Capítulo 2: El Comienzo

"Oh, eh disculpe, me podría dar un poco de bambú y esa canasta de allí" Tanjiro señaló los objetos que estaban en el suelo, a una pareja de agricultores con los que se había acercado a hablar.

"Pero la canasta tiene un agujero, ¿estás seguro de que la quieres?"

"Si, me la llevaré, ¿cuánto es?" Decía Tanjiro mientras sacaba de su bolsillo unas monedas, después de todo no le importaba si la canasta tenía un agujero, los objetos los necesitaba.

"Oh no es nada" El hombre alzo la mano en señal de que no necesitaba que le diera dinero.

"Insisto, le pagare" Hizo una leve reverencia sin querer desistir con su idea de pagarle.

"Qué mocoso tan insiste, no es nad..." No alcanzo a completar la frase, cuando de forma brusca su mano fue tomada y en ella le dieron unas monedas a la fuerza, de un azoton.

"¡¡AQUÍ TIENE, NO ES MUCHO PERO ES LO QUE TENGO, GRACIAS POR EL BAMBÚ Y LA CANASTA!!!" Rápidamente Tanjiro tomó las cosas y se marchó a paso rápido de ahí antes de que le dijeran algo, ignorando al pobre trabajador que sostenía su muñeca, con la mano moribunda y una expresión de dolor y agonía mientras su esposa veía la escena en estado de shock.

No tardo mucho en llegar a un pequeño prado verde en medio del bosque, donde poco a poco disminuyó la velocidad en sus pasos, agachandose cuando encontró una pequeña cueva, pero al instante se alarmó cuando no encontró a nadie adentro.

"¡¡¿Nezuko?!!, ¡¡¿Donde estás Nezuko?!!" Preguntó alarmado Tanjiro al no encontrar rastros de su hermana dentro de la cueva, hasta que fue sorprendido por una cabellera castaña con un moño rosado asomarse dentro de un agujero, dejando salir un suspiro de alivio al reconocerla, pero de inmediato arqueo una ceja ante la inusual situación.

"Mi hermana parece un topo ahora, cavo un agujero para esconderse, realmente debe odiar el sol" Pensó al ver cómo su hermana se mostraba reacia ante la idea de tener cerca la luz solar, sin embargo de inmediato regresó a su actitud positiva de siempre y rápidamente se formó una sonrisa en su rostro "¡¡Descuida Nezuko, tu hermano va a encontrar una solución, espera un momento!!" Dicho eso, Tanjiro se apartó un poco de la pequeña cueva, para después sentarse en el pasto, tomar la canasta y el bambú para poner manos a la obra.

Por suerte era alguien que sabía coser y reparar cosas muy bien, después de todo siempre le hacía favores al pueblo, por lo que uso el bambú para envolverlo al rededor de la canasta, cruzandolos como si se tratara de una trenza, asegurándose de que no dejaran agujeros descubiertos, no sabía cuánto tiempo había tardado pero asumió que no era mucho debido a que aún era de día, mirando la cesta que quedo como nueva, tomando la manta se acercó a la cueva para adentrarse en ella y agacharse para estar a la altura de su hermana quien seguía ahí dentro del agujero que había cavado.

"Mira Nezuko, te hice una cesta, con esto estarás protegida del sol" Tanjiro vio como Nezuko poco a poco sacaba la cabeza con curiosidad para ver mejor aquel objeto, intentando meterse ahí dentro pero como era más grande que la canasta, solo pudo meter la cabeza y se la llevo arrastrando unos centímetros, reposando su cuerpo de forma perezosa en el suelo, una escena algo graciosa por así decirlo.

"Nezuko, ¡¡¿cuándo te hiciste del tamaño de una mujer adulta?!!" Miro sorprendido a su hermana al notar que había crecido unos centímetros más, "De seguro Nezuko al convertirse en demonio adquirió nuevas habilidades, ¿podría ser?" Tanjiro lo pensó unos segundos, llegando a una conclusión que parecía sacada de un cuento para niños pero si su teoría era cierta, debía confirmarlo "Nezuko, ¿podrías hacerte pequeña por mí?" Al no haber reacción por parte de la menor, colocó su mano en la espalda para darle palmadas amistosas "Vamos, se que puedes hacerlo" La siguió alentando mientras seguía mostrándole afecto, hablándole con cariño y dedicándole una sonrisa.

De la nada, Nezuko se abalanzó hacía la canasta la cual se volvió a levantar por el impulso y ella había quedado cabeza a bajo, sacudió sus piernas para poder acomodarse mejor mientras sus extremidades iban encogiéndose, hasta quedar sentada en la canasta, con un yo mucho más pequeño la cuál cabía a la perfección.

"Lo lograste Nezuko, eres una buena chica" Tanjiro le dio una leves caricias en su cabeza como recompensa, Nezuko recibió aquel gesto como si se tratara de un gato, disfrutando de los mimos de su amo.

"Bien, será mejor irnos ya" Comentó Tanjiro pensativo, recordando la apariencia de ese hombre misterioso el cuál nunca dejó revelar su identidad, aún que su primer pensamiento fue que de seguro era un engaño, el olor del hombre le hacía ver que decía la verdad, pero aún no podía entender el por qué "Por lo que recuerdo, dijo que siguiéramos un sendero, creo haber visto uno por haya, pero, ¿quién será en verdad ese hombre?" Se dijo el pelirrojo para si mismo, mientras envolvía la canasta con la manta para cubrir a su hermana y después deslizaba su brazo por una de las cuerdas para cargarla sobre su espalda.

"Espero no arrepentirme por confiar en el" Medito el menor por unos momentos, pero de inmediato su expresión cambió a una sonrisa, decidiendo por confiar en su olfato "Hora de irnos Nezuko, ponte comoda" Desvió la mirada hacía la canasta, sonriendo para si mismo y sin más, salió de la cueva para dirigirse hacía el sendero y seguirlo tal y como el hombre le había dicho, esperando a no tener que recorrer mucho para poder encontrarse.

Se refugió en una cueva a lo alto de las montañas solo para pasar el día y esperar a que se haga de noche para poder salir sin el riesgo de morir quemado por el sol, después buscaría a los jóvenes para cumplir su parte y después desaparecía de sus vidas.

Solo para descansar un poco, se sentó una roca en medido de la oscuridad de la cueva mientras escuchaba las estalactitas gotear y el río subterráneo fluir con calma, siendo esta una de las cosas que le gustaban de las cuevas, aquí podía estar más tiempo a solas, sumergirse en sus pensamientos en paz y pensar mejor las cosas, cuestionadose si la decisión de dejar a ese par vivos había sido la correcta, bien con un solo movimiento podía ponerle fin a la existencia del pelirrojo y dejar a su suerte a la chica pero por alguna razón no lo hizo, recordando los pendientes que tenía puesto aquel niño, los cuales le traían recuerdos que deseaba poder olvidar y un sentimiento de suma nostalgia que creyó no volver a sentir mientras siguiera con vida y por alguna razón, al verlos era como si le dijeran un no lo hagas.

Sabía que haber hecho lo que hizo, estaba prohibido, era una violación muy grave ayudar a un humano en vez de matarlo para subsistir y si se enteraban, su "lider" podría acabar con el en cuestión de segundos, pero en ese momento no lo pensó, además en todos estos siglos que llevaba sirviéndole, no había sido por completo una especie de perro fiel y leal con su amo como los demás lo eran, había intentado hacer cosas parecidas antes, si, pero al ver como sus planes terminaban en fracaso, hace mucho tiempo que dejo de intentarlo y se aseguraba de no dejar huella alguna para no ser descubierto, pero esta vez, algo muy en el fondo de su cabeza gritaba que lo hiciera, a pesar de que sabía que sonaba estúpido confiar en un mocoso puberto que no sabía las difíciles situaciones por la que próximamente tendrá que vivir.

Además tenía suerte por dos cosas, su líder tenía el poder de entrar y salir de los pensamientos de los demonios que el mismo creaba para mantenerlos vigilados a todas horas y asegurarse de que nadie hiciera algo que le molestaba o terminarían asesinados por su mano, pero por alguna razón, jamás trató de leer sus pensamientos o si quiera mencionó algo al respecto, no sabía si lo hacía o no ya que jamás mostro señales, por lo que siempre corría riesgo si hacía algo que le molestara y la segunda, era por el rango que tenía, que se había ganado por mérito propio y años de existencia, algo que jamás hubiera estado orgulloso de admitir pero aquí estaba.

Lentamente se fue quitando la capucha de su cabeza mientras se asomaba para ver su reflejo en el pequeño río, revelando por fin su identidad, piel clara, casi insana, cabello azabache rebelde largo hasta un poco más haya de sus hombros, completamente suelto, dos cuernos pequeños de color rojo saliendo de su cabeza, una marca azul en su mejilla derecha, muy parecida al agua fluyendo, ojos azules del mismo tono que un lago, el mar o hasta la misma noche, brillantes ante la oscuridad y en ellos se podía ver el kanji de la luna y su número grabado, tenía la esclerótica negra, por último abrió por pocos instantes su boca para revelar sus colmillos afilados, similares a los de una bestia.

Odiaba ver su reflejo y tener en cuenta la cruda realidad en la que estaba, era un monstruo y el lo sabía, algo que nunca pidió ser pero aún así los dioses parecían reírse de su miseria, durante sus primeros años intento suicidarse ante todas las debilidades que conocía pero siempre había algo que se lo impedía hasta que finalmente se rindió y lo acepto, desde entonces lucho por sobrevivir y escaló hasta llegar en donde estaba, los demonios de menor rango que el no podían hacerle algo, ya no, sabía que era inútil después de tanto tiempo pero siempre intento conservar un poco de ese lado que perdió aún que a veces le era difícil no ceder ante sus instintos, de una u otra forma, lo lograba controlar.

Después de unos momentos, decidió dejar de pensar en cosas que ya no valen la pena lamentarse a estas alturas, dirigiendo su vista a fuera solo para ver como el sol estaba a punto de ocultarse, era hora de llevar a cabo su plan y su último intento por intentar hacer algo, así que levantándose de la roca en donde estaba, cerró los ojos y se concentró, en pocos instantes su cuerpo comenzó a reducir unos centímetros su tamaño, su cabello disminuyó un poco, su piel aumentó un poco su color, sus cuernos desaparecieron entre su cabeza y la marca en su mejilla desapareció, abriendo los ojos, vio de nuevo su reflejo y notó que el kanji en sus ojos también había desaparecido y su esclerótica, ya no era negro, si no blanco.

Una de las habilidades que tenían los demonios como el, era que podían disfrazarse de humanos para poder camuflarse entre las personas fácilmente, si alguien lo viera así, nadie se daría cuenta de quién realmente era, se veía como un hombre joven común, viviendo una vida normal, con una prometida a punto de casarse y trabajando para ganarse la vida, una falsa mentira que solo los humanos creerían, en pocas palabras, un disfraz perfecto y aún que le causara cierto remordimiento recordar, su viejo yo.

Aprovecho el tiempo para poder quitarse los ropajes que siempre tenía, por una simple yukata blanca con bordes azules, sandalias tradicionales y decidió por arreglar un poco sus cabellos, dejandolos sueltos, escondiendo su ropa ya que más tarde vendría para quitarse su disfraz y volver a su realidad de siempre, así que una vez que se escondió el sol y la luna junto con el cielo estrellado se hizo presente, salió de la cueva, dejando que la brisa nocturna le diera en el rostro y moviera un poco sus cabellos, para después caminar hacía los árboles, adentrándose en el bosque para buscar al par de hermanos, desapareciendo en la oscuridad.

Durante el atardecer, Tanjiro siguió por el sendero que le había dictado aquel extraño, no sabía cuánto tiempo llevaba caminando pero deducio que solo un par de horas al ver como el sol se ocultaba entre las montañas, tampoco sabía en qué momento se iba a encontrar con el sujeto, tampoco donde estaba, pero por el camino se encontró con una humilde casa, con una mujer adulta arreglando su jardín y su hijo pequeño que estaba jugando tranquilamente en el césped, así que decidió que quizás podría preguntarle a que camino llevaba este sendero.

"Disculpe" Tanjiro llamó la atención de la mujer quien al escucharlo, dejó de hacer lo que estaba haciendo y dirigió su vista hacía el y el pequeño rápidamente se paró del suelo y se pegó junto a su madre, probablemente por ser una persona que nunca había visto antes "¿Sabe hacía donde lleva este sendero?"

"Claro jovencito, este camino lleva justo a la montaña Sagiri, pero te recomiendo que no vayas por ese camino, últimamente han ocurrido varias desapariciones misteriosas"

Ante lo último, Tanjiro sintió un leve escalofrío y una pequeña sensación de incomodidad, pero rápidamente lo disimuló, sabía que era tonto confiar en alguien que no conoció ni un día pero su hábil nariz jamás miente, solo esperando encontrarse con ese hombre pronto y descubrir que iba a hacer a continuación "Descuide, estaré bien"

"En ese caso, mucha suerte" La mujer se despidió alzando la mano, seguido de su pequeño y Tanjiro siguió su camino, mirando sobre su espalda y alzo la mano para despedirse de la mujer y su hijo.

Después de unas horas, la noche finalmente se hizo presente y Tanjiro decidió que era hora de sacar a Nezuko para que pueda estirar las piernas luego de estar en la misma posición todo el tiempo, por lo que ahora, ambos hermanos caminaban por el sendero, con Tanjiro tomando de la mano a Nezuko.

"¿Cuanto camino más tendremos que recorrer para encontrarnos con ese hombre?" Se preguntaba Tanjiro en su mente ya que llevaba mucho tiempo caminando y no había rastros de aquel desconocido, mucho menos de su olor, comenzando a alterarse, sin embargo sus pensamientos fueron interrumpidos cuando su nariz pudo captar otro aroma, uno demasiado tétrico y espeluznante que sentía que se le ponía la piel de gallina "¡¡Huele a sangre!!"

Sin tiempo que perder, rápidamente Tanjiro subió las escaleras que estaban a un lado de el, con Nezuko corriendo a sus espaldas, las cuales conducían a un templo que a leguas se notaba que emanaba un aura sombría y ese olor se hacía más fuerte conforme se acercaba, por lo que ambos hermanos de quedaron parados en la puerta, dudo un poco, pero al final el pelirrojo se armó de valor y lentamente abrió la puerta corrediza, solo para quedarse en blanco ante la escena que poco a poco aparecía frente a él.

Sangre por todas partes, cuerpos mutilados de tres hombres regados por el piso, sin vida, pero pudo prestarle atención a algo más, a una criatura humanoide que estaba de rodillas, devorando la carne de esas personas, por su olor, pudo reconocer que esta persona no era un humano, era un demonio, sin embargo, el olor no se comparaba con el que había olido en casa.

Mientras tanto Nezuko, al ver lo que había frente a ella, el olor de la sangre fresca llegó a su nariz, provocando que se quedara congelada en su lugar, apretara los puños con fuerza, con los ojos bien abiertos y después comenzó a babear, se notaba que esta temblando por controlarse, luchando contra sus instintos demoníacos que gritaban que se lanzara a devorar a esas personas, pero una parte de ella, se negaba a ceder ante lo que su cabeza le decía, sintiendo de pronto una inmensa hambre que retumbaba su estómago, embriagadose con el olor.

"¿Qué hacen en mi territorio?" Habló el demonio mientras se giraba para verlos y pasaba un dedo ensangrentado en su boca para lamerlo "Bien, no importa, los mataré y me los comeré"

Tanjiro no alcanzó a reaccionar y ni siquiera vio el ataque, solo sintió como la criatura se abalanzó hacía el, tirandolo a unos metros del suelo, comenzando a forcejear con esa cosa encima suyo, sin embargo de un movimiento rápido, sacó su hacha que llevaba atada en su cintura, dándole un corte al demonio en su garganta, el cual lo hizo apartarse, quitandolo de encima, aprovechando la oportunidad para poder reincorporarse.

"¿Un hacha?, nada mal, pero esta herida sanará rápido" Dijo el demonio, alzando una mano hacía su garganta, en donde la herida en cuestión de segundos sano por completo "¿Vez?" Dicho esto, rápidamente se volvió abalanzar hacía Tanjiro, quien con sus manos, empujó el cuerpo del demonio, para asegurarse de que no le diera en la cara, pero debido a que la diferencia de fuerza era obvia, sentía que no podía soportar mucho más, por lo que volvió a caer al piso.

"¡¡Nezuko, ayúdame!!" Grito hacía su hermana quien seguía parada en el pórtico de la puerta, causando que ella cerrara fuertemente los ojos, obligándose a hacerle caso omiso a sus instintos y rápidamente, se alejó del sitio para dirigirse hacía donde estaba su hermano forcejeando con la criatura y en un parpadeo, le dio una fuerte patada al demonio, separando la cabeza de su cuerpo, mandandolo a unos metros.

Tanjiro al ver esto, se quedó de piedra, pero al notar que todavía tenía sujetado al cuerpo inerte, rápidamente lo arrojó hacía un lado, levantándose para dirigirse hacía su hermana quien estaba de pie, sin hacer movimiento alguno.

"¡¡Wow Nezuko!!, ¡¡eso fue impresionante, gracias por haberme salvado!!" La felicito, completamente sorprendido y emocionado por la fuerza que adquirió su hermana, preguntándose que otras cosas más era capaz de hacer.

"¡¡Esa chica es un demonio!!, ¿qué hace un demonio acompañando a un humano?" El momento se rompió cuando volvió a escuchar la voz de aquel ser, volteando a ver a su cabeza quien desprendida, la cual era la que estaba hablando, mientras el cuerpo se volvía a levantar y rápidamente se dirigió hacía Nezuko para darle un puñetazo rápido que la chica no alzó a prever.

Tanjiro rápidamente intentó ir en su ayuda, pero con una mueca de incredulidad, vio cono a la cabeza del demonio le salieron un par de manos, con las cuales caminó y de inmediato se aventó hacía donde estaba, pero el, rápidamente volvió a tomar el hacha para cubrirse, provocando que el demonio mordiera el filo del arma y se aferrara fuertemente en ella, mientras a sus espaldas, escuchaba los golpes y quejidos de su hermana, volteando a ver en esa dirección, observó como el cuerpo sin cabeza, tomó a Nezuko del hombro y la arrojó con fuerza hacía el bosque, con el siguiéndola.

"¡¡Nezuko!!" Grito preocupado por su hermana, mientras el seguía lidiando con la cabeza del demonio, viendo con pánico como el le dedicaba una sonrisa de dientes afilados, mientras su cabello verdoso se iba enredando en el hacha.

"Tengo que deshacerme de el rápido si quiero encontrar a Nezuko" Pensó Tanjiro, mirando a su alrededor para ver a un árbol muy cerca de él, agarrando fuerzas de quien sabe dónde, cambiando su expresión a una completamente harta de la situación, tomó fuertemente el hacha y en un grito de guerra, la arrojo con todas sus fuerzas con el demonio enrendado en ella, haciendo que se clavara en el tronco del árbol, atrapando a la criatura quien estaba intentando librarse.

El menor no perdió tiempo y rápidamente se adentró en el bosque para buscar a su hermana, viendo por todas partes para poder ver alguna señal de ella "¡¡Nezuko!!, ¡¡¿donde estás Nezuko?!!" Gritaba por todas partes mientras seguía corriendo, hasta que no muy a lo lejos pudo visualizar al lado de un acantilado, como el cuerpo sin cabeza seguía golpeando a su hermana quien estaba indefensa, así que sin perder más tiempo, rápidamente fue corriendo en esa dirección, usando su propio cuerpo como escudo para arrojar el otro al vacío.

Sin embargo no calculo bien su ataque y el también se había alejado más de la cuenta, pensó que iba a caer al fondo pero de inmediato sintió la mano de su hermana, tomarlo de sus prendas fuertemente, frenando su caída mientras veía al otro cuerpo, caer en una piedra en el fondo.

Nezuko pudo subir a Tanjiro nuevamente y los dos volvieron a dirigirse hacía el pequeño templo ya que notaron que no faltaba en caso de que llegara el amanecer, además de que los dos debían continuar su camino y lidiar con otro problema que el pelirrojo había dejado pendiente en el árbol.

Cuándo los dos hermanos llegaron, rápidamente Tanjiro detuvo sus pasos al captar un aroma más en el lugar que se hacía más fuerte, reconociendola al instante la cual provocó que su cuerpo se congelará, viendo atentamente frente a él como otra figura aparecía subiendo las escaleras con lentitud, sin embargo pudo notar algo distinto en el.

La altura del hombre se había reducido unos centímetros, seguía siendo alto pero si su memoria no le fallaba, lo recordaba a un más alto, pero podía contemplar por completo su cara la cuál era un rostro masculino, varonil, trazado de forma fina, cabello negro hasta los hombros, rebelde, ojos de un tono de azul similar al mar o al cielo nocturno, también noto que esta vez tenía puesto una yukata blanca con bordes azules y sandalias tradicionales, algo diferente a lo que recordaba.

"Veo que se las arreglaron para manejar el problema" Habló el hombre, volteando a ver hacía la cabeza inconsciente del demonio que seguía clavado con el hacha en el árbol, regresando su vista hacía ambos hermanos "Supongo que quieren saber que pasará con ustedes a continuación, bien, tu..."

"Kamado Tanjiro y esta es mi hermana menor Kamado Nezuko, creo que no nos hemos presentado anteriormente" Interrumpió el menor, presentándose ante el hombre que los ayudará con lo que sea que tenga planeado.

"No era necesario que lo dijeras"

"Si, pero ahora ya no seremos más unos desconocidos" Tanjiro le dedicó una ligera sonrisa al mayor para hacerle ver que estaban en confianza "Por cierto, no nos has dicho tu nombre"

"Mi nombre" El azabache se quedó en silencio unos momentos, desviando la mirada de los menores, meditando un poco si decírselo o no "No creo que importe"

"¡¡Para mi si lo es!!" Tanjiro habló de forma animada, tomando por sorpresa al mayor "¡¡Quiero conocer el nombre de la persona que nos ayudara a mi hermana y a mi, quien se ofreció a extendernos la mano cuando simplemente pudiste no hacerlo, se que no mientes, no puedo oler la mentira en tus palabras, así que quiero poder agradecerte alguna vez, por favor, concédeme el honor!!" La forma decidida y determinada con la que el menor había dicho esto, dejó por un momento sin palabras al hombre y volvió a fijar su vista en el, por una parte no quería decir su nombre ya que no sabía si decirlo podría traerle problemas al chico en el futuro pero el aura que le transmitía este niño, podía sentir que podía confiar en el, sin poder evitar pensar que le recordaba a alguien que conoció alguna vez, pero rápidamente lo descartó.

"Giyuu Tomioka" Habló sin más Giyuu, viendo como Tanjiro asentía en respuesta, más que feliz "Bien, no se si haz oído de ellos, pero a partir de ahora comenzara tu camino para convertirte en un cazador de demonios, así podrás encontrar el hombre que asesino a tu familia y te facilitara el buscar una cura para tu hermana, pero te advierto que todo lo que tendrás que recorrer no será sencillo, habrá más encuentros como este y te toparas con demonios más poderosos, yo solo te facilitare el camino para que puedas enfrentarte a ellos, depende de ti no morir en el intento" Terminó por decir el mayor, dejando un poco confundido a Tanjiro quien no sabía que decir, tenía mucho por procesar, además, había oído algo sobre los cazadores cuando hablo con el señor Saburo, no creía que fueran reales pero después de lo que había pasado en tan poco tiempo, ya no estaba tan seguro.

"Un momento, ¿cómo me convertiré en un cazador?"

"Todo lo que necesitarás saber, lo sabrás con el tiempo" Fue todo lo que dijo, para después dirigirse hacía el demonio decapitado en el árbol y después volteó a ver al horizonte donde faltaba poco para el amanecer "Yo me encargaré de él"

"¡¡Espera!!, ¿te volveré a ver?" Giyuu volteó a ver a Tanjiro con una mirada inexpresiva, viendo una expresión de duda y confusión, como si hubiera sentido algo o sabido que sucedería después, sin embargo, decidió no responder la pregunta.

"Pido disculpas por esto"

"¿Qu..." Sin que Tanjiro tuviera tan solo oportunidad para preverlo, cayó al suelo inconsciente y en el proceso, soltó la mano de Nezuko quien volteó a verlo confundida y sintiendo que alguien le había hecho daño, se puso en sentido de alerta, sin embargo no se dio cuenta cuando Giyuu se puso de tras de ella y solo bastó un golpe preciso en el cuello para que cayera desmayada junto a su hermano.

Debido a su velocidad, en su espalda tenía la canasta de la chica, la colocó en el suelo y después cargó a Nezuko, colocandola suavemente dentro de la cesta y esperando a que con sus habilidades, su cuerpo se ajustara al tamaño, la envolvió en la manta esperando a que no le de el sol, volviéndola a cargar sobre su espalda y después con una mano, cargo a un Tanjiro inconsciente, colocándolo sobre su hombro como si fuera un costal.

Después de tener a ambos hermanos con el, se acercó hacía la criatura clavada en el árbol y notando como poco a poco, volvía a recuperar la consciencia, esperando pacientemente a que se de cuenta de su presencia.

"Mierda, creo que me desmaye" Pensó el demonio cuando por fin despertó, volteando a ver a todas direcciones alarmado, pero al notar una figura al frente de él, volteó a ver a esa dirección, mirándolo con todo el odio posible.

"¡¡¿Quien rayos eres tú y que haces con esos mocosos?!!" Giyuu no respondió y en su lugar, decidió cerrar los ojos por instantes, revelando su marca en la mejilla, sus cuernos y cuando los volvió a abrir, dejó a relucir el kanji grabado en sus ojos, causando que la expresión del demonio, cambiara a una de enojo, por una de temor y miedo.

"¡¡Tomioka-Sama!!, discúlpeme por mi comportamiento inapropiado, por favor" A leguas se podía notar la voz del demonio temblar, comenzó a sudar frío y a temer por su vida, pero Giyuu le restó importancia y se acercó hacía el, volviendo a ocultar su apariencia demoníaca.

Lo único que hizo, fue tomar al demonio del rostro, sin molestarse si usaba demasiada fuerza y restandole importancia a los gritos de dolor del ser, abrir su yukata para exponer su abdomen y acercar a la criatura que rogaba por su vida y una vez que lo acercó, comenzó a absorberlo, viendo como poco a poco desaparecía en medio de su piel y sus gritos lentamente se fueron apagando.

Una vez que absorbió la vida del demonio, se volvió a acomodar su yukata y pudo visualizar en los cielos como un cuervo se iba acercando en su dirección, por lo que alzo el brazo y espero a que el ave aterrizara en el, al instante escuchó al cuervo hablar y le presto atención al mensaje que tenía para el, asintiendo en respuesta y comenzó a darse media vuelta para alejarse de ese lugar y bajar las escaleras del pequeño templo, viendo como abajo lo esperaba un hombre de la tercera de edad, con una yukata azul con bordados de nubes y una mascara tengu que ocultaba su identidad.

"El demonio que atacó este lugar dejó tres muertos, no tengo el tiempo suficiente para darle un entierro digno" Sin más, le entrego la canasta al anciano y al joven inconsciente, los cuales cargo sin problema en su espalda y hombro, para ser ya alguien viejo, era muy fuerte.

"Te los encargo" Fue todo lo que dijo, para después darse la vuelta para irse antes de que el sol estuviera en su punto más alto, además, no quería causar sospechas si se llegaba a ausentar aún más.

"¿Estas seguro?" El hombre anciano, soltó una pregunta, provocando que Giyuu detuviera sus pasos, sin embargo, no volteó a verlo, quedándose en silencio unos segundos.

"Habrá que intentar, cumpli mi parte, te los confío a ti" Sin esperar más tiempo, en un parpadeo, desapareció del sitio, justo antes de los rayos del sol alcanzarán ese lugar, pero el hombre mayor se quedó parado unos segundos más, mirando fijamente en el lugar en donde Giyuu se había ido.

"Espero que sepas lo que haces"

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Alejandra-Sama: ¿Creyeron que iba a abandonar el fic?, pues no, dije que no iba a abandonar ninguno de mis fics, pero después de tanto, aquí le atraigo esta actualización y espero que les guste mi trabajo, sin más, vamos con los spoilers.

Spoilers

- Flashback

- Entrenamiento

Básicamente, casi todos los capítulos del fic, serán iguales que en la obra original, solo modificándolos un poco a mi estilo, ojo, dije casi todos

Antes de que se me olvide, en un extra se revela que las lunas superiores pueden absorber demonios más débiles, así que no se sorprendan por lo que paso hace rato jeje

Avisenme si ven algún error de ortografía

Bien, eso es todo por ahora, no olviden comentar y votar si les gusto, sin más se despide Alejandra-Sama B-D nos leemos pronto 👋

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