Tóxico
Se cree que el amor no se siente, se piensa, sin embargo no sabemos hasta qué límites puede llegar ese "pensar" no sabemos en qué momento puede pasar de algo romántico a algo enfermizo y tóxico como algunos suelen llamar, rozan muy al borde, chocan, se fusionan y se pierde el raciocinio. Amar es una cualidad humana, una que nos diferencia de cualquier otra especie y que al mismo tiempo de que es hermoso, nos destroza, sumerge, asfixia y mata con la lentitud de un veneno letal, con el silencio de un predador experto dispuesto a dar lo que sea por alimentarse tras tiempo hambriento.
Hambriento de lo inexperto.
(...)
Los problemas se le habían acumulado como un cesto de basura con una montaña inexplicable de putrefacción que debe ser tirado, aun así, más que deshacerse de la carga, se le vino más encima. Su padre recién había muerto alrededor de dos semanas en un accidente, su madre estaba abatida y él en un intento de apoyarla tanto económica como sentimentalmente decidió que, a sus dieciséis era tiempo de emprender un trabajo y quizá darse un descanso de los estudios, es aquí cuando se arrepintió de pasar día y noche deseando tener un padre mejor, cuando se arrepintió de comparar a su "viejo" y desearle lo peor ya que, realmente le pasó lo peor, los médicos le dijeron de forma -no tan cruda- que su padre literalmente se había partido en dos siendo él quien iba a la velocidad prudente, aun así no se pudo evitar que otro, imbécil, fuese quien despedazara a su padre de forma irreconocible y tortuosamente doloroso tanto para un adolescente de dieciséis como para una niña de diez años. Pero, eso no era lo único;
—Creo que deberíamos terminar —Dijo el albino moviendo con su dedo índice la pajilla de su bebida que sostenía con la otra mano y veía a modo de distracción con tal de no ver a los ojos a su, ahora, ex-pareja.
—... ¿Por qué? —Pestañeó un par de veces el rubio mirando a Mitsuki y esperando una respuesta lógica para que el otro le explicara el porque cuando estaba más hundido en la miseria y más necesitado de cariño. —Vas... ¿Vas a hacerme creer que desperdicié dos años a lo tonto?
—Para nada —Se adelantó alzando la vista y viéndole serio. Abrió sus labios con la intención de continuar pero los cerró en seguida y meditó un poco, debía ser menos duro considerando la situación en la que se encontraba Boruto. —Estás trabajando, debes ayudar a tu madre... además de que los estudios los pasaste a segundo plano. Tienes una vida lo suficientemente ocupada como para lidiar con los problemas de una pareja. No quiero ser una carga para ti, un problema más...
—Y-Ya lo estás siendo —Susurró con voz quebradiza sintiendo sus labios temblar y su nariz arder. —Si de verdad no quieres estar más conmigo sólo... sólo Mitsuki —Chilló bajo mientras se pasa el dorso de la mano sobre sus ojos, ya estaban llenos de lágrimas y no le sorprendían, había sido su relación más larga por el momento, no había duda de eso.
—No, no es eso... Boruto —Las cejas del mayor se arquearon y soltando su bebida se acercó, limpiando aquellas lágrimas con sus pulgares. —Mírame —Susurró pegando su frente con la contraria. —Es por tu bien, en serio.
—... —Apretó sus labios y negó con su cabeza, tomándole de las muñecas y apartándolo. —E-Estamos en público —Murmuró y se levantó. —Gracias por todo. En serio —Cortó sin más, no se iba a poner de rodillas, por lo menos no en ese momento en el cual ya de por sí se arrastraba por la vida, simplemente no quería seguir ahí soportando explicaciones crudas que simulaban ser palabras de apoyo, Mitsuki no era la mejor persona para consolar, y siempre lo supo.
Salió del establecimiento y comenzó a caminar con las manos en los bolsillos de su pantalón, volteó una que otra vez hacia atrás, con la esperanza de que el albino fuese a seguirle, cosa que no pasó y tan sólo le terminaba de confirmar lo poco y nada que Mitsuki le tomaba de importancia a su antigua relación.
Su celular vibró y con algo de fe atendió, no vio ni siquiera la pantalla.
—¿Dónde estás? —Aquella voz le heló los huesos y le hizo pararse en medio de la calle pasando con velocidad la manga de su chaqueta por ojos y nariz aclarando su voz, le intimidaba, lo suficiente para no flaquear enfrente o en línea de él.
—Una calle antes del bachillerato —Dijo lo más natural que pudo sonar, ocultando el llanto anterior y la voz quebradiza.
—Tu madre me mandó por ti, espérame en la avenida principal.
—¿Por... ¡Sí! Sí —Asintió con miedo y tras eso oyó como le colgaban.
Sasuke había sido la mano derecha de su padre, y podía jurar que el que más sufrió en cuanto se enteró de la muerte de Naruto, por lo que escuchó se conocían incluso desde que cada quien se hallaba en el vientre de sus respectivas madres, un vínculo sumamente fuerte que le llegaba a parecer un lazo incluso más resistente del que su madre pudo crear con su progenitor.
El caso era que el hombre, los apoyaba en todo lo que podía, ponía por prioridad un intento de bienestar a su familia, a su mamá, a su hermana, a él y ese era el caso en ese momento; Quizá su mamá ya lo necesitaba en casa y él llorando en la calle por la recién ruptura con su pareja, se sentía tan estúpido.
Guardó el celular y miró por última vez hacia atrás sin llegar a divisar a Mitsuki, estaba decidido, ya no le buscaría más.
(...)
En cuanto el auto del Uchiha se estacionó enfrente, esperó y tras dedicarle una sonrisa, rodeó el vehículo llegando al asiento del copiloto donde posteriormente se sentó, abrochando el cinturón y suspirando.
—¿Pasó algo? —Nuevamente la voz de Sasuke le desconcertó y tras sentir un intenso escalofrío, miró por el rabillo de su ojo al azabache, mantenía ambas manos en el volante y miraba hacia enfrente sin arrancar aun.
—Bueno... —No pasó ni un segundo cuando su voz comenzó a temblar delatando que no sólo había pasado algo, habían pasado "muchas" más de las que pensó tendría en toda la vida. —¿Qué puedo decir? Me acaban de terminar —Rió con nerviosismo y bajó su mirada hacia sus zapatos sintiendo como el auto comenzaba a moverse indicándole que Sasuke lo llevaba finalmente a su hogar. —Es algo que le pasa a todos, de una ruptura no te mueres... Puedo superarla —Sorbió su nariz y giró su rostro para ver al hombre, siempre tan serio, intenso, cortante y distante, le sorprendía lo bien que la gozaba su papá con él si le parecía de lo más gélido que haya tratado en su vida.
Sasuke, a su vez tan sólo le miró de soslayo por un lapso corto de tiempo antes de volver su vista a enfrente y susurrar un ligero "Ya veo" en mención de la situación pasada, miró el cielo, tan nublado como lo había estado ese último mes, a veces gozaba de pensar que el cielo siempre reflejaba las malas situaciones que sucedían en la vida de las personas y al parecer, ese agosto estaba siendo el más crudo de toda su vida.
El viaje estaba siendo silencioso, oscuro y roto, le parecía por mucho, incómodo y sabía que Sasuke pensaba lo mismo. Pocas eran las veces que hablaba con el hombre, ya lo había mencionado, sin embargo ese día tenía las inmensas ganas de que cualquier persona lo consolara, la que fuera, habría deseado que Mitsuki fuese el indicado pero, a su vez ya sabía la razón del porqué no podía ser el albino.
—¿Cuánto tiempo estuviste con tu pareja? —Preguntó el mayor y sintió como el auto paraba indicándole que se había estacionado justo en la calle de su hogar, y, a pesar del color de un cristal polarizado, podía ver a la perfección la puerta principal.
—Dos años —Sonrió mirando la puerta y amagando a salir. —Dos malditos años... —Quiso abrirla, escuchó el sonido del seguro y fue ahí que quedó en un "quiso" ya que no pudo abrirla.
Giró su rostro y miró al azabache, había apoyado su codo en la orilla de la ventana y le miraba, no, lo analizaba con la mirada y admitía que nunca había visto esa mirada, le hacía sentir amenazado.
—Yo puedo darte más. —Cortante, frívolo e intenso, fueron las tres palabras con las cuales el rubio podía etiquetar esa actitud.
Alzó una de sus cejas y con lentitud apartó su mano de la puerta conectando su mirada con la del pelinegro queriendo comprender ¿A qué se refería con eso? Darle más ¿Edad? ¿Dinero? O acaso se refería a una relación.
Tragó grueso y acompañó un suspiró de una risa bajando la mirada y parpadeando un par de veces, quizá estaba malinterpretando las cosas pero le erizaba la piel.
—Yo no s...
—Sé que sabes muy bien a qué me refiero. —Interrumpió el Uchiha y mordió el pulgar de aquella mano donde antes tenía apoyada su barbilla mirando el volante. —La situación se malinterpreta. Pero deseo que la malinterpretes.
—... —Sus mejillas se coloraron y tuvo que apretar los labios para no liberar un suspiro, no sabía si de enamoramiento o de placer, después de todo el destino le estaba mandando el consuelo que a gritos pedía en cada avenida de la ciudad. —Tengo...
—¿Dieciséis? —Se adelantó y Boruto se sintió vulnerable ¿Acaso le leía la mente? O ya lo había tenido todo planeado y ensayado antes de llegar hasta donde estaba él.
—Tengo que b-bajar —Tartamudeó apuntando por la ventana hacia su hogar.
El Uchiha desabrochó su cinturón y se acercó posando una de sus manos en la pierna del menor y con la otra rodeándole.
—¿Por qué no retiras el seguro manualmente? —Susurró cerca de su oído y ante la bochornosa situación, el Uzumaki se removió más que incómodo, halagado. Había alguien más aparte de Mitsuki que estaba tras él, o eso quería pensar.
Giró su rostro logrando hacer que su nariz chocase con la ajena sintiendo su respiración mezclarse con la suya y ante la asfixia se vio en la obligación de entreabrir sus labios mirando los del mayor, maldita sea, todo en él desprendía puro erotismo, comenzaba a pensar cosas que no deseaba pensar.
—N-No sabía q-que también... P-Podía —Dijo posando su mano encima de aquella que con atrevimiento estaba sobre su pierna rozando los límites de la prudencia y el respeto.
—Cualquier cosa se puede hacer, sabes que te lo permito. —Cerrando sus ojos, Boruto intentó pensar en otra cosa y ante su hiperventilación, se apartó abriendo la puerta y saliendo de el auto.
—Gracias. —Dijo finalmente y trotó hasta la entrada principal, aquel momento recientemente compartido, había sido por mucho, lo más erótico que haya experimentado.
Y, no se arrepentía.
(...)
Los días habían pasado desde aquel incidente, se podría decir que había marchado bien, Sasuke seguía yendo a su casa, preguntando si hacía falta algo o en qué podía ayudar, aunque fuese la más mínima cosa, el hombre intentaba apoyarlos en lo que pudiera, se podría decir que eso le "agradaba" del Uchiha, era atento, lo suficiente con ellos y más que verlo como la figura paterna que le hacía falta, lo veía con admiración y a pesar de lo enfermizo que le parecía pensar que tenía la misma edad que su papá, no le importaba, era inevitable sentirse extraño cerca de él, su tacto, su voz y la forma con la cual le miraba le causaba sensaciones intensas, sensaciones que no había experimentado siquiera con Mitsuki y le helaba la piel.
—Sasuke te llevará a el trabajo así que apresúrate —Dijo su madre transcurrido el desayuno, habían pasado alrededor de unas cuatro semanas desde la vez que Sasuke le dejó muy a medias las intenciones que se traía encima y, al no dejarlas claras, no sabía muy bien qué pensar respecto a volver a estar con él a solas.
—Ah... Está bien —Asintió Boruto sin más, sintiendo sus mejillas arder de vergüenza ¿Y si otra vez pasaba algo atrevido? Debía confesar que tanto estar pensando en el plan de Sasuke le hacía olvidarse de su miseria unos momentos, quizá sus problemas se olvidaban con una dosis de "amor" -si es que a esa clase de depravación se le llamaba amor-.
Se levantó de su silla y levantó su plato pasando a dejarlo en el lavabo cuando escuchó el pitar de un auto. Suponía bien que esa era la señal de indicación a que saliera y efectivamente fue lo que hizo tras despedirse de su madre, subió y abrochó su cinturón.
—Buenos días —Dijo suspirando y queriendo retomar un poco la naturaleza de un adolescente común y cualquiera, quería tantear un poco el territorio, entrelazó sus manos tras su nuca y cerró sus ojos esbozando una sonrisa. ¿Estaba fingiendo demasiado?
—Buenos días —Contestó el Uchiha comenzando a poner en marcha su vehículo para ir a dejar al trabajo a el rubio.
Boruto abrió sus ojos y vio que el adulto tomaba una ruta distinta a la que iba directo a su trabajo -trabajo consistente en ayudar a un pobre anciano con su venta, nada fuera de lo normal a diferencia de que debía fingir ser mayor de edad con tal de no meterse en problemas.- Ruta que ahora en vez de ser hacia la derecha, era hacia la izquierda.
—Ah —Se enderezó en su lugar y miró por la ventana volteando poco después a ver al adulto. —Por aquí no es —Hizo saber dudoso en si debió decir eso.
—Ya lo sé —Contestó el mayor y alzó una de sus cejas. —Sé los problemas que tienes encima, sobretodo paternos, no pasa nada con que faltes un día.
—... —Guardó silencio un momento y repasó ese comentario, "Paternos", no sabía muy bien cómo interpretar de nuevo ese comentario, pero un agrio sabor de boca se le vino encima. —¿A dónde vamos? —Murmuró con algo de miedo encogiéndose en su lugar.
—A mi casa.
(...)
Sentado en el sillón miraba a su alrededor, sabía que el apellido era gran influencia en esa ciudad pero nunca pensó que los Uchiha fuesen a tener tanto poder, incluso llegaba a sentirse en esa clase de clichés románticos donde tiene la innecesaria posibilidad de quedarse con el millonario de sensual porte, nada fuera de su realidad.
—Vaya... —Miró el vaso de agua que sostenía en sus manos y con las yemas de sus dedos comenzó a repicar el cristal. —Es una... B-Bonita casa —Comentó queriendo deshacer ese pesado ambiente que se traía de hace rato.
—¿Te gusta? —Cuestionó el adulto y en seguida Boruto volteó a verle. —Puedes venir cuando quieras.
—Yo...
—A cambio de una minúscula cosa
—¿Q-Qué cosa? —Preguntó con inocencia y el Uchiha sonrió ladino cerrando sus ojos y recriminándose, a veces se le olvidaba que estaba tratando tan sólo con un niño.
—¿Qué edad tienes? —Cuestionó y el muchacho de azules ojos frunció las cejas.
—Dieciséis.
—Ya lo sé —Cubrió sus labios emitiendo una ligera risa antes de que Boruto sonrojase. —Creo que no estás comprendiendo a lo que quiero llegar.
—Realmente no, y ya me cansé de jugar a las adivinanzas. —La seriedad del azabache volvió y la piel del menor sintió ese arrebate de expresión, lo había hecho enojar o al menos eso creía.
—Entonces debo ser directo, ¿Es lo que quieres?
—Yo... No quería decir eso.
—Pero ya lo dijiste —Se acercó con sutileza y posó su mano sobre la pierna del adolescente. —¿A qué te suena que un hombre te esté tocando la pierna? —Preguntó tomando el vaso de las manos de Boruto para dejarlo a un lado, justo sobre la mesa de en medio.
—Sasuke creo que y-yo...
—¿Más claro? —Posó su mano sobre el pecho del rubio y le empujó recostándole sobre el sillón. —Ambos tenemos problemas Boruto, quizá los tuyos peor que los míos, no me molesta que me llores, de hecho me gustaría que lloraras por y para mí.
—¿Qué? —Abrió sus ojos a la par y rió nervioso girando su rostro. —Eh, suena bastante comprometedor y bueno no sé muy bien si se refiere al llorar que yo creo.
—¿Por qué no lo comprobamos?
—Nunca lo he intentando antes... —Un silencio se hizo presente en la habitación, Boruto supo bien lo que había hecho y tras arquear las cejas le miró.
—Creo que ya nos estamos entendiendo. —La voz de Sasuke sonó segura, casi como si estuviera aclarándole sus dudas, comprendió que esa ida a la casa había sido planeada, que había caído de rodillas a la trampa del adulto y que echarse para atrás era por mucho era una opción fuera de rango.
Suspiró y cerró sus ojos, quizá era buena idea de aquí a lo que olvidaba un poco lo que pasaba en su exterior.
(...)
Una vez más limpió sus lágrimas y agitado suspiró cerrando sus piernas, jamás le habían explicado que tener relaciones con un hombre dolía más de lo que parecía y que la reacción que su cuerpo tendría ante tan brusco trato iba a ser muy contrario a lo que él pensó.
Miró hacia enfrente, justo en el otro sillón se hallaba Sasuke sentado, parecía más relajado de lo que él estaba, su cuerpo desprendía sudor y su respiración se veía agitada, le miraba con placer, con deseo y él se sentía amenazado, se sentía enfrente del mayor depredador de la naturaleza sin armas en sus manos y a pesar de estar débil, dolorido, despeinado y agitado, sentía un vacío lleno.
Relamió sus labios y alzó una de sus cejas enderezándose en el sillón para poder ver hacia abajo, sí, había sido sumamente doloroso.
—Cuando decías que... Que me darías más que Mitsuki ¿A esto te referías tal cual? —Cuestionó volteando a verle de nuevo.
—Eso es algo que debes descubrir.
—... —A su parecer el comentario fue desagradable, deshonesto y de mal gusto sin embargo no se atrevió a decir algo, reprochar o hacer siquiera un gesto, suponía que era parte de ese característico "trato" que tendría con el Uchiha a partir de ese momento en el cual el respeto había quedado muy fuera de los límites ya perdidos.
Y el problema no era ese, sino lo de transfondo, a pesar de que él sentía que era una forma de liberarse, de quitarse un poco el peso de encima no sabía el "porque" hacia él; Fácil. El mayor había tenido una obsesión con su padre, una no muy saludable y que por defecto permaneció en él incluso tras la muerte del mismo Naruto, el Uchiha a diferencia de sufrir alguna clase de depresión como se esperaba de una persona normal fue todo lo contrario, intentó refugiarse en algo superficial, en algo menos difícil y algo más a su alcance. Boruto y Naruto eran personas tan diferentes como tan iguales, físicamente le recordaba a el Uzumaki mayor cuando joven, su tez, sus ojos, sus marcas, ese rubio cabello, su complexión corporal, todo rasgo físico de Naruto era fotocopiado en ese menor, en ese que proclamaba como suyo. En ese donde escudaba mentalmente la pérdida de tan querido ser para él porque si la única forma de tenerle era mediante a su hijo, entonces no había problema, no había reglas, tampoco prohibiciones ni tabús, en efecto; poco le importaba la edad, género y apellido. Boruto Uzumaki era su obsesión.
En cambio el rubio no se sentía igual; con el pasar de los días comenzó a sentirse más extraño de lo normal, su cuerpo había cambiado de igual forma, ya no lo sentía suyo, ya no se sentía él. Casi siempre que se veía con Sasuke terminaban teniendo relaciones, y, aun sin tanta experiencia juraba que la forma con la cual el Uchiha le mancillaba no era la correcta, lo supo desde la primera vez; brusco, intenso, sin límites, doloroso, terriblemente doloroso, siempre lloraba. Sin excepción, mantenía moradas marcas en su piel, rojizas, azotes, rasguños, oscuros moretones, comenzaba a sentirse usado, usado como saco de golpes, y con cada encuentro el sexo dejaba de parecerle satisfactorio y comenzaba a parecerle por encima de todo traumático.
Esa tarde, treinta de noviembre fue en que finalmente decidió revelarle su incomodidad ante tan tóxica relación;
Su agitada respiración indicaba lo que comenzaría, sabía muy bien el patrón de Sasuke y las cosas que le motivaban a toquetearle, y, estando en su propia casa cuando su madre y hermana habían salido, evidentemente estaba vulnerable.
—E-Espera —Pidió en cuanto sintió como el mayor le recostaba en su cama y comenzaba a descender con lentitud por su cuerpo. —N-No quiero —Se removió tomando de los hombros al contrario y parándole. —Aun me duele.
—No vine a perder tiempo. —Sus manos las cuales se encontraban apoyadas a los costados, desabrocharon su propia gabardina con soberbia y cerró sus ojos, sabía que Boruto no podía negarle las cosas.
—Es en serio —Con la voz temblorosa, Boruto intentó sonar firme. —Hoy no quiero. —Los ojos del Uchiha impactaron contra los suyos y tras sentirse intimidado, cambió el significado de lo que quería decir. —Q-Quizá después...
—¿Acaso me estás diciendo que hoy no porque ya estuviste con alguien más? —Preguntó el adulto apartando las manos del menor.
—¿Qué? No, ¿Cómo voy a estar con alguien más? —Arqueó sus cejas sintiendo algo de pánico, su plan había dado un giro completo.
—Nunca te habías negado ¿Cuál es la diferencia ahora?
-Sasu...
—Pensé que habíamos sido claros ¿No? Ambos nos estamos haciendo un favor.
—¿Un... Favor? —Abrió su boca desconcertado. —¿Soy un favor para ti?
—... —Alzó una de sus cejas y sonrió ladino. —¿Acaso creíste que esto era por amor? —Cuestionó y miró hacia la ventana un lapso corto de tiempo antes de girarse y ver a el rubio.
Boruto agachó la cabeza y miró sus manos, nuevamente sentía la misma sensación en el pecho como cuando Mitsuki le terminó a diferencia de que estaba intensificada y ardía como el infierno. Las lágrimas no tardaron en acumularse con velocidad en sus ojos y tras asentir con velocidad a la pregunta del mayor pudo escuchar una risa burlona provenir de él, era de lo peor.
—No llores niño. —Jaló su mejilla y se levantó de la cama ahora algo desanimado y harto. —Pensé que te tomarías las cosas en serio, y que sabías bien lo que hacías. Pero aun eres inoc...
—¡No! ¡Me las estoy tomando en serio! —Contradijo agarrando la mano del adulto. —¡No me dejes! —Rogó, las cosas le habían salido al revés. —P-Perdóname yo no quería decir eso.
—Suéltame, no puedo estar con alguien que me hace berrinches Boruto, no soy tu novio de secundaria.
—Yo... P-Puedes seguir Tratándome así n-no me dejes... N-No como p-papá. —Sorbió su nariz y cerró sus ojos inclinando la cabeza. —N-No me dejes... —Balbuceó con desesperación.
La paciencia de Sasuke era exageradamente corta, y más si se metían con alguien como lo era Naruto, su plena obsesión de por vida; Chasqueó la lengua y en un arrebate, apartó con brusquedad su mano empujando hacia la cama a el rubio y poniendo su antebrazo sobre el cuello de este.
—¿Y crees que eres el único que lo sufre? Creí que con tu maldita cara me bastaría para saciarme de lo mucho que tuve que contenerme con tu padre pero lamentablemente no te pareces más que físicamente a él y eso me enferma, me enferma demasiado porque creí que podría empezar de cero.
—S-Sasuke... —Rogó comenzando a patalear y hacer gestos de agonía conforme la asfixia ejercida.
—Fue un maldito fracaso, eres demasiado egoísta, incluso más que yo y ya estoy harto de ser bueno contigo maldito mocoso. —Sus cejas se fruncieron y su mandíbula se apretó comenzando a ejercer con más presión fuera de una amenaza, empezando a ser homicidio. —Fue divertido mancillarte a mi antojo por lo menos. Debería meterme con más menores de edad con complejo de rebeldes a falta de padre ¿No? ¿Me viste como tu papá acaso? Qué enfermo. —Rió con cinismo viendo como los ojos del rubio se cerraban con lentitud.
Creía que, había sido la peor decisión que haya tomado.
(...)
—¿Le conoces? —Cuestionó el detective entregándole una fotografía al rubio quien la examinó y con cierto sarcasmo rió.
—¿Que si le conozco? —Alzó una de sus cejas y entrelazó sus manos en la mesa. —¿Por?
—Tu papá no murió en un accidente. Fue un homicidio.
—...
Diciembre, un mes largo, aburrido y a la vez lleno de coraje, un mes en donde el rubio comprendió que incluso las personas que se ven buenas resultan ser los peores monstruos que pueda ocultar la tierra, porque el humano tiene la habilidad de cambiar la mentalidad de una forma tan radical que cuando menos se le espera, cambia el significado literal de las cosas, que la frustración puede llevar a la obsesión, que la desesperación a la mala toma de decisiones y que las relaciones de noviazgo son superficiales.
Ahora, en sus manos yacía la fotografía del hombre al que le entregó por indeterminadas noches sus lágrimas, su esencia, una parte importante de su vida, y sus más grandes penas, porque Sasuke Uchiha no sólo fue el primer hombre que le dio la experiencia de una relación tóxica. Sino también la desagradable experiencia de "enamorarse" de el enemigo.
Fin
Si llegaste hasta aquí gracias por leer uvu sé que para algunos estará un poco pesado el fic pero :'u no soy una asesina que escribe cómo matará a sus víctimas en wattpad (Conejitoplis) o tal vez sí (? Idk
Espero que les haya gustado porque me costó un poco resumir esto en un sólo capítulo. El SasuBoru se me hace hermoso como tóxico. Este fic es más darks(? Si quieres algo súper gay te invito a leer el otro que tengo uvu.
En fin, comenta, vota y agrégala a listas!
stardark Me ayudaste aunque fuese un poco con el final así que te debo una dedicatoria babe(? Akista
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