.54.

-Hijo mío, en todo momento llega la hora de la charla. Quiero que seas consciente de las posibilidades que puedan pasar ante ti, y que tengas el conocimiento y cabeza necesaria para saber sus riesgos.

-Samuel, por tercera vez, ya puedes dejar el tema.

-Alejandro, no contestes de esa manera a tu padre- el ojimorado se cruzó de brazos, sentándose delante del azabache-. En estos tiempos las hormonas te pueden hacer cometer idioteces, por eso siempre mantén la sangre en la cabeza.

-¿En cuál de ambas?- Raúl soltó una risa al ver la cara asesina del más alto, tapándose la boca con su camisa.

-Como iba diciendo, David y tú podéis haced lo que queráis, pero siempre, ¡siempre!, recordar que no es bueno llevarse por un calentón. Os podéis contagiar de cosas sumamente malas, o acabar haciéndoos daño a vosotros mismos.

Alejandro suspiró cansado, mirando el vaso de refresco entre sus manos mientras fruncía el ceño.

-Alex, falta menos de un mes para tu mayoría de edad, solo quiero que seas consciente de que tus actos tienen consecuencias.

-Vamos hombre, si el chaval es como un cachorro recién nacido, lo más 'peligroso' que haría sería meterse un buen pedo un sábado noche.

-¿Y tú por qué cojones estás aquí?- el menor le miró con el ceño fruncido, casi rompiendo el vaso con la presión de sus manos.

-¿Que por qué? Porque me apetece, porque quiero, y porque puedo.

-Bueno, que no estamos hablando de eso- el de mecha refunfuñó enfadado, mirando hacia la ventana del local donde se encontraban-. Alex, llevas un par de semanas viviendo con David, en algún momento vendrá el momento de intimidar y tendrás que estar preparado para eso.

El de orbes azules miró hacia un costado ligeramente avergonzado, no quería darle la razón al lunático de su amigo. Es cierto que los toques entre ellos estaban empezando a subir de tono, pero siempre se mantenían en el límite que él pedía.

-Hey Alex, conozco a David desde hace años, te aseguro que no es de las personas que te van a obligar a nada- disimuladamente soltó un suspiro de alivio ante eso, volviendo a mirar al contrario-. Pero recuerda, tarde o temprano llegará el momento, y no quiero tener la noticia de que seré abuelo tan temprano.

-Ambos somos hombres, Sam.

-Shshshsh, ¿qué te he dicho de contestar a tu padre?

El menor aún recordaba aquella extraña conversación, ignorando la película que estaba pasando actualmente el la televisión del salón. Su mente estaba demasiado ocupada como para prestar atención en eso.

-Ales, ¿ocurre algo?

-¿Hum?- el nombrado se giró para ver al moreno sentado a su lado, negando con la cabeza mientras forzaba una sonrisa- Perdón, estaba recordando una cosa.

-¿Acaso en mí?- ambos soltaron una risa, observando los créditos de la película- Ya sabes que si sucede algo me lo puedes contar.

Alejandro simplemente asintió, apoyando su cabeza en el hombro ajeno. No se alteró cuando el mayor se giró para quedar ambos frente a frente, ni cuando dirigió sus labios a su cuello para besarlo con cuidado ni al sentir sus manos rodear su cintura. A David tampoco le importó que el azabache apoyara sus manos por su pecho, recorriendo este y el abdomen con curiosidad a pesar de ya hacerlo decenas de veces.

Solamente cariño, eso transmitían esos toques, únicamente con la intención de disfrutar un poco más de ellos.

Tal vez el de orbes azules estaría pronto para dejar que el moreno subiera de nivel, solo debía esperar un poco más, confiar en ambos.









































. . .

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top