Capítulo 27
—¿Nerviosa?—dijo una voz detrás de mí que reconocí al instante—aparta de una vez—su brazo me golpeó cuando pasó a mi lado y puso las manos sobre los pomos de las puertas—.Mañana Morgan se encargará de borrarte del mapa. No eres una de nosotras y nunca lo serás.
—¿Por qué cierras la boca de una maldita vez?—Gwen se colocó a mi lado y movió la cabeza hacia delante—¿Vas a abrir la puerta o te vas a limitar a seguir diciendo estupideces que no le interesas a nadie?
Phoebe clavó sus en los ojos de Gwen, pero no le digo nada, sino que abrió las puertas y entró en la Sala del Consejo.
—No vuelvas a dejar que te intimide de esa forma.
—Gracias, Gwen.
Se limitó a asentir y comenzó a andar.
—Vamos, no están esperando.
Todas íbamos vestidas de negro, y a excepción de Cleo, que llevaba el pelo recogido hacia atrás en una trenza perfecta, todas llevábamos el pelo suelto. Mi mirada se cruzó con la de Ruby y le dediqué una pequeña sonrisa. Parecía más nerviosa que yo. Me fijé en sus uñas, o lo que quedaban de ellas.
—La primera prueba es mañana—comenzó a decir Morgan. La telequinesis es una habilidad que las brujas hemos dominado desde tiempos astrales. Sin embargo, el absoluto control de la misma no está al alcance de todas.
Un frío pareció colarse en la sala cuando las figuras encapuchadas entraron por las puertas que estaban a nuestras espaldas.
—No tengáis miedo de ellos. Están aquí para observar vuestro potencial, así que Cora, da un paso al frente.
Una mesa se materializó justo delante de Cora cuando se colocó en el centro del círculo y dos bloques de cemento aparecieron en la puerta principal un segundo después. Cora cerró los ojos y los dos bloques volaron hacia la mesa.
—No esperaba menos—Cora esbozó una sonrisa y se inclinó ligeramente ante Morgan, haciendo una pequeña reverencia—.Ruby, eres la siguiente.
Ruby hizo exactamente lo mismo que Cora y con la misma precisión. Estaba muy lejos de poder hacerlo así y cuando llegó mi turno, no pasó nada de lo que pudiera sorprenderme. Tras varios intentos fallidos, fui capaz de mover los bloques hasta la mitad del trayecto hacia la mesa. Los notaba muy pesados y cada vez que lo intentaba, me sentía más cansada.
Me miré las manos y por mi garganta trepó un grito ahogado. Estaban completamente negras. Levanté la vista, pero sólo veía siluetas borrosas que emitían sonidos guturales.
—¡Basta!
Me llevé las manos a la cabeza y me puse de rodillas en el suelo. De pronto, los gritos cesaron y fueron sustituidos por la voz de Morgan. Su tono fue suficiente para hacerme desear desaparecer de allí.
—Tienes menos de un día para dominar la telequinesis—se acercó a mí y vi mis ojos reflejados en la superficie de sus tacones negros—.No hagas que todo esto sea en vano. Tu padre no estará orgullo.
¿Mi padre?
Mi padre está muerto.
¿No?
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