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De regreso



Jungkook entró sin hacer mucho ruido. Había añorado estar en casa. De estar junto a Jimin.

Se había sorprendido descubrir el afán de enviarle mensajes y preguntarle cómo estaba él y Song-I. Sus respuestas lo hacían sonreír ya que solía ser descarado y tierno a la vez.

Al parecer, la presencia de Jimin en su vida hacía  aflorar sus emociones en todo momentos.

Estaba ansioso por regresar a casa, por verlo, para visitar a Song-I . Cuando la reunión con el inversionista fue exitosa, Dong Wook decidió adelantar el viaje y regresar a Seúl.

Soltó la maleta, encendiendo las luces y quedando totalmente sorprendido.

No era la misma casa de antes. Habían muebles nuevos, muchos cojines. Las fotografías que había tomado hace años decorando el salón.

Todo era totalmente diferente. Era más hogareño.

Sobre la repisa estaba una fotografía de ellos el día de su boda. Jimin miraba a la cámara con una sonrisa y él lo miraba como si fuera lo más preciado de su vida. Ambos parecían felices, como una pareja enamorada.

Vio una vez más la foto y tomó su maleta para subir las escaleras. Se sorprendió al llegar a la puerta de su habitación, Jimin estaba dormido en su cama.  Creía que ha estas alturas, y conociendo como era su esposo, ya se había ido a su dormitorio.

Estaba abrazado a su almohada, mechones de cabello caían en su frente. Lo analizo mientras dormía,  era muy tierno verlo con el rostro despreocupado y la boca media abierta.

Bonito.

Se movió, asustándolo a Jungkook en el proceso, pero no había despertado aún.

Sonrió cuando lo vio con su camiseta antes de su partida.

Su esposo estaba en su cama y con una prenda de él puesta.

Soltó un suspiro y acomodó su maleta, para luego cambiarse y ponerse ropa más cómoda. Se preparó para acostarse, con cuidado de no hacer ruido.

Con delicadeza, se acomodó en su espalda y lo pegó más a él.  Sintiéndose cálido al instante.

Lo había extrañado. Había extrañado tenerlo en sus brazos.

Jimin sintió unos brazos alrededor de su cintura, se sobresaltó. Se suponía que debería estar solo y no con alguien abrazándolo.

—Relájate, cariño. Soy yo.

Su alma volvió su cuerpo cuando escuchó su voz, era 'él'

—¿Qué haces aquí? —Bien, al parecer había sonado muy brusco. Pero lo había despertado y no iba a darse cuenta como se lo había dicho.

—La reunión ha ido muy bien y he regresado antes de lo previsto.

Jimin asintió y trató de incorporarse.

—Iré a mi habitación.

Jungkook rodó los ojos y tiró de él para que se echara de nuevo en la cama. Su esposo era tan especial cuando lo despertaban.

—Quédate. No pasa nada —dijo sonriendo y besando su cuello—. Me gusta dormir abrazado como si fuera un pulpo. ¿Ya no te acuerdas?

Jimin sonrió y se acurrucó más en sus brazos.

—Tu cama es cómoda.

—¿Y mi camiseta? —preguntó a la vez que bajaba su mano hasta el borde de la playera, dándose cuenta que solo traía bóxers debajo de él—. ¿También es cómoda?

Jimin lo apartó de un manotazo, sabía sus intenciones.

—He estado ocupado. La vi tirada y me la puse.

—Si, ya me di cuenta.

—¿Te gusta? ¿Te gustó como quedó todo? —preguntó tímido e inseguro.

Jungkook le dió un beso en la frente y luego en los labios.

—Buen trabajo, señor de Jeon.

Jimin se echó a reír contra la almohada.

—Me alegro que le guste, señor Jeon.

Jungkook lo apegó más a él, sus respiraciones chocando y sus narices rozando.

—Buenas noches —susurró Jimin.

—Buenas noches, cariño.

Pero ninguno de los dos estaba dispuesto a dormir. Juntaron sus labios, moviéndolos lentamente, acariciándose entre sí.

Esa noche demostrarían lo mucho que se habían echado de menos.

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