Capítulo 15
Cleo me miró a los ojos y me dedicó una sonrisa tranquilizadora.
—Dime qué es lo que te preocupa. Quizás pueda ayudarte.
Mis ojos fueron a su derecha justo donde Phoebe estaba comenzando a alzar la voz.
—Ella no tiene ningún derecho a ser tu pareja. ¡Yo quiero estar contigo!—Kai la miró sin decir nada y un instante después, posó sus ojos en mi. En ese momento, decidí que quería salir de allí.
—¿Podemos hablar fuera?
—Sí. Vamos.
—¿Puedo unirme?—Moira apareció a mi lado en un abrir y cerrar de ojos.
—Claro—afirmé.
Antes de girar por el pasillo volvía a mirar a Phoebe que seguía aferrada al brazo de Kai, pero ahora era ella la que me miraba a mí mientras que él miraba hacia otro lado. Descendimos la gran escalera y rodeamos la estatua de aquella mujer con los ojos vendados. Una de sus manos señalaba al cielo y la otra al suelo. Sólo levantaba dos dedos de cada mano, el índice y el corazón. Estaba sentada y en su pecho habían dos serpientes cruzadas, mientras que sobre su cabeza había una estrella de cinco puntas. No sabía quién había sido su autor, pero estaba segura de que había hecho magia porque era impresionante.
Moira empujó la puerta principal y las tres salimos al exterior. Otra vez estábamos allí.
—Puedes estar tranquila—Cleo esbozó una pequeña sonrisa—. Kai no dejará que te suceda nada.
—¿Sabéis algo más sobre esta prueba?
—No quiero alarmarte pero creo que todas sabemos por dónde nos estamos moviendo. Aunque nos proteja una barrera protectora, ellos pueden volver a entrar.
—¿Ellos?—su mirada confirmó mis sospechas.
—No tienen otro nombre porque no son personas. Son el enemigo.
—¿Has dicho que cruzaron?
—Fue hace tres años, si no recuerdo mal. Uno de ellos logró entrar y aunque nadie sabe cómo, Morgan acabó con él antes de que pusiera un pie en la academia
—¿Lo mató?—una sensación extraña recorrió mi columna.
—Lo hizo desaparecer de la faz de la Tierra. Es lo que se debía hacer y se hizo. Ellos no dudarían ni un segundo en matarte.
¿Y por qué no me han matado antes si han tenido la oportunidad de hacerlo?
—¿Cuándo fue la última vez que se hicieron estas pruebas?—pregunté para cambiar de tema. La tensión que se había creado resultaba asfixiante.
—Ni siquiera habíamos nacido—admitió Cleo mientras se sentaba en en el banco de madera—. Pero fue cuando Morgan se convirtió en la Bruja Suprema.
—¿Sabéis algo de las otras mujeres que participaron en las pruebas?
—¿De qué habláis?—la voz de Ruby surgió a nuestras espaldas.
—De nada importante—se apresuró a decir Moira—. Sobre la prueba de esta noche. Estamos muy nerviosas. ¿Tú no?
—Sí, pero estoy segura de que todas vamos a ser capaces de encontrar las estrellas y volver a tiempo.
Envidié su actitud decisiva.
¿Y si no era capaz de su superarla?
***
Habíamos quedado en vernos frente a la puerta principal a las once de la noche, una hora antes de que todo comenzara. Pasé junto a la estatua de aquella mujer y me dirigí hacia las escaleras. La suave luz del sol se colaba por la gran cristalera que se encontraba frente a mí. Reflejos morados, amarillos y verdes inundaban la estancia. La momentánea sensación de tranquilidad que estaba experimentando desapareció cuando llegué al último escalón y giré hacia mi derecha, pues golpeé a alguien que acababa de doblar la esquina.
—Ten más cuidado. Si sigues siendo así de torpe estarás fuera antes de que empiece la primera prueba.
—Perdona, no te había visto—me apresuré a decir y traté de seguir andando, pero Phoebe se cruzó de brazos y me bloqueó el paso.
—¿A quién pretendes engañar?—preguntó en tono de burla—. ¿Acaso crees que estás a la altura de ser una de las siete maravillas?—su mirada hizo que sintiera ganas de salir corriendo de allí, pero por alguna extraña razón, mis piernas parecían haberse quedado fijas al suelo.
—Siento decirte que estoy tan confundida como tú. No...no tengo ni idea de por qué estoy aquí. Desconozco todo lo relacionado con el mundo de la brujería—mi voz comenzó a temblar. Sentí que las lágrimas acudían a mis ojos.
—Deja de hacerte la víctima—habló alzando el mentón—. Si eres una espía o algo por el estilo, Morgan lo descubrirá y te matará. Eso si no mueres antes en alguna de las pruebas.
—Te equivocas. Yo...no recuerdo qué pasó antes de llegar aquí. Ni si quiera sé si quiero ser la siguiente Bruja Suprema.
—No me hagas reír. Cualquiera daría su vida por estar en nuestra situación. Lo que no entiendo es la fijación que tiene en ti—sus ojos me analizaron—. Eres débil. No serás capaz de aguantar.
—¿Acaso no puedes darme una oportunidad?—mi pregunta la pilló por sorpresa, haciendo que retrocediera dos pasos hacia atrás—. No nos conocemos de nada pero sigues comportándote así cada vez que me ves. ¿Por qué me odias?
—No te odio, simplemente no me importas. Eres mi enemiga, mi rival. ¿Acaso piensas que aquí puedes hacer amigos?—sonrió brevemente—. Ten cuidado—se acercó y bajó la voz—. Tómatelo como una advertencia. Aquí las cosas no son tan fáciles como parecen.
—¿A qué te refieres?
—Phoebe, Nina—la voz de Rina surgió a mis espaldas—. Será mejor que comencéis a prepararos para la prueba de esta noche. Quedan a penas unas horas.
—Yo ya me iba—Phoebe se apartó de mi y comenzó a bajar por las escaleras—. Hablar con ella es perder el tiempo. ¿No crees?—le preguntó cuando estuvo a su lado.
—Mi opinión te importa tanto como a mi la tuya, por eso te recomiendo que te la guardes. En ocasiones tiendes a olvidar que todas sois iguales y que ninguna es más poderosa que la otra.
—¿Y qué hay de ti?—preguntó—¿Dónde están tus poderes?
Me giré hacia ellas y observé la fría mirada de Rina sobre Phoebe. Ella tenía razón. Rina estaba allí porque era una bruja también, pero no competía. ¿Por qué?
—Todas tenemos secretos. El problema es que la mayoría no están tan bien escondidos.
El rostro de Phoebe estaba serio y ligeramente pálido. Chasqueó la lengua y golpeó el hombro de Rina cuando pasó a su lado. Los ojos verdes de Rina se posaron sobre los míos.
—Será mejor que vayas a prepararte—dicho eso, giró sobre si misma y se fue en la dirección contraria por la que se había ido Phoebe.
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