Capítulo 30
Después de superar nuestra primera prueba, decidí salir a tomar el aire. El sol brillaba en lo alto del cielo y apenas habían nubes. Me dirigí hacia el bosque que rodeaba la academia, no sin antes asegurarme de que nadie me seguía. Fue entonces cuando comencé a pensar en todo lo que había sucedido hasta ese momento.
El sueño de la noche anterior en el que había descubierto que ese día en la playa, no me había imaginado nada, sin olvidar el descubrimiento del cadáver de aquel chico. Después estaba mi madre...
¿Y si me lo había inventado todo?
¿Y si no era más que una ilusión que yo misma había creado para tratar encajar las piezas de un puzle que parecía imposible de completar?
Cerré los ojos y me concentré en la noche que empezó todo. Recordaba a mi madre gritándole a un hombre con sombrero y completamente vestido de negro.
¿No se lo has dicho, Cassandra?
Ella no es tu hija.
Esas palabras se quedaron grabadas a fuego en mi mente. Era una realidad que me había negado a aceptar. Apoyé la espalda contra un árbol y traté de respirar con calma. Me llevé las manos a la cara mientras mi cuerpo temblaba, convencida de que nadie me escucharía en las profundidades de ese bosque.
Cuando las lágrimas cesaron y mi corazón se calmó, decidí que era la hora de volver. Mi plan era entrar sin que nadie se diese cuenta y encerrarme en mi habitación. Sin embargo, recordé la fiesta que esa misma noche tendría lugar, pues todas habíamos superado la primera prueba. No estaba de humor. Tenía ganas de tumbarme y dormir... aunque últimamente mis sueños no estaban siendo muy tranquilos.
Mientras caminaba, mis pensamientos me llevaron hasta aquel libro tan misterioso. Desde que volví a verlo, quise saber lo que decía de todas las pruebas a las que tendríamos que enfrentarnos. Además, Gwen no había sido capaz de abrirlo y eso era algo que no podía sacarme de la cabeza. Estaba intentando idear el plan perfecto para hacerme con él, cuando unos murmullos en la lejanía captaron toda mi atención. Me detuve, miré a mi alrededor y contuve una exclamación de sorpresa cuando me di cuenta del lugar en el que estaba. Y lo peor era que no estaba sola.
Un par de árboles me separaban de una persona encapuchada que se encontraba de espaldas a mí. Su mirada estaba fija en la piedra de media luna. Un escalofrío recorrió mi columna cuando alzó la cabeza y la ladeó hacia el lugar en el que me encontraba, como si hubiese notado mi presencia. En ese mismo instante, me escondí tras el tronco de uno de los árboles y crucé los dedos porque todo hubiesen sido imaginaciones mías. Si me descubría y me llevaba ante Morgan...
No quería ni pensarlo.
Permanecí en la misma posición durante varios minutos hasta que, finalmente, decidí volver a mirar en la misma dirección. Respiré con fuerza cuando no vi a nadie. De nuevo, estaba sola. Avancé hacia la piedra de media luna, me situé sobre ella y miré más allá de la barrera invisible.
—Ahí estás—dijo una voz a mis espadas que reconocí al instante—.No sabes lo que me ha costado encontrarte. Al girarme, me topé con los ojos azules de Kai—¿Qué estás haciendo aquí?
Mi cabeza pensó mil respuestas posibles, pero le dije una verdad a medias.
—Necesitaba tomar el aire. La primera prueba ha sido...intensa.
—Enhorabuena—sonrió y comenzó a acercarse.
—Gracias.
Nos miramos sin saber qué decir. Ninguno de los dos había olvidado lo que había sucedido la noche de la prueba inicial, pero también era consciente de que él, al igual que todos, era una marioneta más de Morgan.
—¿Vienes?—giró la cabeza hacia el lugar por el que había venido—.La fiesta comenzará pronto y no puedes faltar.
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