Taehyung POV.

—¡Basta, me haces cosquillas! — Entre risas y caricias apartaba mis manos sin mucho esfuerzo. —Oye, no es justo deberías dejarte hacer también cuando yo quiero. —reprochó con un mohín en sus labios. Acaricié sus cabellos y dejé un casto beso en su frente.

Lo amo. Amo esta calidez de sentirlo entre mis brazos, que él sea mi refugio y viceversa me es más que suficiente para no querer soltarlo nunca más.

—¿Me amas? —preguntó un tanto receloso.

—Daría mi eternidad por ti, nunca dudes de ello bebé. —Lo acerqué más a mi cuerpo para así poder sentir su calor entre mis brazos.

—¿Crees que ésto esté bien? ¿Y si nos descubren? T-tengo miedo y si... — Puse mi índice sobre sus labios en señal de que parara ante aquello que más temía, que temíamos. No podía ser vulnerable ante él.

—Te amo. ¿Está bien? Es todo lo que importa ahora, nada ni mucho menos nadie podrá desvanecer este lazo de amor que nos conjuga. Porque estando juntos el tiempo detiene su curso, porque el que estés conmigo sobrepasa las galaxias y firmamentos. Nuestra luz lo confirma, lo sabes.

Suspiré y enredé mis dedos en sus cabellos, mi mano cayendo en su cintura acariciando su suave piel cual pétalo de flor. Es tan delicado, que lo único que deseo es protegerle de todo.

 —¿Ves eso? — señalé con el dedo hacia arriba. Siguiendo con su mirada el camino, sonrió. —¿No es hermoso? Somos nosotros; tú, yo. El eclipse lunar de nuestras almas baila al compás de nuestro amor. ¿No es más que suficiente esto?

Aquel chico de ojos avellana alzó su mano posando esta misma en la mía, entrelazando nuestros dedos en el proceso besó el dorso de mi mano e hizo lo mismo con mis labios.

—Te amo, Tae.

—No. No otra vez... —gotas caían por mis mejillas, mi pecho apretado y el nudo en mi garganta presente una vez más. Tomé mi cabeza entre mis manos sollozando. —¿Q-quién eres?

—Que tenga una excelente noche Señorito Kim.

—Gracias, Rose. Igual para ti, nos vemos mañana.

Salí rápidamente del lugar bajando las escaleras, no eran muchas y me siento cómodo haciendo algo de ejercicio al menos de esta manera. Porque sí, odio el ejercicio. Es algo tarde, veo el reloj en mi muñeca y frunzo los labios. Aún tengo que ir a comprar suministros para la semana y cuando hablo de suministros me refiero a mi comida.

—Hasta luego, Sr Choi. — hice un ademán y él lo mismo para acto seguido salir completamente del pequeño edificio donde trabajo.

Divisé apenas doblé la esquina el pequeño supermercado al que acostumbro ir a por mis compras, adentrándome a éste con mis pensamientos revoloteando nuevamente sin descanso.

¿Han sentido alguna vez en sus vidas la necesidad de buscar a alguien? ¿De un vacío que ni tu misma pasión llena?

Y no, la comida tampoco lo hace.

Es como si fueras cayendo de bruces al suelo para luego levantarte creyendo que todo podría ir bien, pero resbalar y caer a un inminente abismo sin fondo.

No es mi mejor metáfora, pero digamos que no soy bueno en estas cosas.

He tratado de salir de este inmenso laberinto de flores caídas y golpes sin sentido. No es que mi vida sea tan difícil después de todo tengo un techo, un trabajo y comida. Es suficiente para una persona que sabe lo que quiere en la vida y tiene su mentalidad enfocada en una sola cosa. Pero... No es mi caso. No me es suficiente casi nada y tengo la necesidad absoluta de buscar ese algo que me complemente, ese alguien reconfortante para mi alma y esa razón para que esta corta vida tenga un poco de sentido.

Mi aura clama por su complemento.

Ahora, heme aquí caminando rumbo a mi departamento compartido con cierto rubio, manos de bebé; mi mejor amigo.

Llegando al departamento saco mis llaves, introduzco la correcta en la cerradura y abro dando paso a mi pequeña morada. Dejo mi abrigo en el perchero junto a la puerta y camino dando pasos lentos hacia la cocina dejando las compras sobre la mesa de la misma.

—He llegado —anuncié en tono no tan fuerte, pero si lo suficiente para que me escuchara, un ajá se oyó murmurar a lo lejos por parte de él.

—Hey, ¿trajiste mi pan?

—Sí, hola también Jimin, me fue excelente el día de hoy por si te preguntabas —bufé haciendo que riera parándose a mi lado posando sus manos sobre mis hombros.

—Taehyungie yo también te quiero, no seas así. —hizo un puchero con el cual conseguía convencerme de todo.

Pequeño lindo demonio.

—Toma, — le extendí la bolsa cuyo contenido era la maravilla ante sus ojos —Sé que me quieres solo por tu pan. — revoleó los ojos pero quitó de mis manos la bolsa, sus ojos brillaron como niño con paleta nueva.

—Ya, ya, te haré la comida. Y de paso chocolate caliente, deja de quejarte.

Un quejido salió de mis labios dándole a entender el buen uso que tiene para manipularme, él sonríe con un pedazo de pan en la mano.

Justo en mi chocolate.

Camino a mi habitación dejando mi portafolio sobre la mesita de noche a un costado de la cama, lo mismo con mi cámara. Me desvisto, tomo una ducha y salgo a la cocina nuevamente con una toalla sobre mi cabeza con mi cabello aún goteando. Unos simples shorts color lila y camiseta holgada del mismo color me adornan.

—El lunes tengo prácticas todo el día. ¿Crees que puedas ir a sacar algunas fotos de mis alumnos y después a buscar los libros que encargué hace unos días en la librería que está en el centro? —Me abrazó por la espalda haciendo pucheros con intención de convencerme. —Por favor, en serio no me da tiempo de ir, te lo agradecería Tae. Ya sabes que te amo. — suplicó.

—Mmh… ¿Lunes? —asintió repetidas veces con una sonrisita mientras servía la comida sobre la mesa. —Si, no te preocupes MINNIE. —hice énfasis sobre su tierno apodo, pero nada comparado con él; mandón sin compasión. —Pero, ¿Para qué me dijiste que eran las fotos?

Ya. Si me acuerdo, pero quiero asegurarme.

—Evento cultural por el aniversario de la academia, ya te lo había dicho Tae, préstame atención al menos cuando te digo algo importante. —Expresó con falso tono ofendido mientras se sentaba en el espacio vacío frente a mí. —¿Cuento contigo? — preguntó una vez empezamos a comer con un mohín en sus labios.

Vaya manera de conseguir lo que quieres Park.

—Cuenta conmigo Minnie.