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Días después...
Jungkook miró de reojo a Song-I. Estaba contento, pues el musical de hoy era Jazz, los favoritos de él y de la abuela Park. Pero hoy era diferente, ella estaba rara. En más de una ocasión, levantó la mano para secarse una lágrima que caía por su mejilla.
—Estoy bien —fue lo único que respondió, cuando Jungkook se lo pregunto.
Sin embargo, no parecía estar bien en adsoluto.
Cuando, por fin, estaban en la residencia. Jungkook empujó la silla de ruedas para llevarla de vuelta a su habitación con la esperanza de que la sorpresa que tenía la animará un poco.
jimin le había dicho hace unos días que Song-I no había estado comiendo bien y que parecía más cansada de lo habitual.
Este día, antes de que vayan al teatro para disfrutar del musical, su cuidadora le dijo que apenas había tocado la comida.
Jungkook sabía que Jimin estaba preocupado. Había pensado en cancelar la clase de yoga, pero él lo animó a que fuera y pueda distraerse, aunque sea olvidar por unas horas todo lo que está pasando. Además, solo le quedaban dos clases, luego podrían ir los tres a los martes musicales.
Le gustaba pasar tiempo con Song-I, su parte favorita era cuando compartían los bombones chocolate y le contaba más sobre Jimin. O cuando opinaban acerca de las canciones que habían tocado esa noche.
Pero hoy era diferente, hoy solo era Park Song-I.
Cuando tomó uno de los bocadillos que le habían entregado. Ni siquiera hizo ademán de querer comérselo. Jungkook soltó un suspiro y se lo quitó para dejarlo en el plato, luego le cogió la mano y acarició con preocupación.
—Song-I ¿Qué te pasa? ¿Qué te preocupa? Puedo ayudarte.
La anciana soltó un suspiro profundo, que pareció agotado y resignado.
—Estoy cansada.
—¿Quieres acostarte? Puedo ayudarte a hacerlo.
—No, no quiero acostarme.
—Entonces, no entiendo.
Song-I se zafó de la mano de Jungkook y frotó su rostro con un gesto frustrado.
—Estoy cansada de todo esto.
—¿De tu habitación? —si quería otra, se la conseguiría.
—De estar aquí... De esta... De esta vida, si es que podría llamar así.
Jungkook se quedó callado por unos segundos. Nunca la había oído hablar de esa forma.
—Song-I...
Al escuchar el tono de preocupación, le tomó de la mano, nuevamente.
—Se me olvidan las cosas, muchacho. El tiempo pasa y no si estoy en el mismo día que hace un momento. Mi Jiminnie viene a verme y no recuerdo si ha estado desde hace horas, hace días o hace minutos. A veces, no reconozco nada y me da miedo. Sé que hay día que no reconozco a mi nieto —le temblaba la voz y sus ojos se llenaban de lágrimas—. No me conozco ni a mí misma la mayoría de los días.
A Jungkook le dolió el pecho escucharla, pero se contuvo para mantenerla tranquila y aumentarle una preocupación más.
—Jimin viene a visitarte todos los días. Te ama y aunque tú lo olvides, él te recuerda. Se queda contigo y te hace compañía.
—Soy una carga para él.
—No, no eres una carga para él. Jimin te ama demasiado.
—Seguro me odias por eso.
—¿Que? Claro que no. A mí también me gusta pasar tiempo contigo. Ahora formas parte de mi familia. Te convertiste en mi familia desde el día que me casé con Jimin.
—Él debería estar haciendo otras cosas: viajar, conocer a más amigos. Ustedes están casados y deben tener sus asuntos, en adoptar y tener niños. No ocupándose en una anciana.
—¿Por qué dices todo eso? Sabes que Jimin haría lo que sea por ti. Lo mismo que yo... Por favor, Song-I, si él llega a oírte...
—Extraño mucho a Cho Yong.
—Lo sé... Estuvieron casados mucho tiempo. Claro que lo hechas de menos.
—No teníamos dinero, pero nos queríamos —esbozó una pequeña sonrisa—. Me encantaba verlo cocina, era chef ¿Te lo conté?
—Sí, me lo contaste.
—Teníamos una buena vida. Cuando murió no sabía cómo podía seguir viviendo, pero luego llegó mi Jiminnie. Él se convirtió en mi razón de ser.
—Te necesitaba.
—Ya no me necesita.
—Te equivocas, te necesita... Mucho.
—¿Cuidarás de él, Jungkookie?
—No... No te rindas todavía, Song-I. Jimin se quedará... Se quedará desolado.
La anciana cerró los ojos y dejó caer los hombros.
—Es que estoy muy cansada.
Jungkook entró en pánico al darse cuenta que no se refería a querer acostarse. Estaba cansado de estar aquí, de vivir. De estar atrapada de un cuerpo que ya no funcionaba con una mente que la dejaba en el olvido.
Se acercó a ella y bajó la voz, solo para que ella pudiera escucharla.
—Cuidaré de él, te lo prometo. No le faltará nada. —podía prometérselo, se aseguraría de que así sea. Lo cumpliría —. Solo no te rindas. Te necesita.
Song-I abrió los ojos y le sonrió. Luego señaló algún punto de la habitación.
—¿Puedes darme esa fotografía?
Jungkook asintió y le dió lo que le había pedido. Luego de que Jimin le dijera que se habían casado, le había traído una fotografía de su boda. Y la que Song-I, estaba cogiendo era una que Suni le había tomado cuando vinieron de visita. Jimin sonría mientras su abuela le pellizcaba las mejillas y Jungkook reía al lado de ellos.
Parecían una familia.
—Se convirtió en mi vida desde que perdí a ChoYong.
—Lo sé.
—Es todo lo que sabía que sería: Listo, cariñoso y valiente.
—En realidad, también es precioso. Y más duro que un acero. Tú has tenido mucho que ver, Song-I.
El comentario hizo que soltará una carcajada. La primera de ese día. Extendió el brazo y le dió unas palmaditas a la mejilla de Jungkook.
—Eres un buen chico.
Jungkook sonrió ante sus palabras.
—Cuando te haces mayor, te das cuenta que la vida se compone de momentos. De toda clase, de momentos tristes, momentos buenos y momentos geniales. Componen el tapiz de tu vida. Aférrate a todos ellos, sobre todo a los momentos geniales. Hacen que los otros sean más llevaderos.
Jungkook tomó su mano y la cubrió con la suya. Sus ojos comenzaron a cristalizarse.
—Quédate... —le suplicó—. Por él. Dale más momentos geniales, Song-I.
Con un suspiro asintió con la cabeza.
—Ya quiero acostarme.
Jungkook besó el dorso de su mano y la miró.
—Buscaré a tu cuidadora. ¿Está bien?
Song-I lo miró, sus ojos decían mucho. De todo lo que estaba sintiendo en ese instante.
—Amor, Jungkookie. Rodéalo de amor.
Él solo asintió. Y ella le pellizcó la mejilla, era su manera de decir «Te quiero» . Sintió el escozor de las lágrimas cuando se estaba dirigiendo a la salida.
Dolía.
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