60

Jungkook se puso de pie y se sentó en el borde del escritorio delante de Jimin.

—¿Estás seguro que no quieres una casa bonita? ¿Más dinero tal vez?

—No.

—¿No puedo concederte otra cosa a cambio?

—No.

Jungkook suspiró rendido. No le quedaban opciones.

—Bien, pero tengo dos condiciones.

—¿Cuáles?

—Nos casaremos este fin de semana, después de firmar el contrato con Choi. Le diré que nos emocionamos tanto que decidimos casarnos. Se lo creerá.

—Okey, ¿y la segunda?

Jungkook lo miró con una sonrisa ufana.

—Jimin, estaremos casados. Y quiero saber si estarías dispuesto a… expandir nuestros límites en algún momento de nuestra relación.

—T-te refieres a…

Asintió.

—Dos años es mucho tiempo para alguien como yo.

—Pues… Pues tienes dos manos.

Jungkook soltó una carcajada ante tal comentario.

—Y agradezco mucho tenerlas. No te estoy diciendo que debemos acordarlo ahora. Te estoy diciendo si podríamos hablar en caso surja la necesidad —dijo guiñandole el ojo.

—A ver, Jeon Jungkook. No te resulto atractivo, ni siquiera te caigo bien. ¿Por qué te acostarías conmigo?

—Ya te dije que te juzgue mal antes. Me caes bien. Y respecto a que no me resultabas atractivo, debo confesarte que me equivoqué.

—Ajá —dijo Jimin poniendo los ojos en blanco—. Gracias supongo.

—Piénsalo, soy un hombre atractivo y guapo. Me manejo bien en la cama y puedo asegurarme de que te la pasas de maravilla.

—¡Oh, vaya sorpresa! —exclamó Jimin con sarcasmo—. Me cuesta creer que he sido el único al que has convencido para casarse contigo. Tú siempre diciendo cosas tan románticas.

Jungkook comenzó a reír. Le gustaba tener esas pequeñas discusiones con Jimin.

—¿Entonces, aceptas mis condiciones?

—Si tú accedes a las mías.

—En ese caso, señor Park, supongo que nos casaremos el domingo. En estos días tendremos días libres, nos darán la licencia, nos casaremos, nos haremos una fotos y listo.

—Uy si, la boda de mis sueños —dijo Jimin con un deje sarcástico.

Jungkook soltó una risa y extendió su mano.

—Es un placer hacer negocios contigo.

Con gesto titubeante, Jimin aceptó la mano. Pero no se esperaba que Jungkook apretara y le diera un tirón abrazándolo, pegando su boca a su oído.

—Te garantizo mucho placer, Jimin. Piénsalo —susurró.

Jungkook comenzó a reír de nuevo al ver como su prometido se iba a toda prisa de la oficina. Con un sonrojo en su rostro.

Al parecer, esos dos años no serían de un completo aburrimiento.





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