.32.
El tiempo pasa volando. ¿Cuántas veces habrá oído esa frase? Ahora David comprendía qué gran verdad era.
Aún no se creía que estaba ya a finales de mayo, alzando una cerveza con su mano izquierda mientras reía junto con los demás.
-¡He pasado la selectividad, cabrones!
El grito de alegría de Alejandro inundó el lugar, haciendo que los 8 invitados de aquella rápida 'fiesta' gritaran de alegría, cada uno bebiendo algo diferente. David sonrió, sintiendo su pecho hincharse de orgullo por su mejor amigo, ahora todos en el grupo eran, oficialmente, estudiantes superiores, como dirían ellos.
Dio unas palmadas amistosas en la espalda del menor, sacándole una risa a este.
-Ese es mi Alex.
-Nuestro Alex.- David miro la filosa mirada que le dedicó Rubén tras esas palabras, recordando que su amigo de pelo teñido se tomaba muy enserio su 'rol' como hermano mayor. Sí, mejor ir con cuidado.
Esa vez, sí que se animó a bailar en la pista del bar, dejando que el alcohol le llevase todo el cuerpo, hasta su mente incluso. No recuerda mucho, solo bailar mientras los idiotas de sus amigos perreaban mientras los más decentes charlaban con el azabache. No tuvo más memorias esa noche, era para bailar y disfrutar.
La siguiente semana fue bastante solitaria para él, quedando con su amiga y ex-novia Dulce para tomar algo de beber junto con su amiga Mónica, una chica algo brusca y borde pero bastante maja cuando la conoces. Le recordó a cierto chico de nombre Raúl.
Pero, entonces llegó ese sábado.
Ese día iban a cenar en un restaurante para celebrar el cumpleaños de Rubén, ya que la verdadera fiesta iba a ser en su apartamento compartido por Miguel Ángel.
Todos fueron vestidos de la forma más formal y normal posible, llevando David una camiseta de botones blanca y algo transparente, como los que se llevan en los esmoquin. Después de una hora cenando dijo que tenía que salir a tomar el aire, saliendo hasta la azotea para poder relajarse, observando el cielo estrellado sin la luna para hacerle compañía.
Cerró los ojos, el sueño estaba empezando a venirle a pesar de ser solo la una de la mañana, desde la acampada con sus amigos no había vuelto a estar despierto hasta tan tarde.
Sintió a alguien colocarse a su lado, sonriendo aún sin abrir los ojos al saber quién era.
-Pensé que estarías adentro con el resto.
-Raúl y Borja están teniendo esos momentos de tensión sexual super incómodos, y el resto estaban demasiado ocupados hablando entre ellos, no quería interrumpir.
-¿Entonces soy las sobras? Alex, yo te quería, ¿por qué no paras de romperme el corazón?- dramatizó el mayor mientras se echaba hacia atrás con una mano en la frente, ganando la hermosa risa del menor.
-Eres idiota, tío.
-Tu idiota.
-Por desgracia.
Ambos soltaron una risa, mirando hacia el cielo en un cómodo silencio entre ellos. David miraba de reojo al menor de vez en cuando, apreciando ese pequeño brillo en sus ojos a causa de la luz de la luna y esa sonrisa que simplemente era... perfecta.
Llevó su mano izquierda hacia la mano derecha del menor, agarrándola mientras suspiraba. Alejandro entendió la indirecta, apretando el agarre para darle apoyo al contrario.
-¿Te pasa algo?
-Sinceramente, sí. ¿Mañana estás libre?
-Sabes que sí. ¿En el parque a la hora de siempre?
-Por mí perfecto.
Alejandro asintió, cerrando los ojos para respirar el aire puro de la noche. Sintió al mayor acercarse, abrazándole por los hombros en señal de agradecimiento. Sonrió, se sentía cómodo así.
Al menos en su mente podía imaginarse que estaba con su pareja en vez de con su mejor amigo.
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