Capítulo 43
—Está muerta, Nina—los vibrantes ojos de Gwen estaban agitados y se frotaba las manos con nerviosismo—. Esto no puede estar pasando.
Me quedé paralizada. Mi mano seguía sujetando el pomo de la puerta mientras notaba que las piernas me comenzaban a flaquear, pero un grito histérico me devolvió de golpe a la realidad.
—¡Soltadme!
Gwen tiró de mi muñeca y me sacó de la habitación. Nos quedamos en medio del pasillo y mis ojos volaron rápidamente al lugar en el que se conglomeraban varias personas. La habitación de Ruby se encontraba entre la de Moira y la de Cora y además de mis compañeros, también estaban los encapuchados.
—¡Cálmate, Moira! No lo empeores más.
Ellas intentaban apartarlos en vano, mientras que los chicos trataban de tranquilizarlas.
—¡No la toquéis!—gritó Cora mientras forcejeaba con un encapuchado. Éste la agarró del brazo y la lanzó contra el suelo.
—¡Nina!—Gwen me soltó al tiempo que dos manos me cogían de los brazos, obligándome a girarme—¿Estás bien?—Kai me miró con preocupación.
—Sí. Tranquilo—cerró los ojos y aflojó su agarre. Después me soltó.
Conté seis encapuchados en total. Todos vestían de negro y llevaban una máscara del mismo color que ocultaba su verdadera identidad. Mi piel se erizó cuando uno de ellos me miró directamente. No podía ver sus ojos, pero sí sentirlos. Phoebe y Cleo se aferraban a las túnicas de dos de ellos, mientras que Jackson y Asher se encontraban a sus espaldas. Asher colocó las manos sobre la cintura de Phoebe y tiró de ella hacia atrás. Inclinó su cabeza hacia delante y le susurró algo al oído, tras ello, Phoebe cesó en su agarré y dejó caer sus brazos a ambos lados.
—¡Phoebe, despierta!—exclamó un segundo después. Eché a correr hacia ellos y Gwen y Kai me siguieron. Cogí la muñeca de Phoebe y le tomé el pulso. Su corazón latía de forma lenta pero constante.
—Se ha desmayado.
—Llévala a su habitación, Asher—dijo Gwen—. Tiene que descansar.
Asher siguió su orden sin rechistar y en ese momento, dos encapuchados entraron a la habitación de Ruby e instantes después se hizo el silencio.
—No los mires a los ojos—susurró Kai.
—Será mejor que volváis a vuestras habitaciones por el momento—dijo una voz que reconocí al instante. La mirada de Rina se cruzó con la mía—.En una hora os reuniréis en la Sala del Consejo con Morgan. Ella os contará todo lo que ha sucedido...
La voz de Cleo se alzó sobre la de Rina. Ésta se abrió paso entre nosotras y habló de tal forma que me dejó helada.
—Espero que esto no tenga nada que ver contigo. Ninguno de nosotros ha olvidado lo que pasó por tu culpa.
Rina no respondió, simplemente agachó su cabeza, comenzó a caminar y desapareció por las escaleras en dirección al piso inferior.
Cuando volví a mirar hacia delante, el mismo encapuchado de antes cerró la mano en un puño y lo colocó sobre su pecho, justo en el centro y comenzó a trazar pequeños círculos hacia la izquierda. Cinco segundos después se detuvo, entró a la habitación de Ruby y cerró la puerta.
—¿Qué significa eso?
—Lo siento—susurró Gwen—. Ha dicho que lo siente.
En los quince minutos posteriores no se escuchó ni un solo ruido procedente del interior y finalmente fue Cleo la que rompió el silencio.
—Esto no es casualidad, Gwen.
—Eso es imposible.
—Sabías que Nina vendría y traería consigo muertes. Lo viste en tus cartas.
—Mi habilidad no funciona así. No puedo hacer presagios sobre cosas como esta—Gwen le sostuvo la mirada.
—Pero sí tienes un talento especial para detectar la muerte y siento que lo peor está por venir.
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