Prólogo
"Cómo podría renacer sin antes haber quedado reducido a cenizas"
- Nietzsche.
Me encontraba huyendo, mientras mi compañero se enfrentaba a los hombres enviados por aquel traidor. Era necesario enviar este mensaje al MI5, antes de que sea demasiado tarde o toda Europa se sumiría en un caos interminable en Afganistán.
Me encontraba cerca del barco, donde teníamos preparado para huir. Pero, justo cuando me quedaban unas tres yardas y media de distancia, el barco explotó lanzándome por los aires. Mis oídos emitían un molesto zumbido por culpa de la explosión, me encontraba aturdida y a penas podía incorporarme, cuando alguien me levantó de manera muy brusca y pude distinguir su rostro.
"Mierda".
El hombre que me había atrapado, fue un soldado novato enviado en Afganistán, quien los traicionó y costó la vida de todo el escuadrón y que ahora trabaja para el Gobernador General de la India, Darryl ****.
"Nunca pensé que acabaría con la vida de Silent Maiden, sin duda soy un hombre con suerte"
Le acometí una patada en el costado para luego hacerle una llave, pero mis fuerzas flaquearon y se deshizo de mi llave con facilidad. Me tiró con violencia al suelo y apuntó con su pistola. Todo ocurrió tan rápido.
El apretó el gatillo, la trayectoria de la bala iba fijamente hacia mí, quien apenas me había movido del suelo. Pensé que este sería mi final, si no fuese porque mi compañero se interpuso en mi camino. Me quedé helada al ver como mi querido compañero daba su vida por mí y con su último aliento me tiró al agua, donde me hundía poco a poco cuando escuché el tenue sonido de un segundo disparo.
Me desperté sobresaltada de mi cama. Había vuelto a tener ese mismo sueño, o más bien, rememorado aquel fatídico recuerdo. Sin embargo, el mayor dolor que más albergaba en mi interior era, sin duda, la pérdida de mi compañero y prometido, Arthur Challenger; y pensar que aquella iba a ser mi última misión para luego retirarme cómo la Sra. Challenger, algo que no pudo suceder. Él cómo sobreviví fue tan sencillo como encontrarme por unos marineros ingleses que iban de regreso hacia su patria y, sinceramente, aquella travesía fue la más larga que había sentido en toda mi vida. Al llegar a Londres, me fui directa al cuartel del MI5, donde les informé de lo sucedido junto con mi dimisión, algo que les sorprendieron mucho. Iba a marcharme si no fuera por mi encuentro "casual" con "el Gobierno", lo cual me lleva a mi estado actual, siendo la mano derecha de Mycroft Holmes y que ahora vivo bajo el mismo techo que él de manera temporal hasta que encuentre un nuevo hogar, que sea del agrado de este hombre tan insoportable.
Ni siquiera había amanecido cuando me desperté, lo que significa que no serían ni las cinco y media de la mañana. A pesar de ello, me había desvelado y no me volvería a dormir, así que opté por encender la vela de mi habitación y coger uno de los libros de mi estantería, justo el libro que compré el día anterior, recomendado por el propio dueño de la librería, cuyo título exponía bajo el nombre de "Estudio en escarlata" por Arthur Conan Doyle.
Comencé a leerlo, de momento introducía al Dr Watson y la forma en que está escrito la novela es cómo si fuese el autor de esta obra, algo que me resulta bastante original hasta que mencionó un nombre, extrañamente familiar.
"¿Sherlock Holmes?" - pensé. - ¡Un momento!
Me enfrasqué en la novela, sólo para más tarde confirmar en un periódico pasado de hace unos meses, que el contenido de la novela es similar al caso de Jefferson Hope, el "primer" caso resuelto por el hermano menor de Mycroft, Sherlock.
"Eso quiere decir que el auténtico autor de la obra es su compañero, el Dr Watson, quien ha optado por usar un pseudónimo en sus obras basadas en los casos de Sherlock; pero toda obra, aunque esté basada en la realidad tiene algo de ficción, pues no creo que haya relatado todo lo sucedido. Ya que tengo entendido que al hermano de Mycroft lo incriminaron al estar su nombre escrito con sangre de la víctima, algo que me llamó muchísimo la atención, pues quien querría inculparlo, a menos que le estuvieran poniendo a prueba. Y si es así, ¿quién? Pues, obviamente, el asesino no fue. Esta estratagema viene mas de un hombre extremadamente inteligente y astuto. El auténtico perpetrador y quien asesoró a Jefferson Hope. El mismo hombre que ha perpetrado las muertes de varios nobles, nobles que tenían un historial delictivo".
"¿Quién será este hombre?"
Me encontraba sumida en mis pensamientos, que no me percaté de la hora que era además de las insistentes llamadas de la criada del Sr. Mycroft. Cuando entró vio que estaba sentada en el suelo y cruzada de piernas con el periódico extendido por el suelo.
- ¡Señorita Smith! ¿Qué hace sentada en el suelo y de esa manera? Si el Sr Holmes llegase a descubrir este indecoroso comportamiento.....
- No me haría absolutamente nada, salvo reprenderme. - La interrumpí, al mismo tiempo que me incorporaba en el suelo y recogía el periódico que siempre tenía guardado en el cajón de mi cómoda y colocaba el libro en su sitio.
- No logro comprender el por qué de guardar los periódicos de fechas antiguas.
- Porque es útil.
- ¿Útil? - preguntó confusa.
- Para mí. - respondí de manera directa. - ¿Por cierto qué hora es?
- Oh, cierto. Tienes que darte prisa, son más de las ocho. - Dijo alarmada la criada.
- ¿Tan tarde? - pregunté sobresaltada. Cogí la ropa que ya tenía preparada de la noche anterior y me la puse de forma apresurada con la ayuda de la criada, pues ella me ayudó a colocar el corsé. "En serio, como odio este accesorio de tortura". Me lavé la cara y me acicalé el pelo, me iba recogiendo el pelo mientras me dirigía al piso de abajo, donde me estaría esperando un exasperado Mycroft.
Cuando llegué al salón lo primero que escuché fue un rotundo no.
- ¿Qué?
- Eres una dama y como tal debes llevar un recogido más apropiado. - Desvió su mirada para ver mi medio recogido, que dejaba parte de mi cabello suelto.
- ¿No tenías prisa? - pregunté con una calma fingida.
- Puedo esperar.
Tuve que rehacerme el peinado hasta dejarlo con un recogido trenzado de moño medio alto*.
* Mírese el peinado de Saber de Fate.
- ¿Este peinado le es de su agrado, Sr Holmes? - le pregunté con molestia.
- Así esta mejor. - Se levantó de su asiento, le entregó el periódico, junto con un maletín alargado y se dirigieron a la entrada de la vivienda, donde cogerían sus abrigos y sombreros. Al salir, les esperaban su carruaje donde les llevaría al despacho de donde tendrían su reunión.
Leía el periódico, pero por desgracia no había nada interesante que contar y lo doblé de inmediato.
- Yo también opino lo mismo. - dijo Mycroft.
- Supongo que este es el tipo de días tranquilos para unos y aburridos para otros. - dije desinteresada.
- Cierto, pero la reunión que tenemos tendrá un efecto contrario al del periódico. - dijo mostrando una leve sonrisa en sus labios.
- Si no recuerdo mal, la reunión es con el director del reciente MI6, Albert James Moriarty. Hizo un buen trabajo en su intervención de desmantelar aquel tráfico de opio. Menuda casualidad que raptasen a su hermano. - Desvié mi mirada para ver la reacción de Mycroft.
- ¿Qué piensas al respecto, Srta Smith?
- Que las casualidades no existen. Es obvio que el Sr Moriarty ya iba tras aquella gente y aprovechó su oportunidad para obtener su ayuda y así tener el visto bueno para conseguir la dirección del MI6. ¿De verdad confías en ese hombre, Sr Holmes?
- Sí y no. - Arqueé una ceja ante la vaga respuesta de Mycroft. - Por eso tenemos que estar alerta ante cualquier movimiento de él.
- ¿Eres consciente que estas jugando a un juego bastante peligroso, Mycroft? - le advertí seria.
- Sí y por eso te escogí como mi mano derecha.
- No me escogiste, me amenazaste con contarle a los de arriba mi relación con Arthur si no me unía a tí. - dije molesta.
- Sabías perfectamente que el marcharte no era una opción y menos siendo tú.
Eso me molestó, pues sabía con certeza lo que me iban a hacerme si me marchaba de allí, pero este imbécil intervino e impidió mi destino final con la escusa de contarles mi relación con Arthur, cosa que eso lo sabían todo el mundo. Sigo sin comprender el por qué me quiere con vida.
El carruaje se paró, avisándonos que habíamos llegado hacia nuestro destino. Salimos del coche para luego entrar en un edificio, que aparentemente es una compañía de comercio exterior pero que en realidad es el cuartel del MI6, donde me encontré a una cara conocida del MI5.
- ¿Moneypenny?
- ¿Autumn?
Ambas nos sorprendemos de vernos, pero tuvimos que atrasar nuestra reunión, pues tenía que quedarme en la reunión, pero eso no significa que no nos reuniéramos para más adelante.
Moneypenny nos guio hasta la sala, donde nos encontraríamos con el Sr Albert James Moriarty, quien nos esperaba sentado en un sillón acolchado de piel blanca.
Este mostraba una sonrisa seductora, pero con una mirada extrañamente fría y calculadora.
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