CAPÍTULO 57
Las lágrimas se apagaron, como la luz del sol al atardecer se esconde, dando paso a la noche. Mi corazón se congeló y la oscuridad reinó en mi interior, ver a Owen morir, fue la gota que rebasó el vaso.
Con determinación me aproximé a la puerta decidida a abrirla, no me importaba nada, quería que pagaran por mi sufrimiento, por la pérdida de mis seres queridos.
-Bien Jade, haz tomado la decisión correcta, déjame salir y yo los castigaré por tí, haré que paguen.
Mi mano estaba por segunda vez a punto de tocar el candado cuando una voz a mis espaldas me llamó.
-Jade, por El Supremo, no lo hagas.
Cada músculo de mi cuerpo se tensó al reconocerla, la rabia afloró, mis manos se convirtieron en puño.
-Tú. - Lo señalé. -Tú lo mataste. _Mis palabras salieron como un siseo.
-No es lo que crees. -Me dijo acercándose con cautela.
-Adriel, te advierto, ni un paso más o no soy responsable de mis actos.
-Piensa en lo que haces, permites que te manipule. ¿Crees que tú le interesas? Solo te usa.
-No lo escuches Jade, trata de confundirte. Sabes que yo no te haría daño, tu misma lo has visto, te convertiré en mi mano derecha.
-Jade, analiza tus actos, ten presente que es el destino de la humanidad la que depende de tí.
-Estoy cansada de escuchar eso. ¿Qué han hecho ellos por mí?
-No eres tú la que habla.
-No vengas a darme sermones, eres el menos indicado. ¿O no me dijiste en el Limbo, que deberías matarme ahí mismo? Vamos Adriel, te doy la oportunidad, ya no me queda nada.
-No digas eso, y sí lo admito, no debí haberlo mencionado, pero temía esto exactamente. Soy un ángel y no me he comportado como tal, te he fallado, y lo siento.
-Llévate tus disculpas a otro lado, no las quiero oír. -Y sin darle tiempo de reaccionar, toque el candado y éste comenzó a abrirse, pero para mi sorpresa, una espada se clavó en medio del cerrojo, deteniéndolo.
-No. -Se escucha desde adentro. El Oscuro no estaba contento con la intromisión, ni yo tampoco. Me volteé despacio dispuesta a destruir a Adriel, pensando que sería él, pero a quién vi en su lugar me derrumbó. -Cely. -Apenas fui capaz de pronunciar. Me miraba con tristeza, sus ojos celestes cargados de decepción.
-¿Qué haces? -Consultó contrariado.
-¿Eres un ángel?-Inquiero con la voz temblorosa.
-Acepté serlo, después de conocer lo sucedido.
-¿Tú lo hiciste? -Señalo el candado.
-Sí, no estás pensando con claridad, tu aura ha cambiado, es oscura, la energía negativa te ha dominado ¿Por qué la has dejado entrar?
-Mis padres están muertos. -Le grito. -Y Owen también, ya no me queda nada.
-Eso no es cierto, ¿Qué pasa con tu hermano? Él morirá si esa puerta se abre.
-No es así Jade, le perdonaré la vida. -Afirma Luzbel con voz de impaciencia. -Jade, se están acercando, quita la espada hija mía, no te dejes endulzar por sus palabras. Él es ahora uno de los que mataron a tu amor verdadero.
Vuelvo a ver a Cely, pero él no es como los otros, ha estado para mí, en los momentos más difíciles, incluso después de la muerte.
-Jade, él no es Owen, no te dejes engañar.
-¿Qué estás diciendo?
-No lo escuches. -Grita el señor de la oscuridad. -Tú viste que Adriel lo mataba en tu visión, y así fue.
-No Jade, recuerda lo que la Pitonisa recalcó, que el futuro es subjetivo, que no siempre sucede como está escrito. Owen está bien, Anael se lo ha llevado para protegerlo, debes creerme, no te mentiría.
-Jade, observalo bien, él está muerto, tú lo viste morir. Debes vengarte, yo te ayudaré, regresaré a tus padres a la vida.
-¿Crees que a a Reivel y a Agatha les gustaría que por tu mano la humanidad pereciera? Cuando tomé la decisión de ser ángel, ellos se acercaron a mí y me pidieron que tratará de hacerte entrar en razón. Te aman, como yo te amo, Jade, recapacita.
La espada se movió, estaba sucumbiendo ante el poder del Maligno que añoraba su libertad, no resistiría por mucho tiempo.
-Ella ya no es nuestra Jade. _Pronuncia Adriel, tomando a Cely del brazo.
-Jade mírame. -Insistió. -Tus padres están bien, en el cielo, la muerte no es más que el principio. Luzbel te engaña, él no tiene el poder para revivirlos.
Me acerqué al cuerpo de Owen, no respiraba, la sangre manchando sus ropas, su tez pálida, si no era él, entonces quién.
-Si no es Owen..... -Dejo la frase en el aire, recordé que los ángeles no pueden mentir. -Es eso cierto, ¿No puedes traer a mis padres de regreso? -Le reclamé.
El candado estaba a punto de ceder.
-Yo puedo hacerlo. -Pero esta vez su voz no sonó con tanta convicción, lo que me hizo dudar.
-Jade, yo creo en tí. -Las palabras de Cely calaron profundo en mi ser, una batalla invisible se llevaba a cabo en mi interior. ¿Qué estaba haciendo? Pensaba solo en mí, y me avergoncé de mi proceder. Cely pudo leer mi interior, él asintió y yo me arrimé por tercera vez a la puerta, retiré la espada.
-¿Qué haces Jade? -Apenas oí a Adriel gritarme, pero es detenido por Cely. La puerta tiembla, mis manos brillan, una fuerte luz azulada, sale de ellas, las coloco sobre el candado, sellándolo hasta la venida del Salvador, me encargaría que nadie más intentara volver a abrirlo.
-Maldita seas, tú y los tuyos. -Fue lo último que escuché profesar del Oscuro. Me di la vuelta para toparme a Tamiel de frente. El cuerpo de mi demonio no estaba, Cely decía la verdad, nunca fue él. Una daga se incrustó en mis entrañas, haciendo que de inmediato brotara sangre de mi boca.
-Jade. -Cely lo atraviesa con su espada y veo a Tamiel quemarse para luego quedar sus cenizas dispersas.
Puedo sentir a Adriel junto a él. _Debemos sacarla de aquí. _Aconseja.
Es extraño, siento mucho frío, los párpados me pesan. Voces se oyen en la lejanía. De repente, ya no hay dolor, abro mis ojos y estoy en un jardín, el más hermoso que jamás haya visto antes, no tengo como describirlo. Mamá y papá estaban ahí, tomados de la mano.
-Papi, mami -Corrí hacia ellos y los abracé. -Perdónenme, perdónenme. -Repetía llorando.
-No hay nada que perdonar, al final actuaste bien. -Repuso papá sonriéndome.
-Hija. -Ahora es mamá la que habla. -Tienes que cuidar a tu hermano, él es tu responsabilidad.
-No, pero ¿Y ustedes? Los necesito.
-Jade, mira a tu alrededor, vamos a estar bien, ya cumplimos nuestra cuota en la tierra, siempre vamos a estar con ustedes, siempre amor.
-Mamá me miraba con infinita ternura.
-No. -Las lágrimas caían como un caudal.
-Sé fuerte hija. -Papá besó mi cabeza.
-¿Por qué no pueden volver? -El dolor me taladraba.
-Jade, vi morir a mis padres también, es parte del proceso de la vida, todos somos de la muerte. Déjanos descansar, encárgate de tu hermano, sé la persona que hasta hoy has sido, sé feliz. Confía en los ángeles, son tus amigos. Adriel te ama, él es complicado, pero daría la vida por ti. -Mamá vuelve a ver a papá buscando apoyo.
-Sí bueno, Adriel puede ser una verdadera molestia cuando se lo propone, pero todo lo que ha dicho Agatha es cierto. -Pone los ojos en blanco y no puedo evitar sonreír.
-Es hora. -Una tercera voz me sobresalta, es Cely, dos majestuosas alas se extienden en su espalda, una leve luz lo cubre.
-Los amo. -Los abrazo.
-Y nosotros a tí, cuida a tu hermano, hazlo una persona justa. -Me pidió mamá
-Lo haré, pero no sé cómo continuar sin ustedes.
-Encontrarás el camino, hasta pronto hija.
Me alejé con el corazón en pedazos, ellos no me lo dijeron, pero sé que también les dolía. Cely me extendió la mano, la tomé dubitativa. No sabía con exactitud a dónde íbamos pero terminamos en el Limbo, en aquel arroyo dónde hablé con El Supremo. Miré a mi lado y Cely no estaba.
-Cely. -Lo llamé y al buscarlo, vi a un niño tirando piedras al agua, el mismo niño de la otra vez. Me aproximé a él recibiéndome unos ojos dorados. Su tez es blanca, sus cabellos rubios con una cascada de risos cubriéndole la frente.
-Hola Jade. - Su voz es dulce y cantarina.
-Hola-Contesté avergonzada.
-No te aflijas, estoy aquí para ti.
Me coloqué de rodillas con las manos hundiéndose en el barro.
-Mírame Jade. -Me pidió con sutileza.
-No lo merezco. -Cerré los ojos.
-El Enemigo es manipulador, dice lo que añoras escuchar, te tentó y no sucumbiste.
-Pero estuve a punto. _Lo miré de reojo.
-No te culpes por lo que no sucedió, ya es pasado.
-No podré volver a ver a nadie a la cara, no tengo perdón.
-¿Qué hay que perdonarte? -Me sonrió.
-Supremo. -No me dejó continuar.
-Te voy a dar un obsequio, en recompensa a tu valor.
-Valor. -Escupo con desprecio de mí misma. -Egoísmo diría yo.
-Jade, deja de recriminarte _Me mira expectativo.
-No merezco nada de tí.
-Estamos en desacuerdo con ello. Te haré una oferta, puedes aceptarla o rechazarla.
Sentí curiosidad, escuché atenta.
-Regresaré a tus padres a la vida. _Al oír esto me regocijé. -Te daré aquello que siempre quisiste y nunca tuviste, una vida normal, serán humanos, sin dones celestiales y haré que Cely esté contigo.
-Pero ¿Y Owen? -Mi corazón se oprimió.
-Le daré lo mismo a él, una vida, y no sólo eso, nadie recordará nada, es como si todo esto no hubiera ocurrido.
-Quieres decir que Owen y yo seríamos extraños.
-Así es, si así lo deseas, estarás con Owen, eliminaré su parte demonio, podrán estar juntos, y cuidarás de tu hermano.
Suspiré desanimada, ¿Por qué tenía que ser así?
-Tengo que responder ya.
-Sí, medita bien tu respuesta.
Me quedé analizando la oferta, otra vez me encontraba contra la espada y la pared, sin saber qué decidir. Por un lado, recordé aquella prueba dónde yo era una estudiante, me gustó, pero por otro, debía renunciar a Owen, pero él estaría bien, si nuestra mente sería borrada qué perdía.
Me quedé pensativa, sonreí con amargura, la decisión ya fue tomada.
**********
Hello, acá actualizando. ¿Qué decidirá Jade? Lo sabremos en el próximo capítulo.
Besos y abrazos, feliz inicio de semana. 😘
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