⚠️Capítulo 4 La línea de la memoria.⚠️
Durante el viaje fui mirando las cosas de la caja, cartas de mi ahora supuesto padre, Apolo y me encontré una que tenía como título "Legado familiar divino". Me lo pensé varias veces antes de abrirla pero decidí dejarlo para después porque ahora estaba dolida y no quería seguir descubriendo más verdades dolorosas. Al cabo de un rato llegamos de nuevo a casa y nos bajamos para despedirnos de Ric.
- Adiós - nos despedimos Damon y yo.
Yo estaba pegada a él con miedo por lo que le tenía que confesar a Stefan. Tenía miedo porque no quería hacerle daño. Cuando se fue Ric Damon me miró confuso y me cogí de su brazo.
- Ayúdame - le supliqué entre lágrimas.
- Sí, ¿pero a qué? - preguntó.
- No te lo puedo decir todavía, primero se lo quiero decir a Stefan - contesté asustada.
- Vale, vamos - dijo mientras entrábamos en casa.
Fuimos al salón y nos encontramos allí a Stefan que parecía un poco cansado. Damon me miró y yo le miré para soltarme e irme lentamente hacia Stefan, que se preocupó cuando me vio así.
- Stef, tengo que decirte algo que he descubierto. Bueno, os lo tengo que decir a los dos - empecé a hablar a la vez que él me miraba para cogerme la mano y acariciarme.
- Puede que no sea vuestra hermana - dije entre lágrimas después de tragar saliva y mantenerme un rato callada para pensar en como decirlo.
- ¿Y eso cómo lo sabes? Te lo ha dicho Leah, ¿verdad? - contestó Damon enfadado creyendo que era Leah.
- No, está en la caja, aunque yo os quiero como mis hermanos y más. Pero no quiero perderos como hermanos - dije limpiándome las lágrimas.
- Mirad, está todo en la caja. Pero me niego a aceptar que vosotros no sois mis hermanos - dije mientras Stefan me abrazaba, sabía que en el fondo le había dolido pero intentaba mantenerse en calma por mí.
A Damon también le había dolido y estaba furioso con todo en general, salvo conmigo porque sabía que yo no tenía la culpa de nada de lo que estaba pasando. Damon fue enfadado a por la caja y cuando volvió al salón la tiró como si nada encima de la mesa esparciendo su contenido alrededor de la mesa y haciendo que nos sobresaltásemos Stefan y yo ahogando un grito.
- Eh..., Damon, entiendo que estés enfadado y dolido pero sigue siendo nuestra hermana. Todavía no podemos sacar conclusiones precipitadas. Así que, tranquilo - dijo Stefan en un intento de tranquilizar a Damon.
- ¿Dónde pone expresamente que no eres nuestra hermana? - preguntó Damon fuera de sí ignorando a Stefan.
- No lo pone expresamente, solo he mirado esto - dije acercándome a él con Stefan cogido de mi mano.
Me acerqué a él y busqué entre las cosas que estaban tiradas por la mesa el árbol genealógico cuando lo encontré se lo enseñé. Damon lo miró y contestó.
- Me da igual, no me lo creo, para mí tú eres mi hermana de mi propia sangre y ya está - contestó indiferente a lo que le había enseñado.
- Vamos arriba a descansar o lo que tú quieras - propuso Stefan suavemente.
Miré a Damon que estaba dolido y luego miré a Stefan que estaba triste por mí y pregunté.
- ¿Podéis quedaros a dormir conmigo? - pregunté.
- Vale - contestaron los dos a la vez.
Se cogieron de mi brazo y me acompañaron hasta la habitación los dos. Cuando llegamos arriba Stefan me besó y decidimos acostarnos pero antes de dormir me acerqué a Damon. Le cogí su mano y le dije.
- Sé que te duele, pero no quería ocultarooslo. Siempre te querré al igual que siempre querré a Stefan - le dije intentando que se calmara.
- Lo siento, es que me ha sacado de quicio pensar que te perdería como hermana - contestó con una sonrisita de las suyas.
- Os quiero - dije entre lágrimas.
Me quitaron la ropa entre los dos, nos quedamos los tres en ropa interior en la cama juntos y nos quedamos durmiendo. A la mañana siguiente me desperté pero mis hermanos seguían durmiendo. Así que me levanté cuidadosamente de la cama con cuidado de no despertar a mis hermanos, lo que era difícil, dado que estaba entre los dos. Al final conseguí bajar de la cama sin hacer ruido y cogí un albornoz para ponérmelo y estar cómoda. Después hice que viniera con mi mente la caja con las cosas recogidas y decidí abrir la carta que tenía como título "Legado familiar divino". Cuando la abrí era como si tratase de explicar por qué era mi padre y todo. En la carta decía "1849, hoy me encontrado una mujer mortal que me fascinó y decidí contarle que era el dios Apolo. La mujer se llamaba Lily Salvatore, tenía un bonito apellido. Después de varios días quedando y hablando un buen día le conté que había escrito una profecía sobre la nueva diosa de la naturaleza y ella me contó que deseaba tener una hija con su marido, pero llevaba varios meses intentándolo sin conseguirlo. Entonces yo accedí a hacer una profecía para que ella pudiera tenerla, pero claro la chica debía llamarse Luna y ser la réplica estable quien tuviera control sobre la naturaleza y luego su marido debía tener una aventura con Esther Mikaelson para concebir a la réplica oscura llamada Summer y que más tarde se cambiaría su nombre a Leah. Así sería una especie de pacto secreto haciendo que esas chicas aparte de tener su linaje mortal y todo eso, tuvieran también un linaje divino. Mi linaje."
En cuanto acabé de leerlo me alivié y me puse contenta al entender que mis padres eran Giuseppe y Lily Salvatore pero aparte tenía un padre divino que era Apolo. Lo cual significaba que Damon y Stefan seguían siendo mis hermanos y Leah mi hermanastra y "hermana divina" por así decirlo. Tenía que hablar con ella para contárselo, pero sobre todo tenía que contárselo primero a mis hermanos. Con lo que desperté a Damon porque odiaba despertar a Stefan, no me gustaba molestarle cuando estaba durmiendo, me gustaba verlo durmiendo. Me acerqué, con la carta en una mano al lado de la cama donde estaba durmiendo Damon y le susurré suavemente.
- Damon, Damon. Necesito que te despiertes - le susurré pasando mi mano por su cara suavemente a modo de caricias.
- Mmmm... Luna, ahora no. Déjame dormir un poco más - dijo tiernamente moviéndose para girarse y cogerse de mi mano.
- Damon. Escucha, necesito que te despiertes, he descubierto algo - susurré una vez más intentando que se despertara.
Esta vez conseguí que se despertara y le entregué la carta para que la leyera. Cuando la leyó me besó y dijo.
- Sabía que tú eras mi hermana - contestó contento.
- Y yo también sabía que erais mis hermanos - contesté feliz entre lágrimas de felicidad y de alivio.
Él me abrazó y yo le abracé. Entonces Stefan se despertó.
- ¡Stefan! - exclamé entre lágrimas para separarme de Damon y correr a abrazar a Stefan contenta.
- ¿Qué pasa? - preguntó sonriendo somnoliento por mis caricias.
- ¡Sigo siendo vuestra hermana! - exclamé contenta.
- ¿Cómo? - preguntó somnoliento mientras le besaba.
- Sí y siento haber tenido que despertarte - contesté pasándole la carta.
Él la leyó cogido de mi mano y dijo.
- Uffff, menos mal. Al menos sigues siendo nuestra hermanita pequeña - dijo Stefan dejando la carta encima de su mesita de noche para abrazarme.
- Bueno, pues a ese tal Apolo quien dice ser tu padre divino le gustaba nuestra madre, tu madre y además ni te ha visitado ni te ha criado. Es obvio que parece que no le interesas y como venga a hacerte daño te juro que se lo haré pagar caro - dijo Damon con una sonrisa adorable.
- Vestíos, tenemos que hablar de muchas cosas - contesté sonriendo, estaba contenta de que por fin sabía con seguridad que eran mis hermanos.
- Ah y respecto a lo de mi padre divino, creo que no puedes matarlo de ninguna manera, es inmortal y no tiene ninguna debilidad creo que solo está para observar y hacer lo que sea que haga ese dios. Aunque creo que deberíamos darle una oportunidad y escuchar su versión de la historia además de ir a hablar con Leah, puede que ella sepa más sobre el asunto, al fin y al cabo es mi hermana divina y nuestra hermanastra - comenté.
- No podemos ir a hablar con Leah. Luna y yo tenemos que ir a la barbacoa que he organizado con Jenna - comentó Damon sonriendo después de vestirse de nuevo.
- ¿Qué quieres? ¿Tirártela? - pregunté de mala gana con un poco de celos en el fondo.
- ¿Estás celosa? ¿No se suponía que estabas con Stefan? - preguntó provocándome mientras Stefan acababa de vestirse.
- Lo siento - me disculpé con Stefan aunque ese comentario de Damon me había enfadado.
- No, tranquila, no pasa nada - contestó Stefan tranquilo rodeándome con su brazo. Estaba contento de que ya se hubiera arreglado todo con respecto a mi linaje.
- Vamos, Damon. No te metas con ella - añadió Stefan defendiéndome.
- Tranquila, hermanita. Nuestros lazos son indestructibles. Bueno, en realidad os lo digo a los dos - comentó Damon lanzándonos una miradita tierna.
- Ya me gustaría ver como no te peleas y provocas a Stefan ni un solo día - comenté provocándole con la mirada.
- Yo también te quiero, hermanita - dijo Damon provocándome mientras decidía coger mi móvil de mi mesita de noche.
- No te atrevas... - dije mientras veía como lo desbloqueaba para mirar mis fotos.
- Mmm..., veamos. En esta estás adorable, en está estás tierna... - dijo Damon pasando las fotos para mirarlas.
- Damon, devuélvele su móvil, es suyo - dijo Stefan en mi defensa.
- Damon - dije extendiendo mi mano, pero él dejó mi móvil encima de la cama para cogerme de la mano y atraerme rápidamente hasta él y sujetarme entre sus brazos para que no me cayera.
- Me encanta tu foto del fondo de pantalla - comentó con una sonrisa de las suyas mientras me besaba.
Entonces hice que viniera mi móvil con mi mente y lo cogí en mi mano.
- ¿Sabe Jenna que vas a venir? Porque no creo que le haga mucha ilusión - le pregunté fingiendo estar un poco molesta, pero creo que me delató los morritos.
- Conociéndote ya habrás hecho otras de las tuyas - añadí comentando.
- Sí, pero por eso antes tenemos que pasar por el Mystic Grill a recoger una tarta que he encargado - contestó rodeándome con su brazo.
- ¿Me puedes dejar con Stefan un rato para que podamos hablar de lo sucedido un poco más tranquilos? - le pregunté un poco seria.
Damon me miró pero se encogió de hombros para decir.
- No tardes - contestó despegándose de mí para irse de la habitación.
- Ven - dijo Stefan cogiéndome de la mano.
- Me alegro que Apolo nos haya dejado estar contigo cuando éramos pequeños - comentó rodeándome con su brazo para tumbarnos juntos en la cama.
- Y yo - añadí sonriendo.
- Me gusta esto que tenemos como hermanos. Somos hermanos pero aún así nos queremos como si fuéramos algo más, y lo somos - seguí diciendo mientras sonreíamos los dos.
- Sí, a mi también me gusta eso - contestó a la vez que nos acurrucábamos juntos y yo decidía entrelazar mis piernas con las suyas.
Stefan no se pudo aguantar y se subió encima de mí.
- Te quiero - dije con una sonrisa.
- Yo también - contestó con la respiración agitada.
Decidí desabrocharme un poco la bata mientras me mordía el labio coquetamente, sabía que eso le ponía.
- ¿Estás segura de que te apetece? - preguntó Stefan no muy seguro de hacerlo.
- Segura, pero solo si tú quieres también - contesté.
- Sí yo también - contestó.
- Pues vamos - contesté.
Stefan me fue dejando besos por el cuello para después retirarme por completo la bata y dejarme en ropa interior entonces pasó su mano por mi pecho mientras yo no hacía más que suspirar.
- ¿Eras así de bueno en la cama con Katherine? - pregunté de broma.
Él sabía que iba de broma.
- No, porque ella no era mi hermana pequeña a la que tengo que cuidar y proteger - contestó besándome.
- Mmmm - dije tiernamente mientras me besaba.
Stefan me levantó un poco el sujetador para dejarme pequeños mordiscos por el pecho. Me gustaba como era en la cama conmigo, era tierno y romántico.
- ¿Crees que nos va a pillar Damon esta vez? - pregunté disfrutando de lo que me estaba haciendo.
- No lo sé pero espero que no, no me gusta cuando nos interrumpe. Siempre nos interrumpe en la mejor parte - contestó haciendo que soltara una risita y dijera.
- Sí, tienes razón. A mí tampoco me gusta cuando hace eso - dije soltando una risita.
- Bueno, respecto a lo de antes, habías dicho que querías ir a hablar con Leah. Si quieres cuando puedas vamos los dos - comentó poniéndome bien el sujetador de nuevo y parando.
- Vale, aunque no quiero que insinúe nada que te pueda doler, ya sabes como es ella - contesté.
- Tranquila, si lo prefieres puede ir Damon contigo - contestó.
- ¡Eres el mejor! - exclamé besándole.
- Será mejor que lo dejemos estar así porque te tienes que ir con Damon - dijo.
- Solo un poco más, por fi... - le supliqué dedicándole una miradita tierna.
Entonces me besó y me quitó el sujetador dejándolo por la cama. Pasó lentamente sus manos desde mis mejillas hasta mi pecho parándose ahí para decir.
- Ufff, no puedo más - dijo quitándose la camiseta y tirándola al suelo.
Me volteé y acabé encima de él para dejar mis manos apoyadas en la cama.
- Yo tampoco - dije mirándole deseosa de acostarme con él.
Stefan se quitó rápidamente la ropa a la vez que yo hacía lo mismo con la única prenda de vestir que me quedaba y cuando estábamos sin nada de ropa encima, le pedí.
- Házmelo un poco y después me voy con Damon - le pedí.
- Claro - contestó mientras me volteaba para quedarme tumbada boca abajo.
Stefan empezó a embestirme lentamente pero para cuando empecé a gemir Damon que estaba harto de esperar entró pillándonos haciendo que con mi mente rápidamente nos tapásemos con las sábanas.
Stefan se bajó de mí y dije.
- Lo siento, es que..., bueno. Íbamos a hablar pero es que... - dije ruborizada intentando disculparme.
- No importa, pero vístete que vamos a llegar tarde - contestó tranquilo con una sonrisita pícara por habernos pillado.
- Vale - contesté mientras Stefan me besaba.
- Stef, si la besas va a ser peor para ella. Le va a costar más salir de la cama - comentó Damon viendo como nos besábamos.
- ¡Damon! - exclamé molesta con él aunque con un toque de vergüenza.
Damon sonrió triunfante y comentó.
- La verdad es que eres de lo más tierna cuando te enfadas conmigo - comentó sonriendo.
- ¡Qué! Yo jamás me enfadaría contigo o con ninguno de los dos - dije avergonzada y rectificando en lo que había hecho antes.
Damon miró a Stefan que me estaba abrazando y Stefan miró a Damon haciendo que ambos soltaran una risita de lo más tierna para contestar al unísono.
- Tranquila, eso ya lo sabemos - contestaron a la vez haciendo que les mirase asombrada de que intentaran llevarse bien por mí.
Entonces decidí ponerme una camisa blanca y una falda para ir un poco elegante a la barbacoa que había organizado mi hermano mayor. Cuando terminé de vestirme fui a meter las cosas en la mochila, el móvil, el cargador y los auriculares. Al terminar de arreglarme, cuando estaba lista Damon me dio su mano y después de despedirme de Stefan nos fuimos al Mystic Grill para recoger la tarta que había encargado Damon.
Stefan P.O.V
Cuando se fue Luna decidí bajar a bajo, pero me topé con ella de nuevo.
- ¿No te habías ido con Damon? - pregunté pensando en que Leah podría estar haciéndose pasar por ella.
- No, ¿qué ha pasado? - preguntó un poco confundida mientras yo iba hacia ella preocupado por que Leah podría estar con Damon. Así que decidí mandarle un mensaje a Damon diciendo que posiblemente ella no era Luna, sino Leah.
- Tranquila, no mucho - contesté mientras ella me besaba contenta por estar conmigo. Más tarde le explicaría lo que había pasado.
- ¿Podemos ir a dar un paseo? - preguntó a la misma vez que yo le rodeaba con mi brazo.
- Claro - contesté.
En cuanto salimos de casa estaba Katherine apoyada en el porche con una sonrisa.
- Vaya, por fin nos conocemos, Luna - comentó sonriendo y haciendo que mi hermana se aferrara a mi brazo tiernamente como si quisiera que yo le protegiera. Algo que normalmente no pasaba.
- ¡Déjala en paz! - le dije a Katherine protegiendo a mi hermana.
Pero en cuanto dije eso Luna se separó de mí y dijo.
- No, ¡Déjala tú en paz, hermanito! - dijo con una sonrisa mientras intentaba pegarme un puñetazo que por suerte esquivé.
- Vaya, parece ser que el ritual ese que habéis hecho para mantener estable la oscuridad de Luna no ha servido de nada - comentó Katherine mientras las dos sonreían.
- Leah - entendí viendo como cambiaba de forma y se convertía en Leah.
- Tienes que reconocer que estoy mejorando - contestó ella.
- Te dejo con Katherine, que seguro que tenéis que hablar de mucho. Adiós, hermanito - dijo Leah desapareciendo por donde había venido.
- ¿Qué quieres? - le pregunté a Katherine.
- Quería verte, te echaba de menos - contestó.
- Concédeme un rato, por favor - añadió coquetamente.
- ¿Por qué has vuelto al pueblo? - pregunté.
- Por tres razones: Tú, tú y..., tú - contestó contando con los dedos mientras se acercaba coquetamente a mí.
- Lo siento pero me cuesta digerir eso. Se me ha atragantado - le contesté.
- Pues es la verdad - dijo quedándose a mi altura.
- Dentro de este escultural cuerpo, también está el Stefan que se enamoró de mí - añadió comentando a la vez que pasaba su dedo por mi pecho coquetamente.
- Pues ya estoy cogido, llegas tarde - le dije.
- Sí, Leah me ha contado lo de tu hermana. Y ya no le tengo miedo, es una cría estúpida a la que no le debieron dar los poderes de diosa. Pero Apolo se enamoró de vuestra madre y le hizo realidad su deseo, tener una hija. Algo que no deberían hacer los dioses, enamorarse de los mortales y menos de tus dos hermanos que son mortales - dijo Katherine que también estaba al corriente del asunto.
- Sí, Stefan. Sé lo de vuestro romance con vuestra hermana - afirmó.
- ¿Cómo te atreves a venir aquí insultando a mi hermana? - le pregunté dolido por lo que estaba diciendo de mi hermana, no quería que hablaran mal de ella.
- ¡Ah sí! No bebes sangre humana y también me ha contado Leah que has visto un hombre lobo. Estarás muy sorprendido - comentó con su típica arrogancia.
- ¿Qué sabes de los hombres lobos? - pregunté aprovechando la situación.
- Que no hay que acariciarlos - contestó de broma.
Yo sonreí por la broma que había hecho y ella añadió un poco más seria.
- Su mordisco es letal, Stefan. Mejor no acercarse cuando hay luna llena - añadió.
- Y... ¿Cómo lo sabes? - pregunté.
- ¿Quién crees que se encargó de limpiar el pueblo de vampiros en 1864? - preguntó Katherine.
Aquel día nos pilló por sorpresa la redada de vampiros.
- Los Fundadores - contesté.
- Liderados, ¿por quién? - continuó preguntando.
- Los Lockwood - contesté entendiendo.
- ¿Recuerdas el Baile de los Fundadores? - preguntó haciendo que me acordara de que padre obligó a Luna que bailara con el hijo de los Lockwood, Chase, el que iba a ser su futuro marido. Ella no quería bailar con él porque quería quedarse con nosotros y bailar con nosotros. Pero como nosotros queríamos bailar con Katherine y no quería ponernos en esa situación accedió a bailar con Chase por nosotros y para evitar que hubieran problemas y Chase se quejara a su padre haciendo que nuestro padre se enterase y le pegase una de esas palizas que le daba por puro aburrimiento o por estar ebrio.
- Olvida a tu hermana, solo dime si te acuerdas o no - dijo Katherine sabiendo que me sentía culpable por dejar a mi hermana con el idiota de Chase.
- Fui tu pareja - contesté.
- Fue antes de que tú y Damon supierais mi secreto - dijo haciendo que recordase.
Flashback por Stefan Salvatore.
Sabía que esto estaba mal, estaba dejando a mi hermana pequeña con el idiota de Chase, que quería acostarse con ella aunque ella no quisiese. Ella le gustaba un poco porque me lo dijo una vez, me contó que le parecía guapo y atractivo, pero solo eso. Y todo el mundo sabía que era un joven engreído, arrogante y que si quería algo lo conseguía. Me sentí culpable por dejar a mi hermana sola con Chase pero sabía que padre quería que se casara con él, solo por dinero y por dejar el apellido familiar en una buena situación. Ella accedió al final a bailar con él solo para evitar que padre se enfadara con ella y que nosotros tuviéramos que defenderla. Chase era un chico de ojos azules como Luna y el pelo castaño. Era musculoso pero también una mala persona que se aprovechaba de Luna.
Estaba sirviéndonos una copa de champán a Katherine y a mí cuando de pronto Damon interrumpió la velada haciendo que todos le prestásemos atención mientras decía.
- Si son tan amables, alcemos todos nuestras copas, por mi buen amigo George Lockwood - dijo haciendo que le prestásemos atención para que añadiera.
- George, gracias por tu valentía al defender el sur - añadió para George que en cuanto le presentó se acercó junto a Damon para decir.
- Es un honor, señor Salvatore. Después de todo, alguien tenía que hacerlo - dijo haciendo que Damon sonriera y brindaran sus copas.
Más tarde apareció Luna con el vestido un poco roto, llena de moretones y con un par de lágrimas derramando por las mejillas.
- Espera - le dije a Katherine en cuanto vi a mi hermana.
Dejé la copa encima de una mesa y fui a rodearle con mi brazo para ir afuera con ella. Cuando estábamos afuera decidí sentarme con ella en las escaleras para intentar calmarla.
- ¿Qué ha pasado? - le pregunté haciendo que se echara cariñosamente en mí.
- No ha pasado nada, es solo que me he vuelto a peder, no sé donde está Chase. Como me vea padre, Chase o el padre de Chase me van a regañar - contestó asustada sabiendo que lo último era un eufemismo para que no me preocupase.
Cogí un pañuelo que tenía guardado en el bolsillo de mi traje y me puse a limpiarle las lágrimas y la poca sangre que le quedaba.
- No debí de haberte dejado sola con él. Perdóname. Él es malo contigo, te trata mal - dije disculpándome.
- No, tranquilo, no es culpa tuya. Lo tengo que hacer para dejar el apellido familiar en buen lugar - contestó tranquila.
- Nadie hace lo que tú haces por la familia. Ni siquiera te defiendes de padre porque dices que tienes miedo a hacerle daño - dije sabiendo que lo que hacía por la familia era demasiado, para recibir nada más que golpes y amenazas.
- No tienes que estar con él si no quieres, puedes quedarte con Damon si lo prefieres - añadí sabiendo que no quería molestarme, ya que estaba con Katherine.
- Chase me ha dicho que ya ha pensado en organizar nuestra boda - comentó tímidamente. Sabía que lo había hecho porque no quería ni mentirme ni ocultarme nada. Pero aún así me dolió saber que la perdería para siempre, sabía que nosotros jamás podríamos llegar a ser nada porque éramos hermanos, pero saber que se casaría con el hombre que la había estado tratando a golpes, empujones, además de que realmente quería casarse con ella por el capricho de tener a la esposa más guapa del mundo en vez de amarla realmente y que en ese amor ella le correspondiese de igual forma. Saber todo eso me partió el corazón en dos, porque por lo menos se merecía que el hombre de su vida fuera el amor de su vida y la quisiese de verdad para protegerla y todo eso. Eso lo habría aceptado, pero ¿Chase como su futuro esposo?, esto había llegado demasiado lejos. Mi hermana se merecía a alguien mejor, que la protegiera, la cuidara y sobre todo que su amor fuera mutuo y verdadero.
De pronto apareció Chase diciendo con arrogancia.
- Ah, aquí estás, mi futura esposa - dijo haciendo que Luna sin pensárselo dos veces se separase rápidamente de mí para levantarse del suelo.
Entonces me levanté y le cogí su mano serio después de guardarme mi pañuelo en el bolsillo de mi traje. Ella ni siquiera me miró, estaba mirando a Chase para ver lo que le decía que tenía que hacer.
- ¿Así que tú eres el hermano que se lleva demasiado bien con su hermana pequeña? Pues una cosa Luna ya está cogida, ponte a la interminable cola de espera porque ella será mía muy pronto. En cuanto nos casemos ¿Verdad, querida? - comentó arrogante haciendo que Luna asintiera con la mirada dándole la razón.
- ¿Qué pasa? Te he ordenado que hables - dijo mirándole con desdén.
- Sí, estoy deseando de casarme contigo - contestó fingiendo sonreír.
- He visto sonrisas más auténticas, ¿sabes? Bueno da igual, esta te la voy a pasar porque esta tu hermano - dijo acercándose a ella.
- Gracias por encontrarla y guardármela. Está muy despistada hoy, no sé que le pasa - dijo como si nada mirándome a mí para que la dejara irse con él.
- Lo siento pero hoy Luna tiene que hacer una cosa importante para la familia antes de casaros, así que se tiene que quedar conmigo - dije intentando que se me ocurriera una buena excusa para evitar meterla en problemas porque estaba enfadado por lo todo lo que acababa de decirle a ella, pero tampoco podía perder los papeles y pelearme con él. Eso sería peor para mí pero sobre todo para Luna.
- Veo que nos entendemos, eh. Bueno, avísame cuando terminéis. Y regáñala de mi parte por estar tan despistada hoy - dijo mientras aparecía Damon.
Damon escuchó todo lo que había dicho y me miró mal por no decirle nada para después mirar con su mirada amenazante a Chase, porque tratándose de nuestra hermana, Damon perdía rápidamente los papeles. Ella se lo había ocultado a Damon para que no perdiera los papeles pero Damon ya había oído los rumores, aunque oír lo que dijo Chase en persona hizo que Damon saltase furioso.
- Así que tú te quieres casar con nuestra hermana, ¿no? - dijo Damon presenciando como Chase trataba a Luna. La trataba como si fuera un objeto y tuviera el poder sobre él, o en este caso sobre ella.
- Sí, ¿verdad, querida? - contestó obligándola a contestar también.
- Sí, amor - dijo ella fingiendo estar tranquila y agradecida con él.
- Vale, pues ya hemos tenido suficiente - contestó Damon cegado por la ira poniéndose delante de nosotros.
- Como des un paso más hacia Luna te lanzaré por las escaleras de tu casa, ¿queda claro? - dijo Damon mientras yo tenía a Luna abrazada a la vez que ella estaba callada y mirando a Chase que estaba furioso por no conseguir lo que quería.
- Voy a dejar a vuestra hermana embarazada aunque ella no quiera y tenga que hacerlo por la fuerza - dijo provocando a Damon.
- Te doy tres segundos de ventaja, si eres listo te irás corriendo, pero si no te quedarás y morirás. Tú eliges - contestó Damon al mirar a Luna que le estaba suplicando que no le matase porque no quería que muriese a pesar de lo que él le hacía a ella. Ella siempre decía que nadie merecía morir.
- Me quedo con mi esposa - dijo con arrogancia.
Entonces Damon saltó porque ya no podía soportarlo más y fue a perseguirle. Ya que Chase al ver que había saltado se fue corriendo. Cuando se fueron me senté otra vez con ella en las escaleras y dejé que se echara otra vez en mí, ella estaba con la mirada bajada por culpa de Chase.
- Ehh..., escúchame, no permitiré ni dejaré que Chase se case contigo, te mereces a alguien mejor - dije suavemente con dulzura mientras le cogía la barbilla con cuidado para subírsela haciendo que me mirase.
Tenía toda la barbilla magullada y llena de moretones. Sus labios estaban repletos de mordiscos que posiblemente eran por culpa de que Chase había estado besándola a pesar de que ella no quería. Entonces volví a coger mi pañuelo para limpiarle los labios y curarle un poco como podía.
- No te preocupes - dijo mirándome, aunque en el fondo con esa mirada me quería decir que lo estaba pasando fatal.
Entonces cuando me di cuenta de que se había atado el vestido como había podido para que no se le cayera ya no pude soportarlo más, esa amargura que sentía por dentro hizo que se me saltaran las lágrimas y me derrumbara ante mi hermana pequeña quien se suponía que debía ser ella la que llorase y se derrumbase ante mi para que yo la cuidara y la protegiera. Pero era tan buena y tenía un corazón tan puro que no le importaba sufrir si aquellos a quienes ella quería y amaba estaban felices.
Ella me abrazó para consolarme y decirme.
- Hermano, no pasa nada, todo va a salir bien. Todos seréis felices que es lo único que quiero - dijo sonriéndome.
- ¿Y qué pasa contigo? Tú también te mereces ser feliz - dije llorando.
Ella negó para contestar.
- Yo no seré feliz hasta que tú y Damon seáis felices - contestó sonriéndome.
- ¿Pero cómo puedes ser tan buena después de como te tratan padre y Chase? - pregunté llorando sin comprender.
Ella simplemente se encogió de brazos.
- ¿Qué te ha hecho para que tengas que atarte el vestido? - pregunté.
- Ha intentado acostarse conmigo pero decidió dejarlo para después de nuestra boda, solo llegó a quitarme el vestido - contestó.
- No te separes de mí en toda la fiesta, vamos al baño a limpiarte mejor con algo de agua - dije cogiéndola en brazos cuidadosamente.
- Tranquilo, puedo andar, ya lo has visto antes - dijo sonriendo.
- Sí, tienes razón, lo siento, perdóname - dije disculpándome con ella por todo en general.
- Ehh..., no importa, haces lo que puedes y que sepas que te quiero. Bueno, os quiero a ti y a Damon - dijo abrazándome mientras la dejaba en el suelo con cuidado.
Sabía que estaba mal y no podía pensar así de mi hermana pero en ese momento me apetecía besarla y probar sus labios para así después de abrazarla decirle que la amaba. Pero tuve que hacer un esfuerzo monumental para contenerme porque eso solo le empeorarían las cosas a ella y a mí. Además de que si padre nos pillase posiblemente le haría daño. Y a lo mejor ella no me quería de la misma forma que yo la quería. Así que como no quería hacerle daño me aguanté las ganas de besarla.
Ella me miró confundida y preguntó.
- ¿Estás bien? - preguntó.
- Sí, tranquila, no te preocupes - contesté mitiéndole sin querer. Más tarde si tenía la oportunidad, se lo confesaría.
- Ven, vamos a limpiarte - dije cogiéndole su mano.
Katherine P.O.V
Stefan estaba tardando mucho, se había ido a cuidar de su hermana que era la diosa de la naturaleza, pero nadie lo sabía todavía. Sabía que ella era cien veces más guapa que yo y que sus hermanos preferían estar con ella cuidándola y mimándola en vez de estar conmigo, lo que hacía que me sintiera celosa y frustrada. Ella era siempre la inocente, era perfecta a ojos de ellos pero yo no podía quejarme porque ella era más fuerte que yo. Cuando la vimos Stefan y yo a mí me dio un poco de pena en el fondo, porque ella no había hecho nada para que la tratasen así, pero fue en un momento de debilidad por acordarme de Leah que no podía estar conmigo, estaba reunida con los demás dioses para pagar por los pecados que hizo junto a mí en el pasado. Tenía el vestido desgarrado y estaba llena de moretones. Chase se estaba portando bastante mal con ella, estaba abusando de su condición de dios para abusar de la pobre Luna que no sabía que era diosa. Si al menos su padre divino hubiera estado con ella criándola o por lo menos protegiéndola de su padre y de Chase pero él no debía estar entre los mortales y bastante que Zeus le perdonó que viera a Lily Salvatore y no solo que la viera, sino que además se enamorase de ella. En fin así de estrictos eran los dioses, con lo que más tarde Luna tendrá que casarse con Chase por capricho de los dioses. Pobre de ella y de sus hermanos.
De pronto apareció Henry y me preguntó.
- ¿Podemos hablar señorita Katherine? - preguntó.
- Coge una copa Henry. Brindemos - dije bebiendo de mi copa.
- Por favor, señorita Katherine - pidió una vez más.
Entonces nos alejamos de la multitud quedándonos en el pasillo que había cerca de las escaleras y Henry explicó.
- He investigado los ataques de la otra noche. No fueron vampiros - explicó.
- En ese caso, Henry, no tenemos de qué preocuparnos - contesté tranquila.
- Me temo que no lo entiende. Nunca en mi vida había visto unos cuerpos tan desgarrados - continuó haciendo que me preocupase.
- Entonces los fundadores no tardarán mucho en investigarlo - dije comprendiendo.
- Nos iremos cuanto antes. Avisaré a todos - dijo.
- Tranquilízate, Henry. Este pueblo es nuestro hogar y los vampiros son mi familia. No permitiré que nos pase nada - contesté decidida.
Fin del flashback, Stefan P.O.V
- En cuanto conocí a George, supe que sería un problema - explicó.
- ¿Me estás diciendo que todos los Lockwood son hombres lobo? - pregunté.
- Más o menos. Quiero decir, el gen del hombre lobo está en la familia Lockwood. Pero no todos lo son, aunque Chase es más bien un hombre lobo y dios, creo que es una especie de..., como llamarlo, mmm...., híbrido. Pero no puede controlar su transformación, ya que él no es quien controla a la naturaleza. Supongo que por eso intentaba acostarse con tu hermana además de intentar casarse con ella. Además de que él no tenía esa especie de vínculo que tienen los hombres lobo y los animales con tu hermana - comentó haciendo que me pusiera serio al recordar como Chase la trataba.
- ¿Cuántos hombres lobo existen? ¿O el gen está limitado solo a los Lockwood? - le pregunté.
- No, hay otros. No muchos. Están casi extintos. Solo se ven en libros y películas baratas - contestó echándose coquetamente encima de mí, ya que nos habíamos sentado en el suelo para hablar.
- Vale, Katherine. Sé que estás intentando coquetear conmigo, pero que sepas que ya estoy cogido por mi hermana y pase lo que pase jamás dejaré de amarla a ella. Así que no lo intentes, no te servirá de nada - le dije apartándola de mí.
Damon P.O.V
Leah fue cogida de mi brazo durante todo el camino hasta el Mystic Grill, pero antes de entrar allí decidí dejarle las cosas claras, por lo que la llevé hasta a un callejón sin salida y ella me preguntó.
- ¿Vas a acostarte conmigo aquí? - me preguntó confusa al ver que estaba tenso.
- ¡Leah! - le grité furioso cogiéndole del cuello para estamparle contra la pared a la vez que le sacaba los colmillos para darle miedo.
- Da la cara y no te escondas bajo el cuerpo de Luna - dije dejándola sin aire. Lo hice tan fuerte que al final la dejé sin aire más rápido de lo que esperaba.
- Damon... - dijo desmayándose por la falta de aire y cayendo al suelo.
Dejé a Leah en el suelo desmayada y le mandé un mensaje a Stefan para que viniese diciéndole que había pillado a Leah. En cuanto vino dijo.
- Damon, ¿qué has hecho? Me he equivocado, yo creía que Luna estaba conmigo pero era Leah, no podemos seguir así, cuando Leah se transforma en Luna es igual a ella excepto en su carácter y personalidad - dijo Stefan cogiendo a Luna en sus brazos.
Al cabo de un rato se despertó sobresaltada y mirándome un poco agitada. No supe que decirle hasta que Stefan la soltó y fue hasta mí para darme su mano y acariciármela.
- No importa. Tranquilos, estoy bien. Tenéis suerte de que sea una diosa y no me podáis matar - dijo lo último con una sonrisa a modo de chiste.
Luna P.O.V
- Os quiero - dije para los dos mientras les abrazaba.
Damon me besó y después besé a Stefan quedándome abrazada a él y besándole un poco más rato.
- Mmmm, Stefan, no deberíamos, sabes que me pones un montón y estamos en la calle - dije haciendo pausas para saborear sus labios a la vez que deslizaba mis manos por su pecho.
Fuimos entre besos a la pared hasta que él me cogió y me subió en él apretándome sin hacerme daño mis piernas contra él para que no me cayera, mientras Damon apartaba la mirada incomodado.
Yo me estaba prácticamente comiéndome a besos el cuello de Stefan mientras que él no dejaba de suspirar por lo que le hacía. De no ser por Damon, un poco más y nos habíamos quedado sin ropa en ese callejón sin salida. Amenazando con alguien que pasara por casualidad y nos viera.
- Venga, ya vale. Tenéis toda la noche para poder acostaros ¿Tiene que ser precisamente ahora cuando queráis acostaros? - dijo girándome la barbilla para que le mirase justo cuando estaba besando a Stefan, dejando nuestro beso a mitad. O eso se pensaba.
Sonreí y le besé una vez más antes de que me dejara en el suelo. Cuando me dejó en el suelo Damon se agachó un poco para ponerme bien la camisa, las mangas y para arreglarme un poco en general.
- Mira que te gusta tratarla como si fuera tu hija - comentó Stefan viéndonos.
- Ah y lo es, ¿verdad que sí? - dijo de broma fingiendo ser padre mientras me hacía un puchero.
- Sí, padre - contesté de broma fingiendo ser la hija de Damon.
- Ohh, entonces ya no seríamos hermanos - continuó diciendo Stefan de broma.
- Vosotros siempre seréis mis hermanos mayores - contesté abrazándoles.
- Bueno, Stefan ya te puedes ir, que tenemos que ir a la barbacoa - dijo Damon apartando a Stefan de mí.
- Damon, no seas maleducado - dije mientras besaba a Stefan.
- No importa - dijo Stefan cogiéndome mi mano para despedirse de mí.
- Luego nos vemos, ¿vale? - añadió.
- Vale - contesté.
En cuanto se fue, Damon me cogió mi mano para llevarme con él adentro del Mystic Grill. Nos sentamos a una mesa a esperar. Después, cuando vino la camarera con la tarta dijo Damon.
- Perfecto. Gracias - le dijo a la camarera.
- Espero que esta tarta de melocotón la ablande un poco - comentó mientras la cogía.
Nos levantamos a la vez y como sabía que tramaba algo, le pregunté.
- ¿Qué estás tramando? - pregunté haciendo que él me contestara al oído.
- Acercarle plata a Mason Lockwood y demostrar que es un hombre lobo - contestó a la vez que se cogía de mi brazo para salir del Mystic Grill.
- Eres muy tierno cuando te pones en plan misterioso - comenté mientras salíamos del Mystic Grill para ir a casa de Elena.
Él sonrió y al llegar a su casa llamé a la puerta para que Jenna nos abriera.
- Adelante - dijo mirando a mi hermano seriamente.
- Hola - contesté pasando al salón y viendo como Elena echaba una patatas a un bol.
Mi hermano cogió la mano de Jenna y se la besó educadamente.
- Gracias por dejarme invitar a Caroline y a Luna. A Caroline le vendrá bien distraerse - dijo Elena sabiendo que estaba aquí.
- No es ella la que más me preocupa ¿Por qué viene Damon? - preguntó Jenna mientras yo ayudaba a colocar las cosas en la mesa.
- Porque es el hermano mayor de Luna - contestó Elena.
- Intentaré que no haga de las suyas - dije a la vez que Damon pasaba al salón.
- Venga, sé amable - dijo Elena para Jenna.
- Lo seré cuando mantenga sus zarpas lejos de Luna - contestó mirándome.
Yo sabía que lo había dicho porque creía que Damon intentaba quedarse conmigo. Así que yo me encogí de hombros y Damon se acercó a picotear y molestar un rato a Elena.
- ¡Ah! ¡He encontrado los vasos de chupito! - exclamó de pronto Mason con una botella y unos vasos haciendo que me sobresaltase y me cogiese del brazo de mi hermano mayor que al darse cuenta de lo que había hecho me miró y yo me separé de él riéndome incómodamente.
- Vale - dijo Jenna con una sonrisa.
- Me he asustado - dije en mi defensa mientras Mason y yo nos mirábamos.
- Momento de irnos - comentamos al unísono Elena y yo mientras sonreíamos y nos dábamos la mano para sentarnos en el sofá a hablar.
Poco después mientras Damon coqueteaba con Jenna que estaba hablando con Mason llegó Ric abriendo la puerta para entrar y comentar. Jenna, Ric y Mason estaban tomando chupitos pero Damon estaba tratando de provocar a Jenna, muy típico de él, la verdad.
- ¡Ah! ¿Es licor del caro? Ya me caes bien - comentó mientras entraba y dejaba la tarta encima de la mesa de la cocina para darle una palmadita amistosa en la espalda a mi hermano y se unía a la conversación.
Entonces Damon dejó de coquetear con Jenna para coger la tarta que me había hecho guardar en la mochila que me había traído y se la enseñó a Jenna con una sonrisa tierna. Así que Ric le explicó a Damon.
- Estamos tomando chupitos - le explicó.
- Te pondré un vaso - añadió haciendo que Jenna se terminara de un trago su vaso y dijera de mala manera.
- No, toma - dijo para añadir entregándoselo de mala manera.
- Usa el mío - añadió entregándoselo de mala manera yéndose y haciendo que Ric fuera tras ella para intentar calmarla.
- A Jenna no le gusto mucho - contestó acercándose a Mason con su vaso en la mano para que le pusiera más chupito.
- Me presento. Mason Lockwood - dijo presentándose para que Damon contestara.
- ¡Ah, sí! Hola. Damon Salvatore - contestó mi hermano le estrechara la mano amistosamente.
- Lo sé. Dicen que eres un gran tío - comentó Mason acordándome de cuando me preguntó en un mensaje que qué tal me parecía Damon.
- ¿En serio? Qué raro. Soy un cerdo - dijo lo último sonriendo ampliamente.
Entre tanto, nosotras habíamos decidido salir al porche a que nos diera un poco el aire mientras que yo le estaba poniendo al día sobre Katherine y todo en general.
- ¿Estáis hablando de Stefan? - preguntó Caroline comiendo gusanillos de un bol que había cogido de la cocina.
Desde que Stefan le había ayudado a controlar sus ansias de sangre, Caroline ya se encontraba mucho mejor y un poco menos tensa en comparación en como estaba al principio.
- Sí, estoy un poco preocupada porque Leah puede estar haciendo de las suyas - comenté.
Caroline estaba sentada al lado de Elena comiendo gusanillos mientras me prestaba atención.
- Seguro que está bien - comentó sin parar de comer.
- Es que no sé si debería preocuparme, al fin y al cabo es mi hermano - contesté.
- No puedo parar de comer - comentó para añadir.
- Stefan dice que es una buena forma de calmar la ansiedad. Es horrible controlar la necesidad de sangre, cada minuto de cada día - añadió.
- Stefan odia esa parte de sí mismo - seguí diciendo para que Caroline soltara como si nada.
- Sí. Y también odia que seas una tentación constante - soltó haciendo que bajara la cabeza avergonzada y sabiendo que tenía razón.
- ¡Caroline! - le regañó Elena rodeándome con su brazo.
- ¿Te lo ha dicho? - pregunté.
- ¿El deseo de morderte la yugular cuando está contigo? - preguntó como si ya lo hubiera experimentado.
- Créeme, está ahí. Por eso tuve que romper con Matt - añadió encogiéndose de brazos por lo último y haciendo que mirase a Elena que me había dado su mano y a Caroline.
Lo dejamos así porque Ric salió afuera para avisarnos.
- Eh, la carne ya está. A comer - nos avisó Ric mientras que nos levantábamos de los sillones de mimbre.
- Por fin. Me muero de hambre - comentó Caroline levantándose la primera, seguida de Elena y después de mí.
En la mesa Mason y Damon se sentaron a mi lado. Caroline y Elena se sentaron juntas, quedándose Elena al lado de Jenna que se quedó al lado de Ric haciendo que Ric se quedase al lado de mi hermano.
Mi hermano me sonrió, me dio su mano y en cuanto me la soltó empezamos a comer.
- He oído que Luna está saliendo Stefan - comentó Mason mirándome para hacer que me atragantase y mirase a mi hermano suponiendo que había sido él quien se lo había dicho a Mason.
- Sí - contesté con un poco de vergüenza mirando a Mason.
- Bueno, pero no estamos aquí para hablar de Stefan - comentó Caroline que ya había terminado de comer.
- Exacto, estamos aquí para hablar de nosotros - dijo Damon cogiéndome la mano como si nada.
- ¡Qué! - exclamé atónita por lo que había dicho.
- Vamos, Luna. Era una broma - contestó rodeándome con su brazo sabiendo que el fondo me había enfadado.
- ¿Qué pasa con vosotros? - preguntó Mason.
- Nada, solo somos amigos - contesté fingiendo que no eran mis hermanos. No quería que lo supiera.
Elena, Ric, Jenna y Damon me miraron pero lo dejaron estar. Al acabar de comer ayudamos entre todos a quitar la mesa y nos sentamos en el sofá para jugar a un juego que propuso Damon. Esta ya era la novena vez que ganaba al juego, así que Damon empezó a dibujar otra cosa con la temática de lobos.
- ¡Vestido! - dijo Jenna al ver que Damon había dibujado un lobo con un tutú.
- ¡Cachorro! Cachorro con tutú - dijo Caroline.
- ¡No! - negó Damon con el tapón del rotulador en la boca y indicando con el rotulador que el lobo tenía tutú.
- Vale. Perro. Perro de caza. ¡Es un perro de caza! - intervino otra vez Jenna creyendo que había acertado.
Pero Mason que estaba sentado a mi lado dijo tranquilamente.
- Bailando con lobos - dijo Mason dedicándome una miradita coqueta haciendo que apartara la mirada de él molesta.
- Mason gana otra vez - dijo Damon.
- ¿Cómo va a ser eso un lobo? - preguntó Jenna.
Cuando paramos de jugar Damon me cogió de la mano para que fuéramos a preparar la tarta. En cuanto llegamos a la cocina Damon me soltó mi mano para que mientras preparábamos la tarta.
- ¿Por qué te ha mirado así Mason? - preguntó Damon.
- Damon, es complicado. Mason y yo no salimos en el pasado, pero él quiere que yo haga algo por él que sé que no debería hacer y es por eso que quiere coquetear conmigo - contesté mientras abría la caja de la tarta y dejaba la tarta en un plato.
Damon me rodeó con su brazo haciendo que me escurriera para caerme al suelo pero me sostuvo antes de que me llegara a caer para besarme.
- Jenna se está poniendo piripi - comentó dándome su mano.
- Deja de controlarla con alcohol - contesté.
- Quiero caerle bien - contestó coquetamente.
- ¿Cómo va la operación Lockwood? - le pregunté para saber su opinión.
- Ya es mi mejor amigo - contestó coquetamente mordisqueándome tiernamente el cuello.
- Aquí estáis. Qué divertido... - comentó Jenna acercándose a nosotros después de que Damon rápidamente parase de dejarme tiernos mordiscos por mi cuello.
- Sí, muchísimas gracias por invitarme - contestó Damon.
- ¿Tenía elección? - preguntó Jenna.
- Sé lo que estás pensando de mí y... - comentó Damon para Jenna.
Entonces decidí irme al salón porque no pintaba nada en esa conversación.
- No, no lo sabes. Te aseguro que he salido con muchos como tú - contestó Jenna con firmeza.
Cuando estaba a mitad de camino Damon dijo haciendo que me girase.
- Bueno, dame un poco de tiempo - dijo haciendo que me girase y le mirase mal.
- Es una broma, estoy de broma - dijo Damon al ver la cara que le había puesto.
Jenna se acercó a la caja con la cubertería de plata para sacar un cuchillo para cortar la tarta y dejar el cuchillo en el plato. Por lo que decidí quedarme en la cocina para seguir ayudando.
- ¡Uhh! - exclamó acercándose a la cubertería de plata para mirarla.
- Qué lujosos - añadió abriendo el último cajón.
- Gracias, es la cubertería de plata - contestó Jenna confirmándolo.
Damon sacó un cuchillo y me dedicó una miradita de las suyas haciendo que entendiera. Cuando la tarta estaba lista para servir la tarta Damon la llevó a la mesa mientras yo le acompañaba de la mano.
- Mason... - dijo dejándola en la mesa para decir.
- Haz los honores - añadió acercándose a él y sonriéndole.
Él miró el cuchillo de plata que estaba cerca de él para decir.
- Claro - dijo girando la tarta sin tocar el cuchillo para servirse un trozo de tarta con las manos.
Nos miró a Ric, a mí y a Damon para disculparse diciendo.
- Oh, perdón. Disculpadme. Soy un animal - dijo chupándose los dedos a modo de disculpa.
Ric se rió un poco y preguntó mientras que Damon y yo nos sentábamos juntos.
- Mason, ¿tú y Jenna nunca salisteis juntos? - preguntó.
- Siempre estuvo pillada por Logan Fell - comentó recordándome cuando Logan se largó para siempre al Caribe.
- Ah, mi primer error - comentó Jenna.
- Tú también estabas pillado por una tal Luna. Aunque todo el mundo sabe que eres un donjuán. Se las llevaba a todas de calle - comentó lo último para nosotros haciendo que Mason sonriera un poco por el comentario que había hecho mientras que volvía a la cocina para preparar la tarta que había traído Ric.
- ¿En serio? - preguntó Damon cuando terminamos de comernos la tarta Elena, Caroline y yo.
- Te tenía por lobo solitario - añadió Damon con una sonrisita mientras bebían de sus cervezas.
Nos levantamos, Caroline, Elena y yo para dejar nuestros platos en la cocina e ir a hablar al salón. Allí nos sentamos las tres y Caroline que seguía con hambre siguió comiendo una bolsa de gusanillos que había encontrado en la cocina. Entonces como ya no podía soportarlo más les pregunté a las dos.
- ¿Soy la peor amiga del mundo si os dejo aquí y me voy a ver a Stefan? - pregunté.
- No, no te preocupes, es tu hermano - contestó Elena haciendo que Caroline parase de comer para decir.
- ¿Te quieres ir? - preguntó Caroline a la vez que Elena le miraba mal por preguntar eso.
- Es que con Leah por ahí suelta, que se puede hacer pasar por mí pues es mejor que me vaya ya - contesté.
- No creo que sea una buena idea, Luna - dijo.
- Caroline, déjala. Es su hermano - intervino Elena mientras yo me levantaba.
- Hazme caso, no hay nada peor que una novia pesada - dijo una vez más Caroline.
- No estoy siendo pesada, estoy siendo preocupada. Lo entiendes, ¿no? - le dije intentando explicarle.
- Mmm..., ¿quieres que te lleve? - preguntó Caroline.
- Sí, vale - contesté mientras iba a despedirme de mi hermano.
Fui hasta la mesa en donde estaba sentado y le susurré.
- Pórtate bien, Caroline me va a llevar a casa. Te quiero - le susurré al oído para luego marcharme.
Él me cogió de la mano y me llevó hasta la cocina para besarme y decirme.
- Sabes que te puedo llevar yo también - dijo mirándome.
- No importa, tú tienes que seguir con la operación Lockwood - contesté.
- Vale, está bien, como quieras - dijo encogiéndose de hombros.
Antes de volver al salón con los demás le volví a besar. Me cogió de la mano y volvimos al salón juntos haciendo que Mason nos mirase pero me mirase a mí más que a Damon. Caroline cogió sus cosas y salimos de la casa para subirnos a su coche. Caroline subió después de mí. Después de un rato en silencio le dije.
- Gracias por llevarme - le dije.
- Allá vamos. ¡Al rescate! - comentó ella.
- ¿Por qué estás tan irónica? - le pregunté confusa por su reacción.
- Hablo por mi experiencia. Vosotros seréis la excepción - contestó.
- Claro que no hay ningún estudio de probabilidades. ¿Cuál es el índice de éxito de las parejas vampiro-humano?. Supongo que cero - añadió equivocándose en lo de humano porque yo era una diosa.
- Déjalo Caroline - dije sentándome un poco mal el comentario que hizo.
- Lo siento - se disculpó.
De pronto el coche empezó a hacer un ruido raro haciendo que Caroline parase el coche a mitad de camino. Cuando nos paramos ella llamó a una grúa y esperamos. Estuvimos esperando mucho hasta que se hizo de noche y le pregunté.
- ¿Seguro que viene la grúa? Está tardando mucho - le pregunté.
- Ya lo sé, es muy raro. Ya debería haber llegado - contestó.
- Sí - afirmé para después añadir.
- Voy a llamar a Damon - añadí sacando mi móvil.
- ¡No! Emm..., espera. Voy a volver a llamar y voy a poner mi voz de ogro - dijo evitando que llamara a mi hermano.
- Podemos ir andando - le dije.
- No puedo dejar aquí mi coche - contestó entre dientes poniéndose delante de mí.
- Luego volvemos - dije con tranquilidad.
- Espera un momento, Luna - dijo volviendo a llamar a la grúa.
- Caroline, te he dicho que estoy preocupada por Stefan - le dije un poco nerviosa.
- Además en el fondo es mi hermano - añadí.
- ¿No puedes esperar? ¿Por qué te empeñas en una relación que no va a funcionar? - preguntó haciendo que me quedara sorprendida por lo que estaba haciendo.
- Oye, escucha, ya sé que estás mal por lo de Matt.., pero deja de extrapolarlo a mí y a Stefan, por favor - le pedí.
- No estoy extrapolando nada. Tú eres humana y él es vampiro. Cuando tengas setenta años y lleves pañales él seguirá estando bueno y nunca podréis tener hijos, Luna - soltó alzando la voz. Estaba claro que no entendía nada.
- Creo que no lo entiendes. Tengo más de setenta años y no soy humana. Soy una diosa, soy su hermana, me da igual que no podamos tener hijos, aunque en realidad sí podemos tenerlos. Y ¿a qué viene todo esto? - dije intentando mantener la calma.
- Solo intento ser tu amiga - contestó defendiéndose.
- Pues hazme un favor y deja de intentarlo - dije pensando en que posiblemente Leah la podía estar manipulando.
- Tu grúa. Me acerco andando - añadí viendo como venía la grúa hacia nosotros e indicándola con mi mano.
- No, Luna. No... - dijo agarrándome del brazo para impedirme seguir andando.
- No me dejes sola - añadió al ver que me había girado para mirarle a la cara.
- Pero, ¿qué te pasa? - pregunté.
Entonces el hombre que había desde el asiento de conductor de la grúa paró la grúa en frente de nosotras para bajar la ventanilla y preguntar.
- Hola. ¿Habéis llamado por una rueda? - preguntó.
- Ha sido ella - dije yéndome en cuanto me soltó el brazo.
En cuanto llegué a casa me encontré en el porche a Stefan con una estaca clavada cerca del corazón.
- ¡Stefan! - exclamé corriendo para tirarme rápidamente al suelo y retirarle la estaca de golpe.
- ¿Estás bien? - me preguntó al ver que me había tirado rápidamente al suelo.
- No, creo que no - contesté apenada ayudándole a que se levantase tirando de mis manos.
- ¿Tú estás bien? - le pregunté.
- No..., tampoco - contestó abrazándome.
- Ya no estamos seguros, con Leah haciéndose pasar por mí, Katherine jugando con vosotros. Fue una estupidez volver al pueblo y fingir que podía tener una vida normal lejos de lo de ser diosa y todo eso. Fui estúpida por fingir una vida normal y ahora estáis en peligro - dije triste.
- Creo que Leah está manipulando a Caroline - añadí mientras entrábamos a casa cogidos de la mano.
- Y creo que Leah y Katherine quieren que no estemos juntos - seguí diciendo derramando lágrimas sobre mis mejillas.
Stefan estaba callado porque no sabía que decir. Verme así de triste le dolió y le dolió aún más no saber que poder hacer para aliviar esa tristeza. Aunque aún así me abrazó y sugirió.
- Y si..., fingimos que estamos discutiendo o algo así. Será más fácil si Damon no sabe nada, así se enfadará conmigo por romperte el corazón pero por lo menos parecerá real - dijo haciendo que me calmase un poco.
Esa idea no me gustaba mucho al igual que a él pero como estábamos desesperados y no teníamos otra opción tuvimos que aceptarlo.
- Vale - contesté.
- Vamos al Mystic Grill y rompemos en público para que nos vean todos. Si quieres, claro - propuso.
- Sí - contesté asintiendo.
- Pero antes de ir ¿puedo besarte por lo que podría ser nuestro último beso? - le pregunté.
- Ven - contestó cariñosamente cogiéndome en brazos para llevarme contra la pared y besarme por la que podría ser nuestra última vez.
Nos seguimos besando y Stefan que no podía soportar perderme me llevo en brazos entre besos hasta nuestra habitación para acostarnos por última vez y ya después si eso nos íbamos al Mystic Grill.
Me arrancó la camisa con cuidado sin romperla ni hacerme daño y me fue mordisqueándome todo el cuello mientras nos tumbábamos en la cama.
- ¿Qué tal que para que parezca más real me das de beber de tu sangre para que me coloque y entonces luego cuando entremos al Mystic Grill me regañas dándote cuenta de que me he pasado bebiendo de tu sangre? - le pregunté entre besos.
- Vale - contestó mordiéndose su muñeca para darme a beber de su sangre y colocarme después de un rato bebiendo.
Le quité la camiseta como una niña pequeña y entonces después de hacerme algunas cosquillas empezó a masajeare el pecho haciendo que gimiera un poco. Luego nos quitamos toda la ropa y después de un rato de embestirme salió de mí mientras iba diciendo entre risas.
- Stefan deberías dejarte llevar, siempre estás muy serio - dije con voz de ebria.
- Ven - dijo cogiéndome en brazos para llevarme al baño con él.
Nos metimos en la ducha juntos y me cogí de su brazo sonriendo mientras él me miraba sonriendo.
- Te quiero tanto..., que daría lo que fuera por que fueras feliz - dijo acariciándome la mejilla haciendo que aunque fuera humana me pusiera a ronronear cerrando los ojos y restregando mi mejilla por su mano.
- Eres muy bueno conmigo, hermanito. Te quiero mucho - dije tiernamente como una cría.
- Y yo hermanita - contestó sonriéndome un poco apenado sabiendo que posiblemente esta sería la última vez que podríamos estar juntos.
Cuando acabamos de ducharnos nos vestimos juntos y fuimos al Mystic Grill. En cuanto entramos pusimos en marcha nuestro plan.
- Bueno. ¿Y qué tal ha ido la barbacoa con Damon? - preguntó Stefan empezando a hablar a la vez que entrábamos.
- Genial, es super tierno y adorable. Le quiero un montón - dije esforzándome por no pasarme de la raya.
- Luna, ¿estás bien? - preguntó haciéndose el confuso mientras nos sentábamos juntos en una mesa.
- Perrrfectamente - dije riéndome por los efectos de la sangre de mi hermano.
- ¿Estás colocada? - preguntó.
- Sí, pero no importa. Damon dice que está bien llevarse de vez en cuando - contesté intentando no pasarme.
Caroline nos estaba observando desde su mesa.
- Luna, no puede ser que cada vez que nos acostemos estés bebiendo de mi sangre, no me gusta regañarte pero... Bueno, en fin, tienes que dejar de beber sangre por un tiempo hasta que las cosas se calmen - dijo Stefan fingiendo regañarme aunque no le gustaba nada al igual que a mí tener que regañarle, ambos lo odiábamos.
Damon también estaba escuchando la conversación algo sorprendido de lo que estaba pasando.
- ¿O si no qué? - le contesté para provocarle.
- Luna, no podemos seguir así... - continuó diciendo Stefan mientras yo fingía no entender nada.
- Claro que tú sí puedes pasar el día con tu ex celosa - contesté reprimiendo las lágrimas. En el fondo esto me estaba matando.
Stefan también podía ver lo que me pasaba pero sin embargo no podía hacer nada, así que dijo intentando calmar un poco las cosas.
- Sé que estás enfadada, ¿vale? Pero quiero que tengas cuidado. Ya has visto hasta dónde es capaz de llegar - dijo haciendo que me calmase.
- Si Leah y Katherine quisieran hacerme daño, ya me lo habrían hecho - contesté.
- He estado tres veces delante de Leah - añadí.
- La pillaste desprevenida, a lo mejor todavía no quiere hacerte daño, a saber lo que estará planeando. No creas que estás a salvo - siguió diciendo Stefan.
- No le tengo miedo - repliqué.
- Pues deberías - contestó Stefan.
- Si se hubieran salido con la suya estaríamos rompiendo - comenté.
- Siempre se saldrán con la suya, siempre irán un paso por delante de nosotros - afirmó Stefan, que no le gustaba lo que estaba pasando.
Yo me hice la sorprendida y le pregunté.
- ¿Estás diciéndome que hagamos lo que quieran? - pregunté haciendo que suspirase mi hermano para decir.
- Oye, no sabemos de lo que puede ser capaz de hacer Leah, Katherine por lo menos la conocemos, pero Leah no, lo único que sabemos es lo que te ha contado - contestó.
- Sí, me queda claro. Es peligrosa. Pero cada día que estamos juntos es peligroso. ¿Por qué dejas que influya en nuestra relación? - dije.
- Esta es la realidad de nuestra relación, lo siento, Luna - dijo haciendo que se me saltaran las lágrimas por culpa de los efectos que tenían la sangre en mí. Entonces como no quería que me viese así me fui corriendo aunque cuando salí me choqué con Damon que estaba serio por verme así.
- ¿Stefan quiere romper contigo? - preguntó enfadado.
No quería decirle que sí, pero tenía que hacerlo para que pareciese real.
- Sí - contesté llorando.
Él me miró pero decidió abrazarme para que no estuviera tan triste.
- Vamos a casa y me cuentas lo que ha pasado, ¿vale? - propuso Damon haciendo que me sintiera un poco mejor.
- Vale - contesté cogiendo mi móvil para escribirle un mensaje a Stefan diciéndole que estaba con Damon.
Él me contestó en otro que me quedara a dormir con Damon para que pareciese más real y le dije que pasara lo que pasara era el mejor hermano del mundo al igual que Damon. Cuando me guardé de nuevo el móvil Damon se cogió de mi brazo y comentó.
- Esta vez no has vomitado por la sangre. Tu tolerancia a la sangre está mejorando - comentó sonriéndome.
- Gracias - dije agradecida de como se estaba portando conmigo.
Él me miró y me sonrió para después seguir andando hasta casa.
- Ven, duerme un poco en mi habitación, estarás agotada de todo - dijo mientras entrábamos a su habitación.
Aunque a él no se le daba bien hacer de hermano mayor por lo menos lo intentaba lo mejor que podía conmigo. Me quitó la ropa y me dejó en ropa interior en su cama. Después hizo que me tumbara en su cama y me arropó con las sábanas para después irse.
- Espera, Damon - le dije haciendo que se parase a mitad camino para mirarme.
- No le hagas daño a Stefan, por favor - le supliqué.
- Si es lo que quieres... Está bien, después le regañaré pero prometo no pasarme con él - contestó viendo como sonreía por lo que había dicho para quedarme dormida.
Stefan P.O.V
Me dolió ver la reacción de mi hermana por lo que le dije sobre nosotros, pero luego al ver su mensaje diciéndome que Damon estaba con ella para consolarle me sentí un poco mejor. Así que fui a casa para verla y estar con ella un rato sabiendo que no nos dejaría Damon, ya que había estado escuchando la conversación. Al llegar a casa me encontré con Damon que estaba esperándome apoyado en el marco de la puerta de la entrada.
- Así que no quieres que le rompa el corazón a nuestra hermanita, pero luego vas tú y quieres romper con ella destrozándole el corazón. Eh... - dijo con una mueca en el rostro.
- Damon, espera, es complicado pero no te lo podemos decir - dije.
- Reconozco que si rompes con ella entonces la tendré para mí solo, lo cual me viene de perlas. Pero si romper con ella hace que esté así de triste no lo permitiré - contestó decidido.
- Créeme, a mí tampoco me gusta romper con ella, aunque es por nuestra seguridad, pero sobre todo por la de Luna - le expliqué entrando a casa.
- ¿Dónde está? - añadí al ver que se había calmado al decir que todo era por mantener a Luna sana y salva.
- Está durmiendo en mi habitación, la he visto cansada - contestó encogiéndose de hombros.
- Vale - contesté mientras subía para ir a verla un rato.
Entré y sigilosamente con mi velocidad vampírica me acerqué a ella haciendo que se moviera un poco. Le arropé mejor con la sábana y senté a su lado.
- Stef... - me llamó somnolienta abriendo poco a poco sus ojos.
- Shh, tranquila, ya estoy aquí - le contesté dándole mi mano.
- ¿Estás bien? - pregunté haciendo que ella negara con la cabeza para incorporarse y abrazarme.
- Odio discutir contigo y odio tener que hacerte daño y yo..., yo... - dijo entre lágrimas.
Te quiero - añadió.
Entonces suspiré y le contesté.
- Sí, yo también... - contesté.
- Parecía real... - añadí recordando que ella me había dicho una vez que tuvo que aprender a interpretar papeles y todo eso por si acaso la gente se daba cuenta de que era diosa y ella pudiera encubrirlo sin ningún problema.
- ¿Te ha hecho algo Damon? - preguntó.
- No, tranquila - contesté.
Entonces nos separamos para besarnos durante un rato hasta que nos volvimos a separar para seguir hablando.
- ¿Has visto a Caroline? - me preguntó.
- Sí - contesté.
- Tenías razón, Leah la controla, ha oído toda la conversación - añadí recordando el mensaje que me mandó explicándomelo.
- Entonces Leah y Katherine no tardarán en mover ficha - comentó mi hermana para añadir.
- Ojalá me equivoque pero conozco muy bien a Caroline. Era demasiado obvio saber que hoy pasaba algo - añadió.
- Sí. Es muy típico de Katherine, siempre busca a alguien que haga el trabajo sucio - continué diciendo.
- ¿Todo esto para recuperarte? - preguntó un poco triste haciendo que sonriera para explicarle.
- No ha vuelto por eso, ¿vale?. Diga lo que diga la conocemos. No le importa nadie aparte de Leah y ella misma. Nunca lo ha hecho. Es incapaz de amar - le expliqué acariciándole su pelo mientras ella sonreía por las caricias.
- Quedaos Damon y tú a dormir conmigo - me pidió.
- Vale - contesté, no podía evitar decirle sí en todo cuando se trataba de mi hermana.
Llamé a Damon y vino.
- ¿Qué pasa rompe corazones? - preguntó, se le notaba que todavía estaba enfado conmigo.
Luna me cogió la mano y dijo.
- Damon, estoy bien por favor te dije que no le regañaras - dijo defendiéndome.
- ¿Y por qué habéis discutido antes en el Mystic Grill? - preguntó Damon.
- Es porque yo no dejo de beber vuestra sangre - contestó Luna.
- Pero si vosotros no sois capaces de discutir por nada - comentó Damon tumbándose a mi lado en la cama.
Me acerqué a él para dejarle espacio a Stefan y se acostó a mi lado.
- Me encanta cuando sois así conmigo - comentó Luna mientras yo le acariciaba la mejilla.
Ella me cogió la mano con la que le estaba haciendo las caricias y me besó.
- Yo no os entiendo, os ponéis a discutir diciendo que a lo mejor vais a romper y luego cuando estamos en casa os besáis diciendo lo mucho que os queréis y todas esas tonterías que decís - comentó Damon.
- Damon, cuando acabe todo esto te lo explicaremos pero por ahora creo que esto es lo mejor - dijo midiendo sus palabras mientras yo asentía dándole la razón.
- Te quiero, solo quiero que estés bien - dijo Damon cogiéndole su mano.
- ¿Damon estás preocupado por mí? - preguntó Luna sorprendida.
- Sí, creo que sí - contestó Damon.
Luna se giró para sonreírle y le besó.
- Os quiero - dijo cogiéndole la mano de Damon y la mía para después acurrucarse entre nosotros y quedarnos dormidos los tres.
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