Prólogo
Olvidad esto, es el capítulo 22 de la primera temporada y lo pongo repetido porque voy a participar en un concurso.
A la mañana siguiente, me desperté abrazada por mi hermano, que se había despertando a la misma vez que yo. Por lo que me besó en la mejilla y yo sonreí por la satisfacción. Le miré a su cara y susurré sonriendo.
- Buenos días - susurré.
- Podría acostumbrarme a esto - dijo tiernamente.
- Ya es de día, dormilones - dijo Damon que estaba sentado al borde de la cama.
Por lo que nos llevamos un buen susto y nos pusimos boca arriba rápidamente.
- ¡Oh! ¡Damon, por favor! - exclamé molesta mientras Stefan me ayudaba a taparme con las sábanas a la misma vez que él se tapaba también.
- ¿Qué estás haciendo? - preguntó Stefan mientras nos tapábamos con las sábanas.
- Oh, no seáis tan mojigatos - dijo sin más.
- En serio, ¿qué haces aquí? - preguntó Stefan.
Damon rodó sus ojos y contestó.
- Si veo algo que no haya visto nunca, os doy un dólar. Bueno da igual he venido a despertaros y a deciros que hoy es la fiesta de los fundadores, así que a arreglaros, hermanitos -dijo Damon.
- ¿Es enserio? ¿enserio tienes que interrumpirnos siempre? - pregunté un poco molesta.
- Bueno, me gusta molestar a Stefan, eso ya lo sabes, y como eres nuestra hermana y te has instalado en la cama de Stefan. Ergo... - contestó mientras se iba.
- Sabéis, empieza a gustarme esto del ménage-a-trois en equipo. Tiene cierto toque..., picante - dijo mientras iba a arreglarse a su habitación.
Cuando se fue, Stefan me cogió la mano y me la besó dulcemente a la vez que decía.
- Vamos - dijo levantándose de la cama.
- Oh, no. Ven aquí - dije tiernamente mientras se giraba y yo le abrazaba.
Nos besamos mientras le acariciaba con mi mano la barbilla delicadamente.
- No deberíamos... - dijo Stefan poniendo su mano cerca de mi pecho.
- Shhh - dije alzando mi dedo entre mi barbilla y la de él en señal de que se callara.
Sonreí y nos dejamos llevar. Al momento los dos empezamos a reírnos y nos metimos bajo las sábanas.
- Bueno, vamos a arreglarnos - dijo mi hermano mientras nos retirábamos las sábanas para poder respirar mejor.
- ¿Todavía conservas los vestidos que te compraba padre? - preguntó Stefan
- Sí, me voy a poner el mismo vestido que me puse el día que os perdí - contesté un poco triste acordándome.
- ¿Estás bien? - preguntó cogiéndome la mano.
- Sí, tranquilo, no es nada, es solo que me he acordado del día en que os perdí - contesté sonriendo.
- Bien, pues yo me voy a poner el mismo traje que me puse aquel día - dijo Stefan.
- Oye, ¿por qué volviste a Mistic Falls? - pregunté.
Esa pregunta le sorprendió un poco, creo que tenía miedo de decírmelo, lo vi en sus ojos, por lo que le dije.
- Da igual, si no quieres decírmelo, me da igual, no importa - dije poniendo mi mano en su hombro para que no estuviera nervioso.
- No, te mereces la verdad, eres mi hermana y te la diré. En realidad volví a Mistic Falls para conocer a Elena porque si está viva es gracias a mí. Pero entonces fue cuando te vi y mi mundo se puso patas arriba. No quería liarla por si no eras mi hermana, por eso actúe con normalidad como si fueras una amiga y después mi novia. Me asustó un poco después descubrir que eras mi hermana y nos acostamos, es decir, a mí me daba igual, me encantó, pero no quería hacerte daño. Además luego me contaste que fue tu primera vez y me sentí culpable pero a la vez orgulloso de que tu primera vez hubiera sido conmigo. Porque te amo, eres mi hermana pequeña y sé que está mal quererte de esa forma pero así es como te quiero y punto - dijo haciendo que se me saltaran las lágrimas, ese pequeño discurso me emocionó, todas esas palabras que iban dedicadas a mí hicieron que se me saltaran las lágrimas.
- No me importa si eres mi hermano, lo que me importa es que yo te quiero y tú me quieres. Por eso estamos juntos - dije conmovida a la vez que le cogía la mano entre lágrimas.
- Gracias - le dije de corazón.
Con mi mente saqué del armario el vestido y decidí ponérmelo en el baño, no porque tuviera vergüenza de mi hermano, sino porque quería que fuera una sorpresa.
Cuando nos vestimos los dos salí del baño para que me viera y dijo.
- ¡Guau!, parece que estamos otra vez en 1864, hermanita - dijo con su traje de 1864.
Yo no dije nada, no podía dejar de mirarlo con ese traje del que me enamoré cuando era pequeña, simplemente me quedé sin palabras.
- ¿Luna estás bien? - preguntó Stefan confuso despertándome del trance.
- Ah, sí, yo genial - dije limpiándome la baba que iba a caerse de mi boca.
Stefan me rodeó con el brazo y comentó.
- Como en 1864, eh..., hermanita - comentó.
- Sí - contesté sonriendo con mi característico brillo de ojos que ponía al ver a Stefan cuando éramos pequeños.
Cuando llegamos al instituto e íbamos andando nos encontramos con Damon que se había vestido con una camisa negra que como siempre, había dejado sin abrochar una parte, dejando escote. Se veía muy guapo y tentador.
- Míralo, qué retro - comentó Damon, que no dejaba de mirarme al igual que yo.
- Estás muy guapo, Damon - comenté con un poco de timidez.
Damon me lanzó una de sus miraditas que me lanzaba cuando quería indicar que nos acostásemos.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó Stefan un poco serio.
- ¿No puedo venir? - preguntó.
- Bonnie desactivó el invento de Gilbert, Isobel, se ha ido, y es nuestra fiesta - añadió sonriendo por lo último mientras me cogía la mano para besarla.
- He venido a disfrutar y a robarte a tu novia - dijo pegándole una palmadita en la espalda a Stefan mientras me miraba.
- Pues lo siento, porque no vas a poder robar a su novia - dije molesta por el comentario de Damon a la vez que me pegaba más a Stefan.
Stefan sonrió y dijo.
- No empieces otra vez - dijo rodeándome con su brazo.
- Ohh, empezaste tú, Stefan, con eso de: "me siento inseguro, deja a Luna en paz" - comentó Damon como si nada.
- Solo me estoy divirtiendo - siguió diciendo Damon.
- Bueno, ya me oíste - dijo Stefan.
- Damon, Stefan por favor, no empecéis otra vez, no me gusta veros pelearos, sois mis hermanos y os quiero - dije un poco nerviosa pegándome más a Stefan.
- ¿Cómo? ¿Qué? - preguntó Damon haciéndose el sordo.
Stefan se rió un poco y Damon dijo.
- No tienes sentido del humor, Stefan - dijo Damon.
- En realidad no tengo sentido de cierto humor - dijo Stefan mientras nos íbamos.
- ¿Cómo? Espera. Lo entiendo, lo entiendo. Soy mejor y más atractivo que tú y como Katherine ya no me interesa te da miedo que ahora centre mi atención en Luna - dijo mirándome cuando se puso delante de nosotros.
- Pero tranquilo, Luna no es Katherine - añadió.
Stefan asintió y contestó.
- Exacto, no lo es - contestó cogiéndome la mano mientras me la acariciaba.
Entonces apareció Katherine y grité.
- ¡Katherine! - grité furiosa y dispuesta a utilizar mis poderes.
- Luna, espera soy yo, Elena - dijo Elena.
- Ah, sí claro, lo siento - me disculpé avergonzada.
- No te preocupes - contestó.
- Menos mal, pensaba que eras la zorra de Katherine - dije disculpándome.
- ¿Te has puesto celosa por nuestro hermanito? - preguntó Damon.
No contesté, sabía que quería provocarme, simplemente le lancé una mirada furibunda. Entonces entre Stefan y yo le contamos que su padre era el tío John.
- Jeremy me odia y sabe lo de Luna, que es diosa de la naturaleza y todo eso. Leyó mi diario - dijo haciendo que se preocuparan mis hermanos y yo.
- ¿Qué? - preguntó Damon.
- Sí, lo siento - contestó Elena disculpándose.
- No te preocupes, gracias por contárnoslo - dije.
- Se acabó, voy a matarlo, si le cuenta a alguien que Luna es diosa de la naturaleza me lo cargo - juró Damon.
- Damon, no - le dije mirándole a los ojos.
- Vale - contestó rodando sus ojos a regañadientes.
Carol presentó a la banda de música del instituto y entonces Elena se fue con Bonnie a la carroza para prepararse.
- Un gran aplauso para la banda del instituto de Mystic Falls - dijo Carol mientras empezaba a sonar la música de la banda.
Yo me quedé entre mis hermanos.
- Así que no quieres ir en la carroza porque prefieres quedarte con nosotros - dijo Damon mirándome de esa forma tan especial en la que me miraba.
- No lo estropees, Damon - contesté cogida de su brazo y el de Stefan.
- Y..., para recordar nuestra historia, los alumnos del señor Saltzman han recreado la batalla de Willow Creek - continuó diciendo Carol mientras iba pasando la carroza en la que iban Jeremy, Tyler y otros cuantos más haciendo de soldados. A mí me dio un poco de pena al acordarme de cuando Damon se tuvo que alistar en el ejército por culpa de padre. Por lo que le miré con pena a sus bonitos ojos azules, pero me alegré de tenerlo a mi lado durante este día.
Damon me miró, yo me hice la tonta y miré a Stefan.
- Te has acordado del día en que tuve que alistarme en el ejército, ¿verdad? - dijo Damon un poco serio.
- Sí, te eché mucho de menos, creí que no volvería a verte - confesé acercándome más a él.
- ¿Cuidaste bien de ella? - preguntó para Stefan.
- Claro, día y noche - contestó Stefan.
- Aunque no hubo quien la consolara, tuve que quedarme durante esa temporada a dormir junto a ella - añadió acariciándome la mano un poco serio.
- ¿Y padre? ¿Se metió con ella? - siguió preguntando Damon.
- De vez en cuando, pero menos mal que siempre estaba para defenderla - contestó Stefan acariciándome.
- Gracias - les dije mirándoles a cada uno.
Simplemente me sonrieron y lo dejaron estar.
- Señoras y señores, con ustedes... La corte de la deslumbrante Miss Mystic Falls y sus apuestos acompañantes. La señorita Caroline Forbes, Miss Mystic Falls - dijo Carol mientras iba pasando la carroza.
Después pasó la camioneta con el equipo de fútbol de Mystic Falls y me fui a hablar con Jeremy para que entrara en razón. Con lo que me despedí de mis hermanos pero Damon quiso acompañarme con lo que tuve que acceder. Antes de llegar que quité el vestido y me puse mi ropa normal. Cuando salí del baño, me encontré de bruces con mi hermano.
- ¡Ah!, Damon, no hagas eso - dije un poco molesta pero decidí dejarlo estar.
- Me gustas más así - comentó mi hermano mientras me guardaba el vestido en la mochila que había traído.
- ¿Puedes llevar esto al coche? - pregunté.
Él asintió pero dijo antes de irse.
- El otro look no te va nada - dijo cogiendo mi mochila para dejarla en su coche.
- Gracias - dije cuando volvió, sabía que lo decía de corazón, conocía esa mirada que ponía cuando decía algo de corazón.
- Jeremy... - dije un poco nerviosa.
- Así que eres diosa, ¿no? - dijo sin más.
- Sí, lo siento, pero es complicado, no puedo explicarlo - dije nerviosa, mi hermano nos estaba viendo, estaba ahí para cuidar de mí.
- Pero, Jer, eres mi hermano - dije.
- No, ese es tu hermano - dijo señalando a Damon.
- Bueno, pues eres el hermano de Elena y para mí Elena es una amiga y como su amiga quiero ayudar a su hermano. Así que dime, ¿qué puedo hacer? - dije intentando mantener la calma.
Jeremy se lo pensó durante unos segundos, pero al final dijo.
- Vete al infierno - dijo levantándose de la mesa en donde estaba comiendo mientras se iba afuera.
Damon escuchó lo que me dijo y fue a por él, solo para defenderme.
- Tengo tantos sentimientos, pero no sé como expresarlos. Ser adolescente es tan duro - dijo mientras yo salía del Mystic Grill para ir con Stefan.
- Imbécil - le dijo Jeremy.
Damon se puso serio y le dijo.
- A mí no me puedes hablar así, no soy Luna. Y a partir de ahora a ella tampoco le hables así - dijo sujetándole del brazo.
- ¿Vas a matarme porque he herido los sentimientos de tu hermanita pequeña? - preguntó indiferente.
- Relájate un poco - contestó mi hermano.
- Me borró la memoria - replicó Jeremy.
- No, lo hice yo. Ella te protegió - admitió Damon.
- No debió decidir por mí - dijo Jeremy que se disponía a marcharse.
Damon vio que intentaba irse y le sujetó una vez más el brazo tirándole con fuerza para que se quedara donde estaba antes.
- Suéltame o montaré una escena - aseguró.
- Estarás inconsciente antes de abrir la boca - contestó mi hermano.
Entonces Stefan y yo intervinimos.
- Déjalo - dijo Stefan mientras se ponía entre los dos.
- ¿Estás bien? - pregunté.
- Sí - contestó.
- Lo que nuestro hermano intenta decirte es que no culpes a Luna por esto. Damon convirtió a Vicki, yo la maté. Era una amenaza para ti y también para Luna. Siento que ocurriera, de verdad - explicó Stefan mirando a Jeremy.
- No debió hacerme olvidar - dijo yéndose sin más.
- Poli bueno, poli malo. Me gusta - comentó Damon mientras me iba un rato con él.
- ¿Qué estás haciendo? - preguntó Stefan.
- Es imbécil - contestó Damon.
- La relación de Luna con Jeremy no es asunto tuyo, déjalos - dijo Stefan que como yo estaba aquí intentó no regañarle demasiado.
- Solo hay un puesto de héroe disponible - dijo Damon.
- Damon, por favor deja tus bromas para luego - dije yo intentando que no hubiera pelea.
- ¿Ni siquiera puedes hacerle caso a tu hermana de la que estás enamorado? - le preguntó Stefan defendiéndome.
- ¿Qué es lo que quieres? Los tres sabemos cuáles son tus intenciones - añadió a la vez que me acercaba a él para darle mi apoyo.
- ¿Ves?, ya estamos con el número de los celos otra vez. Vamos, dime cuales son mis intenciones, ilumíname por favor - dijo Damon.
- Sabes, Damon, solo funciona si te mueve tu deseo de hacer algo bueno a cambio de nada - dijo Stefan.
- Ya - contestó Damon.
- Y sé que eso es totalmente inconcebible para ti. De verdad, es normal que no lo entiendas - dijo mientras nos íbamos.
- En realidad te equivocas, hermanito, por Luna haría lo que fuera y los tres lo sabemos - afirmó Damon.
Fuimos a dar una vuelta para hablar de cosas y relajarnos de Damon.
- Damon se ha enfadado antes con Jeremy simplemente porque me dijo que me fuera al infierno y la verdad es que es la primera persona que me lo dice directamente como si nada aún sabiendo que soy diosa y podría acabar con él en cuestión de mini segundos - comenté cogiéndole la mano para que se relajara.
Stefan me miró y me sonrió.
- Por una parte me alegro de que Damon te haya defendido pero por otra no me gusta que se meta en tu relación con Jeremy, me da la impresión de que Damon ahora se está comportando como padre - contestó mi hermano.
- Sí, es verdad - dije riéndome un poco mientras andábamos cogidos del brazo. Me encantaba lo que tenía con mi hermano, era mágico, sabía que podía confiar en él y me sentía cómoda a su lado.
- ¿Te lo imaginas? - pregunté riéndonos.
Damon apareció y me cogió del brazo diciendo.
- Hola - dijo.
- ¿Qué haces? - pregunté, parecía nervioso.
- Salvarte la vida - contestó Damon.
- En menos de quince palabras, los de la tumba están aquí. Van a por las familias fundadoras - añadió.
- Llévatela, ahora - siguió diciendo para Stefan.
- Soy una diosa, puedo ayudar en algo, tengo poderes. No me dejes al margen, Damon, quiero ayudar - dije decidida.
- ¿Siempre has sido tan cabezota? - preguntó Damon.
- Si se trata de mis hermanos, siempre - contesté con firmeza.
- Espera, espera. ¿Dónde vas? - preguntó Stefan.
- Eso son más de quince palabras - contestó Damon mientras se iba.
- Espera, Jeremy y Elena están por aquí - dije.
- Los encontraremos, vamos - dijo Stefan.
Decidimos irnos con los demás a la plaza para escuchar lo que tenía que decir el alcalde.
- Desde hace ciento cincuenta años Mystic Falls ha sido la clase de pueblo que todos llamamos hogar. Seguro, próspero, acogedor. Gracias a nuestros fundadores, por eso quiero dedicar los fuegos artificiales de esta noche a su memoria - dijo aplaudiendo al final de su discurso a la vez que todos lo hacíamos también.
- Disfrutad - dijo en medio de los aplausos y los vítores.
Comenzaron los fuegos artificiales y Carol se levantó para irse con el alcalde.
- No te separes de mí - le susurró el alcalde.
Entonces Stefan y yo fuimos a buscar a Elena y a Jeremy. Por lo que le mandé un mensaje a Elena y me dijo que ella estaba a salvo, que iba a buscar a Jeremy y que no me preocupara.
De pronto a Stefan empezó a dolerle la cabeza y a mí me comenzó a sangrar la nariz por el orificio derecho, me sentía extrañamente débil.
- Es el invento - dije aturdida.
Nos habíamos parado en frente del Mystic Grill justo a unos metros.
- ¿A ti también te afecta? - preguntó.
- Sí, pero no de la misma manera que a vosotros por lo visto - dije mareada.
Estaba arrodillada en el suelo como podía, intentando ayudar con mis poderes de curación a mi hermano, pero por lo visto solo hacía que me sintiera peor hasta el punto que noté que me ardían las manos del esfuerzo que hacía.
De repente vino un hombre que iba a clavarle una aguja de verbena a mi hermano y a mí pero por suerte vino Ric diciendo.
- ¡Eh! Yo me ocupo de estos. Hay otro allí, toma esto. Vamos, vamos - dijo señalando entre la multitud a la vez que le daba la estaca de madera.
El hombre se fue y Ric vino corriendo hacia nosotros.
- Levantad - dijo mientras primero levantaba a Stefan y luego me levantaba a mí que estaba aturdida y todo daba vueltas a mi alrededor.
Ric vio las palmas de mi mano y dijo.
- ¿Qué te ha pasado? - preguntó.
Yo estaba sudando.
- No sé - contesté, necesitaba sentarme.
- Ya, no sois los únicos. Se están llevando a todos los que han caído. Les inyectan verbena - dijo Ric mientras llevaba a Stefan al pequeño callejón que había bajando las escaleras, estaba al lado del Mystic Grill.
- ¿Qué? - pregunté débilmente a la vez que me iba apoyando lentamente para no caerme en la barandilla.
- Por favor lleva a mi hermana, ella está peor - dijo Stefan cuando estaban a mitad de camino.
- No le hagas caso - contesté rápidamente mientras seguíamos bajando.
Ric miró primero a Stefan y luego a mí, pero decidió llevar a Stefan hasta abajo.
Cuando bajamos me caí de bruces al suelo, no estaba inconsciente, simplemente me fallaron las piernas por el esfuerzo.
Ric dejó a Stefan en el suelo y vino a ayudarme.
- Eh, ¿estás bien? - preguntó a la vez que me daba su mano para ayudarme a sentarme en el suelo.
- Se me pasará - contesté con una pequeña sonrisa que era indudablemente fingida.
- Entonces están cazando a los vampiros - añadí preocupada, hasta que me di cuenta de que podrían haber pillado a Damon, fue ahí cuando me puse histérica.
- Damon, seguro que tienen a Damon - dije histérica a pesar de estar aturdida, por lo que en cuestión de segundos me di cuenta de que me empezaba a faltar el aire.
- Luna, tranquila, no te pongas nerviosa o te ahogarás - dijo Ric al verme como empezaba a tener la respiración agitada.
- Seguro que estará bien, iré yo, quédate con tu hermano a descansar, estas agotada - dijo mientras se iba, subiendo las escaleras.
En cuanto se fue como era cabezota cuando se trataba de mis hermanos le dije a Stefan.
- Voy a por Damon, quédate aquí o ven conmigo, me da igual, pero quiero ir a salvarlo - dije mientras me ponía de pie lentamente.
- Eh - dijo cuando estaba comenzando a subir lentamente las escaleras.
Me giré y él me dijo.
- Voy contigo - dijo levantándose.
Subimos las escaleras y Stefan me extendió su mano al ver como estaba pero yo la rechacé diciendo.
- Tranquilo, se me pasará, no es nada - dije mientras íbamos corriendo a la consulta del padre adoptivo de Elena.
Unos metros antes de llegar, me caí rendida al suelo, no podía más. Stefan se dio cuenta de que me había caído al suelo, pero sin embargo ya era tarde. Un hombre vino a por mí y me clavó una aguja por lo que le supliqué entre lágrimas por el dolor.
- Por favor vete, ponte a salvo y luego vuelve si quieres a salvarme - dije suplicándole.
Stefan me hizo caso a regañadientes mientras apretaba sus dientes por lo furioso que estaba y se fue.
El hombre que me había inyectado la verbena dijo cuando me sacó la aguja.
- Parece que no funciona la verbena con este - dijo.
- Prueba otra vez - dijo otro hombre a la vez que le pasaba otra aguja de verbena.
- ¡Auch! - me quejé cuando me la volvió a clavar.
Pero no surgió efecto, por lo que me volvieron a clavar otra una y otra vez.
- Bueno, ya está bien, da igual, está tan débil que no responde a nada, venga llevémosla con los demás - dijo un hombre mientras entre los dos me cogían de cada brazo y me llevaban a donde se suponía que retenían a los demás.
Damon P.O.V
Después de que John matara a Anna unos hombres trajeron a una chica que estaba malherida pero estaba consciente. La tiraron como a un objeto cualquiera y cayó a mi lado.
- ¿Damon? - preguntó entreabriendo sus ojos lentamente.
Me quedé de piedra unos instantes. Era Luna, había venido a por mí pero ¿cómo le había afectado el invento si era una diosa? Lentamente se acercó a mí para acurrucarse junto a mí entre lágrimas y diciendo débilmente.
- Siento haberte tratado tan mal - dijo mirándome con tristeza.
No podía moverme por la verbena y tampoco contestarle, quería hacer algo pero no podía. Por lo que me prometí que si salíamos de esta iría a por quien le hubiera hecho esto a Luna.
John miró a Luna, se acercó a ella y le dijo.
- Es triste que vayas a morir junto a tu amado hermano. Ah, no, espera si no puedes morir, entonces lo que te espera será peor. Te sentirás culpable durante toda tu eternidad por la muerte de tu hermano mayor - dijo burlándose de ella, por lo que ella solo se pegó más a mí y lloró más. Pasó sus delicadas manos que ahora estaban llenas de quemaduras para agarrarme de cada lado del cuello de mi camisa. Hundió su cabeza en mí llenando de unas pocas lágrimas mi pecho, estaban fresquitas y me ayudaron a curar unas pocas heridas. No podía dejar de mirarle con tristeza por no poder hacer nada. Era tan guapa y tenía un corazón tan puro. Siempre quería lo mejor para los dos y no le importaba salir perdiendo ella.
John se separó de ella y se fue a por una botella de aceite para echárnoslo por encima. Cuando nos roció con el aceite fue subiendo las escaleras hasta salir del sótano y desde allí le prendió fuego. Por lo que de repente empecé a sentir la piel de Luna como cambiaba, parecía como si se estuviera convirtiendo en un dragón, ya que empecé a sentir que tenía escamas en vez de piel.
- Luna, no - le dije.
Estaba débil y no quería que se desmayara, aunque Luna no me hizo caso, acabó convirtiéndose en dragona y se acurrucó junto a mí para protegerme de las llamas.
- Calla, déjame protegerte, me toca a mí, ¿recuerdas? - me dijo tapándome con su ala derecha de dragona.
De pronto nos encontramos con el alcalde, por lo que dije débilmente.
- Alcalde - dije.
Luna miró al alcalde y le dijo.
- Venga aquí con nosotros, hay sitio para uno más, mis escamas os protegerán del fuego y del humo - dijo ella, siempre tan dispuesta a salvar el mundo y a su gente.
- ¿Es usted? - pregunté.
- ¿Qué hacéis vosotros aquí? - preguntó.
- Soy un vampiro - dije omitiendo lo que era mi hermana, por si le sentaba mal que se lo dijera.
- Y yo soy diosa de la naturaleza, pero aún así me ha afectado el invento - añadió mi hermana.
- ¿Cuál es su excusa? - pregunté mientras me iba recuperando gracias a mi hermana, que se estaba esforzando por curarme.
- No lo entiendo, la verbena no le afectó. No es un vampiro. ¿Qué es usted? - pregunté mientras nos íbamos acercando Luna y yo.
Por lo que como se iba alejando de nosotros acabó sentado en el regazo de un vampiro que dijo.
- Alcalde Lockwood - dijo mientras en cuestión de segundos le rompía el cuello.
- Hermanito, ¿estás mejor? - preguntó mientras una gran gota de su sudor me caía en la cara.
No quería regañarla, sabía que debía, pero ya bastante tenía con que estaba haciendo un esfuerzo monumental por protegerme y curarme las heridas.
- Sí - contesté un poco triste.
- Vámonos de aquí - añadí intentando levantarme.
- Espera, las llamas, no puedo controlarlas, estoy demasiado débil, a mí no me afectará el fuego pero a ti, sí. Prefiero esperar a que venga alguien a apagar el incendio - contestó.
-¿Qué? No, Luna, te verán convertida en dragona, sabrán que tienes poderes y la gente se dará cuenta de que eres diosa, me niego. Lo siento - le dije a la vez que caían lágrimas de mis ojos.
- No me importa, con tal de que estés vivo - dijo sonriendo mientras se le caía una lágrima encima de mí.
- Por favor, siento hacerte esto, pero eres mi hermano, hazlo por mí - añadió a la vez que se cerraba más junto a mí con su cola.
- Está bien - dije tumbado boca arriba para acariciarle un poco su barriga.
De repente se le cayó una viga de madera que estaba ardiendo. Sus patas le empezaron a temblar lo que significaba que le estaban empezando a fallar las fuerzas. Pero siguió aguantando a pesar de tener la viga encima suya. No podía quitársela porque en cuanto utilizara su mente para quitársela de encima le fallarían las fuerzas y ella lo sabía muy bien. Pero no dijo nada al respecto.
- Luna, te prometo que encontraré y mataré a los que te hayan hecho esto, te lo juro - dije sabiendo que me regañaría por lo que le había dicho.
Ella no dijo nada, simplemente se quedó ahí aguantando por mí.
- Te quiero - dijo entre lágrimas.
- Lo sé, yo también te quiero - le contesté sonriéndole con dulzura, algo que era impropio de mí, de verdad este amor por mi hermana pequeña me estaba volviendo loco.
De repente las llamas se atenuaron por lo que le dije.
- Luna no hagas eso te debilitarás - dije regañándole un poco.
- No soy yo, hermanito - contestó.
- Perdóname - me disculpé.
- No importa - contestó.
- Es Bonnie, creo que Stefan viene a salvarnos - añadió.
De repente escuchamos unos pasos y nos encontramos con Stefan, pero Luna no se podía trasformar en humana por lo que dejó que Stefan me llevara arriba, aunque Luna tardó en subir convertida en humana. Al cabo de un rato salió convertida en humana con la ropa destrozada y hecha harapos. Estaba fatal, jamás la había visto así y me sorprendí de que todavía se pudiera mantener en pie. Era tan fuerte que en ese momento me sentí orgulloso de ella. Entre Stefan y yo la cogimos para que no se cayera. Después vino la sheriff y me fui para hablar con ella. Stefan se quedó con Luna.
Stefan P.O.V
- Gracias - dijo Luna mientras se me llenaban los ojos de lágrimas por verla en ese estado.
- Es mi trabajo - contesté dejando que se sentara en la acera para no agobiarla y dejarle respirar.
Cuando nos sentamos ella se echó encima de mí y me dijo llorando entre lágrimas.
- Te quiero - dijo mientras le acariciaba.
- Vámonos a casa - dije.
- Vale - dijo levantándose con mucho esfuerzo, pero no quería agobiarle, fue por eso que me despisté y cayó al suelo. Por lo que no pude impedir que alguien llamara a una ambulancia y se la llevaran al hospital aún así fui al hospital para cuidar de ella allí .
Damon P.O.V
Había terminado de hablar con la sheriff y me iba a ir a casa para ver cómo estaba Luna y decirle que era la mejor hermana del mundo y más tonterías cursis que sabía que le encantaba escuchar cuando se las decía yo. Sin embargo me la encontré como si nada sentada en un banco de la plaza que había en frente del Mystic Grill. Estaba allí tan sonriente, con su ropa impecable y con una pierna cruzada. Cuando me vio me dijo.
- Damon, no sabes cuanto te quiero - dijo abrazándome.
Había algo en ella que no cuadraba pero lo dejé estar y decidí no preocuparme.
- Vamos a casa a acostarnos - dijo como si nada.
- ¿Y Stefan? ¿no estaba contigo? - le pregunté confuso por su reacción.
- Sí, pero me ha dicho que me acompañes tú a casa para poder hablar de lo sucedido - dijo besándome.
- Vale, vámonos - contesté confuso.
Fuimos hasta casa en mi coche y cuando llegamos nos paramos en el porche y le dije.
- Déjame que te ayude con eso - le dije mientras soltaba las cosas que me daba en el suelo.
Entonces decidí empezar a confesarle porque había venido a este pueblo de nuevo.
- Vine a este pueblo para destruirlo y esta noche he intentado protegerlo - confesé.
- Porque me di cuenta de que tú estabas viva y tenías una vida en este pueblo, por esa razón no quería destruirlo, no quería destruir tu vida, porque te quiero como nunca he querido a nadie - añadí.
- No soy un héroe, Luna, yo no hago el bien, aunque muchas veces intente hacerme pasar por héroe, solo lo hago para que no te lleves una decepción de hermano - seguí explicándole
- No es lo mío - dije.
- Pero a lo que voy es que quiero darte las gracias por lo que has hecho hoy - seguí diciendo.
- De nada - me contestó.
Le di un beso en la mejilla para coger sus cosas y llevárselas arriba pero de pronto ella me besó.
Estuvimos un rato en el porche hasta que llegó Stefan y nos pilló por lo que tuve que apartarme rápidamente de ella, sin embargo ella parecía que no quería apartarse de mí, parecía que quería hacerle daño a Stefan.
- ¿Luna? - preguntó Stefan, no estaba furioso, sino confundido.
- ¡Aghh!, Stefan porque siempre nos tienes que interrumpir, estábamos llegando a la mejor parte - dijo indiferente, no parecía arrepentida de lo que había hecho, es más, me volvió a besar y esta vez estando Stefan delante y todo.
Yo sabía como era Luna, ella no era así, ella no era Luna. Pero no quería hacerle daño por si luego resultaba que sí era Luna y todo era un malentendido. Por lo que le cogí en brazos y la dejé junto a Stefan. Aunque no sirvió de mucho porque enseguida se pegó otra vez a mi lado.
Así que muy a mi pesar tuve que decir.
- Luna, no sé si eres consciente de que lo que estás haciendo, pero le estás haciendo daño a Stefan, estáis juntos y no puedes hacerle eso, sé que le quieres - dije intentando convencerla.
- A mí no me importa Stefan, me importas tú. Solo quiero estar contigo día y noche sin que el idiota de nuestro hermano esté molestando - dijo mirando molesta a Stefan.
Stefan no quería hacerle daño, la quería tanto que se fue sin decir nada a su habitación.
- Tú no eres Luna, Luna no diría esas cosas de Stefan - dije decidido, empezando a enfadarme.
- ¿Ah sí? ¿por qué no me pegas y lo averiguas? - preguntó provocándome.
Intenté acercarme a ella, ya que en cuanto dije que no era Luna se separó de mí, fui hasta ella con mi velocidad vampírica para cogerla en brazos y llevarle a una celda. Pero fue inútil porque en cuanto estaba a un metro de ella, ella me lanzó por los aires estrellándome contra la puerta de la mansión.
- ¿Eres Summer? - pregunté viendo como le aparecían unos colmillos y me lanzaba una mirada asesina que daba miedo.
Ella emitió un ruido que era cuando decías algo mal en un concurso y dijo
- Incorrecto, prueba otra vez - dijo sonriendo.
- Lea - dije poniéndome de pie.
- Exacto, has acertado. Por cierto dile a tu hermanita, que le juro por mi vida que voy a hacer de su vida un infierno, le voy a destruir toda esa bonita vida que le ha costado tanto construir y recuperar. Empezando por sus hermanos, esos lazos tan bonitos que tiene con sus hermanos, ¿es amistad? ¿Es amor fraternal? ¿O es algo más que amor fraternal, amistad y simple amor? - dijo haciéndose la misteriosa.
- Por cierto se dice Leah - añadió sonriendo y haciéndose la coqueta.
- Sí bueno, ya, y si eres vampira, ¿cómo es que puedes tener esos poderes que tiene Luna? - pregunté.
- Ahh, porque a Luna no le han contado toda la historia las brujas Bennett - dijo sonriendo.
- Esta no es mi verdadera forma, sino esta - añadió cambiando de forma. Ahora era una chica un poco bajita de esas que son muy molestas, por lo que significaba que era más baja que Luna, tenía los ojos verdes y el pelo rubio pálido, corto, liso y con mechas de color rojas. Vestía de uniforme, con falda y corbata. Parecía que vestía de esa forma porque quería parecer que era muy rica por asistir a un instituto privado.
- Por cierto, me llamo Leah y mi apellido no es Salvatore, sino Mikaelson, no porque mi madre fuera la madre de los originales, simplemente me gusta que la gente piensen que soy una Original, así les doy más miedo, aunque en realidad es cierto, yo no soy como Katherine y los Originales, yo soy peor que todos esos y no le temo a tu hermana. Todavía no habéis visto de lo que soy capaz, esto no es nada comparado con lo que puedo llegar a hacer. Tengo ventaja, me sé toda la historia y ella no. Recordadlo - dijo mientras desaparecía con su velocidad vampírica.
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