quito un ojo, puso un blanco en su espalda.
Y por otro lado Helaena, solo se dedicaba a ver la ventana y no hacer ningún ruido. Agradezco que madre le prohibiera traer sus insectos porque eso de verdad me pondría nervioso, aunque ya no lo veo tan mal, estaría más concentrado en ver esos insectos qué en este incomodo silencio.
Mis hermanos y yo en un lado y en frente nuestro los jóvenes Strong... Jacaerys por fin me miro, pero su desagrado aun era visible hacia mi.
-Daemon acompaño a mamá y a los niños al barco, nos alcanzará en el aire- me informo antes de regresar su atención a Lucerys.
-Acaso somos niños qué debemos ser cuidados?- insistí.
No hubo respuesta, pero la mirada de ambos fue hacia Aemond... y oh. Si, claro... había que mantener a raya al del dragón más grande.
-Mamá dijo que estabas emocionada por volar tía Helaena- Lucerys cambio la conversación.
-Hace mucho no puedo hacerlo, quiero ver a Dreamfyre -respondió sin voltearlo a ver.
-Hay relatos en Dragonstone sobre Rhaena y Dreamfyre... talvez te gustaría leerlos- eso no solo logro llamar la atención de Helaena, si no de los tres.
-También tenemos esos pergaminos en la fortaleza roja- replico Aemond.
-Supongo, pero Rhaena vivió en Dragonstone, ella dejó algunas historias en el castillo, estoy seguro de que los que tenían, son relatados de las visitas al tatara abuelo Jaehaerys.
-El rey Jaehaerys- le corrigió de nuevo.
-Solo estamos nosotros aquí, no es necesaria tanta formalidad- intervino Jacaerys- en Dragonstone hay escrituras más personales que en King's Landing, los sentimos más familiares y menos políticos.
-Supongo que su falta de respeto viene de ahi- se quiso burlar.
-Hay algo sobre nuestro padre ahí? -mi pregunta pareció desconcertar a todos.
-Bueno... -ambos guardaron silencio- no hay mucho sobre él, realmente lo que sabemos es por mamá- Jacaerys hizo el esfuerzo por contestar.
-Quieres saber algo en especial?- Lucerys le siguió.
-No, creo que no.
De nuevo todo quedo en silenció, pero afortunadamente ya teníamos el pozo de dragón en frente. Nadie realmente me ha preguntado nada sobre este viaje, Helaena parecía ser el centro de atención para la familia de Rhaenyra... pero probablemente llevábamos el mismo tiempo sin montar a nuestro dragón.
Madre era particularmente reacia a nuestros dragones, la he escuchado llamarles bestias, pero estas mismas bestias que poseiamos son las que le hacen querernos, una incongruencia más de su trato a nosotros.
No recuerdo exactamente cuando nos prohibió volar, pero fue casi a la par de proponer que nos casaramos. La peor discusión que hemos tenido, afortunadamente para mi y desafortunada para Aemond, cuando reclamo a Vhagar, nuestros padres estuvieron peleados un tiempo y eso logro detener esa locura.
Por una vez Viserys se puso de nuestra parte, alegando que no seríamos felices juntos. Tenía razón, pero probablemente no era por lo que se negaba... su argumento más poderoso es que eramos muy chicos y que en experiencia propia no llevaría nada bueno.
No lo diría en voz alta, pero Haelena es una alpha y es a la casta que menos me le acerco... ella en especial me ponía los nervios de punta y no me veía casado con ella en ningún caso que no fuera obligatorio.
Soy un hombre de gustos simples... mujeres, amo a las mujeres, pero si son omegas, eso lo hace aun mejor, más peligroso... eran unas criaturas fascinantes, siendo omegas no discrimino, mujeres u hombres, saben como hacer su trabajo.
Pero siempre hay excepciones y lamentablemente, era alguien a quien le tenia aprecio.
Busque discretamente con la mirada a Jacaerys, él estaba disperso, hablaba con su hermano y veía otras cosas, hasta que por un segundo nuestras miradas chocaron y no duró demasiado.
El carruaje paro y ellos corrieron para salir, Jacaerys se detuvo fuera para ayudar a Haelena y apenas ella salió, ambos corrieron de nuevo entre empujones y pequeños juegos. Si yo intentará algo así con Aemond, lo más probable es que terminara en el suelo y no era algo que quisiera experimentar, nunca.
Los perdí de vista en cuanto entraron al poso y aunque estuviera emocionado por volver a volar, mantenía mi paso lento igualando el de mis hermanos. Íbamos a un lugar solos y aunque me alegrará la poca vigilancia... recordar la voz de mi madre diciendo que Rhaenyra nos mataría, me quitaba toda iniciativa de ir solo, de verdad que prefiero eso que una corona, pero no significaba que lo buscaría por iniciativa propia.
-Principes- nos saludaron al llegar y sin preguntar nos llevaron a nuestros dragones.
-Hace cuanto no vez a Vhagar?- le pregunte a Aemond, que también veía su sutil sonrisa.
-Mmmh no hace mucho, hace cuatro días talvez, solo que... no me han dejado volar con ella hace más tiempo.
-Así que a todos nos han separado un poco de ellos?
-Son vínculos frágiles-contestó Haelena sorprendiéndonos a ambos- madre teme a los dragones, pero quiere su poder.
-Pensé que tampoco te gustaban.
-Me gusta mi dragón... ella es especial para mi- siguió su camino hasta llegar a su dragona y esta la recibió con un pequeño graznido, algo suave y sutil, como si no quisiera asustarla.
Hubo el grito de otros dos dragones, Jacaerys y Lucerys caminaban a la salida con sus dragones. Vermax el dragón verde con pequeños detalles rojos, el dragón de Jaecerys y Arrax, un dragón blanco aperlado con cresta y ojos amarillos de Lucerys, curiosamente también se comportaban como hermanos.
Los llegue a ver hace mucho tiempo, cuando apenas eran unas crías y teníamos que aprender a domarlos, veía más a Vermax ya que era el mayor... Arrax se fue de aquí para siquiera ver su entrenamiento.
Nunca puse atención en ellos, solo era por petición de nuestro padre que teníamos que compartir lecciones, pero cuando se fueron... nunca pensé que los extrañaría tanto.
Sunfyre es lo único que se sintió especial para mi en ese tiempo, se me ha enseñado siempre que por derecho los dragones son nuestros y así lo vi en mi infancia... pero cuando se fue la familia de Rhaenyra, la mía también se vio afectada.
Soy el mayor de todos ellos, estuve un tiempo solo siendo el juguete nuevo de todos los Lords y el apasionante niño que resolvió los problemas de mi abuelo, la adicción de mi madre y el rencor de Rhaenyra... talvez algún tiempo fui del gusto de mi padre, pero es como si todo fuera ajeno, había un ruido blanco en todos esos recuerdos, hasta que nació Jace.
Ese momento fue especial para mi, no tanto por el alumbramiento ni esas cosas, sino porque Rhaenyra me vio diferente... me trato como a un niño y no como un futuro heredero.
Me acepto junto a ella porque me gustaba pasar tiempo con Jace, él a diferencia de mis hermanos, no gritaba o lloraba cada vez que los apartaba de nuestra madre.
Jacaerys era un bebé muy tranquilo y risueño, Rhaenyra nos sonreía a ambos cuando podía cuidarlo, cuando él se aferraba a mi o cuando le leía cuentos para dormir. Ella empezó a apreciar mi compañía, como yo la de ella...
Era diferente a lo que mi madre contaba de ella, al inicio no me acercaba a ella porque notaba su disgusto a mi, pero eso no volvió a suceder... ella me dejaba estar a su lado y de Jace cuanto quisiera, hasta que venía alguna niñera o guardia por mi y me regresara a mis horribles aposentos.
Después ya no fue solo Jace, si no Lucerys... y ya no solo fui yo, sino Aemond. Me enoje con que él algún tiempo por invadir un lugar que sentía solo mio, pero no podía hacer nada, Lucerys lo encontraba más entretenido a él que a mi.
Hubiera sido genial crecer bajo el cuidado de Rhaenyra, notaba en su mirada el amor que tenía por nuestros sobrinos... una mirada que no había visto en mi madre, ella solo estaba decepcionada de mi o de todos, no lo sé y ella no tardo en arruinarme esto también.
Bastardos... ni siquiera sabia que significaba la palabra cuando nuestra madre empezó a repetirla.
La gente se volvió hostil a Rhaenyra y por consecuencia a los niños, la gente los miraba mal y trataban de alejarnos de ellos, nos susurraban cosas denigrantes y cosas que estoy seguro no deben decir de la heredera.
Aunque fue suficiente para Rhaenyra, ella regreso a ser precavida con sus hijos, solo los dejaba estar con nosotros en nuestras lecciones, pero no podíamos estar juntos en nuestros tiempos libres y mucho menos para comer juntos.
Crecimos y seguimos haciendo bromas, entrenabamos y visitabas la fosa de dragones juntos... hasta que sugerí la tonta broma del puerco volador, la pelea incitada por Ser Criston y el nacimiento de Joffrey. No tardaron en irse y no supe porque... solo ya no estaban los chicos que hacían mis días más fáciles.
Pude soportar los gritos, los golpes, los reproches de mi madre, porque podía escapar cada día. Hacia travesuras y empecé a tomar alcohol para soportar el tiempo que no podía ir a ellos y de repente ya solo me quedaron mujeres y alcohol para nublar mi mente.
Los lugares a los que podía escapar ya no estaban dentro de la fortaleza, sino fuera. La calle de seda y el pozo dragón... con Sunfyre. Si no dormía con alguna puta en algún burdel o caía en algún lado por el alcohol, probablemente estaría con mi dragón... sabía que no podía volar, que ya no tenía ese privilegio, pero podía dormir con él... podía buscar calor aquí.
-Hola amigo?- lo saludé cuando por fin llegue junto a él.
Me saludo igual que los otros a sus respectivos ginetes. Ya estaba ensillado y parecía igual de emocionado qué yo, empezaba a estar inquieto y los entrenadores estaban alerta por cualquier problema.
No consideraba peligroso su comportamiento, solo estaba ansioso igual que yo por salir de aquí...
Mientras ayudaban a conducirlo a la salida, me puse los guantes de cuero y vi pasar a Vhagar... esa dragona de verdad que era intimidante. Supongo que Aemond tomo personal encontrar un dragón que no dejará que nadie le hiciera bromas de nuevo.
Lastima que perdió un ojo para eso, me dio muchas más cosas para poder burlarme, la mayoría ebrio... en fin, nunca reacciona a nada por complacer a mamá, una ridiculez.
Cuando todos los dragones ya estaban fuera, fue un espectáculo, nunca había visto tantos dragones juntos y por lo que había escuchado de los maestres, nosotros poseemos más dragones que siquiera la epoca de Aegon el conquistador, le dicen una gran época para los Targaryen según recuerdo.
Lucerys fue el primero en levantar vuelo, era el dragón más pequeño de los dragones presentes, pero no quitaba lo llamativo de él. Le siguió Haelena y después Jacaerys, Aemond aún ajustaba sus arneses en cuanto yo subí a Sunfyre.
A veces creía que de mis tres hermanos, yo tenia el vinculo más fuerte con mi dragón y puede que sea así, pero no si cuento a Rhaenyra... Las había visto y eso era diferente, es como si sintieran lo que la otra siente y ni que decir de Daemon, esos dos estoy seguro que pueden estar a kilómetros y si unos busca al otro no tardaran en encontrarse, he escuchado de los cuidadores que ha podido dar instrucciones sin siquiera hablar.
Por otro lado, sus hijos parecían tener el mismo destino, tener una particular unión con sus dragones. Nacer con ellos talvez influencie algo, pero no lo creo... es algo que llevan en ellos, un deseo inquebrantable de unión entre dragón-ginete y siento que es algo que no entiendo... veo en Sunfyre un refugio, pero no hay algo más, no siento esa conexión dentro.
Sé que me quiere y es mutuo, es reacio a otras personas, pero conmigo busca el contacto... entonces quiero más. Es algo que llevamos en el sangre no es así? Debería poder tenerlo... qué hacen ellos diferente?
-《Soves》-grito Aemond emprendiendo el vuelo.
Me cubrí los ojos al sentir la ráfaga de viento por las alas de Vhagar y deje que subiera un poco antes de también seguirlos.
-《Lykiri Sunfyre, soves》-y de manera más limpia, emprendimos el vuelo.
Sentir el aire de nuevo, ver las nubes pasar y ser solo mi dragón y yo, aceleró mi corazón de emoción. Dioses, por qué dejé de hacer esto? Acaso podrían prohibirme volar una vez arriba? Estoy seguro que mi madre se enojaría, pero lo hubiera valido...
Lucerys llevaba la delantera una vez arriba, marcaba el paso que no tardo en reducir una vez que llegamos al barco de Rhaenyra. Seguro era un espectáculo para el pueblo, un barco cubierto por cinco dragones no se veía todos los días... y cuando regrese debería presumir de ser uno de esos dragones.
Después de un rato, el camino se volvió silencioso, nadie se dirigía la palabra aunque el clima nos permitía hacerlo. Supongo que bajo mi emoción de huir del desembarco del rey y ahora prestaba más atención a los demás.
Aemond es el que más distancia guardaba de todos nosotros, se mantenía a la derecha del todo y trataba de no acercarse mucho al barco, Lucerys y Jacaerys sobrevolaban el barco y aveces se cruzaban el uno con el otro, por último Haelena y yo veníamos uno al lado del otro un poco más atrás del barco.
No había mucha interacción y mucho menos sincronización en ninguno de nosotros. Ya se saben rumores de que la casa del dragón está dividida, madre tiene muy claro que el que Rhaenyra nos trajera con ella era un movimiento político, pero que ganaba con esto? Aun en dragones no hay nada que nos una.
Me distraje por unos movimientos raros que hacía Jacaerys volteando hacia mis espaldas, cuando seguí su mirada Caraxes paso sobre mi y con velocidad sobre paso el barco.
Lucerys y Jacaerys sonrieron y fueron tras él, parecían más motivados ahora que apareció Daemon y nunca me imagine ver a ese hombre con mirada de pocos amigos, jugar con ellos.
Los dragones se empujaban sin daño alguno, daban vueltas extrañas unos a otros y se esforzaban por seguir el paso del dragón más experimentado. Nunca nos unimos a ellos, solo seguimos el ritmo del barco, pero a casi nuestra llegada a Dragonstone un nuevo dragón apareció.
Caraxes respondió al llamado del dragón y supuse era Syrax, ella no se acerco, solo volaba en círculos sobre aquel castillo. No tengo recuerdos de haber estado aquí, según el abuelo este castillo fue tomado por mucho tiempo por Daemon y después paso a manos de Rhaenyra, no teníamos ningún derecho sobre él desde nuestro nacimiento y me picaba la curiosidad qué lo hacía tan especial.
Daemon aterrizó sobre la playa, un lugar extenso para que todos pudiéramos bajar ahí. Poco a poco todos fuimos descendiendo y aquí no había gente esperando a ayudarnos como en el pozo de dragón, cada uno bajaba por su cuenta y los dragones iban a quien sabe donde, probablemente no muy lejos de aquí.
-Jacaerys estas a cargo, llévalos a dentro y anuncia a todos que tenemos invitados para que les asignen habitaciones- ordenó Daemon apenas se acerco a nosotros.
-Esta bien- se acerco a Helaena y le susurro algo antes de voltear con Aemond y conmigo. Esto se estaba volviendo personal. Qué tanto hablaba con ella?- vamos
Lucerys siguió a Daemon a esperar al barco, mientras nosotros seguimos a Jace. El camino serpenteante fue largo... muy largo, pero pude notar las esculturas de dragones, demasiados detalles para que pensara qué esto no fue magia, le hacía honor a su nombre. Apenas entramos las miradas de todos estaban sobre nosotros, fue incomodo, demasiado.
Jacaerys dio instrucciones rápidas a los guardias y a las criadas, varias de ellas evitaron mi mirada y se refugiaron en Jace o Haelena. Espero que mi reputación no haya llegado hasta acá, quisiera divertirme con alguna de ellas antes de que me eviten como las peste.
-Sus pertenecías las traerán después- hablo Jacaerys mientras nos conducía por los pasillos- estarán en la torre norte en el piso superior de nuestros aposentos.
Pasamos por la sala principal, que claro... tenia que ser otro dragón en el trono. Cruzamos otros pasillos y después de subir una cuantas escaleras llegamos, definitivamente necesitaría a alguien que me recordara el camino por un tiempo, esto también era grande, pero se sentía extraño... un tipo diferente de fortaleza.
-Este es el cuarto de Aemond, sigue Aegon, del otro lado de la escaleras el de Daeron y el que tiene mejores vistas para Haelena.
-Acaso estas coqueteando Jace?- era muy extraño el comportamiento que le mostraba a mi hermana, demasiado acomedido diría yo.
-Estoy dándole trato especial a mi tía favorita.
-Me ofendes.
-Lo que digas... -bufo y siguió sus instrucciones tratando de ignorarme- nuestros aposentos están del otro lado de la torre si necesitan algo, pero seguramente los guardias lo resolverán.
Entendí el sutil "no nos molesten"
-Podemos ir a donde queramos?- me atreví a preguntar.
-Dentro del castillo si, si salen a montar tienen que avisar y si salen del castillo los acompañara un guardia.
-Podemos montar?- me sorprendi, no eran muchas libertades? Y si huimos?
-Pueden, nunca se prohibiria eso, es parte de nosotros- lo dijo como si fuera algo obvió.
-Vi que hay un jardín, puedo pasar tiempo ahí?- pregunto Haelena.
-Claro, que te acompañe alguna de las chicas cuando quieras.
-Gracias...
-Habrá guardias fuera de sus cuartos por cualquier cosa que pase o necesiten, normalmente comemos juntos... y en la cena si no se sienten cómodos pueden pedir comer en sus cuartos.
-Bien- apenas termino Aemond se encerró en su cuarto.
-Bastante sutil- se burlo Jace y logro sacarme una sonrisa... hacer travesuras en el pasado talvez no estaba tan olvidado como creía- descansen, traerán sus cosas en un rato.
Con eso termino por completo la platica y se fue, lo único que quedaba era entrar al cuarto y esperar lo mejor de esta estancia... pediría un vino y que todo salga como tenga que ser, todo paso tan rápido que prefería nublar mi mente un rato.
Solo un poco...
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