⚗️𝓐𝓽𝓪𝓻𝓭𝓮𝓬𝓮𝓻⚗️

El beso fue cálido, acogedor, necesitado. Tanto es así que Beelzebub no pudo evitar que una fugaz lágrima rodara por su rostro ante tanta devoción, la única a la que todavía podía darse el lujo de ceder.

No estaba solo. No estaba solo como todas las otras veces que había estado perdido en el abismo de la desesperación, lleno de ambiciones destructivas para su alma.
Estaba perdido, pero había encontrado esa luz que tanto lo había atraído y que al final había logrado arrastrarlo a una dimensión mejor, alegre y colorida.

Porque Beelzebub había entendido que ese escenario era fruto de su mente, pero también había reconocido que no, toda esa felicidad no podía derivar de un mero intento de su mente de protegerlo del sufrimiento que acechaba cada día de su existencia.

Ese momento, ese beso... los había experimentado, estaba seguro de ello. Eran emociones tan vívidas y reales que tenían que ser ciertas.
Y nunca un lugar en el mundo humano le había interesado tanto; las luces de Nueva York lo atrajeron con tanta facilidad que casi lo asustaron.

Esa era una realidad que había cambiado.

Saber que esos recuerdos eran ciertos era absurdo, pero aún lo era más entender que se había olvidado de algo o de alguien tan importante.
Nikola Tesla había sido parte de su vida y recién ahora se estaba dando cuenta de ello.

Pero no era el único que había intentado algo parecido, aunque no con la misma eficacia.

Nikola, aún en su laboratorio, acarició lentamente el cabello de Beelzebub mientras lo besaba.
Gondull estaba sonriendo y había personas como Newton que estaban demasiado conmocionadas como para siquiera decir una palabra y permitirse decir algo. Einstein soltó una risita y Marie Curie se cubrió la cara, muy roja, como si hubiera recibido ese descarado beso.

-Entiendo que este es un momento muy importante, pero ¿por qué estás...-

-¡Cállate, Edison! ¡Realmente no es el momento de interrumpir un momento tan importante y puro!-

-Eh?-

Edison, sintiéndose como pez fuera del agua, nunca apartó los ojos de ese beso, teniendo sentimientos encontrados al respecto.
La escena era demasiado largo y sentimental incluso para alguien como Tesla, pero de alguna manera se sentía involucrado. Como si compartiera el dolor que tenían en común su gran rival y aquel Beelzebub, cuya apariencia cada vez le resultaba más familiar.

-¿No se siente bien, señor Edison?- Gondull lo miró fijamente con falsa preocupación, disimulando una actitud de victoria que la habría hecho lucir una sonrisa bastante inquietante.

-Estoy muy bien...- Edison hizo un gesto con la mano que no, pero la consternación en su rostro delataba su arrogancia de sabelotodo: -Nunca he tolerado el amor, y no entiendo por qué Nikola se está comportando de manera tan extraña, pero... no, este beso no me molesta en absoluto...-

Llevándose una mano a la sien y ganándose una mirada inquisitiva de Newton, dejó escapar una mueca dolorosa, un dolor de cabeza desgarrador que acababa de golpearlo sin piedad alguna.

"¿Por qué sigo sintiendo esta sensación tan fuerte de inquietud?" quiso hablar, expresar sus dudas, pero no pudo.
Deberías alejarte de él, quiso advertirle así, pero ni siquiera tenía fuerzas. Se sentía como un animal enjaulado, o peor aún, atrapado en uno de los locos experimentos de Nikola.

Definitivamente algo andaba mal en esa habitación.

Las manecillas del reloj colgado en la pared no ayudaron. Emitían un chillido incesante, cuando hasta hacía unos minutos siempre se habían movido con discreción y compuestos movimientos rítmicos.

Clack. Clack.

Edison sintió un fuerte apretón en su pecho.

Clack. Clack.

Nikola Tesla le dio lástima, compasión, ternura. Era la primera vez que lo veía tan desesperado; ni siquiera cuando lo había engañado para obtener los derechos de sus invenciones se había angustiado tanto.

Clack. Clack.

Y Beelzebub fue la causa de su extraño comportamiento. Pero no debería haber habido nada extraño, ya que nunca le había gustado el demonio.

Clack. Clack.

Qué-? Espera, ¿cómo podría-?

Clac-...

...

-¿No te sientes bien?- el Nikola Tesla de aquella ficción mientras tanto miraba preocupado a Beelzebub, un rayo de esperanza en sus iris azules, probablemente pensando que el repentino silencio del demonio se debía principalmente a su beso.

-Realmente nunca cambias.- Beelzebub no pudo contener una sonrisa: -Me atormentas por todas partes.-

-¿Y es algo positivo?- la inocente curiosidad del inventor que lo había conquistado hizo que su sonrisa se ensanchara. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que te sentiste tan en paz?

-Si tu compañía hubiera seguido desagradándome, te habría transformado en un horripilante ser demoníaco.-

-Ah, entonces diría que tuve mucha suerte.- Nikola asumió una expresión pensativa, su mano derecha bajo su barbilla: -¿Pero no crees que es un poco excesivo transformar a aquellos que no te gustan en seres sin conciencia? Se podrían hacer muchos análisis sobre este asunto, de hecho, pero no-!-

Besarlo era un deseo apasionado y desenfrenado, que no podía dejar de lado por mucho tiempo. Sintió que se le secaba la garganta mientras lo besaba, sintiendo que no podía tener suficiente de esos labios suaves y acogedores.

Lo suyo ya no era la desesperación.
Beelzebub volvió a ser feliz.

El beso continuó durante unos minutos más, sus bocas se encontraron más de una vez en una desesperada necesidad de sentirse cerca. No querían separarse por nada del mundo; querían estar cerca, besarse, amarse. Era todo lo que necesitaban y finalmente pudieron permitirse el lujo de satisfacer sus deseos obvios.

-Me extrañaste mucho, ya veo. ¡Nunca me has besado así!- Nikola había suavizado su mirada, un Beelzebub más vulnerable de lo habitual frente a él que se negaba a responderle, con las mejillas ligeramente rojas por la vergüenza que empezaba a surgir.

Aquella vergüenza era un obstáculo y una pequeña libertad que podía permitirse; no se sentía tranquilo, pero su mente y su corazón no se habían sentido tan ligeros desde hacía mucho tiempo.

-Tú no fuiste la excepción. No me dejaste respirar.-

-¡Pero tú eres un demonio, y yo soy un humano!-

-¿Y eso qué quiere decir?-

Se miraron fijamente por un momento y luego se echaron a reír.
La risa de Nikola fue contagiosa y profunda, haciendo que las calles fueran más luminosas y acogedoras. La risa de Beelzebub, en cambio, que la acompañaba con la debida devoción, era menos sonora pero llena de tal alegría que él mismo se sorprendió al darse cuenta de que reía despreocupadamente.

Lucifer, Lilith... y ahora Nikola Tesla.

La esperanza simplemente no quería dejarlo ir.

-Se hace tarde, y aún me quedan bastantes experimentos por dar vida.- Nikola tendió una mano hacia él, y no tuvo que esperar mucho antes de sentir la mano del otro agarrarla: -Supongo que vendrás conmigo.-

-Cada vez que planeas algo pones en riesgo tu vida. Sería molesto permitir que tus instintos suicidas inconscientes se apoderen de ti y te alejes de mí.-

El inventor se rió entre dientes, sobre todo porque vio a Beelzebub asumir el mismo comportamiento amargo y apático de todos los días, aunque con una diferencia: sus ojos tenían un punto de luz.

-También porque entonces, seamos honestos; soy demasiado joven para morir.-

Comenzaron a caminar, de la mano, mientras la charla de las pocas personas que quedaban se alejaba cada vez más.
Llegaron al final de ese gran parque, ingresando hacia el centro de la pequeña plaza llena de comercios y luces que iluminaban cada rincón y persona presente. Beelzebub miró a su alrededor, tal vez un poco aturdido por el exceso de brillo que se hacía presente a su alrededor, pero no le prestó demasiada atención.
No quería volver al sufrimiento, estar solo y buscar desesperadamente una solución para lograr la aniquilación total. Prefería que la luz lo consumiera, incluso lo torturara, pero le diera la oportunidad de permanecer cerca de quienes amaba.
No pidió ni exigió nada más.

Podría tener lo que quisiera pero... ¿había más? ¿Por qué pensó que no recordaba algo crucial?
Él y Nikola se conocían, pero ¿por qué ni siquiera Nikola lo reconoció cuando se vieron por primera vez durante-

-No pienses mucho, o saldrá humo de tu cerebro.-

Beelzebub contuvo una mueca al escuchar las risitas de su humano, quien no había visto necesario darse la vuelta para entender qué expresión facial podría tener. Él debió haber sentido su cambio de humor por su apretón de manos, que se había vuelto más firme y necesitado.

-Cállate y sigue caminando, este camino nunca termina.- casi lo amenazó, con la vergüenza nuevamente venciendole.

-Pero no es culpa mía si la luz que nos rodea me desorienta.-

Nikola Tesla le hizo perder la capacidad de pensar correctamente.

-¿Nos perdimos?-

-No, pero hay algo que no me convence.-

Beelzebub se detuvo y Nikola decidió seguir su repentino gesto. Una vez más pudo sentir a través de su mano el nerviosismo que lo invadía, aunque estaba claro que éste, a diferencia del otro, estaba dictado por miedos antiguos y imposibles de olvidar.

-Reconozco los edificios que nos rodean, pero no recordaba los que teníamos frente a nosotros tan lúgubres y espaciosos.-

-Regresemos y tomemos otro camino.-

Y Nikola decidió voluntariamente no responder a tal propuesta.

En distintas ocasiones habrían continuado sin demasiados problemas - Nikola atraído por la curiosidad de lo desconocido y Beelzebub por la oscuridad que tan a gusto le hacía sentirse -, pero había algo en el aire que hacía que todo fuera pesado, imposible de afrontar abiertamente.

-Unos minutos más de charla no nos vendrán mal.- por mucho que intentó no hacer el discurso diferente, Nikola pronto se dio cuenta de que no podía simular la seriedad de su voz. No ocurría a menudo, pero el peligro de lo que debía haber a su alrededor era prácticamente imposible de ignorar.

Beelzebub no respondió.

-¿Estás bien?-

-No.- la sinceridad no se podía ocultar: -Y quizás sea mejor que te alejes de mí.-

La felicidad no era eterna y nunca lo sería.
El consuelo de una ilusión agridulce tampoco podía brindarle el cuidado que necesitaba.

-¿Y por qué?- Nikola lo miró sin entender, otra preocupación comenzaba a surgir en su mente: -Los momentos difíciles siempre hay que afrontarlos juntos. Y no será- Beel!-

Sintió que lo empujaban, pero no podía darse cuenta de lo que realmente sucedía a su alrededor.
Beelzebub rodó por el suelo, abriendo ligeramente la boca por la sorpresa, su corazón latía con fuerza y ​​​​lo agitaba repentinamente, incapaz de mantener su fría y desagradable compostura.

-NIKOLA!-

Gritó su nombre a todo pulmón, sin detectar nada más que oscuridad.
Los edificios, las luces, el parque, las siluetas de los habitantes... incluso ese paisaje había sido tragado por la nada total.

Caminó de un lado a otro, sin control, tratando de encontrar una solución efectiva para encontrar a Nikola y salir juntos de allí, sin mirar atrás.
Se mantuvo firme en esa idea, incluso cuando su pie derecho chocó contra algo metálico.

-Qué...?-

Beelzebub se inclinó para agarrar el cetro que Hades le había entregado con incredulidad, notando que había abolladuras en la superficie del cráneo, cuyos ojos inexplicablemente se habían iluminado con una siniestra luz oliva.

-Él está aquí.-

Beelzebub dejó de respirar.
Ni siquiera tuvo oportunidad de darse la vuelta o mover un solo músculo de su cuerpo.

Nikola estaba indefenso en el aire, con el pecho atravesado por un brazo gigantesco y monstruoso. Una copiosa cantidad de sangre goteó rápidamente al suelo, creando una macabra cascada roja que no tenía intención de detenerse.

-Y una vez más, no pudiste salvarlo.-

Beelzebub dio un paso atrás, luego dos pasos.
No podía quitar los ojos del horror que él mismo había causado.
Nikola usó las pocas fuerzas que le quedaban para mover su mano temblorosa en dirección a el. Fue un momento que pareció durar una eternidad, pero totalmente inútil.

El brazo de Tesla de repente bajó, al igual que su cabeza y el resto de su cuerpo oscilante.

Tenía los ojos vidriosos, sin vida.
Muertos.

Los labios de Beelzebub, también teñidos de rojo, soltaron un grito inhumano, destruido, atroz.

Él estaba perdido.
La esperanza nunca pudo triunfar y ahora estaba solo, con sus tormentos y con el cadáver de su amada ya no traspasado por el brazo de Satanás, sino por el suyo propio.

La oscuridad se lo había tragado por completo y no había escapatoria.



♥ ♥ ♥



-¿Está llorando?-

Marie Curie observó con sorpresa el pálido rostro de Beelzebub, quien apenas movía sus párpados con el único objetivo de deshacerse de esas lágrimas que tanto debían molestarlo.
Sus manos también temblaban levemente y sus dedos se movían como si agarraran algo con insistencia.
Nadie podía entender lo que estaba pasando. ¿Quizás el beso de Nikola le había traído recuerdos terribles? - pero ciertamente no se puede considerar una buena señal.

-Cualquiera reaccionaría así si lo besaran sin consentimiento.-

-¡Pero por favor, no digas eso! ¡Y no hagas que Nikola parezca un maníaco baboso y especulador!

Edison caminó lentamente hacia Tesla, sin apartar la vista de Beelzebub. La perturbación que se había apoderado de él poco antes ciertamente no lo había abandonado, pero todavía le quedaban fuerzas necesarias para hacer gala de una de sus actitudes más arrogantes.

-Pudiste haber decidido ayudarlo antes. En cuanto tuviste tiempo de atormentarlo con tus inventos, pudiste haberles proporcionado a ambos un método para recuperar sus recuerdos perdidos.-

-¿Qué? - todos los científicos presentes en el laboratorio miraron a Edison desconcertados.

-"Recuerdos perdidos"? ¿Qué sentido tendría semejante insinuación?- ni siquiera Galileo fue capaz de ir más allá de aquella extraña revelación.

-Aún tengo que entender cómo es posible.- confesó Nikola Tesla, serio como siempre: -Pero es indiscutible que Beelzebub y yo ya nos conocimos en mi pasado.-

-¿¡Ya se conocían!?- esta vez fue Einstein quien gritó asombrado. ¿Había venido un demonio a la Tierra y conocido a los mejores científicos? ¿Con qué lógica se podría explicar un hecho así?: -Pero cuando nos lo contaste no estabas allí...-.-

-Sí, de hecho el señor Tesla no os lo mencionó.- Gondull, con las manos entrelazadas y una expresión seráfica que transmitía total confianza, se volvió hacia ellos con una sencilla sonrisa: -Es una conclusión a la que acaba de llegar. ¿O me equivoco?-

El inusual silencio de Nikola podría haber sido suficiente.

-Cuando lo besé, vi una serie de acontecimientos confusos de los cuales yo mismo fui protagonista. No entendí mucho y no recuerdo todo lo que debería sentirme familiar, pero una mala intuición nunca me ha dejado en paz.-

Nikola Tesla no se alejó de Beelzebub; continuó mirándolo fijamente, como si esa acción le diera la oportunidad de alcanzar verdades más concretas e invisibles.
Con el pulgar de su mano derecha acarició su pómulo, pero esa acción duró sólo treinta segundos. Despertarlo era lo que menos quería.
Tenía que andar con cuidado o seguramente algo saldría mal. Aunque bueno, darle un beso no había sido el movimiento más cauteloso del universo en absoluto.

-Nikola.- Edison lo obligó a mirarlo a los ojos, tanto que su tono arrogante de repente se convirtió en un miedo visceral y serio: -Deberías alejarte de él, es muy extraño. No es normal que-.-

-¡Mira, está abriendo los ojos otra vez!-

Beelzebub tardó un buen minuto en darse cuenta de dónde estaba. Las últimas y solitarias lágrimas derramadas habían nublado su visión hasta el punto de imposibilitarle reconocer a las personas que constantemente rondaban a su alrededor.

Se mordió el labio inferior, sin molestarse en aplicar demasiada fuerza. El dolor que sentía era imposible de contener y toda esa destrucción tenía que llegar a su fin.
Quienes lo rodeaban eran tan valiosos como hormigas insignificantes, y no lamentarían su muerte.

Pero a la persona que tenía delante, a diferencia de los demás, la habría reconocido y amado incluso si hubiera estado condenado a un perpetuo estado de ceguera.
Tenía que proteger esa luz de la oscuridad que la seguía.

O Nikola Tesla nunca estuvo destinado a ser feliz.

-¡Beel!- Nikola lo abrazó con muchas ganas, sin esperar a que despertara del todo. La felicidad fue tanta que sintió su corazón latir de alegría y sus mejillas enrojecerse sin previo aviso.

-¡Sabía que te recuperarías de inmediato! ¡No es propio de ti tomarte todas estas horas de descanso!-

Beelzebub murmuró algunas palabras pero Nikola estaba demasiado entusiasmado para darse cuenta.

-Mh, a juzgar por tu apariencia deberías pero me das la impresión de que dormiste una semana entera y no unas horas. ¿Tienes el hábito de dormir demasiado? ¡Porque si es así significa que no soy el único que trabaja toda la noche!-

-Tesla, esto no puede considerarse motivo de jactancia.- le recriminó Newton, con tal seriedad que hizo fruncir el ceño al inventor serbio.
No le gustaba que lo trataran como a un niño.

-...ate.-

-Simplemente repetía mi observación en voz alta.-

-...aléjate.-

-"Aléjate"?- Nikola intentó mirar a Beelzebub a los ojos, pero lo único que consiguió fue un desapego gélido: -¿Y yo por qué debería hacerlo? No tiene sentido que-.-

-¡ALÉJATE DE MÍ!-

Todos tuvieron la sensación de que por unos segundos su sangre dejó de circular.
La presión imparable que soportaban era inmensa, y algunos se vieron perder las fuerzas y caer al suelo, algunos de rodillas y otros con la cara destrozada contra el suelo.

Nikola, de rodillas, luchaba por respirar.
No podía estar seguro de lo que estaban haciendo los demás; girarse para comprobarlo le haría perder la concentración. Avanzó una mano para agarrar lo mejor que pudo la muñeca expuesta de Beelzebub, quien la sintió endurecerse bajo el tacto de sus dedos fríos.

-Si me das una razón válida para distanciarme de ti, estoy dispuesto a escucharte. Pero si este alejamiento te llevará al fin de tu existencia, me opondré a ello con toda la voluntad que poseo.-

Edison intentó arrastrarse en su dirección, pero le resultó prácticamente imposible. Si Beelzebub realmente hubiera querido, los habría matado sin siquiera tomarse el tiempo de mover un dedo.

-Este no es el momento... para discursos filosóficos... - Edison apretó los dientes, luchando por siquiera mover sus labios para pronunciar palabras decente comprensión: -Debes mantenerte... alejado... de ese monstruo!!-

La presión que exudaba Beelzebub desapareció rápidamente.
Algunos objetos se rompieron después de implosionar, fragmentos de objetos ahora identificables cayeron por todas partes y un corazón roto acababa de recibir el golpe final.

-Deberías escuchar a tus colegas.- Beelzebub ni siquiera miró a Tesla, se levantó con la intención de ignorar a aquel caótico grupo de científicos para dirigirse hacia la salida.
No tuvo el coraje de mirarlo a la cara.
El sufrimiento fue difícil de contener.

-Acércate a mí una vez más con tus ridículos planes y experimentos, y la muerte te sobrevendrá.-

Pero Beelzebub ya no estaba, dejando un rastro de desesperación y destrucción a su paso.

-¿Cuál era ese inmenso poder? ¿Fue realmente él quien lo soltó?-

-¡Sí, claro! Y pensar que alguien como él tendrá que luchar en ese extraño torneo llamado... ¿cómo se llamaba?-

-Ragnarok.-

Después de ignorar el confuso debate que se estaba desarrollando entre los otros científicos, Edison se sentó, dándose tiempo suficiente para dejar de temblar.
Porque lo que sentía iba mucho más allá del simple miedo; era terror puro y nefasto. Un terror que entra en tus huesos, que excava en tu interior y pretende convertirte en el fantasma de un yo pasado.

-¿Que te pasa? Engañar a alguien que está a punto de matarte con la promesa de permanecer a su lado... Lo admito, no me imaginaba estos engaños de tu parte.-

-Lo mío no fue un engaño.- el rostro de Nikola estaba cubierto por unos mechones de pelo, por lo que era imposible entender lo que sentía o lo que pasaba por su cabeza: -Quiero ayudarlo, y lo haré. No se puede contemplar el fracaso.-

-¿¡Qué!? ¿Pero viste lo que nos hizo? ¡Casi nos mata a todos!-

-Su objetivo era asustarnos, y llamarlo monstruo fue el error que le hizo creer que su farsa había funcionado.-

Al sentir miradas fijas en él, llenas de curiosidad o de reproche, Edison se retiró a un silencio ensordecedor, consciente de lo mucho que había exagerado.
No tenía ninguna simpatía por Beelzebub, estaba muy claro, pero... ¿podría considerarlo un "monstruo" en el sentido literal del término?

-No deberías presionarlo. Es un caso perdido. Y cuando digo que es un caso perdido, lo digo en serio.- Intervino Galileo con una sonrisa y Edison pensó que probablemente era el demonio que enloquecía aún más a todos: -Ya sabes cuál será su respuesta.-

-Lo sé muy bien. Por eso lo considero una gran idiotez.- Edison suspiró exasperado al vislumbrar los labios de Nikola curvarse en una sonrisa. Era prácticamente imposible hacerle perder la esperanza, nadie podría detenerlo jamás.

-Hacemos este maravilloso trabajo por una razón. ¿No es nuestro deber difundir el progreso? Si la esperanza es nula o casi inexistente es un proceso complejo, pero no imposible. ¿Has visto sus ojos?- sólo Marie Curie asintió: -Quiere salvarse.-

-Bien, supongamos que ese es realmente el caso. ¿Pero qué hacemos si volvemos a acercarnos a él por el camino equivocado?

Nikola sonrió serenamente: -En esa eventualidad simplemente moriremos.-

-Entonces, ¿por qué propones una idea tan loca? Deja de decir tonterías todo el tiempo y despierta. ¡No tenemos ni una pizca de ideas y estamos solos, ya que hasta tu amiguita ha decidido abandonarnos!-

Y era cierto, Gondull ya no estaba, pero Tesla estaba tan tranquilo que estaba seguro de que no había ningún cambio que pudiera causar alguna alarma.

-La soledad puede ser la virtud de los fuertes.-

-¿Otro comentario filosófico?-

La figura oscura que entró al laboratorio se rió entre dientes ante el comentario sarcástico de Edison.

-¿Llevas mucho tiempo escuchando a escondidas?-

Hermes contempló su entorno con entusiasmo y luego se volvió hacia Newton, quien simplemente había resaltado lo que había sucedido.

-Podríamos decir que sí.-

-¿Pero, cómo es esto posible? Pensé que la valquiria había dicho que sólo ella podía entrar aquí.-

¿Que Brunhilde no era de fiar? Honestamente, a Edison ya no le habría sorprendido esa hipótesis, pero Tesla ciertamente no tenía la misma opinión.

-¿Tiene algo que decirnos?-

Cuando Hermes lo miró a los ojos, quedó asombrado.
¿Cómo podía un solo hombre reflejar tanta luz y esperanza? ¿Fue ese detalle particular lo que hizo a Nikola Tesla tan especial?

-¿Entonces?-

-Sí. El mío podría ser un mensaje.- Hermes sonrió, enigmático como siempre: -O un consejo que viene directamente del Inframundo.-









Esta historia es cada vez más triste...

Todavía tengo que decidir cómo serán los capítulos restantes, pero aparentemente si no hay angst nunca estoy feliz- me odio muchísimo.

Pero Beelzebub será feliz tarde o temprano.

...

Al menos eso pienso.

Hasta la proxima,

- LadyFraise💜

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