⚠️Borrador .⚠️
Era una tarde tranquila y acababa de ducharme pero no conseguía abrocharme el sujetador así que fui a ver a Stefan. Pero no debí entrar a su habitación, acababa de salir de la ducha. Era tan guapo que no podía dejar de suspirar por él. Estaba con una toalla enrollada a su cuerpo.
- ¡Luna! - exclamó mirándome algo sobresaltado.
Estaba en ropa interior únicamente me sujetaba con mis manos el sujetador.
Había algo extraño en su mirada, me miraba con una especie de deseo.
- Necesito ayuda. No consigo ponerme el sujetador. No llego - le expliqué acercándome a él que estaba un poco nervioso y se iba alejando lentamente de mí.
- ¿Qué te ocurre? - le pregunté algo confusa por su reacción.
- Nada, es solo que acabo de ducharme y no me ha dado tiempo a vestirme - contestó mirándome con algo de vergüenza.
Yo tenía 15 años y como ya era una adolescente tenía el cuerpo cambiado al igual que las hormonas. Stefan tenía 18 años.
Entonces decidí asentir y sentarme en su cama a esperar. Cuando terminó de vestirse salió del baño y me dijo cariñosamente.
- Ven, no te preocupes, ya te ayudo yo - me dijo cariñosamente acercándose a mí.
Se sentó en la cama junto a mí y me di la vuelta para que pudiera abrochármelo con más facilidad. Deslizó su mano por mi espalda con cuidado de no hacerme daño y justo antes de coger el sujetador para abrochármelo se me escapó un suspiro.
- Ahh... - suspiré.
- ¿Hermanita? - me preguntó algo preocupado y parando de deslizar su mano por mi espalda.
- Lo siento, yo... - musité ruborizada.
Estaba muerta de vergüenza, mi hermano me acababa de escuchar suspirar por él.
- No pasa nada - contestó mirándome a la cara mientras ponía sus manos acariciándome mis mejillas cariñosamente, como si me fuese a besar.
Esto estaba mal y me estaba poniendo muy nerviosa. Las manos me comenzaron a sudar haciendo que se me escurriera el sujetador de las manos y acabara en el suelo.
El corazón me iba a más no poder.
Stefan se apartó de mí para recoger el sujetador del suelo.
Instintivamente me llevé mis brazos a los pechos para cubrirlos con mis brazos.
- ¿Estás bien? Estás muy roja - comentó Stefan verdaderamente preocupado.
Quería contestarle pero no me salían las palabras.
- Deja que te ayude a abrocharte el sujetador - dijo poniendo su mano en uno de mis brazos haciendo que poco a poco me fuera relajando para que fuera bajando mis brazos lentamente.
Cogió el sujetador y me lo abrochó dejándome un beso en la espalda haciendo que cerrara los ojos y me diera un escalofrío.
- ¡Ahhh! - gemí sin querer pero aún así me dejé llevar por el momento. Estaba claro que mi hermano me quería de la misma manera que yo a él.
Decidí darme la vuelta pero él me cogió de la mano y me bajó de su cama diciendo.
- Luna, no podemos, somos hermanos - dijo intentando reprimirse las ganas mientras me miraba en ropa interior.
- Bueno, será mejor que me vaya a mi habitación a vestirme - dije soltándole la mano para irme algo avergonzada por lo que había pasado. Pero él me cogió la mano para llevarme hasta él.
Cuando estaba junto a él me cogió en brazos y me llevó hasta la cama para dejarme tumbada en ella.
- ¿Quieres que siga? - preguntó con miedo a hacerme daño.
Ya no había marcha atrás, estaba enamorada de mi hermano mayor.
Asentí con algo de miedo por haber oído que la primera vez que lo hacías con alguien te dolería mucho pero yo confiaba plenamente en Stefan.
Nunca había salido con nadie ni besado a nadie, para mí todo esto era nuevo.
Entonces me besó y fue acostándose encima de mí lentamente mientras se quitaba la camisa rápidamente. Sin pensármelo si quiera un segundo le quité la ropa.
Corrimos las sábanas y nos tumbamos desnudos en la cama haciendo que las sábanas nos cubrieran.
- Tranquila - dijo dulcemente. Él sabía que esta sería mi primera vez y no quería hacerme daño.
- Date la vuelta, creo que así disfrutarás mejor - añadió haciendo que me diera la vuelta para quedarme boca abajo.
Se subió encima de mí y empezó a moverse lentamente en mi entrada para empezar a que me acostumbrara.
Al instante comencé a suspirar, se sentía muy bien.
- Sigue más rápido, por favor - le pedí mientras me movía también.
- ¿Quieres que empiece? - preguntó arriesgándose.
- Sí - contesté con confianza. Pero no debí de contestar tan deprisa.
En cuanto empezó lentamente hizo que sintiera dolor.
- ¡Ahh! - me quejé sin querer entre lágrimas haciendo que mi hermano se preocupase y parase.
- No debimos hacerlo tan deprisa - dijo rápidamente parando para bajarse de mí y abrazarme con sus brazos para protegerme.
- Lo siento, no quería hacerte daño - me dijo abrazándome mientras me acariciaba para dejarme un beso en la frente.
- Shhh... Ya está, no pasa nada - dijo tranquilizándome haciendo que parasen de salirme las lágrimas.
- No te preocupes, no me ha dolido tanto - contesté intentando que no se preocupase demasiado.
Stefan corrió las sábanas para mirar el lugar donde lo habíamos hecho.
- ¡Oh, no! - exclamó.
- No debí forzarte, soy tu hermano mayor. Tengo que protegerte - dijo preocupado.
- ¿Qué ocurre? - pregunté secándome las lágrimas para después mirar a donde estaba mirando Stefan para encontrarme con algo de sangre.
- Ah - contesté callándome.
- Nadie puede saber lo que ha pasado - explicó con miedo.
- No te preocupes, nadie lo sabrá - contesté.
- ¿Te duele? - me preguntó.
- Ya no - contesté.
- Vístete - dijo cogiéndome la mano para sentarnos juntos en el borde de la cama.
- Vale - contesté recogiendo mi ropa interior para ponérmela y que él me ayudara a abrocharme el sujetador.
Nuevamente él se vistió y me dio la mano para salir de su habitación. Pero antes de salir le besé con una sonrisa y nos reímos un poco.
Salimos de su habitación cogidos de la mano y nos encontramos con Damon por casualidad que estaba a punto de llamar preguntando por mí.
- ¡Damon! - exclamé asustada por los nervios mientras miraba a Stefan sin saber qué hacer o decir.
- He oído que estaba llorando ¿Estás bien? - preguntó preocupado por mí al darse cuenta de que estaba en ropa interior.
Estaba algo confuso.
- Ehhh..., yo... No podía abrocharme el sujetador y le había pedido a Stefan que me ayudase. Acababa de ducharme - contesté.
- Damon, déjala, me ha pedido ayuda por lo del sujetador - intervino Stefan.
- Vale - contestó Damon yéndose a su habitación.
Nos fuimos a mi habitación rápidamente cogidos de la mano.
- Ufff..., menos mal, casi nos pilla - me reí mirándole a los ojos contenta de tenerlo conmigo.
- Quiero intentarlo de nuevo - añadí parando de reírme mientras me quitaba el sujetador.
- Hermana, ¿no...?, ¿no crees que deberíamos tomárnoslo con calma? - preguntó tartamudeando mientras me miraba algo nervioso.
- No te preocupes - contesté acercándome a él con una mirada traviesa.
Me acerqué a él y le quité la camisa traviesamente.
- Vamos, será divertido - seguí diciendo mientras nos quitábamos las últimas prendas de vestir.
- Te quiero - me dijo besándome.
- Yo también - contesté tumbándome en mi cama seguida de Stefan.
Stefan se subió encima de mí y empezó a besarme y hacerme caricias para que empezara a reírme.
Empecé a reírme hasta que me besó por el cuello bajando lentamente hasta llegar a mi barriga.
Estábamos tapados por las sábanas.
- ¿Quieres que siga? - me preguntó.
- Sí, sí - contesté soltando sin querer un pequeño gritito por la emoción.
- Vale - dijo besándome más abajo de mi barriga.
- Ahh..., tenemos que repetir esto - dije jadeando.
- Lo sé - dijo parando para besarme mientras se movía lentamente en mí.
De repente entró Damon y cuando nos vio se puso furioso así que rápidamente nos separamos y Stefan tumbó a mi lado en la cama.
- Conque no pasaba nada - comentó para gritar.
- ¡Stefan! - gritó al vernos juntos en la cama.
Corrió hasta donde estábamos y le pegó un puñetazo a Stefan provocando que le sangrara la nariz.
- ¡No! ¡Damon! - grité abrazando a Stefan.
- Por favor, no le pegues - le pedí entre lágrimas.
- Yo... - intenté buscar una excusa razonablemente buena para lo que acababa de suceder pero no se me ocurrió ninguna.
- Ya tenemos bastante con que Chase quiera casarse con ella para que ahora encima tú te la tires aunque ella no quiera - dijo enfadado mientras le limpiaba la sangre de Stefan con mis sábanas.
- Damon, yo le quiero al igual que a ti - confesé llena de vergüenza.
- ¡Qué! - exclamó.
- Yo..., no me quiero casar con Chase, quiero estar con vosotros porque os quiero a los dos - confesé.
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