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Primero, no cree entenderla del todo, así que acaricia su mejilla bañada por la luz cálida del atardecer, que se presenta después de tiempo.

El invierno acabó.

-Anna ¿de qué hablas?- pregunta calmada, y ella toma su mano suavemente, deposita un beso en esta y se preocupa de lo delgado que pueda estar Ray en esos momentos, pero ya acabará, y vale la pena ariesgarse por él. Todo Ray vale la pena, su corazón inexperto lo sabe.

-Que lo sé todo, Norman me lo dijo, unos días atrás, cuando te escuché hablar con Emma- responde la rubia con dulzura -Él lo planeó todo, sabía que cuando él saliera muchas personas se distraerían, y la cantidad sería mayor si había violencia, así que yo era la más apta- Ray ríe sin gracia ante lo último, tomándola de los hombros repentinamente y frunciendo el ceño ante la calma de esa linda niña suya.

-Ah...Norman sí que está loco- revela aburrido, abrazando el cuerpo de Anna suavemente y tratando de sonreír aunque se sienta débil en demasía.

-Sabes que yo moriré en unas horas ¿verdad?

-El doctor James me lo dijo antes de ser despedido...y quiero estar contigo en cada momento, así que laguémonos de aquí.

Ray no puede, ahora, amarla más y unir sus labios como si solo de eso dependiera en ese momento.

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La noche llega hórrida, con aires apagados y oscurecidos ante aquello, como si supiera lo que pasaría. Necesitan llegar a la habitación de Norman, pero antes de aquello debe no llamar la atención, mientras se escabullen de algunas enfermeras que están de guardia. Todo se alivia al ver como Anna los ayuda a esconderse mientras habla con las mujeres que la tratan con dulzura.

-A la media noche ellas tomarán su descanso de vigilancia, entraremos allí- asegura Emma entre murmuros, Ray asiente suave, entrando a la habitación de Norman y sintiendo su pecho palpitar fuertemente.

-Que bueno que...- el albino no termina de hablar, porque es Ray quien lo golpea en el rostro, y Emma con la boca abierta y con la carita molesta lo observa.

-¡Ray!- exclama con voz bajita, socorriendo al chico de cabellera blanca, quien ríe ante el repentino dolor que se aflora en su mejilla.

-Que cruel eres...ni siquiera me dejaste explicar lo que pasó- alega Norman con amabilidad, y el azabache chasquea su lengua con molestia.

-No me importa, golpeaste a Anna y ella al igual que tú tiene un cuerpo frágil- refuta serio, para luego sonreír con sorna al ver el ceño fruncido de Emma -Pero de todas formas...gracias por hacer esto por mí- asegura suavemente, y los orbes de Norman quedan perplejos ante el bonito gesto de aquel joven.

-No te preocupes.

-Ya es hora- aparece de pronto Anna, con una sonrisita de triunfo en su rostro -No hay nadie más, están durmiendo y yo estoy de guardia.

-Está bien...ahora tú y Ray váyanse de aquí, nosotros haremos el trabajo a partir de ahora- ordena Emma con sonrisa sincera, haciendo que Ray parpadee repetidas veces por sus repentinas palabras.

-Esperen, no, se supone que yo los tengo que ayu...

-Ahórrate las palabras, tú ya hiciste mucho por nosotros, trajiste a Peter donde queríamos y era lo que necesitábamos Emma y yo para realizar el plan- explica Norman serio, tomando de su hombro para mirarlo fijamente -Ya nos ayudaste, ve con Anna y disfruta las horas que te quedan, por favor.

Ray en esos momentos siente su garganta temblar ante la sinceridad de Norman, quien con mirada firme lo observa para que acate sus palabras. También quiere llorar, porque esa sería la última vez que vería a ambos juntos, y sus piernas al igual que ojos tiemblan por saber ese hecho.

-Vete ya, Ray, no me gustan las despedidas y a ti tampoco- añade Emma con la nariz roja ante su próximo lloriqueo, y se acerca a Norman para abrazarlo y ocultar su rostro repentinamente triste.

-¡Oigan, no es necesario, puedo ser de ayuda!- explica enojado sin razón alguna, sintiendo sus ojos arder ante las miradas tranquilas Emma y Norman, mirándole como una despedida, y en realidad sí lo es, solo que...

En realidad se encariñó torpemente de ambos idiotas enamorados, pero es Anna, la dulce y bella Anna, es quien toma su mano para captar su atención.

-No te queda mucho, por favor Ray, solo huyamos los dos y pasemos lo que nos queda de tiempo juntos- revela suavemente, con tinte de tristeza impregnado en su voz. Ray en esos momentos desea ser egoísta, se queda en silencio por un tiempo para después asentir ante lo dicho por Anna, quien delicadamente lo abraza y trata de sonreírle lo más linda posible.

-Gracias...y no lo arruinen- es lo último que dice, tomando fuerte de la mano de Anna, quien lo toma de la misma forma y se observan confiados al huir, sonriendo torpemente por la adrenalina del momento.

Así que corren, sin llamar la atención de las personas que descansan, recorriendo el oscuro pasillo y saliendo por la parte trasera del manicomio, hasta llegar al campo verde iluminado por la luz de luna perlada.

-¿Por qué estamos aquí?- interroga Ray, siguiendo el diminuto cuerpo de la rubia quien no responde a su pregunta y lo lleva a una de las rejillas que rodean el perímetro de todo Marystella, entonces el azabache se siente un completo tonto al preguntar aquello y no darse cuenta de aquellas rejas.

-Son eléctricas- responde la rubia suavemente, con el ceño fruncido.

-¿Quieres morir electrocutada? Así moriremos ambos- comenta divertido, y Anna tan solo le da un golpe en el pecho riendo.

-Las desactivé, dentro de diez minutos volverán, así que apúrate y sube primero- ordena suavemente, y así lo hace, trepan la reja y Anna con la ayuda de Ray logra saltar para quedar solos en una autopista.

-¿Dónde estamos?- murmrua confundido, pero Anna sonríe tiernamente y saca de su bolso un abrigo más amplio para el azabache.

-Ponte esto, con ese uniforme reconocerán que eres de Marystella. Además, si seguimos de frente encontraremos la ciudad, vamos- anima la rubia con sonrisa linda, y Ray nuevamente tomado de su mano, como un buen soporte, corre a su lado escapando de aquel blanco y hórrido lugar.

En esos momentos, las risas de ella y él se pierden en la abandonada autopista nocturna.

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-¿Qué estamos esperando?- murmura Emma suavemente, acariciando el rostro de Norman, quien perplejo lee los archivos de su padre, cubre sus labios ante sus investigaciones que parece haber abandonado a propósito. Quizás eran para que Ray las vea, pero todo cambió rápidamente por una decisión que él pensó, sería la más correcta.

-Ya no esperarán mucho, Emma Bell- la voz de James hace que la pelirroja respingue con susto, colocándose frente a Norman para protegerlo de su propio padre, con el ceño fruncido.

-Doctor James, no es bueno para Nor...

-Está bien, Emma- la interrumpe de pronto Norman, aún con la expresión molesta al igual que ella, quien con sorpresa lo observa confundida.

-Pero Norman, él te hizo mucho daño- refuta, calmando su expresión y acariciando la mejilla del más alto, quien niega suavemente.

-Ya me recuperé, es verdad que necesito terapias para poder controlarme, pero lo solucionaremos todo- asegura el albino, besando sus manos y dirigiendo su mirada azul a James, quien parece mirarlo con tristeza.

-Todo está listo- menciona el adulto con calma, mientras Gilda aparece a su lado.

-Claro...tú tenías algo que ver- menciona el más alto seriamente, en tanto la peliverde asiente al ser abrazada por Emma y les regala a ambos una cálida sonrisa.

-Peter Ratri ya está en todos los medios de comunicación- menciona la fémina de lentes.

-¡Pero el borró todas las evidencias!- admite Emna aturdida ante lo que observa en las noticias que acaba de poner Gilda, despertando a los pacientes.

-Tenme más confianza, Emma Bell- murmura James con gracia, acariciando las hebras de la pelirroja, haciendo que su hijo se acerque a ella para alejarla -Norman ya tenía planeado todo, y cuando me quitaron de la herencia era el momento preciso de revelar la verdad. Los audios son muy efectivos.

-Ya basta- interrumpe Norman, tomando a Emma de la mano para sonreír suavemente -Vamos, es hora de huir- alega aliviado, haciendo que Emma sonría espléndida ante aquello.

-¿Aún no me perdonarás?- murmura dolido James, y aquella incógnita queda vacía al ver como su hijo con aquella niña se van de su lado.

Es lo mejor, así que...

-Él dice entre sueños que lo extraña, así que solo debe esperar por el perdón de su hijo, director James- alega Gilda con calma, acomodando sus gafas al ver a ambos chicos correr hacía su futuro -¿No le avisará a la paciente Emma Bell sobre su estado?

-Tener un hijo siempre es una sorpresa, Gilda, ellos lo harán solos. Ahora, si me disculpas, debo completar mi tesis.

-¿Tesis? ¿Acerca de qué, director James?

-De cómo salvarte del suicidio.

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-

Entonces la muy estúpida quizo adoptarme ¡pero yo me negué! Primero muerta antes de ser hija de Peter- declara Anna ante Ray, quien ríe al ver su carita sonrosada por el alcohol, captando la atención de los clientes de aquel restaurante prestigioso.

-Peter ha de ser una muje...¡pero si es hombre, Anna!- revela asombrado, y la de ojos cielo lo mira de igual forma.

-¡Ey! Claro que es hombre, pero mi cabello es más bonito que el suyo- protesta, acurrucándose en el pecho de su pareja de forma atontada.

«El antiguo y prestigioso manicomio Marystella revela corrupción a cargo del reconocido heredero Peter Ratri. Una vez más, James Ratri demuestra ser la persona más humana de toda la familia...»

-Norman y Emna son unos idiotas, su acto heróico salió en las noticias y James se lleva el crédito- refunfuña Ray molesto ante la nota incompleta de reportaje.

-¡Más respeto con mi primo y su futura esposa!- se queja la fémina, bebiendo más de aquel exquisito vino de su copa, y es que ya habían acabado con dos botellas enteras y el frío aire de la noche parecía volverlos más ebrios.

-Por favor...señorita, caballero, deben retirarse ante el escándalo que están haciendo, no se preocupen por el pago, el restaurante lo paga siempre y cuando se retiren.

Los ojitos de Anna se iluminan y es Ray quien se levanta palmeando la espalda de mesero -Pero que buen tipo, nos pagará la cuenta- admite Ray aliviado, ya que ni la rubia ni él desde un inicio tenían dinero.

Era una noche muy afortunada.

-¡Muchas gracias!- declara Anna entonces, abrazando al mesero quien perplejo los observa a ambos.

-Vamos Anna, subamos a la torre más alta de la ciudad- habla el azabache con ánimos, mientras la nombrada asiente alegre y se retira tomada de la mano con él.

Salen del restaurante con sonrisas estampadas en sus rostros enrojecidos, riendo ante cualquier tontería o tropiezos de ambos, dirigiéndose a un lugar alto pero alejado de aquella ciudad iluminada artificialmente.

-¿Te gustaba pintar?- murmura Ray con asombro, acariciando la mejilla fría de Anna, quien asiente tímida.

-Además de la enfermería, amaba el arte con todo mi corazón...pero al ser una Ratri tuve que elegir por uno- admite -¡Pero ahora todo se puede ir a la mierda!- revela con el ceño fruncido y manos arriba, haciendo que Ray sonría enternecido ante las palabras de la chica.

-Ah~Solo falta un poco y llegaremos a la cima- murmrua cansado, mas entre exclamaciones y risas, tanto Ray como Anna ascendieron hasta llegar al lugar más alto en el que querían ir, así que cansados y sin importarles ensuciar su ropa, ambos se recuestan en el piso frío de aquel lugar escondido, observándose embobados ante la luz de luna que reflejaban sus ojos en ese momento.

-Deberías ya estar muerto- susurra aun sumida en los efectos del alcohol, acariciando su mejilla suavemente, con un temblor triste en su voz -No sé cómo tu corazón pudo aguantar esta subida.

-Entonces aprovéchame- sincera suave, tomando el rostro de ella para juntar sus labios por un prolongado tiempo, sintiendo el alcohol en sus bocas. Paran un momento, y Anna encima de Ray lo observa con los orbes acuosos ante el dolor de perderlo -Por favor, memoriza mi rostro y no lo olvides.

-No podría hacerlo- admite ella, acurrucándose en su pecho delicadamente, para ocultar sus lágrimas.

-Guarda la imagen de mi rostro en tu alma y corazón, y cuando te sientas lista, haz una pintura mía ¿lo juras?

-Lo juro- reponde dulce, besando los labios de Ray nuevamente, mientras cae en sueño lentamente, pero se mantiene a su lado.

Siempre, hasta el final de los tiempos y su vida, se quedaría a su lado.

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-¡Director James! Se escaparon tres pacientes y la enfermera Anna Lisse no está- informa con preocupación una enfermera del manicomio.

«Ray Grace debe estar con ella...pensando que cada día de vida que tiene y tuvo es un milagro, y lo es» piensa James, viendo aquella luna de sonrisa pícara, la cual había presenciado a ambos jóvenes lunáticos.

-Está bien, todos ellos están bien.

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¡A una parte de terminar! ( ╥ω╥ ) Aún no puedo creerlo, muchas gracias por todo el apoyo brindado hasta ahora ❤😻

Yo sé que Lunatic Liebe no es la historia RayAnna más conocida, pero me encanta hacerla.

¡Muchas gracias por leer, los amo!🌜🌻

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