CAPITULO 22

Me levanté tambaleante, incrédula ante la aparición frente a mí. No podía moverme, simplemente me encontraba catatónita. Una fina escarcha cubrió las paredes y el frío me hizo tiritar, señas que era un espectro.

-Hola Jade. -Me saludó sonriendo con amargura.

-¿Cómo es posible? ¿Estoy soñando? Tiene que ser eso. -Me digo a mí misma.

-No, no lo estás, y lo sabes.

-No tiene sentido. ¿Eres un ángel? ¿Te convertiste al igual que Adriel?

-No. -Contestó cortante.

Avanzó unos pasos, yo quise retroceder pero la pared de por medio me lo impedía.

-¿Me temes? -Expresó dolido.

-Compréndeme.

-Estoy aquí, vine por tí.

Me le quedé mirando directo a sus opacos ojos azules, y digo opacos, porque no había vida en estos. Mi corazón martilleaba con tanta fuerza que amenaza con salirse del pecho. Mis ojos desorbitados no se cansaban de observarlo, parecía real ¿Pero lo era? Con la mano temblorosa la extendí hacia él y lo toqué en la mejilla. La retiré de inmediato, su piel se encontraba helada, como una noche de invierno.

-Tan rápido te olvidaste de mí. -Sus palabras salieron lastimeras.

-No Cely. -Mi voz se ahogaba en mi garganta.

-Eres la única mujer que amé Jade, morí protegiéndote ¿Recuerdas?

Mi mente viajó a ese momento, cuando Cely se interpuso ante al ataque de aquel demonio, muriendo minutos después en mis brazos. Las lágrimas salieron atropellando mis pupilas, sintiéndome miserable.

-Te lloré por un año. -Le dije justificándome.

-Nunca me amaste. -Confirmó con dolor.

-No, ¿Por qué dices eso? Sabes que te amé. Eres injusto conmigo.

- ¿Y Dónde está tu amor por mí ahora? Ahhh déjame adivinar, en una jaula de energía, amas a un demonio, cuando uno de los suyos me mató. Perdona que no esté de acuerdo contigo. Me perteneces Jade, fui tu primer amor y te prometo, que también seré el último.

Enmudecí, ¿Era acaso una amenaza?

-Me arrepiento de haberme fijado en ti. Ultrajaste mi memoria.

-No digas eso, por favor, detente.
-Una parte de mí sucumbió ante tan dolorosas palabras.

-No te gusta escuchar la verdad, dicen que no peca pero incomoda.

-Cely. -Traté de tocarlo pero esquivó mi contacto.

-¿Por qué Jade? -Ahora sonaba agónico.

Cómo justificarme, si en el fondo tenía razón. Cuando me di cuenta lo tenía junto a mí, me tomó del cuello y me levantó con brusquedad.

-Amenazas a la humanidad con la destrucción, le entregaste tu corazón cuando alguna vez me prometiste que era mío. ¿Donde quedan tus palabras? ¿Se las llevó en viento acaso?-Su voz sonaba cargada de odio, no podía respirar.

-Cely por favor. -Apenas fui capaz de hablar.

-"Cely por favor". -Repite utilizando mi voz. - Mereces morir.
-Espeta con ira.

-Cel... -Me apretaba con tanta fuerza que me lastimaba.

-Jade. -La voz de Adriel resonó en la estancia.

Cely desapareció y caí, quedando tendida en el suelo, no fui capaz de moverme, me encontraba aun asimilando lo sucedido.

-Jade. -Me volvió a llamar, pero su voz se escuchaba distante, de repente me sentía liviana, cerré los ojos y la oscuridad me abrazó.

****************
Narra Reivel:

-Esto no me gusta, no me gusta nada. -Agrego preocupado al ver a mi hija en la cama y con marcas rojas de manos sobre su cuello.

-Antes de que se desmayara, la escuché pronunciar "Cel". ¿Qué podrá significar? -Adriel me miraba con el ceño fruncido.

-Pueden ser muchas cosas. ¿De verdad no viste a su atacante?

-No, se encontraba suspendida en el aire, como si algo la sujetara. Pero llamó mi atención la escarcha en la pared.

-Debemos esperar a que despierte, sólo ella puede sacarnos de esta incertidumbre.

-¿Crees que haya sido el demonio? -Consulta Adriel.

-No lo creo, ¿Le quitaste el aro?

-No, se lo dejé colocado.

-Bueno, eso contesta a tu pregunta, no tiene tanto poder como para neutralizar el efecto del aro.

-¿Esto no debió pasar Reivel? Estamos en el Limbo.

-¿Y qué? Agatha fue poseída por Adiraet aquí. Recuerda que el Limbo es como una intercepción entre la Tierra y la Gloria, un punto de encuentro.

-Si yo no llego ella podría estar...

-Lo sé. -Me estremezco de solo pensarlo.

-¿Cómo se encuentra Agatha?
-Inquiere.

-Más tranquila, tuve que darle una bebida a base de hierbas que me trajo Jeremías. Se encontraba muy alterada, por su estado, no es bueno que tenga emociones fuertes.

-No lo entiendo. -Adriel pasa las manos por su rostro, yo pensaba exactamente igual.

-Siento que hay una fuerza oscura detrás de esto. Sólo un demonio muy poderoso, puede atravesar el infierno para llegar aquí.

-¡Un nefilim! -Exclama Adriel horrorizado.

Asiento y vuelvo a ver a mi hija, que se mueve inquieta. Hemos tratado de despertarla sin resultado y eso me asusta.

-Creí que con la muerte de Adiraet la pesadilla había acabado. -Añade Adriel cabizbajo.

-No era sólo Adiraet, por algo se llaman Legión.

-Ella estará bien. -Adriel coloca su mano sobre mi hombro. -Ve a descansar, no has dormido nada, yo me quedaré. Además Agatha te necesita, tienes otro hijo no nato, que también requiere tus atenciones.

Odiaba reconocerlo pero Adriel tenía razón. Sin muchas ganas asentí y la dejé al cuidado de mi amigo, esperaba que Jade despertara pronto, de no hacerlo, no sería una buena señal. Pero no quería ser dramático ni adelantar hechos, ya pronto conoceríamos la realidad de los hechos.

Al entrar en la recámara Agatha dormía o al menos eso creí porque apenas sintió mi presencia, abrió los ojos. Me hizo en espacio en la cama, quitándome los zapatos me acomodé a su lado, quedando su cabeza sobre mi pecho, rodeándola con mi brazo, besando su cabeza.

-¿Ha despertado? -Quiere saber, desearía decirle que sí, pero lamentablemente no es así.

-No. -Digo desmotivado.

-¿Lo hará cierto? -Me vuelve a ver con los ojos humedecidos.

-Claro que sí, es cuestión de tiempo. -Mentí, algo me indicaba que esta pesadilla no se acabaría tan fácilmente.

-¿Qué pudo ser? ¿Algún demonio la poseyó?

-No lo creo, recuerda el conjuro que hicimos cuando nació, para evitar que eso sucediera.

-¿Entonces? -Con su mano sujetó mi camiseta.

La miré sintiéndome impotente, esta vez no tenía una respuesta que darle. Lo leyó en mis ojos, por algo dicen que son la ventana del alma, comenzó a llorar.

-Agatha, no llores, la angustia no le hará bien al bebé.

-No puedo evitarlo, es nuestra hija Reivel, si algo le llegará a ocurrir...

-Eso no sucederá. -Le afirmé.
-Mírame Agatha. -Tomé su rostro obligándola a hacerlo.

-No permitiré que nada malo le pase a Jade ¿Me escuchas?

Ella asintió no muy convencida, pero al menos dejó de llorar. Comencé a acariciar sus cabellos, sentí como poco a poco su cuerpo comenzó a relajarse y su pausada respiración me indicó que se quedó dormida. Al menos la infusión de Jeremías cumplía su cometido. Por mi parte, no me sería fácil volver a dormir hasta que mi hija despertara y me viera a través de sus vivaces ojos, sonriéndome y poder oír esas palabras de su boca "Papá".

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