48

Días después

POV JUNGKOOK

¿Jimin? Jimin me estaba mirando como si le hubiera dicho algo descabellado.

—¿Qué vamos qué?

¿Cuántas veces se lo tenía que repetir? Suspiré y me acomodé en el asiento.

—No quería parecer demasiado ansioso cuando me dijo para reunirnos, así que le dije que teníamos algo hoy por la mañana. Y él… Bueno, supuso que se trataba de la licencia matrimonial y yo le di la razón.

Jimin sin decir nada, cogió los platos que estaban sobre la mesa y los llevó al fregadero. Luego se apoyó en la encimera y pasó sus manos por el rostro.

—Está bien, hazle creer que es cierto. Eso no significa que lo vamos a hacer.

—Bueno…

Jimin levantó la mirada y me miró con el ceño fruncido, esperando una respuesta rápida.

—Vamos a hacerlo. Quiero que haya pruebas de que lo haremos.  No nos cansaremos, pero al menos sacaremos la licencia.

—Jungkook…

Cogí el cheque que había dejado a un lado y se lo entregué.

—Considéralo como un intercambio por la generosa donación.

Se sonrojó.

—Ya te dije que no sabía que generoso significaba una gran cantidad en tu mundo. Además, Suni empezó a decir que sus donaciones se consideraban mínimo mil dólares y solo me dejé llevar y le dije que tú darías cinco mil. —dijo encogiéndose de hombros.

—No pasa nada, no tengo problema con eso. Pero ahora me debes una y será la licencia matrimonial para nuestra boda ficticia.

Jimin soltó un suspiro, inconscientemente abultando un poco los labios. Hizo un pequeño puchero y no se había dado cuenta.

—Bien —dijo rendido—. Me iré arreglar para hacer esa cosa.

Pasó por mi lado con el ceño fruncido. Lo tomé de la muñeca y lo senté en mi regazo. Él jadeó e intentó quitarse de encima, me reí al ver que no podía.

—¿Quieres que vaya a ayudarte? —pregunté en tono burlón.

—P-pero ¡No!

—Haré otra donación por eso —seguí con el tono sarcástico.

A causa de eso recibí un codazo en las costillas, haciendo que lo suelte y se pusiera de pie.

—Jeon Jungkook, ¡Vuelve a hacer eso y te llevo al veterinario para que te castren!

Comencé a reír, viendo como se iba a pasos rápidos por las escaleras, refunfuñando quién sabe qué.

No sabía la razón, pero verlo enojado me hacía mucha gracia.




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