一Jeongin... Verás, te estoy llamando porque tengo un problema con la mochila y mis libros. Meto todos los libros, pero no la puedo cerrar, porque queda uno parado sin querer entrar. ¿Puedes ayudarme?

一¿Realmente tienes un puto problema con la maldita mochila o tienes una erección que no puedes calmar y necesitas que te haga algo para bajarla?

一La segunda... Ven, por favor, te llevaré en el auto... No tardes.

Minho lo escuchó bufar y luego algo parecido a “hormonal de mierda” por lo bajo, después el otro le cortó, dando a entender que ya está en camino a su casa. Largos minutos de tensión estaba viviendo. No quería salir de su espacio, agradece inmensamente haberle dado una copia de la llave a Jeongin.

Después de cinco minutos, por fin llegó al rescate. Dejó sus cosas a un costado y comenzó a subirse las mangas de su camisa blanca. Mientras lo hacía, tenía enfrente a un pequeño Minho, cuyos pies no llegan a tocar el piso, otorgándole una tierna imagen al más alto.

一No puedo creer que esté haciendo esto otra vez. La próxima me tendrás que pagar. 一Jeongin se quejaba, mientras se arrodillaba para comenzar la felación.

一¿Por qué te quejas, sí te encanta hacerme esto? 一Minho se ganó un mini golpecito en sus partes totalmente sensibles. De todas formas no se quejaba, Jeongin adoraba ayudarlo con sus problemas, siempre y cuando reciba una recompensa por ello.

Humedece sus labios, sujetó firmemente con una mano la base y rodeó el glande con la lengua para empezar los movimientos circulares, bajó reiteradas veces y subió otras tantas hasta el glande. Le dio un buen masaje con ambas manos, pero nada. Repitió los movimientos e intentó otros, aunque fueron inútiles, Minho seguía sin acabar.

一¿Soy yo?

一No, estúpido, eres genial en esto. Hoy me levanté tonto, tendré que salir así.

一Minho, no tiene nada de malo salir así. No deberías sentirte incómodo o algo, es normal.

Los intentos de reconfortarlo siguieron hasta la puerta de la universidad. Allí, Jeongin se esfumó de su vista, dejándolo solo.
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