I
Fuego, gritos.
Sangre, muerte.
No puedo enfocar, la vista me falla; hace momento estaba junto a mi hermano y ahora...solo veo la sangre que cae de mi frente. Escucho gritos, pero no distingo voces.
Todo esto...¿Ha sido provocado por mi negligencia?
A lo lejos veo un cuerpo tirado lleno de sangre y mi mundo se derrumba por completo.
Abro los ojos y veo el techo de mi cuarto, un rosa pálido que ha estado ahí desde que nací.
Escucho voces de nuevo, pero ahora las distingo: mis hermanos, mi mamá. Fue una pesadilla, suelto un suspiro largo y me levanto repitiendo mi mantra.
—Me llamó Nainara, tengo 17 años, vivo en Majestic City y no me estoy volviendo loca.
Sonaba tonto, pero era eficaz después de una pesadilla; el consejero que mis padres me obligaban a ver me ayudo a componer esas palabras que me conectaban a tierra.
El decía que las pesadillas se debían a mi don; ah, ahora es buen momento para mencionar que en la actualidad vivimos en un mundo donde el noventa por ciento de la población mundial tiene un don: brillan, escupen fuego, congelan cosas. Entienden el punto ¿no?
Aunque para mi...más que un don es una maldición.
Repetí el mantra unas dos veces más junto con respiraciones y con la mente más despejada entre al baño para comenzar mi día.
Cabellos rubios desordenados, ojos verdes irritados por el mal sueño, mejillas medio regordetas; la verdad no me gustaba mucho mi físico no era gorda, pero mis proporciones me hacían blanco de muchos pervertidos.
Lave mi cara y dientes para después ponerme mi uniforme de la escuela; falda plisada color negro, camisa blanca con una corbata negra, calcetas altas negras y zapatos negros. Trate de peinar mi cabello diferente, pero al final las dos coletas ganaron con mis dos mechones cayéndome por la frente.
Me puse poco maquillaje y salí a donde escuchaba ruidos.
Estaban mis hermanos: Noah y James, que van en la secundaria apenas y mi mamá, Ava.
Mi padre brillaba por su ausencia, aunque su agenda en el trabajo está más ocupada que la del ministro de defensa.
Entendible cuando eres el héroe número uno.
Oh! Otra cosa que olvide mencionar. A raíz de la aparición de dones, también los trabajos comenzaron a variar y ahora uno de los trabajos mas deseados es justamente ser un superhéroe.
Mi padre, Jake Lennox o mejor conocido como Ironside es actualmente el héroe número uno y un símbolo de paz para la ciudad y podría decirse que para todo el mundo. Un trabajo muy difícil si me permiten decirlo.
Mi madre también es heroina, pero su don le da la capacidad de hacer misiones encubiertas en lugar de estar cerca del público y teniendo en cuenta el carácter de ella, supongo que lo prefiere así.
Por otro lado están mis hermanos menores; James y Noah, son mellizos y ambos tienen dones llamativos, pero solo Noah quiere ser un héroe, James prefiere no usar su don a menos que sea de vida o muerte.
En fin, me siento en la mesón de la cocina y quiero agarrar una manzana cuando un delgado hilo oscuro la toma antes que yo e inmediatamente le hago mala cara a Noah.
—De tantas manzanas ¿no pudiste agarrar otra? —Otro pequeño delgado hilo de oscuridad sale de mi y comienza a pelear con el hilo de mi hermano, James nos mira con aburrimiento, su don es diferente al nuestro y de todos modos, juro nunca usarlo.
Cuando mamá voltea ambos escondemos los hilos causando la risa de James.
—Hora de desayunar. —Mamá pone tres platos, uno con ayuda de su propio hilo de oscuridad, si Noah y yo lo heredamos de ella y James...bueno es un caso aparte.
Mientras comemos no mencionamos la ausencia de nuestro padre, pero sentimos la tensión en mamá, algo debe de estar pasando y no quiere decirnos, aunque no sería la primera vez; papa tiende a meterse en problemas muy seguido.
—Trabajaré horas extras hoy, deje la comida lista solo para calentar y sus almuerzos están en la barra —dice mamá con un tono apurado— Se hará tarde, Noah, James háganle caso a Nainara.
Deja la cocina tan rápido que no puedo decirle nada, lo peor es que cada día me acostumbro más y extraño cuando era más niña, cuando mi peculiaridad aún no se desarrollaba y mis padres no me veían como si fuera una bomba de tiempo.
James y Noah me miran.
—Hagan lo que quieran, solo no terminen en la cárcel o el hospital.
Ambos sonríen, saben que no les daré órdenes o me impondré como una hermana mayor asfixiante. Les quiero mucho y por eso mismo confío en que no harán tonterías que nos quiten la libertad que hemos ganado por ser "maduros y educados".
No somos ni remotamente maduros, educados quizá, pero distamos mucho de la madurez que nuestros padres creen que tenemos.
Después de mis palabras los dos se levantan de la mesa y tienen la decencia de recoger y lavar mi plato, aduladores.
Tomo mi ultimo trago de café con mis pastillas y hago una mueca, odio el sabor de estas cosas, pero me mantienen estable o lo más estable que puede estar alguien que ocupa sangre para vivir.
Si, mi don podrá ser poderoso, pero dependo de sangre humana o animal para que funcione de manera correcta, las pastillas ayudan aunque saben a mierda.
Consulto mi celular y como tengo tiempo antes de irme, enciendo la televisión.
En las últimas noticias, el hospital central de Majestic ha sufrido un robo en su banco de sangre.
Se confirma que no hubo heridos ni daño material, los encargados parecen estar en óptimas condiciones salvo una niebla mental que les hace imposible recordar qué pasó, más informes a continuación.
Casi me infarto al escuchar esa noticia y solo puedo gritar:
—¡DARSH!
¡Bienvenidos!!!
Espero les guste esta nueva historia que hago con todo mi corazón, espero sus bonitas estrellitas :3
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