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—Bien. Háblame de ti.

Ambos se sentaron en la mesa de juntas. Jungkook acomodando su impecable saco y su corbata antes de responder.

—Creo que ya sabes mucho de mí, Choi. Digamos que mi vida ha sido un tanto pública.

El mayor asintió con la cabeza, tomando un sorbo de su café amargo.

—Así es, tu reputación está llena de desequilibrios.

—Pero las personas cambian.

—¿Tú has cambiado?

—He llegado a un punto de mi vida en el que me he dado cuenta que sé lo quiero y con quién. La persona de mi pasado, ya no existe.

Choi sonrió, gustoso de lo que había escuchado.

—Enamorarse de la persona indicada cambia muchas cosas.

—Es lo que estoy descubriendo junto a él.

—MJ Business tiene reglas respecto a sus trabajadores.

Jungkook soltó un suspiro y asintió.

—Están prohibidas las relaciones dentro y fuera de la empresa. Creen que es una distracción.

—¿Y estás de acuerdo?

—No lo estoy. Todo puede funcionar si es con la persona correcta, en donde se pueden apoyar mutuamente.

—¿Y has encontrado a la persona correcta?

—Sí.

—Es decir, tu asistente.

Asintió.

—Bien, háblame de él.

Hablar de él. De todas las preguntas que había imaginado responder, ninguna como esa pasó por su mente. ¿Cómo se supone que debería responderle? Jungkook tenía un concepto de Jimin como su asistente, pero nunca vio una imagen más allá que la línea de trabajo.

Él podía hablar de ventas, números, influencia. Pero hablar sobre una persona que no es nada tuyo como si fuera tu prometido, como si lo amaras. Sería complicado.

—Eh… Es perfecto.

Choi soltó una carcajada.

—Cuando nos enamoramos, siempre veremos lo perfecto de una persona.

Jungkook sonrió y continuó.

—Su nombre es precioso, se llama Jimin. Algunos lo llaman Jims —Yoongi le dice así—,  es pequeño y de buen perfil. Sus ojos desaparecen cuando sonríe, lo hacen ver muy tierno. Más de lo que es. En el trabajo, todos los quieren. A veces hornea galletas. Son todo un éxito y saben de maravilla —hizo una pausa para pensar en qué más contar, hasta que recordó la llamada de la mañana—. No le gusta que lo interrumpan en sus horas de sueño. Eso es sagrado para él, me causa mucha gracias cuando se enoja por eso. Es adorable. Me ayuda siempre. Como asistente es estupendo y… Jimin es perfecto y es el indicado para mí.

—¿Quisieras traerlo contigo a Choi 's Company?

—¡No! —exclamó Jungkook.

—No estoy entendiendo.

—Perdón, no quise responder así. Hemos hablado y hemos decidido que sería mejor que se quede en casa. Ya lleva un tiempo con aspecto cansado y quiero que duerma todo lo que necesite. Quiero que se relaje y pueda disfrutar la vida sin preocupaciones por un tiempo, sin trabajar.

—Oh, ya veo. Quieres cuidarlo.

Jungkook asintió. Ahora estaba nervioso.

—Supongo que viven juntos y luego de todo el trabajo es el único lugar donde pueden disfrutar como pareja.

—Esto… si, disfrutamos mucho de nuestra privacidad.

Choi tomó el último sorbo de su café y se acomodó en el asiento.

—En Choi 's Company nos consideramos una empresa única en todos los sentidos.

—Y es lo que más me llama la atención —respondió Jungkook.

—Creemos en el trabajo en equipo, tanto en la empresa como en la vida personal de los empleados. Trabajamos en grupo en las campañas, aportando ideas a las ideas de los demás, tal como hemos hecho hace un rato. Compartimos los éxitos y los fracasos. —le guiñó un ojo—. Aunque no tengamos muchos de estos últimos. Valoro mucho a mis empleados.

—Eso me parece excelente.

—Bien, Jungkook. Háblame de tu idea.

Una hora había pasado. Platicando e intercambiando idea de lo próximo que se vendría a la compañía. Hablar sobre esos temas eran más fáciles que seguir fingiendo estar comprometido y hablar sobre esa persona.

—Sabrás que viajaré este fin de semana. Me gustaría invitarte el viernes por la  tarde a mi casa, junto a mi esposa haremos una reunión. Quiero que la conozca y a otras personas también.

—Muchas gracias.

—Lleva a Jimin también, sé que le encantaría.

—Estoy seguro que le encantará.

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