🫦04: Silent Wish🫦

Jungkook miraba de un lado a otro el movimiento frenético que su hermano llevaba a cabo en compañía de su cuñado.

—Creo que fue mala idea venir —comentó, rascándose la cabeza con vergüenza.

Jimin negó. —Puedes quedarte si gustas, Kook. Yoongi y yo tenemos trabajo, pero volveremos antes de la madrugada.

—¿Tardarán mucho? —inquirió, y luego hizo otra pregunta—. ¿Puedo quedarme a dormir?

—Por supuesto —respondió Yoongi, sonriendo amable a su cuñado—. En mi último viaje compré algunos videojuegos que te pueden interesar, búscalos en tu habitación.

—¡Genial! —el adolescente se levantó del sillón en un salto y corrió hacia la habitación que le habían otorgado—. ¡Gracias hyung!, ¡diviértanse!

Jimin negó con la cabeza con un gesto divertido pintado en sus facciones. —Lo tienes demasiado consentido.

—Me declaro culpable —admitió el mayor, estando ocupado en arreglar la corbata de su traje—. ¿A qué hora termina tu cena?

—Todavía no lo sabemos, con Jin hyung nunca se sabe en realidad. ¿Qué hay de ti?

—Hoy sólo voy como acompañante, así que estaré de regreso pronto —respondió con una sonrisa dedicada a su pareja—. Te esperaré si vengo antes que tú.

—Y yo haré lo mismo si tú tardas más —prometió el pelirrojo, mientras enrollaba sus brazos alrededor del cuello contrario.

Yoongi se inclinó para morder sutilmente el labio inferior de su chico. —No te lo había dicho, pero amo cuando usas este tipo de trajes. Te ves jodidamente sexy.

—Más sexy me veré cuando me lo estés quitando —ronroneó el menor, regalándole un guiño coqueto.

Los dos rieron entretenidos y luego compartieron un largo beso que estremeció sus cuerpos. Los labios finos del mayor acariciaron cada rincón de la boca contraria, utilizando la lengua para profundizar el contacto entre ellos; mecieron sus cuerpos de forma sutil, embriagándose del aroma que desprendían, con la esperanza de tenerlo presente durante el resto de la noche.

—Ya debo irme —avisó Yoongi, segundos después de haber finalizado el beso.

Jimin asintió. —Te veré en unas horas.

—Así será, cariño —dejó un beso en la frente contraria y tomó las llaves de su auto—. Diviértete mucho en la cena. Te amo.

—Lo haré —asintió el pelirrojo sin poder dejar ir la sonrisa de sus labios—. También te amo.

Cuando Yoongi salió del penthouse, Jimin se concentró en terminar de arreglarse. La cena a la que asistiría era importante para la empresa que laboraba, podía presentársele la oportunidad de un nuevo contrato, conocer más personas que trabajaban dentro de ese mundo, o simplemente pasar un momento agradable con todos sus amigos.

Sea como sea, la noche era joven y él estaba bastante dispuesto a pasarla bien.

Habían muchas personas que le resultaron desconocidas. Eso fue lo primero que llamó su atención.

Jimin decidió pasar la noche al lado de Taehyung y NamJoon. SeokJin quedó de unirse a ellos apenas terminara de saludar a algunos socios y patrocinadores que estaban presentes, que mientras eso sucedía ellos se divirtieran por su cuenta.

—Realmente quería traer a Hoseok, pero no era buena idea por su estado avanzado de embarazo —se quejó el pelinegro.

—Es mejor que descanse, no le conviene estar en este tipo de lugares —comentó NamJoon, para luego tomar un sorbo de su bebida.

—¿Hoseok piensa regresar a trabajar? —indagó Jimin, estando bastante curioso al respecto.

Taehyung y Hoseok se habían conocido bajo los reflectores de muchas cámaras, tuvieron un contrato exclusivo durante un año y desde ahí los sentimientos fueron floreciendo en ambos. Una manera bastante inusual de enamorarse, pero válida.

—Sí, cuando el bebé tenga seis meses —contó con una sonrisa—. Está ansioso por volver, pero sabe que no es el momento.

De pronto, el moreno fijó su atención en Jimin. —¿Qué hay de ti, eh? Tenemos años de conocernos y nunca supimos que tuvieras pareja.

—NamJoon tiene razón —habló Tae—. ¿Cómo te va en el amor? Y no me digas que estás solo, porque no lo creeré.

El pelirrojo estaba dispuesto a responder cuando algo más llamó su atención de forma inmediata.

Por las puertas de entrada ingresó una de sus compañeras de trabajo que conocía bien, se llamaba Winter e iba del brazo de nada más y nada menos que Yoongi.

Sonrió y ese gesto pudo ocultarlo con facilidad tras el cristal de su copa.

—Estoy con alguien —reveló, riendo cuando miró las miradas curiosas de los dos frente a él—, pero no dire algo más.

—En algún momento lo sabremos —simplificó el moreno. Jimin no lo negó.

Tiempo después Nayeon y SeokJin se unieron al grupo. La chica tenía la energía completa de una guardería, y se había encargado de recolectar varios chismes que entretuvieron a los demás; sin embargo, hubo uno que no pudo conseguir y que la tenía enfurruñada en su lugar.

—Estoy segura que es su novio —dijo, apuntando sutilmente el lugar donde Winter y Yoongi estaban—. Es decir, mírenlos cómo sonríen y se susurran cosas. Ahí hay algo.

SeokJin estrechó la mirada. —No me parece que sean novios —observó con un encogimiento leve—, él es demasiado guapo para su propio bien, pero tiene una mirada demasiado aburrida que no se esfuerza en ocultar.

<<Gigi, haz bien tu trabajo, bebé>> pensó el pelirrojo, sintiéndose bastante entretenido.

—¿Tú qué opinas, Jimin? —inquirió Nayeon, estaba bastante ocupada en recolectar opiniones para armar su propia hipótesis.

El mencionado miró directamente hacia donde se encontraba su pareja con Winter. Recordó que Yoongi le había mencionado que esa noche iría como acompañante y nada más, entonces supuso que el ego de su compañera jamás le permitiría asistir sola a una reunión tan importante como aquella.

—Lucen bien juntos —comentó despreocupado—, pero no creo que ellos estén de forma romántica.

—La única que se hace novelas en la cabeza eres tú, Nayeon —comentó Taehyung con burla—. Quizá son buenos amigos, inclusive familia.

Ella restó importancia. —Tienen razón, debo dejar de leer libros clichés y buscarme una vida.

Compartieron una risa en conjunto que debió llamar la suficiente atención como para que una mirada gatuna se moviera hasta ese lugar. Los ojos de Jimin se encontraron con los de su pareja por largos segundos que resultaron estimulantes, pareciéndoles divertido que nadie más que ellos supieran la verdad que se ocultaba tras máscaras ensayadas y profesionales.

Ah~ sin duda lo amaba demasiado. Y lo mejor es que ese sentimiento era correspondido con la misma fuerza.

Yoongi terminó con su trabajo a las veintitrés con quince. La chica que lo había contratado le agradeció en la puerta de la casa cuando él la fue a dejar, y luego le otorgó lo que faltaba del pago, para así finalmente culminar con una sonrisa cortés.

Durante el camino a su propio hogar, el peligris se mantuvo bastante ocupado con la imagen de su chico haciendo cosquillas en su mente. Jimin lucía malditamente encantador, y el ambiente en el que ambos se cruzaron lo hizo sentir inalcanzable a tal grado que lo primero que Yoongi deseaba hacer al llegar a casa era arrancar toda la ropa en el menor y hacerlo suyo, mientras se convertían en un verdadero desastre bajo las sábanas.

Sí, definitivamente era una idea encantadora.

Salió del auto y caminó a través del gran estacionamiento. Saludó al guardia de seguridad para luego tomar el ascensor donde marcó el botón del penthouse. La música animada del elevador siempre le causó gracia, y pudo mantenerlo lo bastante entretenido como para no pensar tanto en el tiempo que se tomaría en subir.

Las puertas se abrieron en el elegante pasillo, Yoongi no tuvo que caminar mucho; a pocos metros estaba la entrada de su hogar. Tecleó la clave de acceso y un recibidor en penumbras le dio la bienvenida; con mucha pereza arrojó el saco en el mueble y dejó las llaves en la mesita, todo mientras se quitaba los zapatos para sustituirlos por las cómodas pantuflas.

Caminó directamente a la cocina donde se sirvió un vaso de agua, sentía la garganta reseca y esperaba que el líquido ayudara.

—¿Gigi? —una vocecita baja se escuchó en medio de la penumbra haciéndolo sonreír.

—Soy yo, bebé —avisó.

Jimin llegó hasta la cocina, estaba usando un pijama diminuto y bastante coqueto que sin duda encantó a Yoongi, sobretodo por la forma espectacular en que los muslos y clavículas del menor lucían.

—Jungkook está durmiendo en su habitación —dijo el pelirrojo, adivinando los pensamientos intensos que estaban en la mente de Yoongi.

—Podemos ser silenciosos —tentó el mayor.

—Sabes que no puedo hacerlo, aunque me esfuerce —dio dos pasos más hasta que estuvo frente a su pareja, dese ahí susurró—. Siempre termino gimiendo tu nombre, porque me encanta y sé que también lo hace contigo.

—No me estás ayudando a controlarme —gruñó, sus brazos viajaron directamente a la cintura pequeña del menor.

Jimin soltó una risa baja que iba acompañada con un tinte travieso y seductor.

Oh, demonios. Yoongi amaba cuando su pareja se comportaba de aquella forma, tentándolo y demostrándole que lo quería, pero también diciéndole que no podía hacerlo.

—Bueno... puede que yo sí sea silencioso después de todo.

El mayor cargó el cuerpo del contrario con suma facilidad, llevándolo rápidamente hacia la habitación que compartían.

La ropa empezó a salir de sus cuerpos con la misma intensidad que sus deseos. Yoongi posicionó el cuerpo desnudo de su pareja en medio de la gran cama, se puso encima de él y sus labios comenzaron un recorrido lento y húmedo que mandó escalofríos a cada rincón del cuerpo del menor.

—Yoongi... —susurró Jimin, cerrando los ojos al disfrutar de las caricias húmedas que aquella lengua estaba dejando en su entrada.

El mayor decidió ingresar el primer dedo cuando lo sintió lo suficientemente húmedo. Continúo con su trabajo durante minutos enteros de agonía placentera, deleitándose con los sonidos bajos y ahogados que aquellos labios gruesos dejaban escapar, mientras los dos se veían envueltos en la oscuridad de la noche, dando ese toque íntimo que necesitaban para amarse más.

Empezó a dejar una serie de mordidas suaves y superficiales por todo el muslo derecho del menor, siguió ascendiendo hasta que sus dientes mordieron en las caderas contrarias, no deteniéndose y dejando marcas rojizas en el abdomen y pecho, hasta que finalmente se alojó en el cuello terso que ansiosamente le estaba esperando.

Para Jimin el toque de Yoongi siempre fue electrizante. No importaba cuántas personas tocaran su cuerpo, su misma piel siempre reconocería el toque de su pareja entre todos los demás, porque era el único que en realidad lograba desarmarlo con simples toques, haciéndole desear más y enloqueciéndole con la mínima caricia.

El mayor comenzó a penetrarlo de forma profunda y constante, los gemidos de Jimin fueron callados con facilidad gracias a los besos húmedos e intensos que dieron comienzo entre ambos. En la habitación se podía escuchar un leve sonido que delataba lo mucho que el par de amantes se estaba esforzando por ser silenciosos, revolviendo las sábanas cuando sus cuerpos juntos se movían de un lado para otro, con el sudor empapando cada rincón de sus cuerpos.

Tiempo después el clímax los atacó. Yoongi vació toda su esencia caliente en el interior que lo estuvo alojando, mientras que Jimin se encargaba de manchar sus cuerpos con los hilos de semen que salían disparados de su polla sensible y rojiza.

Se quedaron envueltos en la oscuridad total mientras conseguían regular sus respiraciones; sin embargo, sus mentes estaban demasiado alejadas de despejarse.

—Soy afortunado por tenerte a mi lado —comentó el mayor en medio de la penumbra.

Jimin suspiró. —Fuimos afortunados al enamorarnos tan profundamente como estamos.

—Te amo, Minnie —confesó Yoongi, con voz suave y amorosa.

El pelirrojo se acurrucó al lado de su pareja, sonriendo cuando Yoongi lo recibió con los brazos abiertos y así poder sentir el calor reconfortante que solamente él podía brindarle.

—También te amo, Gigi.

Se mantuvieron en silencio por largos minutos, tanto que Jimin creyó que Yoongi se había dormido; mas grande fue su sorpresa cuando el mayor volvió a hablar.

—Jimin... ¿no crees que ya es momento?

El corazón del menor sufrió un sobresalto que no pudo explicar en ese instante, pero que se mantuvo durante los segundos siguientes.

—¿De qué? —preguntó, aunque su cabeza ya estaba formando algunas respuestas que lo tenían con los nervios al tope.

Y lo siguiente que escuchó le ocasionó una serie de sentimientos fuertes que lo mantuvo sin poder dormir durante el resto de la noche.

—De formar una familia.



















Muchas gracias por leer esta pequeña historia. 🫶🏻

Les deseo un feliz inicio de semana. 🥰

Les quiero montones. 🥹












Tita.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top