EXTRA 2

Un lindo bebé estaba en sus brazos, las manitos pequeñas y gorditas hacían contraste con las suyas. Jimin estaba con Seungmin en uno de lo cuartos de la Procuraduría de Protección de Niños junto a una de las encargadas, vigilando que todo esté bien. Jungkook estaba haciendo, de nuevo, la solicitud de adopción.

Esperaban que esta vez no la rechacen. De verdad amaban a ese pequeño.

—Eres muy lindo, MinMin —dijo Jimin de forma cariñosa, picándole la nariz. El bebé reía con ternura—. Pronto estaremos juntos, te lo prometo —susurró.

Seungmin miraba curioso a la persona que lo estaba cargando. Se sentía cómodo, pero sobre todo anhelado y amado. Porque aunque estuviera pequeñito, podía sentir todo el afecto que Jimin y Jungkook le brindaban.

Casi todos los días la pareja iban a verlo, y es que no podían dejar de hacerlo. Estar al pendiente de aquel niño ahora era su prioridad. Aunque su solicitud haya sido rechazada, no perdían las esperanzas de que Seungmin sería su hijo.

Pasaron horas que para Jimin fueron segundos, sentía que hace apenas unos minutos había llegado a ver a Seung. Jungkook ingresó a la habitación y vio la imagen que guardaría en su corazón por siempre. Su esposo jugando con el pequeñito y hablándole con cariño. Eran los dos amores de su vida.

Se acercó despacio y abrazó a Jimin por detrás, apoyando su barbilla en su hombro.

—¿Cómo te fue? 

—Hablaremos de eso en casa, cariño.

Un repentino sentimiento de tristeza se instaló en su pecho. ¿Ya se tenían que ir? Él todavía no quería. Peor aún, no quería escuchar otra mala noticia.

—¿Podemos quedarnos un ratito más? —preguntó Jimin, dejando a Seungmin sobre su cuna. Volteó a ver a Jungkook con la mirada triste.

—Vendremos lo antes posible. Es hora de volver —dijo con una media sonrisa. Acarició la mejilla de Jimin, pero este lo seguía mirando de la misma manera—. Cariño...

—No quiero despedirme de él, Jungkook...

—Jimin...

Sin escuchar una protesta más. Su esposo se volvió hacia Seungmin y lo cargo de nuevo para llenarle el rostro de besos dulces, provocando risitas en él. Jungkook extendió los brazos para recibirlo, le dio un beso en la frente y se lo entregó a la encargada que los estaba asistiendo. 

Jimin mordió sus labios ansioso y salió sin esperar a Jungkook, quién inmediatamente fue tras él. 

Todo el camino hasta llegar a su hogar fue en silencio. Jimin estaba reprimiendo sus sentimientos, no quería que esto lo afectara. Tenía que ser fuerte y aceptar su realidad. Apenas se estacionó el auto, bajó rápidamente y se entró a su casa. Su esposo casi corriendo a sus pasos.

—Jimin —lo detuvo, agarrándolo de la muñeca—. Cariño, tenemos que hablar.

—No. Si vas a decir eso, entonces no quiero escucharlo.

—¿Podrías mirarme al menos? —Jungkook lo jaló hacia él y lo envolvió en sus brazos. Jimin escondió su rostro en su pecho.

—Ya sé lo que dirás. Solo no quiero escucharlo —murmuró—. Si lo haces, entonces me sentiré muy mal. 

—Amor —tomó el rostro de su esposo con ambas manos. Sus ojos estaban cristalizados y una lágrima traviesa resbalando por su mejilla. No. No le agradaba para nada verlo así—. ¿Estás seguro que no quieres escucharlo?

Jimin negó.

—Mmm... Lástima —Jungkook fingió decepción—. ¿Cómo le digo entonces a nuestro hijo que su bonito y sexy padre no quería escuchar la noticia? Vaya, no imaginé ser padre soltero tan rápido.

—¿Q-qué?

—Luego de mucho tiempo, aceptaron nuestra solicitud, cariño.

Jungkook  no supo cuando su esposo saltó sobre él y lo besó efusivamente, pero no rechistó ante nada. Él también estaba feliz por la noticia, al igual que Jimin también lloró cuando se abrazaron. El sueño de formar una familia junto a su cariño estaba muy cerca y, sin duda, era uno de los mejores días de su vida luego de haber conocido a la persona correcta.

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