CAPITULO 41
Owen se recuperó, Jeremías permitió que se quedara bajo su cuidado, mientras convalecía. Mamá había llegado a visitarnos con mi hermano, primero me regañó para luego abrazarme tan fuerte, que por un momento sentí que me trituraba las costillas, pero la comprendía, estaba aliviada que nada me hubiera ocurrido, y la culpa me carcomió por completo.
Owen al principio se mostró receloso con mi familia, porque tenía muy claro que él fue la persona responsable de alejarme de ellos, pero en ese momento, no era consciente de sus actos, estaba siendo manipulado por Tamiel. Papá se comportó un poco cortante con él, en cambio mamá le sonrió y lo reconfortó al decirle que todo estaba bien y que no había nada que perdonar.
Creo que ella comprende mejor nuestra situación, papá siempre ha sido muy sobreprotector, me ve todavía como aquella niña pequeña que corría hacia él cuando raspaba su rodilla al caerse, o lloraba de noche porque le tenía miedo a la oscuridad. Mi corazón me indicaba que se sentía desplazado por Owen de alguna forma. Tengo la fuerte convicción que mi padre está celoso de mi demonio.
Después de discutir con papá varios minutos logramos convencerlo para que permitiera que Owen se quedara con nosotros, no fue fácil, pero me sorprendió que incluso Adriel se pusiera a nuestro favor, eso sí era algo novedoso.
-Cierra la boca, se te van a meter las moscas. –Me dijo Adriel, al escucharlo defender a Owen y quedar en completo shock.
Nos mudamos esa misma tarde a la casa , recuperando Owen su antigua habitación. Dormí toda la noche y me desperté cerca de las 11:00 a.m. del día siguiente. Me sentía renovada, me levanté de un salto, me cambié y bajé la empinada escalera de caracol en dirección al cuarto de Owen. Al ingresar lo encontré mirando a través de la ventana, con los brazos sujetos hacia atrás.
Al notar que era yo, una enorme sonrisa se ensanchó en su rostro dejando mostrar aquellos hoyuelos que me derretían. Corrí hacia él y lo abracé, sintiendo pronto la calidez de sus brazos rodeándome.
-No te atrevas a volver a irte de mi lado. –Le reclamé.
Lo escuché sonreír para luego con sus manos sujetar mi cara hasta que estuvimos tan cerca que su aliento abrumaba mis sentidos. Nuestros labios se encontraron y ha sido un beso puesto con algo de necesidad, añorando nuestra compañía. Estar sin Owen dolía de una manera que me asustaba, es como si fuéramos uno solo, por eso al recordar verlo tendido entre mis brazos muerto, como en mi visión, taladraba mi corazón.
La puerta se abrió y apareció Yeialel, no traía la sonrisa que siempre la caracterizaba, por el contrario su rostro es sombrío.
-¿Qué sucede? –Le pregunto.
Se cruzó de brazos apoyándose en el marco de la puerta, se quedó meditativa unos segundos para luego contestar: -Como saben, tienen que superar pruebas para poder obtener la última llave. Son siete en total como siete son las llaves. Jade ya pasaste la primera.
Ambos la miramos extrañados ¿En qué momento lo hice que no recordaba? Ella pareció leer nuestra expresión.
-Recuerdas el sueño que tuviste en el cual Cely estaba vivo, no existían demonios y tú ibas a la secundaria y Owen era profesor.
Asentí cayendo en cuenta a lo que se refería.
-Ésa ha sido la primer prueba, ahora deberán superar la segunda.
-¿Cuándo? –La miro de reojo.
-En este preciso instante. _Respondió con un remedo de sonrisa.
-¿Ya? ¿Ahora mismo?
Ella asintió con la cabeza, nos pidió que la siguiéramos. Mamá y papá no se veían por ningún lugar, ni tampoco Adriel.
-Ellos estarán ausentes el tiempo que duren las pruebas, es algo que deben hacer solos.
-Me asustas. –Confesé temiendo lo que nos esperaba.
-No temas, tengo fe que lo lograran, ánimo.
-¿Y qué hacemos? –Consulté.
Owen guardaba silencio atento a las palabras de Yeialel que de vez en cuando lo miraba pero no de forma despectiva, sino más bien con cariño.
-Suerte. –Nos dijo y desapareció.
-Eso fue extraño. –Al fin pronunció Owen con el ceño fruncido.
-Tengo un mal presentimiento. –Le hice saber. –Escucha. –Hice la observación.
-¿Escuchar qué? –Preguntó sin entender.
-Eso precisamente, los sonidos de las aves cesaron, incluso el del viento.
Salimos de la casa y afuera no se movía ni una hoja, se me erizaron los vellos de la nuca. Cerré la puerta pensando que quizás adentro estuviéramos a salvo.
-Jade. –Owen me llamó pero en cuanto volví a ver, una pared nos separó.
-Owen. –Grité golpeando la pared de concreto macizo que por más que lo traté de derribar con el fuego celestial, no pude. Mi corazón se desbordo al notar que ya no estábamos en la casa, sino en un laberinto, innumerables murallas me rodeaban, yendo a ningún lado en particular, su altura era tal, que descarté la opción de escalarla.
Deambulé buscando a Owen, llamándolo pero solo el eco de mi propia voz, rebotaba, devolviéndose a mis oídos. Hacía calor, y estaba sedienta, tuve que sentarme para descansar, no tenía noción del tiempo que llevaba ahí, pero mi cuerpo me indicaba que eran horas.
Recosté mi cabeza sobre la muralla y miré al cielo, era de un azul muy intenso, sin nubes. No vislumbraba al sol por ningún lado, pero el calor era tal, como si me encontrara en el desierto, la ropa me pegaba al cuerpo, y mi rostro empapado en sudor.
-¿Qué clase de prueba es esta? ¿De supervivencia? –Negué con la cabeza, exhausta. Cuando recuperé un poco las fuerzas me levanté y continué el recorrido. Los corredores son interminables, requería subir, para ver mejor el panorama, de lo contrario seguiría vagando a ciegas, pero ¿Cómo lograrlo?
-¡Demonios! –Exclamé frustrada, hasta que alguien llamándome captó mi absoluta atención.
–Owen.-Lo llamé pensando que sería él, seguí el sonido, que conforme me iba acercando, se incrementaba hasta tenerlo casi tan cerca como si estuviera conmigo, pero por doquier que miraba era solo paredones, y me empezaba a exasperar.
-Jade. –Owen apareció sosteniendo su abdomen, sangraba en grandes cantidades. –Aléjate Jade. –Me pidió antes de caer de rodillas. Me acerqué a él, pero con la mano me señalaba que no me aproximara.
-¿Qué sucede? –Quiero saber.
-Vete. –Gritó, antes de que una criatura apareciera detrás de él, era gigante, me recordó un poco al minotauro, con su cuerpo cubierto de un espeso pelaje, filosos colmillos, cuernos pronunciados decoraban su cabeza y uno de ellos se encontraba bañado de carmín, fue entonces cuando entendí cómo se hizo la herida Owen. Tenía dedos en las manos, con largas uñas y en los pies pezuñas, gruñía furioso, con sus ojos rojos puestos en mí.
-Vete. –Me volvió a indicar.
-No.-Respondí incitando a aquel extraño ser para que viniera hacia mí.
Bramó como si se tratara de un toro y fuego salió de su nariz, debería estar aterrada pero Owen era mi prioridad, tenía que lograr que él estuviera a salvo. Se vino corriendo a embestirme, intenté atacarlo con el fuego celestial pero para mi gran decepción no tenía poderes, esto se ponía más interesante. Apenas pude esquivar su golpe pero uno de sus cuernos rasgó mi carne a la altura de las costillas.
Owen intentaba ponerse de pie sin mucho éxito, debía pensar rápido, ¿Cómo deshacerme de Goliat? Siguió embistiéndome pero yo era rápida, tanto que vi como el enojo se acrecentó en la criatura cuyos movimientos comenzaron a ser torpes de la desesperación de deshacerse de mí. Me fue acorralando poco a poco hasta tenerme contra la pared.
-Jade. –Escuché a Owen apenas audible. No tenía a donde ir, paredes me cerraban el paso. El minotauro o lo que fuera esa cosa, colocó sus filosos cuernos al frente con la intención de hundirlos en mi estómago, cerré los ojos, pero los abrí de inmediato al ver a Owen en frente de mí, ahogue un grito al ver como uno de los cachos lo atravesaba.
-No. –Grité, viendo como lanzaba su cuerpo con rudeza contra una de las murallas y Owen no se movía.
La criatura desapareció y volvimos a estar en la casa del Limbo. Acorte la distancia que nos separaba y al inclinarme sobre él, las heridas comenzaron a sanar, al igual que la mía, dando un prominente respiro se enderezó con los ojos abiertos como platos y tocando la parte donde segundos antes, estuvo la mortal lesión. Lo ayude a ponerse de pie, para luego abrazarlo y soltar el llanto que tuve retenido, agradecida de que estuviera bien.
-Felicidades. –Yeialel sonreía, se encontraba en frente de nosotros. –Segunda prueba superada. La primera se trató de discernimiento, Jade se te dio la oportunidad de elegir, tentándote con lo que más añorabas, una vida normal, pero tuviste la suficiente sensatez para no dejarte engañar por Tamiel, discerniste entre lo bueno y lo malo. Esta prueba se trató de sacrificio, Owen prefirió morir en tu lugar, se sacrificó por ti. Bien hecho. Nos sonrió de nuevo y se desvaneció.
Owen y yo nos miramos volviéndonos a abrazar, si así iban a ser todas las pruebas, que el Supremo nos diera fuerzas, porque presentía que serían más difíciles, conforme nos acercáramos a la meta.
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Hola, acá les dejo el capi. Ya empezaron las pruebas, pobre Owen y Jade, nada bueno les espera.
Cuídense, un abrazo. 😘
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