Capítulo 83
Mis ojos estaban fijos en el techo y mi cuerpo estaba tumbado sobre aquella cama, pero mi mente estaba muy lejos de allí, perdida en los recuerdos de la noche anterior. A pesar de que no eran míos, en ellos aparecían personas que eran importantes para mí. Sabía que para Jared no debía de haber sido fácil, pero aún así, quiso asegurarse de que yo no comenzase a hacer mil suposiciones sobre Cassandra. Si bien era cierto que ella podía haberlo organizar todo, mi interior me decía que era porque no quería fallos en su plan. Un plan que desconocía.
Cerré mis ojos de nuevo, aunque no estaba cansada. Había dormido más que suficiente, pero me dolía la cabeza. Quizás porque todavía no había sido capaz de digerir toda la información.
Cassandra le salvó la vida a Jared. Si no hubiese sido por ella, nunca nos habríamos conocido y si Taira no hubiese dado su vida por ellos...
¿Qué habría pasado con el resto de sus compañeras?
¿Dónde estaría yo?
¿Qué rumbo habría tomado nuestra historia?
Verla a ella y también a Iria me había hecho sentir muchas cosas al mismo tiempo. Tristeza, alegría, añoranza. Si hubiesen podido verme, ¿qué les habría dicho? Aunque en el sueño deseé poder comunicarme con ellas, la realidad era que el miedo todavía seguía paralizándome. Sin embargo, sabía que todo lo que estaba viviendo me ayudaría a ser más fuerte. No podía confiar en cualquiera y menos cuando Jared me había confirmado que Rina y Gwen tenían razón.
Morgan ansiaba descubrir a la siguiente Bruja Suprema para arrebatarle la vida, pero había algo muy importante que no podía olvidar y es que ella estaba ocupando un lugar que no era el suyo. Tener esa información tan valiosa en mi poder conllevaba que también podía ser arriesgado si llegaba a oídos de las personas equivocadas. Tenía que tener mucho cuidado con lo que hacía y con lo que decía, pero sobre todo, con quién lo hacía.
Abrí los ojos y miré el reloj. Eran las ocho de la mañana. Al pensar que en menos de una hora debía estar lista para la tercera prueba no hizo más que aumentar los nervios que habían comenzado a formarse en mi estómago. Gwen era la única en la que podía confiar, pero ella no tenía ni idea de que Jared me estaba ayudando, y mucho menos de que yo lo ayudaba a él. Sabía que no consideraba a los ángeles de la muerte como nuestros enemigos, pero el resto de chicas sí lo hacía. Si tenía la mala suerte de que mi pareja lo descubría todo, estaba perdida. Había perdido la cuenta de las veces en la que había recreado la hipotética escena en la que Morgan se enteraba de lo que había estado haciendo todo ese tiempo.
Me llevé las manos al cuello, ya que cada vez que lo pensaba, podía sentir la presión de sus dedos alrededor del mismo.
¿Qué había podido provocar que Morgan actuara de esa forma?
¿Por qué perseguía a sus compañeras?
¿Por qué su hermana se culpaba de todo?
Crucé los dedos por descubrir la verdad, aunque eso supusiera un gran cambio en mi vida. Tenía aceptado que nunca volvería a ser la misma, porque después de todo, no podía volver al pasado para cambiarlo. Todo había sucedido por algo: Taira salvó a Cassandra y ella a Jared y a mí, así que era la hora de comenzar a devolverles todo lo que habían hecho y que todavía seguían haciendo por mí.
***
—¿Estáis listas para descubrir quién será vuestra pareja en la prueba de Adivinación?
Mis ojos recorrieron la Sala del Consejo. El día estaba nublado y la luz que entraba a través de las ventanas era débil, por lo que la gran lámpara estaba encendida. Estábamos colocadas en círculo y Morgan se encontraba en el centro. El mero sonido de su voz me hacía sentir escalofríos, pero no podía dejar que la situación me controlase. Debía ser yo la que se asegurase de que todo salía bien.
—Sí—contestamos al unísono, pero ninguna pareció realmente emocionada. Sabíamos lo que estábamos arriesgando, porque todas teníamos secretos.
Éramos personas que estaban tratando de sobrevivir. El problema era que no pensábamos igual y por lo tanto, el concepto entre el bien y el mal, podía esta distorsionado en alguna de ellas.
—Dentro de este cofre hay tres papeles—mis ojos se posaron sobre aquel objeto de color negro, cuya tapa se decoraba con una estrella de cinco puntas. Todas íbamos igual vestidas y Morgan no había sido la excepción ese día—. Diré el nombre de tres de vosotras y cada una debe introducir la mano en su interior para conocer quién será su pareja.
Observé a mis compañeras y mi mirada se cruzó con la de Gwen, que se encontraba a mi lado. Ella asintió con la cabeza y casi pude escuchar su voz diciéndome que estuviera tranquila. Mientras me duchaba esa misma mañana, había revisado todas las cicatrices y heridas de mi cuerpo. Todas, a excepción de la que tenía en la nuca, las había obtenido dentro de la academia. La mayoría eran de la prueba inicial y el resto...una era una pequeña rozadura en la muñeca derecha y la otra...eran las marcas de los dedos de Kai alrededor de mi cuello. Si bien eran casi imperceptibles, podrían hacer una lectura a través de ellas sin problemas.
Cuando Kai tocó a mi puerta media hora después, le abrí casi al instante. Quería que la prueba terminase cuanto antes, pero traté de no pensar mucho en las consecuencias que traería. Hablaba por mí, pero también lo hacía por ellas. Me deseó suerte antes de entrar a la Sala del Consejo y yo le di las gracias. Todavía no sabía muy bien qué pensar de él, pero lo que sí tenía claro era que las acciones tenían mayor peso que las palabras, así que sólo me podía basar en lo que habíamos vivido y en lo que nos quedaba por vivir. Sólo entonces podría tomar una decisión al respecto.
—Acércate, Gwen. Tu serás la primera en conocer a tu pareja.
Gwen se alejó un par de pasos para llegar hasta Morgan e introducir su mano en el cofre. Me di cuenta que no la miró en ningún momento, a pesar de que los ojos de Morgan no se despegaron de ella ni por un segundo.
—Di el nombre en voz alta y colócate junto a tu pareja.
Gwen obedeció y se giró hacia nosotras sujetando el papel entre sus dedos.
—Cora.
Ambas se miraron y un segundo después, Gwen se colocó a su lado.
Las opciones se redujeron a tres: Cleo, Phoebe y Moira. Un de ellas tendría acceso a mis recuerdos y a la inversa. Ninguna de las tres me devolvió la mirada, ya que sus ojos estaban fijos en el suelo. Una sensación desagradable recorrió mi columna cuando me di cuenta de que los fríos ojos azules de Morgan estaban puestos en mí.
—Acércate, Cleo—Morgan la miró y sonrió como lo había hecho con Gwen—. Tú serás la segunda en saberlo.
Cleo se acercó y repitió el proceso.
—Moira.
El corazón comenzó a latirme con fuerza cuando escuché una breve risotada procedente de Morgan. Cleo ocupó su lugar junto a Moira y Morgan volvió a hablar.
—Nina, ¿quieres acercarte a por tu papel o crees que no es necesario?
Cerré los ojos con fuerza y traté de mantener la calma. Tras unos segundos, los abrí y comencé a andar hacia el cofre, pero a diferencia de mis compañeras, la miré directamente a los ojos. La sonrisa burlona que se dibujaba en sus labios no desapareció en ningún momento, pero no me importó, ni si quiera cuando cogí el trozo de papel, me giré hacia ellas y dije el nombre de mi compañera en voz alta.
—Phoebe.
Morgan comenzó a palmear mientras me giraba y me colocaba junto a mi compañera.
—Será divertido—nadie dijo nada. Todas estaban cabizbajas. Incluso Phoebe no parecía estar disfrutando de la situación—. Vosotras daréis comienzo a la tercera prueba—miré a Morgan sólo para descubrir que su dedo apuntaba directamente hacia nosotras dos—. Nina y Phoebe—cruzó los brazos sobre su cintura y caminó lentamente hacia nosotras—espero que vuestros secretos más oscuros no sean los mismos que os acaben consumiendo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top