CAPITULO 26
Desde mi último encuentro con Cely no me dejaban sola, y es literal, apenas podía tener un poco de privacidad cuando me duchaba, me parecía que exageraban, para mi alivio Adriel puso protecciones en la casa para repeler la visita de espíritus y otras entidades.
A nadie le conté sobre mi conversación con el Nefilim, no había vuelto a comunicarse conmigo, no sabía si era por las protecciones o porque no le apetecía hablarme.
Le pedí a Adriel permiso para ver a Owen, llevábamos dos días separados y su ausencia se clavaba en mis extrañas con un vacío que nada podía llenar. A regañadientes aceptó. No sabía exactamente dónde lo tenían, el lugar me era ajeno, una estancia sin paredes, a oscuras, como si fuera de noche, sólo iluminado con las brillantes barras de luz que rodeaban a mi demonio.
Cuando Owen me vio se acercó a las celdas de energía, no podíamos tocarnos, aunque sabía que ambos lo deseábamos. Mi vista se clavó en Adriel, que sin palabras, comprendió lo que le pedía, poniendo los ojos en blanco, movió su mano en el aire y la celda desapareció.
-Estaré por allí, si me necesitas llámame. -Me indicó para luego desvanecerse.
Apenas se fue, corrí a los brazos de Owen quién me recibió de buen agrado, uniéndose nuestros labios en un profundo beso. Las emociones que Owen despertaba en mí, me asustaban, en el sentido que, honestamente no creía resistir vivir sin él.
Sus fuertes brazos me llevaron más a su lado, sintiendo su cuerpo contra el mío, ahogando pensamientos que me sonrojaron, pero no era ni el lugar ni el momento oportuno, para tener esas emociones, esa parte de mí me era ajena, un deseo oscuro que nos ataba a ambos.
Con mi cabeza sumergida en el hueco de su cuello, disfrutando su compañía, rompí aquel mágico silencio y le dije: -Un Nefilim habló conmigo.
De inmediato se separa para mirarme directo a los ojos con preocupación.
-Te dijo su nombre. -Quiso saber.
-No. -Contesté cabizbaja.
-Cuéntame -Indagó.
-Quería las llaves.
-Ya veo. -Su mirada se pierde en la nada.
-Owen debemos encontrarlas y destruirlas, no podemos permitir que lleguen a las manos equivocadas.
-Lo sé, pero no hemos vuelto a tener sueños, y estar encerrado aquí me está volviendo loco.
-Lo lamento, hemos intentado convencer a Adriel, pero está empeñado en no ceder.
-No lo culpo, desconfía de mí, yo lo haría. -Sonríe para sus adentros.
-Yo creo en ti. -Le afirmo con seguridad.
Él me observa con detenimiento para sin esperarlo aprisionar mis labios para luego separarnos y plantar un beso en mi frente.
-No te merezco Jade, no sé qué hice bien para que llegaras a mí.
-Estábamos predestinados a hacerlo.-Le recuerdo. -Te sacaré de este horrible sitio.
Él sonríe incrédulo.
-Sólo presta atención. -Le indico besándolo rápidamente.
-Adriel ven. -Lo llamo.
De inmediato se materializa.
-La respuesta es no. -Contesta de inmediato.
-¿Escuchaste nuestras conversación? -De verdad estaba molesta.
-¿Creíste que de verdad te dejaría sola con él? -Lo señala
-¿Por qué eres tan testarudo?
-Bufo enojada.
-Es un......
No lo dejo terminar.
-No te atrevas a decirlo. _Lo encaro. -Que no se te olvide que sangre de ángel también corre por sus venas.
Me fulmina con la mirada pero lo ignoro.
-Tiene el aro puesto, no puede ir ningún lado, por favor Adriel, te lo suplico, permite que regrese con nosotros. -Me trague mi maldito orgullo, porque lo que en realidad quería, era patearle el trasero a este ángel encaprichado con mi demonio.
-De acuerdo, pero no lo perderé de vista. Y debes decirle a tus padres sobre el nefilim o lo haré yo.
-De acuerdo y gracias. -Expresé agradecida. -No eres tan idiota como pensé.
-Heyyyy más respeto jovencita, soy tu superior. -Pronuncia dolido.
-Pues entonces comienza a comportarte como tal.
Abrió la boca como queriendo contradecirme, pero cambió de opinión y guardo silencio.
-¿Podemos irnos? -Consultó ofuscado.
-Por favor. -Respondí cruzándome de brazos.
Adriel extiende su mano y ambos la tomamos, apareciendo de inmediato en el Limbo. Buscamos a mis padres, encontrándolos en el jardín, me sorprendió ver a Yeialel ahí, cargaba a mi hermano, no la había visto más desde el desierto de Arabia.
-Hola Jade. -Me sonrío de forma amable.
-Hola Yei. -Preferí llamarla por un diminutivo, su nombre era realmente complicado de pronunciar.
-"Yei" -Repite. -Me gusta.
-¿Y Sebastián y Mara? -Inquiero al no verlos.
-Se han marchado. -Contestó papá con una sonrisa de medio lado.
-¿Qué? ¿Por qué? -Y caí en cuenta que era por Owen. -¿Cómo se enteraron?
-Yo les avisé. -Yei devolvió al pequeño Adriel a mamá.
Iba a decir algo pero noté el intercambio de miradas entre ella y Adriel.
-Tú. -Lo señalé.
-No me culpes, fue tu decisión traerlo, sabes perfectamente lo que siente Mara por ellos, tenía que decirles, así que contacté a Yeialel para que notificara, ha sido su decisión irse.
Me sentí mal, no era mi intención que esto sucediera.
-¿A dónde han ido? -Quise saber.
-Han regresado a su casa Jade, pero no te preocupes, Anael está con ellos, fue asignado para protegerlos.
-¿Entonces tú estás a cargo?
-Frunzo el ceño.
-En realidad no. -Agrega Yei mirándonos a todos. -Adriel es nuevo en esto, y un poco inexperto, así que fui designada como su tutora.
Reí sin poderlo evitar.
-Oh sea, tú. -Lo señalo a él. -Eres mi tutor, pero ella es el tuyo.
-Sabía que me tenían que establecer a alguien, ya me enteré a quién. -Me contestó sonriendo para sus adentros. -Al menos es hermosa.
-¡Oh por Dios! -Exclama papá poniendo los ojos en blanco. -Ni siendo ángel maduras.
-Ven Owen. -Mamá lo llama. -Te indicaré cuál será tu habitación, nos alegra tenerte con nosotros.
Papá y Adriel intercambian una mirada que no sé interpretar, y Yei vuelve a ver a Owen con recelo, no podía culparlos por no confiar en él, Owen tenía que ganarse su confianza. Esto va a ser más difícil de lo que esperaba.
-Reivel. -Lo llama Adriel. - Jade tiene algo que decirte.
Los oscuros ojos de mi padre se clavaron en los míos, era hora de contar mi pequeño secreto.
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