Capítulo 16

El reloj de mi habitación marcaba las once y media de la noche. Caminé hacia el cuarto de baño y me detuve frente al espejo para observar un rostro que no era el mío. Llevé una mano al nacimiento de mi pelo para tocar la cicatriz que había causado el accidente y un escalofrío recorrió mi espalda. Cuando llegué a ese lugar, Morgan me contó que tenía un bloqueo en mi mente que me impedía recordar mi pasado. Me costaba mucho recuperar esos fragmentos de mi vida y cuando lo hacía, solían venir acompañados de fuertes dolores de cabeza, tal y como sucedió cuando cerré los ojos.

Una figura de color negro y totalmente borrosa tendió su mano hacia mi. No sabía por qué, pero mi corazón se sintió feliz. En mi recuerdo, extendí la mano y apreté con fuerza la suya. Corrimos, pero no estábamos huyendo de nadie. Oí su risa y se detuvo. Un segundo después, me abrazó y yo le rodeé la espalda. Las lágrimas brotaron de mis ojos en ese instante.

¿De quién me había olvidado?

***

—¿Estás nerviosa?—preguntó Cleo. Esa noche se había recogido el pelo hacia atrás y llevaba una bonita trenza. Su conjunto era similar al mío: vestido negro, medias negras y botas del mismo color.

—Sí—admití—. No se si seré capaz de encontrar la estrella.

—Lo vas a hacer genial—sonrió y soltó mi brazo—¡Chicas!—todas escepto Gwen se encontraban justo delante de la estatua de la mujer con los ojos vendados y todas vestían de negro.

—Os estábamos esperando—Ruby me miró y sonrió—. Gwen está fuera tomando el aire—.Entonces se giró y abrió las grandes puertas que daban al exterior. Gwen estaba en medio del jardín y sus ojos estaban fijos en el cielo. Se giró cuando nos escuchó y me miró directamente. No había cruzado ninguna palabra conmigo desde que me echó las cartas aquella noche. Pensé que saludaría, pero no lo hizo, sino que comenzó a andar hacia el bosque.

—¿Ha sucedido algo?—preguntó Cleo.

—Supongo que estará inquieta por la prueba—contestó Cora—. Vamos—dijo mientras comenzaba a andar y todas las demás la seguían. Phoebe pasó por mi lado, pero ni si quiera me miró. Sin saber muy bien por qué, una sensación extraña comenzó a invadir mi pecho. El bosque se encontraba a unos trescientos metros de la academia y cuando puse un pie en él, nos nervios recorrieron mi cuerpo. Mis ojos estaban fijos en Gwen, que andaba por el pequeño sendero del bosque como si lo conociese de memoria. Pronto llegamos a un pequeño claro con una columna de piedra de medio metro en su centro y en cuyo suelo había una marca para cada una de nosotras. Cuando nos coloquemos sobre ellas, una neblina comenzó a surgir ante nuestras miradas atónitas y Morgan se materializó junto a la columna en un abrir y cerrar de ojos. Llevaba un cofre en su mano, el cual colocó sobre la piedra. El mismos estaba abierto y su interior era de un rojo intenso. El exterior era negro y dorado. Estaba decorado con siete siluetas de mujeres desnudas que se daban la mano y formaban un círculo. Una serpiente dorada rodeaba el cofre y sobre su cabeza descansaba la cerradura.

—Buenas noches, mis queridas siete maravillas—su voz fría y vacía me hizo estremecer—.Espero que estéis preparadas para todo lo que va a suceder hoy. Chicos—se giró sobre sus espaldas—venid aquí. Seguí su mirada. Cody, Jackson, Caleb, Eric, Adam, Asher y Kai surgieron de entre las sombras. Ellos también iban totalmente vestidos de negro y cuando miré al único que conocía, observé que sus ojos azules ya estaban puestos en los míos—.Colocaos junto a vuestra pareja.

Los chicos avanzaron y se colocaron a nuestro lado. La mano de Kai rozó accidentalmente la mía, enviando una pequeña descarga eléctrica que hizo que mi corazón latiera más rápido, pero evité mirarlo.

—Antes de comenzar las siete pruebas, las brujas que deseen optar a convertirse en la siguiente Bruja Suprema deben superar una prueba de iniciación—alzó el mentón y me miró—.En el corazón del bosque se esconden siete estrellas de cinco puntas que debéis encontrar y traer de vuelta para introducirlas en el cofre. Cada bruja irá acompañada de un brujo cuyo deber es guiarla y protegerla durante el camino. Para evitar que las parejas se separen durante el camino, cada brujo atará un lazo rojo a la muñeca de su acompañante.

Un lazo rojo apareció en la mano de cada uno de los chicos. Kai me tomó de la mano y rodeo mi muñeca con la tela roja con mucho cuidado.

—¿Te hace daño?

—No. Así está bien.

—Unid vuestras manos—ordenó Morgan. Me quedé quieta, sintiendo que sería incapaz de mover un músculo, pero Kai dio el primer paso. Entrelazó nuestros dedos y me miró—. Ahora cada bruja debe abrir la mano que tiene libre—. Al hacerlo, un papel apareció sobre mi mano. La luna nos iluminó, permitiendo que pudiéramos leer las letras que estaban escritas sobre él—. En los papeles que tenéis sobre las manos está el lugar exacto en el que se encuentra cada una de vuestras estrellas. El camino que debe recorrer cada pareja es distinto y existe una barrera protectora que limita cada trayecto—.El tiempo comienza ya. Tenéis dos horas antes de que el cofre comience a cerrarse.

Dicho esto, desapareció delante de nuestros ojos como si nunca hubiese estado allí. Nos quedemos solos en el centro del bosque. Siete brujas y siete brujos unidos por un lazo rojo. Miré las letras que estaban escritas sobre el papel.

"Encontrarás la estrella allí donde la Luna brilla con más fuerza entre los dos mundos".

—¿Estás lista?—la voz de Kai era suave y me transmitió una sensación de seguridad.

—Sí—tiré de su muñeca con decisión aunque las piernas me temblaban.

Mientras los demás miraban sus papeles, Kai y yo fuimos los primeros en romper el círculo e introducirnos en la espesura del bosque. 

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