Prólogo
Olvidad esto, es el capítulo 20, 21 y 22 de la segunda temporada y lo pongo repetido porque voy a participar en un concurso.
Aquella mañana nos despertamos temprano y bajamos a desayunar juntos. Cogí en brazos a mi hermana y fuimos a desayunar en cuanto nos vestimos.
Mientras íbamos bajando por las escaleras le fui haciendo cosquillas para que empezara a reírse.
- Ohh..., Damon, para. Me estás haciendo cosquillas - se quejó entre risas.
- Tendrías que ser mejor hermano con Stefan - me explicó poniéndose seria.
- Calla - le dije mordiéndole el labio para verla gemir. Para mí era gracioso ver cómo mi hermana pequeña gemía mi nombre.
- ¡Damon! - gimió.
La dejé en el suelo y ella se cogió de mi brazo.
Al llegar al salón nos encontramos a Stefan hablando con Elijah.
- Hoy hay luna llena - señaló Elijah.
- Debemos suponer que Klaus está preparado para romper la maldición - añadió.
- Luna nos dijo que la del Sol y la Luna es falsa - le explicó Stefan mientras nos sentábamos juntos como siempre, Luna quedándose entre nosotros.
- Que la maldición solo pesa sobre Klaus - añadió él.
- Klaus es un vampiro de un linaje de hombres lobo. La maldición impide que el hombre lobo se manifieste. Pero si la rompe será un híbrido - explicó Elijah.
- Como Chase - recordó nuestra hermana con preocupación.
- Y ¿por qué vamos a dejar que la rompa? - pregunté.
- Podemos matarlo hoy. Con Bonnie - añadí.
- Damon - me regañó Stefan.
- No, Bonnie no puede usar tanto poder sin morir - me explicó ella mirándome seriamente.
- Pues le escribiré un epitafio - solté como si nada.
- No es una opción, Damon - dijo Luna alzando un poco la voz.
- Vale, ¿cómo se rompe esa maldición? - preguntó Stefan.
- El ritual en sí es relativamente sencillo. Los ingredientes, por así decirlo, ya los sabéis - explicó.
- La piedra lunar - recordó nuestro hermano.
- Una bruja canalizará el poder de la luna llena para liberar el hechizo vinculado a la piedra. Después, Klaus, como hombre lobo y vampiro sacrificará un ejemplar de cada especie - siguió explicando.
- ¿Y dónde entro yo? - le preguntó Luna.
- En la parte final del ritual. Klaus debe convertir a la réplica divina en vampira - contestó provocando que Stefan cogiera la mano de Luna con algo de miedo.
- ¿Sabemos si Klaus tiene todo lo que necesita? ¿Tiene un hombre lobo? - siguió preguntando nuestra hermana.
- Lleva esperando mil años para romper la maldición. Si no tiene ya un hombre lobo, no dudo de que esta noche lo tendrá - contestó.
Luna P.O.V
Cuando terminamos de hablar mis hermanos se fueron afuera para arreglar sus problemas.
Entre tanto yo estaba con Elijah que me preguntó.
- ¿Por qué lo haces? - me preguntó, estaba preocupado.
- Soy la llave de la maldición, aparte de Elena. Aunque Klaus esté aquí por mí y por Elena no sé por qué pero intuyo que en el fondo está aquí por mí más que por Elena - le expliqué.
- Y si no lo evito, va hacer daño a mucha gente. Es sencillo - añadí.
De repente escuchamos como Jenna se peleaba con Ric que acababa de llegar. Stefan se acercó a mí y fuimos juntos a ver lo que pasaba.
- ¿Qué pasa? - les pregunté.
Jenna estaba enfadada y tenía una ballesta en su mano.
- Soy yo, Luna, te lo juro - juró.
- Me ha liberado. Klaus me ha liberado - añadió.
- Demuéstralo - soltó Damon que había llegado detrás de nosotros. Estaba serio.
- Vale. Nuestra primera noche juntos, Jeremy entró justo cuando iba a... - explicó.
- Vale. Es él - contestó Jenna segura de sí misma.
- ¿Por qué te ha soltado? - preguntó Stefan dándome su mano.
- Quiere que os transmita un mensaje. El sacrificio será esta noche - contó.
Stefan se puso un poco más nervioso y me apretó un poco más la mano.
- Vete arriba con Damon y cuida de Emma. Quedaos con Artemisa y ponedla al día - nos pidió preocupado.
- Vale - contesté cogiendo la mano de mi otro hermano.
Stefan me soltó y me fui arriba con Damon.
Al llegar a su habitación con Emma en mis brazos y mi madre a mi lado noté como estaba un poco serio. En el fondo noté que estaba preocupado por mí.
- ¿Estás bien? - le pregunté dulcemente.
- No quiero oír nada más - contestó serio mientras yo le daba de beber mi sangre a Emma provocando que me diera un mareo por culpa del embarazo de Nathan.
Damon lo notó y acudió a mí como un rayo. Me sostuvo y me dio de beber hasta que pudo comprobar que ya estaba bien.
- Necesito que entiendas por qué voy a hacer esto - contesté.
Entre tanto, mi madre nos miraba confusa, tratando de comprender de lo que estábamos hablando.
- ¿Por qué? Está claro que sufrirás por más que Stefan y yo intentemos protegerte - soltó enfadado.
- Saldrá bien, Damon - contesté.
- Me convertiré en vampira, seguiré viviendo, Bonnie matará a Klaus y todo esto por fin habrá terminado - le expliqué meciendo a Emma en mis brazos.
- Si funciona - señaló.
- Funcionará - aseguré mirando a mi madre y a mi hermano.
- Crees que funcionará. Quieres que funcione. ¿Por qué soy yo el único que cree que no? - soltó.
- No, yo también creo que no funcionará - intervino mi madre que se puso rápidamente al corriente de la situación.
Eso me molestó un poco viniendo de mi madre divina. Pero claro, cómo no, mi madre siempre estaba del lado de Damon.
- Tiene que haber otra forma - dijo Damon.
- No la hay - solté afligida.
- Vas a convertirte en vampira - dijo.
- Al menos estaré viva - me defendí.
- No estoy dispuesto a correr ese riesgo para que te pase como Stefan. Hicimos la promesa de que te protegeríamos pasara lo que pasara - explicó. Eso que dijo de Stefan me dolió pero aún así mantuve mi postura.
- Pero yo sí - aseguré cogiendo la mano de Damon con mi mano libre.
- No puedo perderte - confesó.
- No lo harás - le expliqué dejando a Emma con mi madre.
- ¿Y qué pasa con Nathan? - me preguntó.
- Estará bien - contesté.
- Lo dudo - dudó él.
- Soy diosa de la naturaleza, si muere lo reviviré. Así que ya sabes, vivirá sí o sí - le expliqué.
- Solo por si acaso - comentó sujetándome de mis muñecas para atraerme hasta él. Después de besarme me obligó a que bebiera su sangre, tanta como él quisiera.
- Damon, suéltala - me defendió mi madre al ver que Damon no me soltaba.
Al final acabó viniendo Stefan que consiguió separarnos. Yo acabé en el suelo mareada y Damon se estrelló contra uno de los muebles que habían en su habitación. Jamás había bebido tanta sangre de golpe. Estaba colocadísima además de mareada. Me dolía la cabeza y ahora era incapaz de pensar con claridad.
- ¿Qué has hecho? Es nuestra hermana pequeña, se suponía que había que cuidarla y protegerla. Pero tú, por poco la matas con tanta sangre - dijo enfadado. Jamás lo había visto así de enfadado.
- Deséame una eternidad de miseria - me dijo.
- Claro, claro, hermanito, lo que tu digas - contesté riéndome. Estaba colocadísima.
Stefan estaba enfadado pero aún así me cogió la mano y me llevó a nuestra habitación.
- ¿Qué te ha hecho ahora el idiota de nuestro hermano mayor? - me preguntó.
- Nada, nada. No es nada, me pondré bien - contesté riéndome.
Toda esta situación me parecía divertida y era todo culpa de la sangre de Damon que había bebido.
Stefan P.O.V
Esto estaba muy mal, Damon se había pasado de la raya al dar de beber de su sangre en cantidades ingentes a nuestra hermana. Era nuestra hermana pequeña y debíamos cuidarla. Ella solo nos tenía a nosotros y Damon lo había echado todo a perder.
- Stef, no importa. Juguemos a algo con Damon - dijo sonriendo.
- ¿Por qué estás tan serio? - me preguntó al ver que estaba enfadado.
Ya se le empezaba a notar su embarazo.
- ¡Ahh! - gimió. No entendí por qué lo hizo. Pero supuse que era para provocarme y que acabásemos en la cama.
Le miré sus muñecas y vi que Damon se las había dejado marcadas al sujetarla con tanta fuerza.
Poco a poco desaparecieron sus marcas pero ella todavía estaba colocada.
- Podría haber llegado a un coma de no ser por ti. Aunque aún así es grave - explicó Artemisa entrando a la habitación con Emma en sus brazos.
- Dale un poco de ambrosía, hará que mejore y deje de estar colocada - me dijo mostrándome el frasquito con agua que se suponía que era ambrosía.
- No le hará nada - añadió al ver que me había puesto serio.
- Está bien - contesté cogiendo el frasquito.
Cuando se lo di mejoró al instante.
- No te enfades con Damon - me pidió afligida.
- No te preocupes. Pero lo que te ha hecho no debe tener perdón - le expliqué.
- Quiero que vayamos a un sitio, está cerca, volveremos pronto - añadí al cabo de un rato.
La llevé al campo. Era un bosque con árboles. Dejamos a Emma con su madre y le cogí la mano.
Noté que estaba preocupada por algo así que le pregunté.
- ¿Qué te ocurre? - le pregunté intentando sonar lo más dulce posible.
- Es por Damon, me tiene preocupada. No quiero que arruine lo que tenemos los tres como hermanos - contestó mirándome entre lágrimas.
- Está bien, vale. Si quieres puedo ir a hablar con él esta noche para intentar arreglar nuestro problema, ¿vale? - le comenté rodeándola con mi brazo.
- Ese es el problema. Solo yo puedo conseguir que razone y no quiero ser solo yo. Quiero que tú también lo consigas, porque eres nuestro hermano y la familia está para eso - me explicó.
- Todo es culpa de Katherine - añadió algo molesta.
Respiró hondo y se calmó.
- ¿Dónde estamos? - me preguntó cuando se calmó.
- Es una sorpresa. Solo falta un poco - contesté.
Al cabo de un rato llegamos a un paraje natural con una cascada preciosa.
- Vaya, es precioso - comentó mirándome con una pequeña sonrisa.
- Te quiero - le dije besándola.
- Yo también - contestó abrazándome.
- Hay que subir a la cima - le expliqué.
Mientras íbamos caminando ella me comentó.
- Bonnie tendrá que hacerme un anillo de día - comentó ella.
- Si es necesario - señalé.
- Y nunca más podré ver Bambi - dijo algo divertida. Aún así se lo tomaba a broma.
Era tan fuerte mi hermana...
- ¿Qué es lo mejor de convertirse en vampiro? - me preguntó.
- Ah... Pues te sientes capaz de todo. De ser quien quieras. Lo bonito lo es mucho más. Todo se magnifica. Y se vive más intensamente. El amor es mucho más fuerte - le expliqué.
- ¿Y lo peor? - siguió preguntándome a la misma vez que se cogía de mi brazo.
- Ya sabes lo peor - contesté.
- A parte de la sangre - dijo.
- Pues... La rabia se convierte en ira. La tristeza en desesperación. La pena y el dolor te paralizan. Por eso reprimimos las emociones, porque se vuelve insoportable - le expliqué haciendo que ella se abrazara a mí.
- Durante un tiempo, para mí..., lo bueno no compensaba lo malo - le conté.
- ¿Y cuánto tardaste en controlarlo? - preguntó.
- Lo sigo intentando - contesté.
- Cada día - añadí.
- Sigamos andando. Aún nos queda más de la mitad - dijo ella.
Al final llegamos justo para el atardecer. Era muy bonito el paisaje.
- Ufff... - suspiré al llegar.
- No es nada. Yo he escalado el everest - comenté para provocarla.
- No seas fanfarrón, Stefan - contestó ella entre risas abrazándome.
Nos sentamos en el suelo y contemplamos el anochecer. Cuando se hizo de noche volvimos a casa para cuidar de Emma.
Al llegar a la entrada de la mansión ella se paró y se puso en frente de mí para agradecerme lo que hacía por ella.
- Gracias por lo de hoy - me agradeció abrazándome.
- No hay de qué - le contesté viendo cómo aparecía Klaus.
Entonces me puse nervioso.
- Ya estaba nervioso. Pensaba que habríais hecho alguna estupidez - comentó sonriendo.
- Eso es muy típico de mí no de mi hermano, Niklaus - habló sin miedo.
- ¿Lista, querida? - le preguntó.
- Estoy lista - contestó sin miedo empezando a ir hacia él.
Entonces me vi obligado a sujetarle de la muñeca y oponerme.
- No - me opuse.
- Yo no lo haría - dijo él.
- No hay razón para que la pequeña Emma se quede sin padre - dijo haciendo que Luna se preocupara por mí.
- No, Stefan. Escúchame, tranquilo, ¿vale? - me dijo.
- Cuida de Emma. Te necesita - añadió.
- Iré. No quiero que haga daño a nadie. No hay razón para que te haga daño - siguió diciendo para abrazarme y besarme.
- Te quiero - me dijo sonriéndome.
- Te quiero - le dije con miedo a perderla.
La volví a besar entre lágrimas y entonces se separó de mí para irse con Klaus.
Cuando se fue entré a la mansión para cuidar de Emma. Allí me encontré con Artemisa.
- ¿Y mi niña? - me preguntó preocupadísima.
- Se ha ido con Klaus - contesté viendo como Ric venía y Artemisa me dejaba en mis brazos a Emma.
- Por fin llegas. Cuando he venido no había nadie salvo ella - contó viendo como Emma estaba durmiendo en mis brazos.
- ¿Dónde está Damon? - pregunté.
- Está rescatando a Caroline y a Tyler - contestó Ric.
- ¿Puedes coger a Emma un momento? - le pregunté a Artemisa.
- Claro - contestó ella cogiéndola mientras cogía el móvil para llamar a Damon.
Damon P.O.V
Tyler estaba transformándose por culpa de la luna llena y no teníamos mucho tiempo. De pronto Stefan me llamó.
- Mal momento, hermanito - contesté.
- ¿Qué estás haciendo? - preguntó.
- Salvar la situación - contesté.
- Espero que lo entiendas. Dile a Luna que no se mueva - añadí.
- Ya se ha ido, Damon - dijo.
- ¡¿Qué?! - exclamé.
- Ha venido Klaus. Se la ha llevado - me explicó.
- Yo lo arreglaré - dije colgándole.
Tyler estaba transformándose desde el suelo.
Estábamos Matt, Tyler, Caroline y yo.
- No sé si podré controlarlo. Marchaos de aquí - explicó Tyler.
- Tyler, todo irá bien - le dijo Caroline acercándose a él.
- ¡Marchaos! - gritó Tyler.
- Tienes tiempo. Ya casi hemos llegado - siguió diciéndole Caroline.
- Ahora me transformo rápido - contestó él.
- Tyler todo irá bien - dijo ella.
Tyler levantó la vista y miró a Caroline para ir hacia ella entonces me interpuse entre ambos haciendo que Tyler me tirara al suelo para intentar morderme. Al final acabé lanzándolo por los aires.
- ¿Damon? - me llamó Caroline preocupada.
- Estoy bien - contesté.
- Id a los sótanos. Si no pudo salir, no pudo entrar. Y si no, usadlas. Os darán unos segundos - les dije mostrándoles unas balas.
- Corred, corred - les dije para ver como empezaban a correr.
Luna P.O.V
Klaus me dejó con una bruja que me acompañó a al sitio del ritual.
- ¿Adónde vamos? - le pregunté.
- Por aquí - contestó.
- Eres la hermana de Luka, ¿verdad? - supuse.
- He oído hablar de ti. Luka y tu padre te estaban buscando - añadí.
- Pues perdieron el tiempo - contestó ella.
- No estaba perdida - añadió.
Entonces al fijarme bien vi cómo estaba Jenna tirada en el suelo inconsciente.
Me acerqué a ella y la llamé intentado que despertara.
- Jenna, Jenna, ¿Jenna? - le llamé.
- Vamos, despierta, Jenna, Jenna - dije preocupándome cuando noté que no tenía pulso ni respiraba.
De pronto despertó y entendí que no estaba muerta. Estaba en transición y ahora era vampira. Al cabo de un rato noté como me dolía mucho la barriga.
- ¡Ahh! - me quejé desde el suelo.
- ¡Dios mío! Estás embarazada y vas a dar alud - comprendió Jenna.
- Exacto - contesté quejándome por el dolor.
- Vale, vale. Rápido, túmbate - me dijo.
Me tumbé y ella se acercó a mi lado.
- Antes de nada, tengo que decirte una cosa y es que soy la diosa griega de la naturaleza - le expliqué viendo como despertaba Elena con dolor de cabeza.
Greta nos encerró a las tres en un círculo de fuego y yo me quejé por una contracción.
- ¡Ahhhh! - me quejé por una contracción.
- No creo que pueda aguantar más. Va a nacer ya - expliqué.
Damon P.O.V
Al llegar a casa llamé a Stefan. Artemisa se había ido con ellos así que únicamente estaba yo en casa.
- Damon - me contestó Stefan.
- No te va a gustar lo que te voy a decir - le expliqué.
- Ve al grano. ¿Va a hacerse el sacrificio o no? - me preguntó.
- Va a hacerse. He intentado impedirlo pero se ha complicado - seguí explicándole.
- Nos ceñiremos al plan original. Vamos a por Bonnie - explicó.
- Tiene a Jenna, Stefan - dije.
- Consiguió que Katherine la sacara de casa. Va a usarla como el vampiro del ritual - añadí.
Luna P.O.V
Ya estaba a punto, acababa de romper aguas y no paraba de salir ese líquido por mi entrepierna.
Gracias a que era diosa de la naturaleza hice que crecieran unas plantas para hacer de cama donde pudiera dar alud más cómodamente.
- ¿Cómo has hecho eso? - preguntó Jenna.
- Ya te lo he dicho, soy diosa - contesté jadeando entre lágrimas.
- ¡Ahh! - me quejé por el dolor.
De pronto Greta trajo a Jules para el ritual y la encerró en un círculo de fuego.
También estaba Elena que fue hablando con Jenna de lo que era ser un vampiro.
De pronto apareció Klaus.
- ¿Preparadas? - nos preguntó.
- Klaus, por favor, espera, voy a dar alud, necesito ayuda - le pedí jadeando.
- Necesito a mis hermanos - le expliqué.
- Está bien, dando alud no puedo romper la maldición - contestó molesto.
- Ven aquí, amor - le dijo a mi hermana.
- ¿Qué deseas, hermano? - le preguntó con una sonrisa. Parecía contenta.
- Ayúdale a tu hermana a dar alud - le dijo.
- Enseguida, hermano - contestó dejándole un beso en su mejilla.
Entonces se puso a susurrar varias cosas que no tenían sentido entre sí haciendo que me durmiera poco a poco.
Al despertarme me encontré con un bebé envuelto en una toalla y durmiendo en los brazos de Leah. Yo estaba vestida con un fino vestido. Me bajé de la cama algo débil provocando que desapareciera en cuanto mis pies tocaron el suelo.
- Llévaselo a tu madre para que lo cuide ella. Luego vuelve con nosotros cuando termines - le ordenó Klaus.
- Claro, hermano - contestó ella rodeándolo con su brazo.
- Leah, no le hagas caso, te está manipulando - le expliqué.
Leah soltó una carcajada y dijo.
- Ni te esfuerces, hermana. Es inútil. Es como si intentaras odiar a nuestros hermanos, pues yo lo mismo solo que con él - dijo mirando a Klaus entre carcajadas.
- ¡¿Cómo?! - exclamé incrédula al entender a lo que se refería.
- Lo que oyes - contestó ella.
- No, no le hagas caso, él no te quiere, no le importa nadie más que él y sus propios deseos - le expliqué.
Pero fue inútil, ella ya se había ido.
Al cabo de varios minutos volvió Leah que cogió la mano de Klaus con una sonrisa.
- La luna ha pasado su apogeo - comentó Greta cogiendo la piedra que le había dado Klaus.
- ¿Recuerdas lo que debes hacer? - le preguntó.
- Pues claro que recuerda lo que debe hacer - contestó Leah por él. Parecía furiosa.
- Leah, amor, debes esperar a que termine de hacer el ritual - le explicó Klaus.
- Claro - contestó. Parecía preocupada por él.
Greta echó la piedra en un cuenco y este empezó a arder.
Entonces empezó a recitar varias cosas en latín y Jules pudo salir corriendo hacia Klaus aunque Klaus en cuanto Jules se acercó a él le arrancó el corazón provocando que muriera. Cogió su sangre y la derramó en el cuenco haciendo que empezara a burbujear.
- ¿Funciona? - preguntó Leah.
- Funciona - contestó Greta.
Llegó el turno de Jenna y yo estaba tranquila porque sabía que la reviviría si Klaus la mataba.
- Vaya, vaya. No recuerdo que estés en la lista de invitados - comentó mirando a Stefan.
- Yo me encargo - dijo Leah yendo a por él.
- Quieta - le ordenó Klaus cogiéndola de la mano.
- Ya me ocupo yo - añadió.
- He venido a hablar - dijo Stefan.
- No le hagas caso, Klaus. Es una trampa - le dijo Leah furiosa con Stefan.
- Ya lo sé, querida - contestó Klaus tratando de calmarla.
- Como quieras - respondió Klaus para Stefan.
Se acercó a mi hermano con su velocidad vampírica y le preguntó.
- ¿Qué puedo hacer por ti, señor Salvatore? - le preguntó.
- No tienes que matar a Jenna. Yo ocuparé su lugar - le explicó Stefan.
- No lo sé - contestó él.
- Prefiero apreciar la simetría de cuatro mujeres. Cuatro diosas sacrificadas en el altar de la naturaleza - añadió.
- No juegues conmigo. Lo conseguirás de las dos formas - le dijo Stefan.
- Eres todo un héroe, ¿verdad? - comentó Klaus.
- En eso os parecéis tú y tu hermana - añadió.
- Hagamos un trato. Yo por Jenna - le propuso.
Ahí fue cuando me asusté.
- Menudo compromiso - comentó Klaus sonriendo.
Los dos se acercaron hasta donde estábamos nosotras.
- Es curioso, tanta charla sobre conservar a la familia y aquí está Stefan para cumplir tu deseo - añadió con cierto tono irónico para mí.
- Stefan - le llamé preocupada por él.
- Tranquila - me susurró.
- Bueno... elige, Luna - dijo Klaus señalando a Stefan y Jenna con una estaca de madera.
- No - contesté negándome a elegir.
- No te preocupes. No tienes elección - explicó corriendo hasta Stefan para clavarle la estaca de madera y hacerle daño.
- ¡No, Stefan! - grité entre lágrimas viendo como Leah sonreía complacida.
Mi hermano cayó al suelo debilitado mientras se quejaba por el dolor.
- Tengo otros planes para tu novio barra tu hermano - explicó.
- Lo quiero vivo - añadió.
- Pero, por ahora... - empezó a decir para romperle el cuello a mi hermano y dejarlo en el suelo inconsciente.
- Cuando estés lista, Greta - le dijo a Greta.
- Tu turno - dijo para Jenna.
- Tranquila, Elena. No te preocupes. Vivirá - le expliqué a Elena que estaba intentando mantenerse firme a pesar del miedo que tenía.
Entre tanto, Leah estaba coqueteando con Stefan.
- Hola, guapo - le dijo coquetamente viendo cómo estaba inconsciente en el suelo.
Jenna estaba corriendo y fue a alimentarse de Greta. Aunque de pronto Leah hizo con su mente que cayera al suelo y Klaus le clavó una estaca de madera provocando que muriera.
De repente Stefan se despertó y Leah continuó coqueteando con él.
Klaus recogió la sangre de Jenna y se la dio a Greta para que la echara en el bol.
- Lo siento mucho - se disculpó conmigo desde el suelo.
- No te preocupes - le dije mirándolo a los ojos.
- No, no le hagas caso a tu hermana, mírame a mí - le dijo coquetamente Leah sujetándole de la barbilla mientras se ponía de morritos para coquetear con él.
- Leah, ven aquí, amor - le llamó Klaus. Lo noté algo celoso en ese momento.
Llegó el turno de Elena que se resignó a huir y al terminar con ella al final me tocó a mí.
- Es la hora - me dijo extendiéndome la mano, sin embargo yo la rechacé.
Él me cogió la barbilla y me la giró para que le mirase.
- Gracias, Luna - me agradeció.
- Iba a decir "vete al infierno". ¿Pero sabes una cosa? por desgracia ser diosa me impide decir eso, aunque lo mismo te puedo lanzar una maldición, ¿sabes? - comenté con odio y un toque cómico al final.
Se mordió su muñeca y me obligó a beber de su sangre para después romperme el cuello y dejarme inconsciente en el suelo.
A la mañana siguiente me desperté. Estaba en mi cama, Emma y Nathan estaban en la misma cuna durmiendo abrazados.
Me dolía la cabeza, estaba mareada y tenía mucha hambre.
Salí de la cama y bajé abajo. Allí estaba Stefan preocupado.
- Necesito comer, tengo mucha hambre - me quejé algo cansada.
- ¿Qué haces fuera de la cama? Tienes que descansar - me explicó preocupado por mí.
- ¿Qué ha pasado? ¿Puedo comer algo? - pregunté nerviosa.
- Elijah nos ha engañado, Klaus sigue vivo, Elena está viva pero Jenna está muerta - contestó.
- ¿Y Damon? - le pregunté.
Estaba muy nerviosa.
- Damon está descansando, está muy débil pero se pondrá bien - me explicó.
Noté cierta preocupación en su tono de voz pero lo dejé estar.
- ¿Puedo comer algo? - le pregunté.
- Necesito comer, tengo mucha hambre - añadí mientras iba corriendo hasta la cocina.
Saqué una barra de pan, lechuga y varios tomates.
Al terminar de comerme todo eso seguía teniendo hambre.
- Todavía sigo teniendo hambre, no entiendo qué me pasa - comenté.
- Lo que te pasa es que tienes sed de sangre. Eres una vampira - me explicó Stefan.
- Necesitas beber sangre humana antes de que se cumplan las 24 horas desde tu transición o si no morirás tú y todos - añadió.
- Está bien - dije para calmarme.
- Pero esa es tu decisión, yo no puedo tomarla por ti, eso sería egoísta por mi parte. Aunque estaré contigo para apoyarte sea cual sea tu decisión - me explicó.
- Quiero convertirme en vampira. Dame una bolsa de sangre - contesté decidida.
Bajamos abajo y cogí una bolsa de sangre pero en cuanto empecé a beber de ella no podía parar. Menos mal que Stefan me paró cuando estaba por la mitad.
- No quiero que te pase como yo - me dijo cuando volvió a guardar la bolsa de sangre.
Me limpió la mejilla y me chupé su dedo que contenía la sangre que se me había derramado por la mejilla.
- Está muy rica - comenté sonriendo.
Ya estaba mucho mejor.
- ¿Y Jenna? - pregunté acordándome.
- La han enterrado - contestó.
- No, todavía puedo salvarla, déjame que vaya a verla - le pedí.
- Está bien - accedió al final.
Stefan P.O.V
Acompañé a mi hermana hasta la tumba de Jenna y allí empezó a revivirla. Yo debía de ser responsable y no permitírselo pero ya bastante tenía con que era vampira y le estaba mintiendo sobre el estado de Damon. Todavía no estaba grave pero si no encontraba la cura a tiempo podríamos perder a nuestro hermano mayor.
Todo esto iba de mal en peor.
Al terminar de revivirla cayó al suelo por el esfuerzo. Estaba jadeando.
No entendí como es que no le había afectado su oscuridad.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó.
- Te he revivido - contestó mi hermana.
- ¿Y Elena? ¿Está viva? - siguió preguntando.
- Sí. Está en vuestra casa - contesté.
Al irse Luna me preguntó.
- ¿Puedo ver a Damon? - me preguntó. Se notaba que estaba preocupadísima así que al final no pude resistirme y accedí.
- Vale - accedí al final.
Al llegar a casa fuimos a la habitación de Damon que al entrar en su habitación nos lo encontramos sentado en la cama.
- Hola - le saludó dulcemente nuestra hermana.
- ¿Qué hace ella aquí? - me preguntó molesto.
- Te dije que no la trajeras - añadió enfadado conmigo.
- Enhorabuena oficialmente ya eres vampira - comentó sin ánimos.
- ¿Por qué estás tan gruñón? - le preguntó mirándole a los ojos con una adorable sonrisa mientras le acariciaba.
Yo estaba preocupado de que se enterase de lo que le pasaba en realidad a Damon.
- ¿Pasa algo? - preguntó ella.
Ella era muy lista y sospechaba que pese a nuestros esfuerzos por encubrir la verdad acabaría descubriendo lo que pasaba en realidad con Damon.
- Os noto raros - añadió algo confusa.
Decidí salir afuera para dejar que Damon hablara un rato con ella.
Damon P.O.V
Estaba asustado por la idea de morir y que Luna sufriera por mí. Eso era nuevo en mí. En cuanto se fue Stefan le pregunté si quería tumbarse conmigo.
- ¿Quieres que nos tumbemos juntos? - le pregunté.
- Vale - contestó ella tumbándose en la cama a mi lado.
Nos tapamos con las sábanas y la besé con todas mis fuerzas como si ese fuera nuestro último beso.
- Quiero pedirte perdón. Hacerte beber de mi sangre fue un error. Y sé que no merezco que me perdones, pero... lo necesito - le expliqué con tristeza y amargura en mi voz.
Aunque aún así intenté no derrumbarme delante de ella y que me viera llorar.
- No te preocupes, te entiendo y te perdono - me contestó acariciándome dulcemente con cuidado hasta que se dio cuenta de mi herida.
- ¿Qué es esto? - me preguntó alarmada.
- Es una mordedura de hombre lobo - añadió dándose cuenta empezando a derramar lágrimas.
- Escúchame. No dejaré que mueras, ¿vale? Stefan y yo encontraremos una cura - me prometió seriamente.
Nunca la había visto tan seria.
- Nathan no puede perderte, ni Emma, ni Stefan, ni yo - dijo empezando a llorar.
- ¡Stefan! - le llamé como pude.
Cuando vino se lo confesé.
- Lo sabe - confesé.
Entre Stefan y yo la abrazamos e intentamos calmarla.
- Necesito beber sangre - dijo enfadada. Parecía que lo de ser vampira no lo llevaba muy bien.
Se separó de nosotros pero no la dejé bajarse de la cama.
- Tengo bolsas de sangre en mi habitación - expliqué besándola.
- No quiero perderte - me dijo llorando.
Stefan nos miraba también triste.
- Mi madre tiene que saber si hay una cura - explicó parando de llorar.
- Leah ha vuelto a convertir a tu madre en gata - le explicó Stefan.
- ¿Dónde está? - preguntó acariciándome.
- En su habitación con Chase - contestó Stefan.
Stefan se levantó y cogió una bolsa de sangre para dársela a nuestra hermana que estaba sedienta de sangre.
- Necesito más - se quejó aplastando la bolsa para beber de ella.
Cuando se la bebió entera todavía seguía teniendo sed.
- Quiero más - dijo sacando sus colmillos.
- No. Podrás beber más después de un rato - le dije abrazándola.
- Voy a ir a hablar con mi madre - me dijo besándome preocupada por mí.
Ya la notaba más calmada.
- Vale - contesté viendo cómo se levantaba de mi cama.
Luna P.O.V
Me levanté de la cama de Damon y me fui a la habitación de mi madre. Aunque Stefan me paró y pasó sus dedos por mis mejillas para recoger la sangre que tenía por las mejillas.
- Tienes sangre en tus mejillas - dijo mientras yo me chupaba su dedo que estaba repleto de la sangre.
- Te quiero - le dije abrazándole.
Me despedí y me fui a ver a mi madre.
- Hola, mamá. Chase - les saludé relamiendo mis labios que estaban repletos de sangre.
- Hola, cariño - me saludó Chase.
- Luna - maulló mi madre.
La cogí en brazos, hice que viniera una toalla con mi mente y la dejé encima de su cama tapándola con la toalla para después convertirla de nuevo en humana.
Al ponerse la túnica me abrazó preocupada por mí.
- ¿Qué os ha hecho Klaus? - preguntó con tristeza refiriéndose a mí y a Leah.
- Soy vampira, mamá. Y Damon va a morir si no hacemos algo, Tyler le mordió - le expliqué con miedo.
- Y Leah creo que está enamorada de su otro hermano, Klaus - añadí.
Chase me estaba mirando algo preocupado por mí lo que era raro y nuevo en él. Nunca me acostumbré a esa nueva faceta suya.
- Hay una forma de curar la mordedura de lobo. En realidad habían dos formas de curarla, pero ahora como eres vampira no surtirá efecto - me explicó.
- La otra forma necesito hablar con tus hermanos - añadió yendo a hablar con ellos.
Se notaba que ella también estaba preocupada por él.
Fuimos las dos a la habitación de Damon y allí les explicó la cura.
Stefan me rodeó con su brazo y mi madre explicó.
- Necesitáis la sangre de Klaus - explicó para mis hermanos.
- Si Damon bebe unas gotas de su sangre se pondrá bien - añadió tristemente para mí. Sabía que eso generaría una polémica entre Stefan y yo.
- Iré yo - dijo Stefan seriamente.
- Te acompaño - le dije al instante.
- Quiero ir contigo, puedo razonar con Klaus, puedo protegerte de él si hace falta - añadí.
- Por favor - le supliqué poniéndome de rodillas.
- Vale - accedió al final besándome mientras me ayudaba a levantarme del suelo.
- Cuídala - le pidió Damon empezando a toser sangre.
- ¡Damon! - grité acercándome a él para cuidarlo.
- No te preocupes, estoy bien - me dijo abrazándome para calmarme.
- No, no quiero que te mueras - le dije llorando.
- Os necesito - seguí diciendo entre lágrimas.
Todos me estaban mirando sin saber qué hacer para consolarme.
- Llévatela y hazla tuya - dijo Damon de pronto con un toque de humor en lo último.
- Te estás muriendo y tienes que hacer uno de tus chistes sexuales - comenté soltando pequeñas risitas entre lágrimas.
Stefan me besó e intentó que me pusiera caliente.
- Espera, arriba están, mmm... Emma y Nathan, durmiendo abrazados - expliqué entre besos.
- Deja que cuide de ellos - dijo Damon.
- No, Damon, en tu estado no dejaré que lo hagas - le dije seriamente entre lágrimas.
- Mejor los dejas que duerman juntos en esta cuna y así podré cuidar de tu hermano y vuestros hijos - propuso mi madre.
- Vale - contesté.
Fuimos a nuestra habitación y Stefan cogió a Emma en brazos y yo cogí a Nathan en brazos con cuidado de no hacerle daño.
Le dejé un beso en su pequeña mejilla y lo llevé abajo con su padre.
Al llegar abajo me acosté con Damon y dejé a nuestro hijo entre nosotros.
Stefan dejó a nuestra hija en la cuna cuidadosamente dejando que siguiera felizmente durmiendo.
- Os dejaremos unos minutos a solas - dijeron Stefan y mi madre a regañadientes que observaba la escena enternecida deseando que ella estuviera en mi lugar.
Damon y yo nos acurrucamos junto a nuestro hijo y aproveché ese momento para despedirme de él por si fuera la última vez que lo fuera a ver. Aunque si tuviera la oportunidad lo reviviría sí o sí, claro.
- Despídete de tu padre - le susurré entre lágrimas a nuestro hijo.
- Solo por si acaso - añadí.
- En el caso de que le fallara, os fallara y no pudiera traer de vuelta a tu padre - seguí diciendo provocando que rompiera a llorar.
- Eh..., tú eres muy fuerte seguro que podrás - me dijo Damon acariciándonos a Nathan y a mí.
- Tengo miedo - le dije llorando.
- Te quiero - me dijo depositándome un beso en mi frente.
- Bésame - le pedí.
- Por favor - añadí.
Instantáneamente me besó. Fue nuestro beso más largo y apasionado hasta el momento.
Al separarnos le miré su herida y le intenté curar con mis poderes para hacer que disminuyera el dolor pero solo conseguía que le doliera más a él y que me doliera a mí también.
- ¡Ahh! - me quejé entre lágrimas por el dolor.
- Lo siento - me disculpé cuando logré calmar mi dolor.
- No te preocupes, haces lo que puedes - contestó besándome.
- Vete con Stefan yo ahora no puedo hacer mucho para consolarte pero él seguro que sí - añadió al separarnos.
Me mordí la muñeca y le di de beber de mi sangre a Nathan. Salí de la habitación y mi madre se quedó cuidando de él.
Entre tanto, Stefan me besó y me cogió en brazos. Me llevó a nuestra habitación y allí se tumbó conmigo en nuestra cama.
- No te preocupes, lo arreglaré - me dijo entre besos.
Me quitó la blusa, la falda y terminó por dejarme desnuda a la misma vez que yo le quitaba la camisa para después dejarlo desnudo junto a mí.
- Ahora sí me puedes morder, hermano - comenté riéndome por las cosquillas que me producía al lamerme la mejilla.
- Si es lo que quieres... - dijo sonriendo.
- Sí, hazlo - contesté ansiosa.
- Vale - contestó mordiéndome el cuello para beber un poco de mi sangre.
- Mmmm... Me encanta - dije tiernamente para empezar a morderle a él su cuello y beber también de su sangre.
Corrimos las sábanas y nos tapamos con ellas.
Se subió encima de mí y me besó lentamente.
- Deberíamos ir a hablar con Klaus, tenemos que salvarle - le expliqué.
- Tienes razón - contestó mordiéndome el cuello para que gimiera.
- ¡Ahhh! - gemí.
- Te quiero, pero tengo miedo de que Klaus te haga daño - me dijo preocupado por mí.
- Pero si quieres venir a ayudarme puedes venir - añadió bajándose de mí.
Cuando se vistió y me vistió nos cogimos de la mano para ir a hablar con Klaus.
Al llegar nos encontramos con Katherine.
- Hola Katherine - le saludó mi hermano.
- Llevo dos días esperando. Ya debería estar libre de la orden de Klaus. ¿Por qué no está muerto? - se quejó.
- Ha habido complicaciones - intervine provocando que Katherine me mirara con celos.
- ¿Complicaciones? - preguntó indignada.
- Eso no importa. Tenemos que encontrarle ¿Sabes dónde puede estar? - le preguntó mi hermano.
Entonces cogió a mi hermano con su velocidad vampírica y lo puso contra la pared chistándole para que no hiciéramos ruido.
- Klaus, has vuelto - saludó Klatherine al abrirse la puerta de la entrada.
Yo me quedé al lado de mi hermano cuando Katherine lo soltó.
- Mira quiénes han venido a verte - añadió.
Estaban Klaus, Elijah y Leah pegada al brazo de Klaus.
- Siempre llegas sin avisar, ¿no? - comentó para mi hermano.
- Necesitamos tu ayuda - le dije.
- Vaya, así que una diosa necesita la ayuda de un vampiro - comentó. Pareció hacerle gracia y eso a mí me molestó.
- Para nuestro hermano - añadió Stefan.
- Sea lo que sea va a tener que esperar. Veréis, tengo una obligación con mi hermano que requiere atención inmediata - explicó.
- Sabes lo importante que es la familia, o no estarías aquí - le dijo Elijah a mi hermano.
- Mi hermano me prometió que me reuniría con los míos - añadió.
- Y así será - contestó clavándole la daga en su corazón provocando que se quejara por el dolor y acabara inconsciente en el suelo. Después con su velocidad vampírica corrió hasta mí y me cogió de la muñeca provocando que me quejara y mi hermano se pusiera nervioso.
- Y ahora, ¿qué voy a hacer con vosotros? - le preguntó a Stefan.
Pero de pronto se le ocurrió la idea de clavarme una estaca de madera en el costado.
- ¡Ahhh! - me quejé.
Era imposible pero me dolía mucho más que antes de ser vampira y aunque tardaba en curarse me curaba un poco más rápido que los vampiros normales.
- Klaus, déjala - le dijo Stefan.
Entre tanto, Katherine y Leah nos observaban.
- Solo queremos ayudar a nuestro hermano - le dije derramando una lágrima por el dolor.
- Mi madre divina, Artemisa, dice que la cura es tu sangre - expliqué.
- Hagamos un trato. Dame tu sangre y haré lo que tú quieras - añadí para que me sacara la estaca y me tirara al suelo para decir.
- Lo que quiero es de tu hermano porque no sé si lo puedo obtener de ti - dijo.
Cogió una bolsa de sangre y al echarla en un vaso le dijo a mi hermano.
- Bebe si no quieres que muera - le dijo acercándole el vaso pero me puse de lo nervios y me salió el impulso de beber más sangre.
- ¡Sangre! ¡Necesito más sangre! - grité quitándole el vaso para bebérmelo yo solita.
- Huy... Al parecer ella es peor que tú - comentó Klaus mirándome divertido como me bebía todas las bolsas de sangre y aún así quería más.
Cada vez que bebía más sangre quería más y más sangre y no podía parar.
- Voy a necesitar tu talento cuando deje este pueblo, querida - explicó Klaus para mí viendo como sacaba mis colmillos para devorar otra bolsa de sangre.
- No, no le hagas caso yo soy peor que ella, he matado a más gente de la que ella podría matar. Lleváme contigo - explicó Stefan que tenía miedo de que Klaus me convirtiera en una destripadora.
- Katerina, ven aquí - le llamó.
Ella le obedeció y le dio la mano. Entonces Klaus le mordió y la infestó. Klaus se mordió la muñeca y le dio a beber su sangre para que se le empezara a curar.
- ¿Quieres tu cura? - le preguntó
- Aquí la tienes - contestó por nosotros.
- Nada como la Madre Naturaleza - comentó haciendo que parase de beber sangre para ir hacia él furiosamente.
- ¿Sabes una cosa, Klaus? Yo soy la naturaleza, así que estás hablando en mi nombre - le dije hablando algo ebria por la sangre y enfadada.
- Ya pero has tenido a Emma y Nathan. Por lo que ahora eres madre - explicó Leah mientras coqueteaba con mi hermano.
- ¡Y tú! No coquetees con mi hermano - añadí señalando a Leah para volver a seguir bebiendo sangre.
- ¡Ya basta! - se quejó Klaus para que nos calmásemos.
- Bien, charlemos tú y yo - dijo para mi hermano con una de sus típicas sonrisas.
Cogió un cuchillo y se hizo un corte en la palma de su mano para derramar sangre en un frasquito.
Cuando terminó lo tapó y dijo.
- Aquí está ¿Quieres salvar a vuestro hermano? ¿Qué tal diez años de borrachera? - dijo.
- ¡No! - grité al terminar la bolsa de sangre.
Stefan estaba serio y yo estaba furiosa.
- Tengo grandes planes para ti cuando salgamos del pueblo - explicó.
- Dejé de beber hace tiempo - contestó mi hermano.
- ¿Qué tal si me llevo a tu hermana? - dijo agarrándome con fuerza mi muñeca.
- Espera - contestó él viendo cómo me calmaba poco a poco.
- Leah, llévate a tu hermana afuera - le ordenó Klaus.
- Enseguida, hermano - contestó ella para agarrarme de la mano y sacarme afuera.
- ¿Adónde vamos? - le pregunté.
- Damon se muere y Stefan necesita mi ayuda - añadí.
- Vamos a dar un paseo mientras volvemos a casa - explicó.
Por el camino fuimos hablando.
- Parece que lo de ser vampira no lo llevas muy bien. Eres peor que tus hermanos - comentó.
- Aunque por suerte no te ha pasado el problema de la sangre que me pasó a mí - añadió. No entendí a que se refirió en esa parte pero aún así decidí ignorarla y no contestar a su comentario. Estaba tan frustrada y tan enfadada que solo deseaba que Damon estuviera bien.
Al llegar a casa subí rápidamente a la habitación de mi hermano.
- ¡Damon! - grité en cuanto entré en su habitación.
Estaba tumbado en su cama y mi madre tenía un paño en la mano. Me lo dio y se fue para dejarnos solos.
Me acerqué a él y me llamó.
- Luna - me llamó débilmente.
- Tranquilo, Damon. Estoy aquí - le dije suavemente.
Tenía toda la cara empapada de sudor.
- Luna, vete de aquí. Te haré daño - me dijo.
- No, no lo harás - contesté.
- Llévate a nuestro hijo y a tu hija - me pidió.
- No malgastes fuerzas, Stefan está hablando con Klaus y va a conseguir la cura - le expliqué.
- Me quedaré contigo hasta el final. No voy a dejarte - añadí besándole.
- Vete de aquí - me pidió quejándose por el dolor.
- Eh..., eh..., eh... Tranquilo. Aguanta - traté de tranquilizarlo a la misma vez que me metía en la cama con él.
- Shhhh..., tranquilo. No pasa nada - le calmé rodeándole con mi brazo a la misma vez que le hacía caricias y le secaba el sudor.
- Está bien - añadí.
- No está bien, no está bien - contestó.
- Todos estos años, he culpado a Stefan. Nadie me obligó a quererla - explicó.
- Fue mi decisión - añadió.
- Fui yo el que se equivocó al elegir - siguió diciendo.
- No fuiste tú, fue Katherine que os obligaba a Stefan y a ti - le expliqué empezando a derramar lágrimas de tristeza y preocupación por mi hermano mayor.
- Dile a Stefan que lo siento, ¿vale? - me pidió.
- Dejaré que lo hagas tú, porque sé que vivirás - contesté.
- Esto es más infernal de lo que pensaba - se quejó débilmente.
- Aún hay esperanza - le expliqué viendo como Emma dormía abrazada a su hermanito pequeño, Nathan.
- Han sido mis decisiones las que me han traído aquí. Me merezco esto. Merezco morir - me explicó.
- No. No es verdad - dije tumbándome a su lado.
- No quiero vivir sin ti. No quiero decirte adiós - añadí besándole con tristeza.
- Me lo merezco, Luna, no pasa nada. Porque si hubiera elegido otras cosas no te habría vuelto a ver - me rebatió.
- O sí. Damon, eso no lo sabemos - expliqué.
- Lo siento mucho - se disculpó conmigo.
- Siento haberte hecho tanto daño y también siento no haber sido un buen hermano mayor - siguió diciéndome.
- Tranquilo. Te perdono - contesté intentando que no sufriera más con una sonrisa.
- Te quiero - me dijo haciendo que me acurrucara junto a él.
- Yo también - dije empezando a llorar preocupada por mis dos hermanos mayores mientras le acariciaba sus manos.
Le besé y él me agradeció todo lo que hacía por él.
- Gracias - me agradeció.
- No es nada - le contesté con una pequeña sonrisita de tristeza.
- Hola - dijo de pronto Stefan con el frasco que contenía la cura en su mano.
- ¡Stefan! - grité corriendo a abrazarlo.
- Cuidado con la cura - dijo acariciándome.
- Te ha soltado - dijo Damon para él mismo a la misma vez que Stefan iba a darle la cura.
Cuando acabó de darle la cura les abracé.
- Os quiero muchísimo a los dos. Muchísimas gracias - le agradecí.
- No hay de qué, hermanita - dijo Stefan besándome.
- Tenemos que hablar - explicó.
- ¿Qué pasa? - pregunté viendo como Damon se sentaba en su cama ya recuperado.
- Sé que tenéis muchas preguntas pero antes de nada quiero deciros lo más importante, Klaus me ha obligado si intentas obligarme para deshacer la orden de Klaus tendré que matarte, o a ti o Damon, o a Nathan o a Emma, él me ha dicho que tú puedes obligar a los vampiros a excepción de Leah, por ahora. Nos va a dejar una semana para estar juntos, después de esa semana tendré que irme con él - explicó.
- Entonces nos tendremos que casar durante esta semana - comenté entre lágrimas.
- No quiero perderos a ninguno de los dos - añadí.
- ¿Te das cuenta de lo que has hecho? Te va a perder - le dijo Damon furioso.
- Para, por favor, no te enfades con él. Únicamente lo ha hecho para salvarte y que no te perdamos - le expliqué logrando que se calmara un poco.
- ¿Y si nos casamos mañana? - propuso Stefan.
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