Pieza 6. Visión

Título: LUX AETERNA

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU de corte AU (oséase, Universo Alterno aderezado con Omegaverse).

Parejas: un Dark Stony, un cute Winteriron.

Derechos: Pos Marvel, que ni qué.

Advertencias: historia alterna, mundo alterno, ciencia ficción en un Omegaverse. Edades como algunos detalles están modificados (¿universo alterno?) para beneplácito de la irreverente, pervertida y loca autora. Steve malvado y cruel, mundo cruel. Hm.

Gracias por leerme.



PIEZA 6. Vision.

He told me, I've seen it all before

I've been there

I've seen my hopes and dreams a-lying on the ground

I've seen the sky just begin to fall

He says, "All things pass, into the night"

And I say, "Oh no sir, I must say, you're wrong

I must disagree, oh no sir, I must say, you're wrong"

Won't you listen to me?

Goodbye horses, Q Lazzarus.


Los copos de nieve caían suavemente sobre las manos enguantadas de Anthony Stark quien los observaba con expresión vacía, de pie, en medio de aquel enorme balcón con los techos descubiertos mientras sirvientes limpiaban, siempre en silencio. Al fin se había enterado de labios de su Alfa sobre cómo llegó Hydra a donde su escondite, arrasando con todo el ejército insurgente. Él había sido el único culpable, solo él y solo él. Desde un principio el Comandante Rogers sabía que James iba a buscarle por ser el único que conocía de los secretos de Rambaldi, dejándole solo a propósito en Nova para que Venganza de Invierno lo encontrara y llevara a donde el asteroide. La ruta de escape había sido detectada por los espías de Romanov, así que solo tuvieron que acercarse a ese cinturón de asteroides en espera de la señal que fue nada menos que su Celo.

Steve no se equivocó al confiar en sus instintos sobre Bucky de no usar ninguna droga supresora en su Omega, ignorando que el líder de Hydra iba a usar el lazo de su Impronta como pista para dar con ellos, dejando que Tony alcanzara su punto más álgido de su Celo tanto para engañar a Barnes como para tener la ubicación segura del ejército al que abatieron sin que pudieran defenderse de sus cruceros de guerra, en particular del Crucero Sagitta, mismo que comandaba la General Carter y quien se llevó la gloria de aquella batalla dispareja donde perecieron miles de Omegas, otros más fueron torturados y el resto vendidos como servidumbre a la que le fueron cortadas sus lenguas además de ser expuestos a los soldados de Hydra para su deleite.

Steve aun no le había mencionado nada sobre el Reactor Arc pero era cuestión de tiempo, desconocía que iba a usar para doblegarlo y revelar el secreto de su funcionamiento. Fuese lo que fuese no iba a ser nada agradable. El castaño sospechaba que iba a chantajearlo con Raphael, quizá la vida de sus hijos. No importaba el cebo, él estaba seguro que no iba a tener escapatoria. Ellos ya tenían incautadas sus creaciones, en espera de que las terminara. James estaba muy lejos, sin ejército ni tampoco medios para contraatacar. Quizá estaba malherido, o agonizando por las heridas. Jamás le volvería a ver. Él había sido la ruina de aquel movimiento de liberación, de no haber conocido a Yinsen, quizá ahora seguiría viviendo en Uruk esperando por una ración pobre de comida que compartir con un gato callejero. De no haber sido un maldito e inútil Omega, Bucky hubiera vencido a Hydra. Levantó su rostro hacia el cielo nublado, sintiendo en el rostro los copos de nieve que humedecieron su piel.

Tenía un miedo tremendo porque cada día que despertaba, sentía su cuerpo extraño y no quería ni pensar en las razones para ello, engañándose con que era la resaca por la noche anterior en que su Alfa le había poseído o sus noches de insomnio cuando se quedaba solo, charlando por la red con Raphael hasta quedarse dormido. Bruce le había dicho que era demasiado pronto para hablar de algún diagnóstico certero, jamás había tenido un Celo, era poco probable que el Comandante le hubiera impregnado. Solo el tiempo dejaría ver lo que iba a suceder. Tony quiso creerle al doctor. Los sirvientes terminaron, abandonando el piso. La nieve comenzó a caer de forma abundante, era hora de volver dentro. Esa noche era la cena de los Omega del Clan Rogers. Raphael ya le había enviado una cantidad pasmosa de trajes que podía usar, sugerencias que apabullaron en un momento dado al castaño. Su amigo ya comenzaba a usar ropas más holgadas por el vientre más abultado día con día pero no dejaba su vanidad por el buen vestir. Entró a la sala, no sin antes sacudirse la nieve de la capucha de su abrigo antes de descubrir su cabeza como sus manos que talló, soplando aire caliente para sus dedos. Invierno. Una palabra que le traía un aguijonazo de dolor.

-Anthony.

El Comandante Rogers salía de su estudio seguido por un séquito de altos mandos que se despidieron del líder de Hydra con su saludo usual mientras él se acercaba para ofrecer una mano a ser tomada ante un gesto del rubio, quien la llevó a sus labios para besarla por sus nudillos, acariciándola con su pulgar en tanto su otra mano cepillaba sus cabellos castaños.

-Estás helado, no debes estar tanto tiempo afuera.

-Perdí la noción del tiempo. Lo siento, Alfa.

-Te consiento demasiado.

Tony no respondió nada, dejándose guiar hacia la amplia chimenea de la sala donde ardía un fuego controlado pero cálido donde clavó sus ojos, siendo acomodado sobre el regazo del Comandante quien abrió su abrigo para tallar su cuerpo, besando su cuello por encima de su Marca, haciéndole estremecer ligeramente. Steve dejó sus labios contra los cabellos de su nuca un par de minutos, dejando escapar una risa quieta.

-Hoy tienen una noche especial, ¿no es así?

-Sí, Alfa.

Una mano viajó hacia el mentón del castaño, despegando su vista del fuego hacia el Alfa quien le sonrió de una manera que no le agradó, sintiendo que su corazón se le detenía conforme escuchaba unas terroríficas palabras.

-Y lo es, en verdad. Mi Omega tiene el día de hoy un nuevo aroma –el Comandante pegó sus labios a su sien- Es aun débil pero inequívoco. ¿Sabes por qué, Anthony?

Éste pasó saliva. –E-Estoy...

Una mano posesiva se extendió sobre su vientre, recibiendo un beso en su mejilla.

-Mi hermoso Omega está gestando por primera vez.

Tuvo ganas de gritar, de tener a la mano aquel guantelete con el reactor para volar en pedazos al líder de Hydra, de correr hacia el balcón y lanzarse hacia el vacío. Solamente pudo quedarse quieto sin fuerzas, escuchando las palabras de orgullo de su Alfa sobre su oído con unas manos recorriendo un cuerpo del que eran dueñas absolutas. Dejó que Steve eligiera por él su traje para la cena, agradeciendo en automático su ayuda, recibiendo más besos antes de salir de la torre en dirección hacia uno de los recintos militares privados de Hydra donde se haría aquella cena, siempre escoltado por soldados. La cantidad de Omegas reunidos llenó el salón preparado para todos ellos, muchas de las cabezas de Terranova tenían un harem como el Mariscal Bismarck, era una práctica común para los privilegiados Alfa. Anthony realmente deseó con todas sus fuerzas que el Comandante Rogers fuese de la misma idea para que le dejara al fin en paz.

-¿Qué sucede, Tony? –preguntó discreto Raphael una vez que llegó a su lado, en el recibidor del salón al que pasarían de un minuto a otro.

El castaño apretó su mano, mirándole con ojos húmedos. Raphael comprendió el mensaje, abrazándole y meciéndole suavemente.

-Tranquilo, vas a estar bien. No pienses en ello por esta noche, ¿de acuerdo? Esta noche vamos a comer hasta hartarnos y vamos a reírnos de las estupideces de los demás. ¿Qué te parece el plan?

-Suena bien.

-Anda, sonríe. Eso es. Como el gatito coqueto que eres.

Anthony le miró extrañado pero no pudo preguntarle más, les hicieron pasar al salón decorado con mesas llenas de manjares y postres que prácticamente volvieron locos a los Omegas, ignorando que había soldados con sus espaldas pegadas a las paredes grises del salón, indiferentes al barullo naciente. Raphael tiró de él para atacar una de las primeras mesas, llenando un platito para él de cuanto bocadillo cupiera. En una esquina se encontraba una pila de regalos envueltos con etiquetas que llevaban el emblema de cada Alfa con el nombre respectivo a quien iba dirigido. Los Omegas no tardaron en entrar en competencia sobre el tipo de obsequio que recibían, la gran mayoría eran prendas de vestir de costosas telas o joyería de tipo artesanal aunque no de metal precioso.

-¿Qué envió el Mariscal para ti, Raphael?

-Sabe que me encantan los muñecos de tela, así que mira –le mostró una muñeca de trapo- Una preciosa nena de la Colonia Petra. Escuché que son modelos únicos.

-Wow, ya tienes una.

-Anthony –rió divertido su amigo- Es la única que me faltaba.

-Ah...

-Pero estamos perdiendo el tiempo, no puedo encontrar los tuyos. El Comandante Rogers no puede quedarse tan atrás, por todas las pecas de mi cara.

El castaño le ayudó no con muchas ganas, no era que le animara mucho la idea pero realmente le extrañó que no hubiera obsequios con su nombre. Raphael revisó por segunda vez, dejando a un lado todos los que el Mariscal había enviado para él.

-Debe haber algún error.

-O tal vez no. Me da igual, Raphael.

Tomaron un diván desocupado para terminar de ver los regalos de Raphael quien seguía extrañado, comiendo de su plato como del de Tony quien examinaba los presentes de su amigo antes de dejarlos y reclamar por el hurto de sus alimentos. Cuando todos los obsequios estuvieron con sus respectivos dueños, un par de sirvientes entraron al salón bajo las curiosas miradas de los Omegas al verlos aproximarse al castaño.

-Sus obsequios han llegado, señor.

-¿Qué?

Raphael casi tiró su comida al ponerse de pie, masticando todavía un pedazo de pastel antes de jalar a Anthony consigo, saliendo casi a carrera con los demás siguiéndoles poco después, curiosos del tipo de obsequio que pudiera recibir el Omega del Comandante Rogers.

-¡Raphael, no debes correr así!

-Ja, ya he tenido tres hijos, Tony, no vengas a decirme si puedo o no correr así.

Salieron al patio más cercano que les indicaron con una noche fría pero sin nieve más que aquella que cubría el suelo. Tony miró a su amigo para confirmar que no estaba alucinando. Tenía delante de sí un par de regalos que obviamente no habían podido estar un salón de reuniones por su tamaño como por sus características. Steve le había obsequiado nada menos que un hermoso caballo blanco, un semental imponente como educado, pero lo que más le dejó sin palabras fue algo que no atinó a decir qué era, volviéndose a Raphael que parecía gritar de un momento a otro.

-¿Es...?

-Me va a dar un infarto. Oh, Tony, claro, es el Comandante. Su Omega no va a tener míseros regalos típicos.

-Raphael, es...

-Solamente le he visto uno al Mariscal Carter. Pero éste definitivamente es una versión mejorada.

-Es...

-Sí, Tony, es un replicante.

Así era como le llamaban a los autómatas avanzados que poseían una inteligencia artificial, generalmente al servicio del ejército de Hydra o en exploraciones espaciales peligrosas. Por su costo eran todo un lujo para cualquier habitante de Nova. Anthony estaba boquiabierto. El replicante que había recibido como regalo tenía una piel sintética de color violáceo rojiza con un uniforme pegado en color turquesa con bandas amarillas. Alto, atlético de ojos claros con expresión bondadosa. Raphael le aventó prácticamente para que se acercara a inspeccionar sus obsequios mientras los Omega que ya les habían alcanzado comenzaron a murmurar sorprendidos, varios envidiosos de tales premios que nadie había recibido antes. El castaño se tomó su tiempo examinando cada presente, el caballo era sencillamente hermoso, tranquilo que le regaló una caricia al acercarse. Tomó aire al acercarse al replicante que esperaba tranquilo sin quitarle la vista de encima. Una vida artificial. Anthony respiró hondo antes de aclararse su garganta para hablarle con cierto titubeo.

-Hola –fue lo primero que se le ocurrió decir.

-Buenas noches, Anthony –respondió al acto el replicante con voz suave, tranquilizadora.

-¿Tú... am... tienes un nombre?

-Por supuesto, mis creadores me han llamado Vision.

-Vision.

-¿Deseas cambiar mi nombre, Anthony?

-No, me gusta... -éste se talló su nuca- La verdad es que... bueno, ¿cuáles son tus funciones respecto a mi persona?

-Proteger, servir, ayudar.

-Wow.

-Es mi deber aclararte que aún hay dos obsequios más que debes recibir.

-¿Todavía hay más?

-Sí, Anthony.

-Espero que no sean más grandes que todo esto.

Vision sonrió para su sorpresa, negando. -¿Puedo entregarlos ahora?

-Adelante.

Anthony se volvió a Raphael que estaba casi carcajeándose de la emoción, señalando todo como si fuese un sueño. Vision fue hacia el transporte que los había traído de donde sacó una canastilla que cargó con una mano para sacar de ahí un pequeño gato negro con un collar azul que puso entre los brazos del castaño quien sonrió sin poder evitarlo, despeinando aquella cabeza peluda que luego besó antes de sentir como el replicante se acercaba más con algo en las manos que dirigió a su cuello para recibir un collar de oro con un par de iniciales en plata labradas en la banda.

S. R.

-Feliz noche, Anthony –dijo Vision.

Como Raphael luego le contara en sus mensajes, Tony se convirtió en la envidia de cuanto Omega viviera en Nova. Aquellos presentes simplemente escapaban de la imaginación de cualquier ciudadano por el privilegio que implicaban. El castaño no tuvo problemas en agradecer al Comandante Rogers cuando volviera a la torre por las atenciones que le habían dejado sin palabras. Por un lado estaba más que emocionado aunque por otra parte, presentía que su Alfa estaba lo suficientemente dichoso por su estado como para consentirle de esa manera. Vision sería como su sirviente, guardaespaldas y acompañante personal, atento a todo lo que Tony quisiera sin importar la hora o circunstancia. Ya no estaría solo en la torre cuando el líder de Hydra se ausentara, siempre cuidándole o respondiendo sus preguntas respecto a temas diversos –y permitidos- que pudieran hacerle pasar el tiempo.

Quizá eso le permitió digerir la noticia que días más adelante Bruce le comunicó. Tendría al primer hijo de Steve. Su cuerpo estaba en perfecto estado con una gestación sana. Anthony regresó mudo a la torre en compañía de Vision, siendo recibido por el nuevo Jarvis que maulló tallándose en su pierna exigiendo ser levantado en brazos, cosa que el castaño hizo buscando su usual sitio en la esquina de un sofá, cruzando sus piernas donde descansó al gato bajo la mirada siempre atenta como bondadosa de su guardián quien le ofreció una taza de chocolate caliente, aprendía rápidamente sobre los gustos y hábitos de aquel Omega.

-Gracias, Vision.

-¿Te gustaría escuchar algo de música?

-Por supuesto.

La sala se llenó de los acordes de una selecta lista de las mejores obras de Beethoven. Tony bebió su chocolate con la mirada perdida, pensando inevitablemente en James. Había evitado hacerlo desde que volviera con el Comandante pero ahora más que nunca le extrañaba, quería escucharle decir que aún le quería aunque llevara en su vientre el vástago de su peor enemigo. No podía olvidarle, jamás lo haría. Pero cada vez su figura se hacía más lejana, como si aquel tiempo escondido en su refugio hubiese sido solamente un sueño y nada más. No tenía fuerzas para combatir la realidad que estaba encarcelándole, esos grilletes que un día iba a terminar de aceptar. Ya no había escuchado nada sobre el ejército insurgente ni tampoco de Venganza de Invierno, la vida en Terranova seguía su curso como lo había estado haciendo desde hacía tres mil trescientos años.

-Anthony, ¿puedo expresar algo?

-Claro.

-He detectado que te sientes aburrido la mayor parte del tiempo a pesar de mis esfuerzos –sonrió el replicante- Basándome en tus patrones de conducta, he encontrado que requieres una actividad que involucre tu completa concentración. ¿Te gustaría escuchar mi sugerencia?

-Sí, ¿por qué no?

-El hospital que dirige el Doctor Banner tiene una división de investigación sobre ingeniería médica aplicada. Seguramente el Comandante Rogers no encontrará dificultades en autorizar que dediques unas horas para apoyar la labor del doctor.

-¿En mi...? –suspiró- ¿En mi condición?

-Como dije, es solo investigación.

-Suena bien.

-¿Deseas que yo se lo comunique al Comandante?

-No... lo haré yo. Gracias, Vision.

Ignoraba que Bruce tuviera tal división pero se le antojó buena idea con tal de no pensar mucho en lo que iba a venir después. Tal como lo predijo Vision, su Alfa no puso pero alguno sobre convertirse en ayudante del doctor en sus investigaciones. El tema del Reactor Arc seguía pendiente pero Anthony no veía en el rubio signo alguno de sacar a colación el asunto. O lo daba por perdido o estaba maquinando algo más, lo más probable era lo último. Tuvo una noche libre cuando el líder de Hydra fue invitado al cuartel general con motivo de la noticia de su primogénito, una vez más siguiendo el consejo de Vision de dar un paseo a la reserva natural donde podía admirar especies sobrevivientes al Gran Colapso, aprovechando que no era hora de visita normal para estar a solas observando aquellos animales, aves entre otras especies.

Enfundado en un grueso abrigo, Anthony entró en un ala sin techo donde reposaban aves en hábitats cercados con paredes de cristal, admirando esas plumas con diferentes formas y colores. Por la hora todas las aves estaban durmiendo, débilmente iluminadas por lámparas que mantenían a temperatura correcta sus jaulas. Miró un ave en particular de plumas negras que brillaban por la luz que se proyectaba en ellas, le recordó enormemente a James, sus cabellos negros, su sonrisa cálida, sus besos... Cerró sus ojos jalando aire. Ya no podían estar juntos, se sentía demasiado sucio, y en su estado, había perdido lo único que había querido guardar para aquel amoroso Alfa. Tony abrió sus ojos de nuevo, buscando la etiqueta en la pared adjunta para leer el nombre de aquella ave cuando notó que la pantalla tenía su nombre. Miró a todos lados más que confundido, creyendo que estaba leyendo mal, acercándose para tocar la proyección que se amplió con un mensaje.

Resiste. Pronto te liberaré.

El castaño se quedó boquiabierto, girándose para buscar a alguien o algo, una pista más en las siguientes jaulas pero no hubo más. El mensaje desapareció quedando solamente la etiqueta original que acarició como deseando que volvieran aquellas palabras que casi juró podía escucharlas con la voz de Bucky. Sonrió con los ojos húmedos, asintiendo después. Resistiría. Se lo estaba pidiendo, no estaba lejos, estaba vivo. Anthony se tomó unos minutos para recobrar la compostura antes de salir de aquel aviario para encontrarse con Vision, quien le sonrió ofreciéndole un brazo donde apoyarse.

-¿Fue de tu agrado el aviario?

-Espléndido, Vision. Gracias.

-¿Te sientes mejor?

-Ahora sí –sonrió Tony- Volvamos.

Las misiones del Comandante Rogers le detuvieron más días de los previstos para descanso del castaño quien no perdió tiempo en ir a visitar el hospital para unirse a ese departamento de investigación de Bruce, quien estuvo más que complacido de tenerle consigo. Era un ala mediana en el complejo con muchos instrumentos y computadoras que aún no habían sido usados por falta de tiempo del doctor ya que no tenía nadie más interesado en aquel tema en buena parte por la tecnología que ofrecía otras opciones así como el hecho de que la gran mayoría de los pacientes eran Alfas muy sanos cuyas únicas quejas podían ser una mejora en su aspecto personal o la revisión de sus Omegas. Igual que con su Maestro Yinsen, Anthony iba a tener todo aquel laboratorio para él solo cuando Banner no pudiera acompañarle.

De manera muy discreta, Tony podía volver a sus experimentos con aquellas armaduras automatizadas bajo la fachada de que aprendía sobre exoesqueletos o prótesis médicas. Vision resultó ser un ayudante muy capaz, con la ventaja de acceder a todas las fuentes disponibles de la red para los datos que requiriera el castaño quien ya no bajó la guardia para no cometer el error de que supieran sobre el Reactor Arc. Bruce también le consentía a su manera, mostrándole ideas que tenía sobre nuevas formas de inteligencia artificial –él había sido partícipe en el proyecto que dio origen a los replicantes- que hicieran más eficientes los procesos y servicios que requirieran todas las colonias, no solo Nova. Anthony perdió la noción de las horas trabajando en aquel laboratorio, charlando con Vision o tomándose un descanso con el Doctor Banner, disfrutando de una deliciosa merienda antes de volver a la torre para seguir intercambiando mensajes con Raphael.

Ya no tuvo más mensajes de James pero aquél dejado de alguna manera sorprendente en el aviario le hacía sonreír cuando se sabía solo, dándole los ánimos para no caer, concentrándose en ayudar en el laboratorio donde concretaría ese proyecto secreto. Fue durante una de las muestras culturales de Vision que su mente ya más aguda se percató de algo que de inmediato llamó su atención, deteniendo al replicante en su discurso. Quizá ya hubiera pasado tiempo desde que leyera aquella enciclopedia del mundo antiguo de los seres humanos pero no se le había olvidado ni una sola coma de aquello.

-Lo siento, Vision, ¿podrías mostrarme de nuevo la estructura de Terranova?

-Claro, Tony.

Se desplegó un mapa holográfico con todas las colonias. Nova estaba en el centro como un enorme planeta y el resto de las colonias parecían pequeñas lunas circulando alrededor. Un total de doce colonias, sumando trece con la capital, todas girando alrededor de aquel joven sol sin planetas.

-¿Puedes ampliar el mapa espacial?

-¿Cuánto más?

-Hasta el cinturón de asteroides.

-Enseguida.

Anthony miró fijamente aquella disposición, haciendo cálculos apurados sobre gravedad, atracción planetaria, electromagnetismo. Sus manos manipularon el mapa de las colonias que movió más lejos y más cerca del sol como si estuviera probando algo, dejándolo al fin como estaba.

-Amplíalo hasta la estrella más cercana a nosotros.

-Ampliando.

Se llevó una mano a su boca, viendo las distancias que marcaba el mapa estelar. Pidió a Vision que le mostrara las estadísticas del mejor crucero que Hydra tuviera, su velocidad como capacidad. De nuevo hizo apurados cálculos en su mente mientras caminaba alrededor de la proyección holográfica bajo la mirada curiosa del replicante.

-¿Sucede algo, Tony?

James ya le había mencionado que su biblioteca estaba incompleta, si bien la información era verídica, tenía trozos faltantes para armar por completo la historia antes del Gran Colapso. Lo que el castaño acababa de descubrir era una de esas lagunas. Hydra había mentido siempre, pero no tenía idea del alcance de sus mentiras y manipulaciones. Jamás habían salido del sistema solar original. Estaban en él. Esa estrella alrededor de la cual giraba Terranova era el mismo sol que viera nacer a la Humanidad. Lo que faltaban eran los planetas nativos que Hydra destruyó para completar su plan maestro de dominación. Y ya tenía idea de cómo habían conseguido esfumarlos del universo. Fueron los primeros intentos por descubrir la energía de repulsión. Al menos la mitad de los planetas del sistema solar habían poseído un núcleo caliente cuya fusión nuclear fueron los primeros pasos para experimentar con aquel tipo de energía, destruyendo uno a uno de estos mundos al fallar la estabilización. Al final, dejaron por último al hogar de la especie humana en un dramático escape, todas esas personas encerradas en las naves de Hydra no tuvieron nunca manera de saber que lo único que pasó fue que hicieron un círculo y volvieron a la posición original de su planeta ya extinto bajo la mentira que habían viajado años luz de distancia a una estrella más estable.

Cada una de las colonias tenía en su centro los restos de aquellos núcleos planetarios de los que se alimentaban para proveer energía a la colonia. Nova, no le cabía duda ya, ocultaba en su interior el centro del planeta azul de los seres humanos. Pero necesitaban completar el Reactor Arc antes de que esos núcleos se desestabilizaran, el sol estaba ayudándoles con su poderosa atracción gravitatoria pero el crecimiento de las colonias rompería esa relación masa-energía sobre la que se fundó toda Terranova. Por eso las Purgas, por eso las destrucciones "accidentales". Anthony tomó asiento para digerir esa información, tallando sus manos sobre sus muslos. Aun cuando su odio contra Hydra fuese inmenso, el resto de las personas –particularmente los castigados Omega- no tenían culpa alguna de sus acciones. No podía dejarlos morir. Era por eso que Steve no le había mencionado nada sobre el Reactor Arc, estaba esperando que él por propia voluntad se ofreciera a completar el proyecto sabiendo que de ello dependía toda la especie humana.

Jamás le había tomado por un ingenuo Omega.

Con tales realizaciones, decidió volver a la torre, ya atardecía. Sin embargo, una densa caída de nieve se interpuso en su retorno, quedándose dentro del laboratorio hasta que pasara la nevada, distrayéndose en cosas más superficiales hasta que recibió un mensaje de Raphael. El Mariscal le había llevado a donde los niños Rogers, puesto que el líder de Hydra había probado cómo se puede ganar una competencia de caprichos, el Alfa de Raphael se había decidido a dejarle ver a sus hijos como gesto de buena voluntad antes de la fiesta de su hijo mayor. Por las palabras que escribía su amigo se notaba que estaba dividido entre la alegría como la más profunda tristeza. Era obvio que aquellos tres niños ni siquiera le dedicaron una mirada, no se diga una palabra. Raphael se había tenido que contentar con verles, quedándose con las ganas de abrazarlos. Tony se sintió muy triste por aquel Omega que aún en ese momento no dejó sus bromas usuales y burlas.

-La nevada ha terminado –le avisó el replicante.

-Regresemos.

Tomó la canastilla de Jarvis a quien puso dentro antes de salir hacia la parte posterior del hospital donde esperaba su transporte. Regresó meditativo a la torre donde para su sorpresa ya estaba esperándole el Comandante Rogers. Anthony dejó a Jarvis en el suelo en cuanto pisó el recibidor, bajando su mirada, preocupado de que su Alfa estuviera molesto de no haberle encontrado ahí, una de las condiciones para haberle dejado estar con Bruce. Pero Steve no parecía enfadado, se giró dando la espalda al ventanal por el que estaba observando la ciudad para ir hacia él y besar sus cabellos en sus ademanes acostumbrados.

-¿Qué sucedió?

-La nevada era demasiado fuerte, Comandante –atajó Vision- Le sugerí a Anthony esperar a que pasara antes de regresar por su bienestar. Me disculpo por el retraso.

-Bien hecho, Vision. Prepara todo para nuestro viaje. Partiremos esta misma noche, no volveremos hasta dentro de un mes, aproximadamente.

-Enseguida, señor.

Vision tomó la canastilla del gato para retirarse, dejando al castaño entre los brazos del líder de Hydra a quien miró algo inquieto. No sabía de ninguna celebración o reunión de militares, mucho menos de una misión que pudiera tomar tanto tiempo. El rubio le miró tranquilamente, tomando su mentón que acarició con un pulgar.

-No has tenido oportunidad de montar tu caballo.

-No, Alfa.

-Ya la tendrás. Iremos a la Colonia Luxor –el Comandante se inclinó a besar sus labios un par de veces, bajando a su Marca que mordió apenas- Es hora de que te vea la Archiduquesa.


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