.13.

-Me cago en tu puta madre tío, más te vale que valga la pena haberme hecho venir tan temprano.

-Raúl, también vinimos para comprarle algo a Alex, ¿recuerdas?

-Claro mi niño, nosotros, los dos, solos.

David miró hacia otro lado al captar la indirecta, siguiendo caminando por los pasillos de aquella enorme tienda junto con Raúl y Borja. Sonrió levemente al escuchar el regaño del castaño, mirando atentamente los productos de las estanterías. ¿Cómo iba a saber que ya habían quedado esos dos para comprar un regalo también? No era adivino.

Se sorprendió al verse ahí, preocupándose por un regalo de cumpleaños de un chico que había conocido hace menos de tres meses, pero para él era como si se conocieran años. Gracias a Alejandro había empezado a ser un poco más social con sus amigos, aceptando quedar más seguido por los días y hasta ser algo más... autosuficiente, se podría decir.

Sin embargo, reconocía que estaba empezando a ser tedioso eso del regalo.

Fue a dos supermercados situados cada uno en dos extremos de la ciudad, agradeciendo a Borja por prestarle su coche para facilitarle todo. Suspiró cansado cuando salió de la tercera tienda, viendo frustrado cómo el sol empezaba a ponerse en el horizonte. Entró en una tienda pequeña que estaba por la calle en donde vivía cuando regresó a casa, siendo su única esperanza de encontrar un regalo decente. Los siguientes días estaría ocupado ayudando a sus padres con una reforma de su casa, por lo que no tendría tiempo para buscar el regalo del menor.

Miró la tienda, al parecer era una tienda de coleccionista o algo del estilo, el moreno no sabía realmente cómo llamar a ese tipo de tienda.

El dependiente le llamó la atención, acercándose con una sonrisa para ofrecer su ayuda.

Fueron los veinte minutos más extraños de su vida, pero finalmente encontró el regalo perfecto, simplemente estaba hecho para el menor.

-¿Crees que le vaya a gustar?- Samuel se giró para ver al contrario, sonriendo al ver como se enrollaba el celo en las manos al intentar envolver el regalo.

-Claro que sí, nuestro Alex tiene en cuenta la intención, no el valor del regalo.

-Ya... ¿Pero crees que le gustará de verdad?

-Que sí chaval, ya verás. Anda, dame eso antes de que te enrolles a ti mismo.

Guillermo se quedó parado en la puerta mientras reía por la escena, acercándose cuando ambos amigos se cayeron al suelo sin querer, amenazándoles con sacarles una foto para mandarla por el grupo de amigos.

David sonrió divertido, le gustaba volver a esos momentos de su adolescencia. Le debía bastante a Alejandro.























Perdón si este capítulo salió medio meh, estoy en medio de una fiesta de cumpleaños ;;

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top