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-Tío, menuda mierda de infancia has tenido. ¿Qué clase de niño pequeño sueña con ser historiador de mayor?
-Para justificar a mi yo chiquito, pensaba que ser historiador era viajar a los sitios y escribir libros después.
El azabache soltó una risa ante la declaración del mayor, volviendo a mirar el desgastado libro que tenía entre sus manos, "Historia de la humanidad, volumen infantil".
Hace unos días los padres de David le trajeron unas cajas que contenían varios objetos de cuando era pequeño, y pensó que sería buena idea recordar su infancia y adolescencia con sus amigos. Ayer estuvo todo el día con Guillermo y Raúl tirando cosas de sus años mozos, cuando aún tenía las hormonas revueltas, y hoy estuvo con el azabache ojeando las cajas de su niñez, trayéndole varios recuerdos.
-Pero bueno compañero, con que estabas aquí- el menor dejó el libro en el suelo para acercarse al mayor, queriendo ver qué era lo que le hizo sonreír tanto. Sacó un pequeño peluche de búho de la caja, viendo cómo tenía varias marcas de costuras y alguna que otra mancha, demostrando que ya tenía sus años-. Pensé que te perdí, Fargan.
-¿Fargan? ¿El nombre que te pones en los videojuegos?- Alejandro sonrió enternecido al ver cómo el moreno miraba emocionado el peluche, dándole vueltas como su volviese a ser un niño pequeño.
-Sí, tengo ese nombre en su honor. Me lo regalaron cuando tenía ocho años, y se me ocurrió Fargan al juntar sílabas sin sentido.
-Bonita historia.
El menor apoyó su mejilla en el hombro ajeno, mirando con detenimiento el viejo peluche. Alzó una de sus manos, acariciando la cabeza del juguete para sentir el suave tacto de su piel de felpa, aún esponjoso a pesar de los años.
El moreno dejó el peluche en el suelo, girándose para ignorar las cajas de cartón en el suelo y mirar sonriente al menor, mostrando una radiante sonrisa.
-Por cierto, ¿ya hablaste con tu madre sobre la fiesta?
-Sí, sabe que Samuel y Borja estarán allí, me deja- ambos soltaron una risa, agradecidos con los 'padres' del grupo-. Además, estará trabajando hasta tarde, seguramente hasta el día siguiente no vuelva a casa. Llevaré las llaves para no andar de ocupa otra vez.
-Ales, mi casa es tu casa.
El menor miró hacia un costado levemente avergonzado, recordando aquella vez en que se quedó a dormir en el piso de David después de llorar a moco tendido enfrente suya. Es verdad que volvió a dormir más veces en ese piso, pero ninguna se compara al de esa noche.
-¿Pasado mañana a las nueve en tu casa?- el de orbes azules salió de su mente al escuchar al mayor, asintiendo mientras agarraba la mano del mayor con la suya, entrelazando sus dedos por el simple hecho de que quería.
-A las nueve te espero, así que nada de hacer un Rubén y llegar tarde.
-No lo haré, lo juro.
Se quedaron unos segundos mirándose mientras sonreían, volviendo a su tarea de mirar los objetos antiguos de las cajas.
Fargan no se movió en lo que quedó de tarde del regazo del menor. Ya tenía nuevo peluche favorito, después de Jimmy, su fiel amigo de la infancia.
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