🫦02: Night Meeting🫦

Las luces nocturnas que ofrecía la ciudad lograban reflejarse por los grandes ventanales de aquella habitación, esa luminosidad tenue lograba formar en medio de la oscuridad dos siluetas que fácilmente podrían representar en su máximo esplendor la lujuria y sensualidad.

Los sonidos de chasquidos eran húmedos, el silencio los resaltaba más, aumentando las ansias en ambos por profundizar y experimentar más allá de lo que habían tenido en mente en un principio.

Jimin no había podido tener una conversación con su novio porque apenas estuvo en sus brazos lo atacó con besos hambrientos que demostraban lo mucho que lo había deseado, y Yoongi no se sentía diferente, siendo ese el inicio de ambos para fundirse en una noche larga de placer.

La lengua del pelirrojo invadió la boca contraria, acarició y lamió a su antojo, combinando las temperaturas y sabores para hacer de aquel beso un sello inolvidable, así como los muchos que solamente ellos compartían.

Las manos de Yoongi bajaron a los glúteos de su pareja, los amasó, apretó e hizo suyos, marcándolos con sus dedos hasta hacerle gemir sobre sus labios, todo mientras el beso iniciado aumentaba en fuerza y profundidad.

Jimin llevó sus manos hacia la tela de la camisa del mayor, rompió el beso el tiempo suficiente para poder quitarla y así revelar el torso desnudo del peligris. Sus ojos se quedaron fijos en la piel desnuda por algunos momentos, sintiendo las caricias que aquellas manos expertas le estaban dando a su trasero.

—Ya sabes que hacer, amor —susurró Yoongi en su oído, sabiendo bien que su novio estaba observando las marcas que su cliente había dejado en su pecho.

El menor sonrió, se inclinó y con destreza inició a succionar sobre cada punto marcado sin detenerse hasta que su huella quedó impresa en aquel lienzo blanco. Amó escuchar los jadeos roncos del mayor, se deleitó con ellos y se drogó hasta el punto de caer en un viaje sin retorno.

En medio de su placer, Yoongi retiró la camisa del pelirrojo y la aventó hacia algún punto de la habitación, sus dedos largos y fríos recorrieron con lentitud la espalda contraria, amando sentir el estremecimiento que su toque le otorgó al más pequeño.

Y al igual que Jimin, él también impuso su marca sobre las ajenas.

Los labios finos se encargaron de succionar en el cuello terso, marcando sobre los dos moretones que el menor portaba, succionó, lamió y mordió por varios segundos, gimiendo complacido al poder deleitarse con la suavidad que su pareja le otorgaba, siendo algo tan adictivo que sus manos siempre se encontraban picando para obtener más de aquellos toques.

Ambos se separaron y se miraron a los ojos, Jimin le regaló una sonrisa coqueta que le estremeció hasta los huesos, provocando que muchas maldiciones bajas salieran de sus labios cuando el pelirrojo se dejó caer de rodillas sin ningún tipo de contemplaciones.

Las manos pequeñas se encargaron de bajar el pantalón de pijama que Yoongi llevaba, lo hizo con toda y ropa interior incluida; el peligris levantó los pies para ayudar a deshacerse de las prendas y así nuevamente quedarse quieto y a completa disposición del menor.

Jimin miró con intensidad el grueso miembro completamente endurecido, la piel pálida y remarcada por venas relucía bajo las luces tenues de la habitación, ocasionándole resequedad en la garganta cuando sus ojos pudieron ver lo mojado que estaba a causa del líquido seminal que salía por la pequeña hendidura gota por gota y continuamente hasta formar un hilo líquido que resbalaba por todo el tronco.

Se inclinó hacia el frente y sacó su lengua para obtener una pequeña probada, esa acción causó un jadeo ronco en el mayor, quien no podía apartar su vista de la imagen caliente que su chico le estaba dando.

La lengua de Jimin se enrolló como una serpiente en el tronco duro, apretó lo suficiente para sentir el palpitar de las venas y succionó con fuerza para envolverlas. Fue así como dio inicio a un movimiento rápido y experto donde su boca hambrienta consumía todo el pene de su amante, alojándole en su garganta caliente, y apresándolo en un agarre necesitado que tenía a Yoongi delirando en morbosidad y lujuria contenida.

—Me encanta lo que haces con esa boquita, joder —maldijo el peligris, con los ojos firmemente cerrados, la mandíbula tensa y el ceño fruncido.

Los sonidos que escapaban de la garganta de Jimin eran húmedos y sucios, y la imagen que presentaba no era diferente. El menor tenía el rostro rojo y el cuello marcado por el esfuerzo, espesos hilos de saliva y líquido seminal combinados bañaban sus gruesos labios, conectándolo directamente con la polla rígida que estaba devorando; no se cansaba, sus movimientos y succiones no se detenían y a medida que los minutos pasaban, el pelirrojo obtenía una mejor profundidad y un ritmo más acelerado.

—Mierda bebé, sigue así —gruñó el mayor, esta vez mirando a su novio con toda la lujuria que sus ojos podían expresar.

En un movimiento rápido Jimin sacó el pene de su boca e inició a masturbarlo con rapidez, los tirones que daba su mano eran los exactos para complacer a Yoongi, al que no le quedó más que gemir cuando nuevamente sintió la húmeda boca del menor, esta vez masajeando sus bolas tensas y sensibles, al mismo tiempo que continuaba masturbándole.

Más maldiciones fueron expulsadas de la boca de Yoongi, el pelirrojo no detuvo su labor y su boca tomó turnos entre ambos testículos y pene, escupiendo de vez en vez para aumentar la humedad en sus movimientos, siendo una máquina imparable que enloquecía al mayor en niveles inimaginables.

El clímax llegó al peligris para sacudirlo de manera violenta, el líquido blanquecino salió disparado con fuerza, llegando directamente a la boca abierta del menor. La lengua de Jimin se encargó de tomar cada gota expulsada, y luego lamió toda la longitud del pene contrario para asegurarse de que había tomado todo.

Con ayuda de Yoongi se puso de pie y nuevamente fue atacado por un beso violento y cargado de necesidad. Las manos del mayor actuaron con rapidez hasta terminar de desnudarle, y al igual que el peligris, Jimin levantó los pies para aventar su ropa sin rumbo fijo.

Gimió cuando los dedos largos de su novio se internaron en medio de sus gordos glúteos, tanteando, rozando y malditamente tentándolo.

—Vamos Gigi —susurró sobre la boca contraria—. Estoy listo.

Jimin soltó un grito sorprendido y encantado cuando su novio lo alzó y en cuestión de segundos le dio vuelta a su cuerpo con suma facilidad. Ahora el trasero del menor estaba frente al rostro de Yoongi, mientras que el pelirrojo volvía a tener al alcance de su boca el pene semi erecto del contrario.

El peligris ejerció fuerza en el agarre que tenía en la pequeña cintura, y sin esperar por más enterró su rostro en el culo desnudo de su pareja, escuchando extasiado los gemidos agudos que Jimin soltó apenas sintió la lengua caliente devorar su interior.

Jimin nuevamente engulló el miembro del mayor, tomando todo lo que podía mientras disfrutaba de aquella lengua que estaba enterrada en su caliente agujero, pocos segundos después las caderas de Yoongi iniciaron con un suave balanceo que ayudó al menor para tomar más de aquel trozo de carne.

Las manos de Jimin se sujetaron de los muslos fuertes de su novio, el agarre que Yoongi tenía en su cintura era lo suficientemente fuerte para impedir que se moviera, decidiendo aprovechar aquello para deslizar la polla contraria hasta alojarla nuevamente en su garganta, donde podía sentir con claridad cómo se endurecía cada vez más y aumentaba de tamaño en compañía de cada succión.

Jimin se quejó cuando su cuerpo fue movido y en consecuencia su boca liberada del pene del mayor. Los fuertes brazos que le sostenían le voltearon quedando cara a cara, el pelirrojo se sintió derretir cuando miró aquella sonrisa ladina que Yoongi tenía para él, disfrutando de la sensación caliente que provocaban las manos grandes del contrario sobre sus muslos marcados.

—Me tienes loco, bebé —confesó el mayor, dando una lamida larga y pausada en el cuello de Jimin.

—Mgh... tú me enloqueces más —ronroneó, mientras enrollaba sus muslos en la cintura del más grande.

Sin dejar de verse a los ojos, Yoongi alineó su polla en la entrada que se contraía ansiosa por recibirla; el mayor observó embelesado como la boquita maltratada de su chico se abría al mismo tiempo que su hombría lo hacía en el estrecho interior, tomándolo todo y enterrándose profundo hasta descontrolar las sensaciones nerviosas que volvieron de Jimin un cuerpo tembloroso, sudoroso y jadeante.

—Deliciosamente grande —gimió el pelirrojo, mordiendo su labio cuando las embestidas dieron comienzo.

Yoongi lo sujetó de ambos muslos y con destreza inició a moverse, sacudió al cuerpo liviano que cargaba para que fuese al encuentro de sus estocadas; gracias a ello las caderas de Jimin bajaban cuando la polla del mayor se enterraba, creando un balance perfecto y deliciosamente profundo ideal para enloquecerlos.

El mayor escondió su rostro en el cuello del pequeño donde se encargó de dejar múltiples marcas y húmedos besos. A medida que los minutos transcurrían, los empujes de su polla adquirían fuerza, hasta que llegó el punto exacto donde Jimin se convirtió en jadeos y lágrimas abundantes de placer.

—¡Más! ¡Oh mierda! —exclamaba, mientras se sostenía fuerte del cuello de su amante debido a la bestialidad de sus estocadas.

El peligris gruñó y dando un par de pasos llegó hasta la pared más cercana donde apoyó el cuerpo de su amante para molerlo como realmente quería. La boca de Jimin se abrió sin emitir sonido alguno cuando la polla que lo estaba perforando llegó a aquel punto específico que le hizo delirar.

—¡Yoongi! ¡Más, más más, joder! —gritaba lleno de excitación, siendo acompañado por los gruñidos potentes que su pareja expulsaba, a la vez que lo follaba salvajemente rudo contra la pared.

El mayor se inclinó un poco más y de un sólo empujón enterró la totalidad de su polla en el punzante agujero. Sentía los tirones en su cabello, las mordidas en su cuello y los arañazos en su espalda, siendo esos detalles los mismos que aumentaron su propio deseo, instándolo a joderlo más rápido, más duro, más profundo.

—¡Oh mierda! ¡Vamos amor! —las caderas del mayor adquirieron movimientos circulares que causaron deleite en Jimin, quien no tardó en informar su placer—. Así, justo así... mgh... amo que me folles así...

Si había algo que Yoongi amara cuando estaba con su pareja era que éste era bastante receptivo, Jimin amaba decirle todo lo que sentía en el momento que lo hacía suyo, y el peligris disfrutaba en demasía escucharlo mientras lo penetraba.

El orgasmo esperado llegó a ellos al mismo tiempo. Los dos expulsaron todo, Yoongi llenando el interior que había invadido y Jimin marcando sus cuerpos; expulsaron jadeos temblorosos y suspiros gustosos hasta que sólo quedó el sonido de sus respiraciones aceleradas.

Cuando estuvo recuperado, el mayor caminó hacia la gran cama y acomodó a su pareja con cuidado, no tardando en estar a su lado. Jimin sonrió gustoso cuando sintió los brazos ajenos rodearle, en compañía de las suaves sábanas y unos cuantos besos perezosos que solamente tenían como función picar los labios contrarios.

—Te amo —susurró Yoongi, para luego dejar otra serie de pequeños piquitos en los labios rechonchos de su novio.

Jimin sonrió perezoso. —También te amo, Gigi.

Los dos permanecieron en un cómodo silencio, tan sólo observando las luces de la ciudad y permaneciendo abrazados, ambos amaban ese calorcito que llegaba hasta sus pechos para llenarlos y hacerles sentir completos donde las palabras a veces estaban de más.

—Oh, cierto —comentó el mayor, inclinándose hacia el buró del lado de su cama donde sacó una cajita de terciopelo bastante elegante.

—¿Qué es? —preguntó Jimin con curiosidad.

Yoongi le extendió la cajita y nuevamente le dio un profundo beso que les hizo suspirar. —Te traje un regalo, Minnie. Pensaba dártelo antes, pero me atacaste sin compasión.

—Hey, tampoco te quejaste —mencionó con un puchero, para luego abrir la cajita que su novio le había dado.

Sonrió ampliamente y sintió que nuevamente la respiración se le quedaba atascada en lo profundo de su garganta cuando pudo observar el precioso anillo con la piedra púrpura.

—Es para tu colección —informó el mayor, dejando más besos en el hombro desnudo.

Jimin sonrió. Su novio siempre se encargaba de comprarle anillos con diseños raros y costosos, la mayoría eran adquiridos en los viajes que Yoongi hacía y otros simplemente eran mandados a hacer en su ciudad, pero absolutamente todos tenían un significado especial para el pelirrojo.

—No lo olvidaste —susurró el menor, mientras se colocaba la preciosa joya en uno de sus dedos.

Yoongi sonrió con amor. —No importa en qué parte del mundo esté, ni con quién, tú siempre estás en mi mente y esta es mi forma de demostrarlo.

—Eres el hombre perfecto —suspiró Jimin, sintiéndose feliz por esos detalles que su novio siempre tenía con él.

—Y soy todo tuyo —respondió el mayor moviendo las cejas con picardía.

Jimin rió, para luego tomar la laptop que tenía en el buró de al lado y encenderla bajo la mirada curiosa de su pareja.

—¿Trabajo? —inquirió Yoongi, mirado la página que pertenecía a la empresa en la que su pequeño trabajaba.

El pelirrojo hizo un sonido afirmativo. —Esta tarde grabé un video y debo verlo para enviar mis opiniones antes de que sea publicado.

—¿Convencional? —preguntó el mayor, sentándose al lado de su pareja para ver.

—Sí, era algo simple —asintió Jimin, dándole play a la grabación.

Y así ambos observaron con detenimiento el video, Jimin escuchó las opiniones de su novio y aceptó gustoso los besos de felicitaciones, asegurándole que era un buen video y que tendría el éxito esperado.

El menor no tardó en redactar un correo con sus observaciones para rápidamente enviarlo a su jefe.

Cuando estuvo completamente desligado de sus deberes se entregó nuevamente a aquellos brazos fuertes, donde otra vez tocó el cielo con la punta de sus dedos cuando las caricias y jadeos volvieron a empañar el silencio de la lujosa habitación.
















Espero que les haya gustado. 🥰





Tita.

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