⚠️Capítulo 2 Un mundo feliz.⚠️
Flashback por Luna Salvatore, aeródromo de Mystic Falls.
Hoy tenía que ir con Sheila a un aeródromo para entrenarme como diosa y estaba un poco nerviosa. Llegamos en media hora.
- Luna, ¿sabes lo que tienes que hacer? - me preguntó Sheila.
- Sí, me tengo que subir en el avión y tengo que mantener un ordenador estable en el aire sin que se mueva ni un solo milímetro - contesté apretando mi colgante en mi mano, a pesar de todo siempre lo llevaba en honor a mis hermanos.
- Perfecto, lo harás bien - dijo mientras bajábamos del coche.
Yo estaba triste por mis hermanos, los echaba muchísimo de menos pero como era diosa no me podía dejar llevar por la tristeza. Sheila se dio cuenta cómo estaba y preguntó.
- ¿Estás bien? - preguntó.
- No, echo muchísimo de menos a mis hermanos - dije entre lágrimas mientras Sheila me abrazaba.
- Lo sé, ojalá pudiéramos encontrarlos pero tienes que entrenarte como diosa, si no estarás débil y te harán daño - dijo Sheila consolándome un poco.
- Ya - contesté limpiándome las lágrimas y montándome en el avión que estaba en frente de nosotras.
Era un avión de mercancías muy grande, en el suelo estaba el ordenador portátil y un asiento para sentarse con un cinturón. Me senté, me até el cinturón y antes de hacer levitar el ordenador con mi mente miré la foto de Damon recordando lo orgullosos que estarían mis hermanos si me viesen. Entonces hice levitar el ordenador con mi mente y el avión empezó a despegar. Tenía que estar muy concentrada para que no se cayera el ordenador, pero lo hice bien porque incluso cuando el avión aterrizó ni se me movió ni un milímetro. Al bajar del avión Sheila me felicitó y nos fuimos a celebrarlo tomando tarta. Ya estaba lista para ser diosa de la naturaleza.
Mansión Salvatore, en la actualidad.
Estábamos sin nada de ropa en la cama, yo estaba abrazada al brazo de Damon, había dormido toda la noche abrazada a su brazo como si fuese una niña pequeña. Pero en fin, tenía que reconocer que me gustaba dormir así.
Stefan y yo nos despertamos a la vez. Él me miró pero me sonrió acariciándome la mejilla entonces intenté separarme de Damon para estar con Stefan pero Damon no me dejó, me abrazó y siguió durmiendo conmigo. Por lo que se me ocurrió lamerle la mejilla tiernamente, pero ni siquiera conseguí que me soltase. Así que Stefan se quedó a mi lado esperando a que Damon se despertara y me solrtara. Me giré y miré a Stefan para sonreírle y entonces noté como Damon me lamía la espalda.
- Por fin te despiertas - comenté mientras él me soltaba y me iba con Stefan.
- Reconoce que te ha gustado dormir abrazada a mi brazo - dijo.
- Sí - confesé con un poco de vergüenza, a lo que Stefan me cogió la mano y me la acarició.
- ¿Te apetece hacer un trío? - preguntó Damon haciendo que me girase.
No contesté, simplemente le besé con una sonrisa diciendo.
- Sois los mejores - dije.
Damon empezó a pasar sus dedos delicadamente por mi pierna mientras Stefan me acariciaba la mejilla. Entonces Damon empezó a estrujarme las piernas para provocarme. Besé a Stefan y él me lamió la mejilla para que soltara una risita.
- ¿Te gusta? - preguntó Damon.
- Eso es quedarse corto, me encanta - dije.
- Bien pues ahora te voy a hacer lo que te vuelve loca - dijo sonriéndome con una de sus sonrisas tiernas y provocadoras de hermano mayor.
Sabía exactamente a lo que se refería con eso, pero no quería ponérselo fácil, por lo que me hice la víctima en la cama con una sonrisa y cuando se subió encima de mí lo volteé para quedarme encima de él. Stefan se abrazó a mi brazo y me empecé a mover lentamente en Damon cuando vi que Damon empezó a suspirar entonces dejé de moverme para dejarme voltear por él.
- Oh, Luna no seas mala conmigo - protestó cuando paré.
Me lo pensé mejor y dije.
- Me toca con Stefan, he estado casi todo este tiempo contigo, ahora quiero estar a solas con él, Damon, no quiero abusar de su confianza - dije sintiéndome un poco culpable por no estar con él.
Stefan me cogió de la barbilla y me dijo tiernamente.
- No me importa, es nuestro hermano, confío plenamente en ti y lo sabes. Pero si es lo que quieres lo haremos como tú quieras - dijo tiernamente.
Le miré con pena por como se estaba portando conmigo, yo no merecía todo esto que me estaban dando los dos.
- Bien, me voy a mi habitación si necesitas algo allí me tienes - dijo mientras me bajaba de él.
Me bajé de él, quedándome al lado de Stefan y con mi mente le pasé su ropa para que se la pusiera. Cuando se la puso le cogí su mano para dejarle un beso pero después de eso no sé porque lo hice pero sin querer lancé a mi hermano contra la pared agrietándola en el acto. Al darme cuenta de lo que había hecho bajé la mirada asustada y le pregunté.
- ¿Estás bien? - pregunté sabiendo que esta vez había sido más fuerte.
Damon se levantó tambaleándose y tosiendo un poco para decir.
- Esta vez ha sido más fuerte. Querías acabar conmigo, eh... - dijo de broma.
Stefan vio que se me iban a saltar las lágrimas y me abrazó.
- Tengo miedo, no os quiero hacer daño, no controlo mis poderes. Debería pedirle consejo a Leah, ella es la única que me puede aconsejar - dije hundiendo mi cabeza en Stefan a la vez que temblaba de miedo.
Damon me miró poniéndose serio y dijo.
- Ni hablar, seguro que es eso lo que quiere Leah, quiere atraerte a ella para que tu oscuridad te domine por completo y te perdamos. Así que no, Leah no es la opción, no te perderemos - dijo Damon serio.
- Damon, podrías ser un poco más amable con ella ¿Sabes? Lo está pasando mal y solo nos tiene a nosotros como sus hermanos ¿no crees? Deberías tratarla mejor - dijo cogiéndome mi mano.
Damon miró a Stefan, pero luego me miró a mí para insinuar.
- ¿Y por qué solo tus poderes se descontrolan conmigo? - insinuó, haciendo que me doliera lo que había insinuado.
- ¡Damon! - le regañó Stefan por lo que había dicho, sabía que lo que había dicho Damon me había dolido.
- No sé - contesté sin más.
- ¿Luna? - dijo Stefan a la vez que me vestía para bajar a las celdas y encerrarme a llorar allí, allí seguro que no les hacía daño a ninguno de los dos.
Damon y Stefan me miraron cuando me puse de pie y antes de bajar a encerrarme para llorar en una celda dije.
- Por favor, no os peléis por mí, sabéis que os quiero a los dos, y como os quiero no puedo permitirme haceros daño - contesté sin más mientras salía de la habitación.
Stefan se vistió para salir de la habitación y decirme.
- Espera, Luna, no te vayas, quédate con nosotros, hallaremos la forma de controlar tu oscuridad, tal vez solo necesites tiempo, o aprender a controlar tus emociones, o no sé. Pero por favor quédate con nosotros - dijo Stefan cogiéndome de la mano. Tratándose de él no podía negarme, no quería que sufriera por mí.
- Soy peligrosa, sé que sois inmortales, pero ¿qué pasa si un día os lanzo una estaca de madera sin querer?, o peor, ¿qué pasa si me vuelvo malvada y quiero acabar con vosotros? - pregunté.
- Cuando llegue ese día veremos lo que hacer - contestó Stefan rodeándome con su brazo.
- Además, en parte creo que es culpa de Damon, él se pasa todo el día tratando de provocarte - añadió a modo de chiste para que me riera un poco.
Yo solté una risita que acabó convirtiéndose en lágrimas.
- Eh... Vamos, no llores, tranquila, encontraremos la forma - dijo Stefan abrazándome para consolarme.
Esta vez me volvió a ocurrir lo mismo pero en vez de ser Damon fue Stefan, lo tiré por la escaleras, no tenía ningún control de mis poderes. Cuando tiré a Stefan por las escaleras me dolió. Me dolió saber que ya no solo me pasaba con Damon, sino que también con Stefan. Así que corrí abajo para ayudarle, estaba en el suelo.
- ¡Stefan! - grité entre lágrimas mientras corría abajo para ayudarle.
Le ayudé a levantarse entre lágrimas y me abracé a él con miedo. Él me acarició y me dijo.
- No ha sido nada, no te preocupes, estoy bien - dijo acariciándome.
- Es que me duele saber que ya no solo es con Damon, también es contigo y me duele hacerte daño, no quiero hacerte daño, te quiero - dije asustada.
Damon bajó después para cogerme de la barbilla y besarme.
- Si quieres que vayamos a preguntarle a Leah déjame que te acompañe, o que te acompañemos - dijo mirando a Damon por lo último.
- Vale, gracias - dije mientras me abrazaban los dos.
- Me ha escrito la sheriff, me ha dicho que Caroline está ingresada en el hospital y la llevaste tú porque se desmayó de repente - dijo Damon después de leer el mensaje.
- ¿Qué? Eso es imposible, no he salido de casa, vosotros lo sabéis, no he ido a ver a Caroline - dije un poco molesta, no me estaba gustando como se estaba poniendo esto, ahora estaba molesta sin motivo aparente y luego a lo mejor podría enfadarme con Stefan sin querer. No podía controlar mis emociones. Todo lo que sintiera que fuera bueno, resultaba que instantes después se transformaba en sentimientos malos.
Me aparté con miedo de Stefan y Damon dijo.
- Vale, vale, te creemos. Seguro que ha sido Leah haciéndose pasar por ti - dijo Damon.
Stefan me miró apenado, no se le ocurría qué podía hacer para ayudarme.
- Id a verla vosotros, tengo miedo de utilizar sin querer mis poderes en el hospital - comenté sin ánimos.
- Ve tú, yo me quedo con ella para cuidarla - dijo Damon para Stefan.
- Luego iré para ver cómo está Liz, necesitará mi apoyo, ella me considera un amigo - añadió lo último con cierto tono cómico.
Me acerqué con miedo a Stefan para despedirme, le besé con cuidado y le dije.
- Te quiero, por favor ten cuidado - dije abrazándole entre lágrimas.
Stefan me acarició la mano y me dijo.
- Adiós, hermanita - dijo mientras se iba.
Se paró a unos metros de nosotros para girarse y decir.
- Damon, por favor si no lo haces por mí, hazlo por ella. Por favor cuídala y protégela - dijo Stefan para Damon.
Damon no contestó, simplemente asintió serio. Cuando se fue Stefan Damon y yo nos quedamos en el salón y después de un rato de silencio mirándonos de pronto sentí la necesidad de ver a Leah para formar parte de lo que estaba haciendo. Intenté resistirme clavando unas garras en el sofá que había hecho que salieran para poder resistirme a mi oscuridad, aunque era muy fuerte y tenía miedo de hacerle daño a mis hermanos. Damon me miró pero no pude resistirme y antes de lanzarle por los aires dije.
- Lo siento - dije lanzándole por los aires para que se estrellara contra la pared. Cayó de rodillas al suelo pero aún así se levantó rápidamente para seguirme.
Leah estaba en el porche, apoyada en la pared que estaba cerca de la puerta, parecía que le pasaba lo mismo que yo, pero ella seguía siendo ella y no tenía ningún problema en cuanto al control de sus poderes.
Damon apareció segundos después. Entonces se puso entre Leah y yo mirándome a los ojos.
Así que pregunté.
- Leah, ¿qué me está pasando? - pregunté pero mi hermano me impidió acercarme más a ella.
- Te lo he dicho, la leyenda - contestó mirando a mi hermano.
- Pero mira que te gusta provocar a tu hermana - comentó para Damon viendo que se había dejado sin abrochar el cuello de su camisa como hacía casi siempre.
Ignoré su comentario y seguí diciendo.
- Pero habrá alguna forma de controlar mi oscuridad, ¿no? - seguí diciendo.
Ella soltó una pequeña carcajada y dijo.
- Si eso fuera posible ya lo habría hecho hace mucho tiempo - dijo haciendo que comprendiera lo que pasaba.
- ¿Quieres decir que tú antes eras buena? - pregunté.
Ella carraspeó y se corrigió al darse cuenta de lo que había dicho.
- Yo no he dicho eso. Mira, solo digo que tú y yo acabaremos juntas de un modo u otro, quiero decir, por las buenas o por las malas - se corrigió.
- No, Leah, dilo, no importa. Mira, si eras buena dilo, para que te podamos ayudar y... - intenté convencerle.
- ¿Y luego qué?, que forme parte de vuestra aburrida familia. Prefiero la libertad de hacer lo que quiera y cuando quiera - continuó por mí.
Leah se acercó a mi hermano y le miró de una forma coqueta. Después me miró a mí, soltó una risotada y dijo.
- Ves, he ahí el problema de tu oscuridad. Tu oscuridad se alimenta de tus sentimientos, es decir, que si sientes algo por tus hermanos, ese sentimiento, te consumirá. Acéptalo, no puedes estar con tus hermanos si es que de verdad deseas mantener estable tu oscuridad - dijo volviendo a desaparecer.
Cuando desapareció, no dije nada. Estuve callada un rato y luego decidí entrar a casa para no estar expuesta. Me di cuenta que todavía no estaba preparada para ser diosa, tenía que seguir entrenándome aunque hubiera acabado mi entrenamiento con las brujas. Pero había un pequeño problema, que consistía en que no había nadie que conociese y fuese de fiar para ayudarme a sacar al máximo mis habilidades como Leah había hecho.
Damon me siguió hasta el salón sin decir nada. Cuando llegamos nos sentamos en el sofá y Damon dijo.
- Sé que ahora no te apetecerá escucharme, pero quiero que sepas, que tú eres muy fuerte, seguro que puedes mantener estable tu oscuridad - dijo.
Yo no contesté, no me apetecía hablar, quería estar sola, en contacto con la naturaleza para meditar un rato. A lo mejor así podía mantener estable mi oscuridad. Sin embargo como era peligroso estar fuera de casa, me fui a mi habitación. Pero en cuanto me levanté Damon me cogió de la muñeca para preguntarme.
- ¿Te apetece que hagamos algo juntos? - preguntó. Así que se me ocurrió que podía entrenar con mi hermano un rato, aunque supuse que luego acabaríamos en la cama.
- ¿Me ayudas a hacerme más fuerte? - le pregunté.
Aunque no pudo contestar porque llegó Stefan.
- Leah ha convertido a Caroline en vampira - explicó mientras se acercaba a donde estábamos Damon y yo.
En ese momento lo único que pude sentir era rabia, estaba furiosa porque Leah estaba haciéndome todo esto para que me uniera a ella y formásemos el duo del mal que era como ella lo llamaba. Damon fue a rodearme con su brazo al ver la cara que había puesto pero me aparté ariscamente de él diciendo.
- No me toques - dije ariscamente mientras se me erizaba el pelo, cuando se me ponía el pelo así era porque posiblemente me iba a transformar en gata.
Cuando miré su reacción me di cuenta de lo que había pasado y bajé la mirada arrepentida.
- Chicos, no puedo seguir así, estos cambios tan repentinos de ánimo, es emocionalmente agotador, tenemos que hablar con Leah - expliqué.
- ¿Hermano, me acompañas? - añadí para Stefan.
- Claro, lo que tú quieras - contestó Stefan.
- Pero si acabamos de verla - replicó Damon.
- Pues vamos a verla otra vez - dije intentando sonar amable, pero sin lograrlo. Esto iba de mal en peor, primero los poderes y ahora las emociones.
- Lo siento - añadí con una mueca.
Damon me lanzó una miradita de esas que me ponían bastante, supuse que lo había hecho porque solo quería ver mi reacción, simplemente me sonrojé un poco y Damon dijo.
- Bien, voy a ver cómo está Liz - dijo saliendo de casa.
Cuando salimos Bonnie me escribió que había encontrado algo sobre lo que le dije acerca de la leyenda, dijo que fuéramos a verla porque era algo gordo. Nos la encontraríamos en la plaza, en frente del Mystic Grill. Entonces le conté a Stefan que ya no hacía falta hablar con Leah. Durante todo el camino fui a su lado pero manteniendo una distancia prudencial, por si mi oscuridad volvía a estar al acecho. Estuve callada todo el rato hasta que Stefan que no soportaba verme sufriendo dijo.
- Bueno, ¿y qué tal antes con Damon? - preguntó.
- ¿Sabes una cosa, hermanito? Te odio - dije soltando una carcajada.
Al instante volví en mí y me tapé la boca atónita por lo que había dicho mientras derramaba unas lágrimas por lo que me estaba haciendo Leah, estaba segura de que no era yo. Era Leah que me estaba controlando con algún tipo de hechizo, no podía ser yo.
Stefan me abrazó, me retiró las lágrimas y dijo.
- Tranquila, todo irá bien, encontraremos la forma de que no te vuelvas malvada - dijo a la vez que yo lo miraba asustada.
Llegamos a la plaza y nos encontramos a Bonnie con una especie de cristal kriptonita celestial. Stefan me dio la mano y habló por mí. Evitando que hiciera algo malo.
- ¿Qué pasa? - preguntó cuando nos sentamos en el banco junto a Bonnie.
- ¿Qué le pasa a Luna? - preguntó Bonnie mientras yo me pegaba más al brazo de Stefan.
- Nada, es por lo de la oscuridad, tiene miedo a hacer daño a alguien - contestó por mí.
- Ah. Bueno, pues tengo buenas y malas noticias - dijo Bonnie, a lo que yo contesté.
- ¿Puedes ir al grano?, no tenemos todo el día - contesté borde.
- ¡Argh! - exclamé frustrada por lo que había vuelto a pasar.
Bonnie me miró un poco extrañada, pero lo dejó estar y siguió hablando.
- Creo que ya sé como hacer que Luna mantenga su oscuridad estable, lo malo es que le va a doler mucho, puede no funcionar y hay que esperar a que haya luna llena - explicó.
- Tienes que coger este cristal y cuando haya luna llena tienes que dar derramar un poco de tu sangre y después tienes que poner el cristal de manera que la luz de la luna pase por el cristal convirtiéndola en luz verde, que te quemará un poco y te dolerá mucho pero no te matará - explicó.
- Me niego a que desaparezca mi oscuridad, es divertido, de verdad - dije fuera de mí. Esto estaba mal, tenía que resistirme. Pero sin embargo era tan fuerte que no podía.
- Si funciona te quedarás unos días siendo la persona más sensible del mundo y sin poderes, creo, pero después volverás a ser la misma de antes - explicó Bonnie.
- Ni hablar, no vas a ponerme ni un dedo encima - dije levantándome del banco a la vez que les amenazaba a los dos, pero sobre todo a mi hermano.
- Bonnie, dame el cristal y vete. Déjame a mí - dijo mi hermano.
Cuando Bonnie se fue, dije soltando una pequeña carcajada.
- ¿Qué me vas a hacer? No puedes hacerme daño, me quieres tanto. Yo en cambio te odio y prefiero estar haciendo cosas más divertidas con Leah - dije andando en círculos sin parar de mirarle a los ojos, estaba disfrutando de hacerle daño a mi hermano.
Stefan se paró, alzó sus brazos y dijo.
- Adelante, mátame o utiliza tus poderes, me da igual. Te verán todos utilizar tus poderes - dijo para añadir.
- Hermanita, te conozco muy bien. Tanto, que sé que eres tan fuerte que puedes resistirte - añadió haciendo que me doliera la cabeza por el esfuerzo que suponía tener que resistirme a toda esa oscuridad que amenazaba con empujarme al abismo de la maldad. No pude sostenerme en pie y le supliqué entre lágrimas.
- Lo siento, por favor no quiero hacerte daño. Vete, o haz algo para que me desmaye o... - le supliqué con miedo.
Stefan no me dejó continuar porque me besó y dijo.
- No, Luna, estoy harto de que me apartes de ti porque pienses que me puedas hacer daño, ese es mi trabajo no el tuyo, confío en ti y como confío en ti me quedaré a tu lado aunque me hagas daño y me digas cosas para apartarme de tu lado - dijo dándome su mano para ayudarme a levantarme del suelo.
Entonces me cogí de su mano y nos fuimos a casa. Por el camino, antes de entrar a casa le pregunté.
- ¿Tú crees que esta noche habrá luna llena? - pregunté cogida de su brazo.
- Intentaremos que haya, si no iremos a donde haya luna llena - me contestó con una sonrisa.
- Siento apartarte de mi - dije por lo que él dijo antes.
Me sonrió, me acarició y me contestó.
- No te preocupes, antes creo que me he pasado un poco al decirte todas esas cosas - contestó sonriendo. Me gustaba eso de que intentara mantener la calma por mí a pesar de la situación.
Cuando entramos a casa, Damon llegó un poco serio. Stefan miró a Damon, luego me miró a mí y dijo suspirando.
- Bueno, ¿qué os parece si vamos a cenar al Mystic Grill? - preguntó.
A lo que se me ocurrió, que para evitar que contestara alguna palabrota, insulto, o algo peor, podría escribir lo que fuera a contestar en un papel. Que como ahora no tenía a mano ningún papel o bolígrafo, lo escribí en las notas del móvil. En cuanto terminé de escribir un "genial!!" en el móvil, se lo enseñé a mis hermanos tapándome la boca. Damon miró el móvil, después me miró a mí y decidió quitarme la mano de mi boca. A lo que yo me negué quejándome.
- Luna, me da igual que me insultes. Pero enserio, no puedes ir así al Mystic Grill - dijo apartándome la mano de mi boca. Y mi oscuridad volvió a lo mismo.
Fui a pegarle un puñetazo, cuando él me cogió la mano con la que le iba a pegar el puñetazo y dije furiosa.
- Suéltame - dije furiosa intentando que le llegara el puñetazo, sin embargo él me dobló la mano como si nada para dejarme el brazo en su sitio a la vez que me hacía daño.
- ¡Auch! - me quejé volviendo en mí cuando me soltó.
- ¿Te he hecho daño? Lo siento - dijo haciendo un puchero, estaba enfadado por algo, pero no sabía por qué era.
- ¡Damon! Prometimos que no dejaríamos que nadie le haría daño y vas tú y le haces daño - le regañó Stefan acariciándome la mano en la que me había hecho daño.
- Stefan, déjale, creo que está dolido por verme así, no importa - dije arrepentida de lo que había hecho.
Así que suspiré y les propuse a los dos con una sonrisa.
- Olvidemos nuestras penas por esta noche y disfrutemos de esta velada. Los tres, los tres Salvatore juntos contra todo lo demás - propuse sonriendo a la vez que rodeaba a cada uno con mi brazo.
- Y cuando volvamos de cenar podríamos hacer algún que otro trío - seguí diciendo con una sonrisa de traviesa.
- Vale - contestó Stefan.
Damon se acercó a mí, me miró un poco serio pero se agachó para cogerme de la barbilla y besarme.
- Vamos a ducharnos juntos - dijo Damon cogiéndome del brazo.
Yo solté una risita a la vez que me daba con la mano en mi frente. Miré a Stefan y a él le pareció bien que fuera a ducharme con el pesado de mi hermano mayor. Simplemente estaba ahí, mirándonos con una sonrisa. Damon se agachó para cogerme en brazos y para que no me cayera apretó mis piernas contra él, antes de llegar a su habitación fui a la de Stefan para coger un vestido fresquito de color azul. Cogí mi ropa interior y bajé a la habitación de Damon. Él estaba esperándome con su camisa a mitad desabrochar y mirándome con su típica miradita que me ponía. Cuando entré se acercó con su velocidad vampírica hasta mí haciendo que me sobresaltara y se me cayera la ropa que había cogido. Me puso contra la pared, apoyó sus dos manos contra la pared y me susurró al oído.
- Te amargas demasiado, ¿qué tal si te dejas llevar un poco para disfrutar de esta noche junto a tus amados hermanos mayores? - me susurró al oído para provocarme.
- Pero, Damon, si me dejo llevar... - repliqué, aunque sus labios que ahora estaban sobre los míos me impidieron terminar la frase.
- ¿Qué te he dicho? Déjate llevar, olvida por una vez, como tú misma has dicho antes, tus penas como diosa y céntrate en que nos tienes para hacer lo que quieras - dijo besándome y haciéndome olvidar todo lo demás.
Ahora ambos teníamos una respiración agitada.
- Vamos a la cama - dije entre jadeos.
- Espera, aún no, todavía te puedo poner más - contestó mordisqueándome la mejilla.
Me subí en él, enrollando mis piernas en su cadera a la vez que él me quitaba las zapatillas. Después me desabrochó la camisa blanca que de vez en cuando me ponía para vestir elegante y me fue lamiendo lentamente la barriga.
- ¡Oh!, Damon, por favor vamos a la cama - supliqué soltando algún que otro pequeño gemido.
- Ahora ya sí - contestó haciendo que me cayera de él. Sin embargo antes de darme con el suelo me recogió con su brazo y me llevó a la cama.
En la cama empezó a hacerme cosquillas y yo no podía dejar de reírme.
- Jaja, Damon, tienes que tener cuidado, puedo hacerte daño - dije como pude entre risas.
Entonces cuando se despistó le volteé quitándole la camisa y dejándola por el suelo. Me quedé encima de él y decidí tumbarme encima de él y estrecharle entre mis brazos.
- ¿Sabes una cosa? - preguntó.
- ¿Qué? - contesté con una sonrisa mientras él me acariciaba la espalda deslizando cariñosamente sus dedos en mi espalda.
- Me gustas más así. Me gusta saber que en el fondo tienes un lado oscuro que te hace más divertida, como yo - confesó.
- Y me gusta eso de que tengamos cosas en común - añadió.
Le miré pero supe que lo había dicho como un cumplido así que sonreí sintiéndome halagada. A lo que le acaricié su mejilla con mi mano lentamente a modo de agradecimiento con una sonrisa. Damon me miró y dijo.
- Siento lo de antes, no quería hacerte daño. Estaba furioso por lo que Leah te había hecho - dijo. Se le notó que le costó disculparse, normalmente él no se disculpaba por nada, pero como yo era su hermana lo intentó.
- No te preocupes - dije perdonándole, por lo que bajé la guardia y Damon me quitó el sujetador.
- Ven - dijo mientras me bajaba de él y me dejaba a su lado en la cama.
Me dejó en la cama y empezó a mordisquearme de mi muñeca sujetándola con sus dos manos.
- ¿Tienes hambre? - le pregunté haciendo un puchero.
- Sí, ¿puedo? - contestó.
- Vale - respondí.
De repente Damon paró de beber de mi muñeca para morderse la suya y dejar un rastro de sangre por mis labios. Cuando me relamí los labios decidí hacerle caso y dejarme llevar, por una noche no pasaba nada. Sujeté con la mano que tenía libre la muñeca que se había mordido Damon para sostenerla y llevarla de nuevo a mis labios a la vez que él hacía lo mismo con mi muñeca. Mientras bebía, Damon me miraba sonriéndome y yo le correspondía sonriéndole de la misma forma. Nunca había visto a Damon sonreír, así de contento, desde que volví a conocerlos. Éramos felices. La sangre para mí era como el alcohol, una vez empezabas a probarla no había quien te parase. Después de un largo tiempo bebiendo de la muñeca de cada uno, cuando ya estábamos lo suficientemente colocados decidimos parar para quitarnos toda la ropa. Damon me quitó la ropa y se subió encima de mí para masajearme el pecho.
- ¡Oh! Damon - gemí.
- Shh, baja la voz que Stefan nos va a descubrir - dijo siguiendo con lo mismo aunque después de un rato me empezó a lamerme lentamente hasta la barriga. Cuando llegó allí me metió un dedo ahí abajo y comenzó a meterlo y a sacarlo mientras yo no hacía más que gemir. Me metió los dos y lo hizo más rápido hasta que paró justo antes de que me viniera.
- Me encanta todo lo que me estás haciendo - dije con voz de ebria y soltando algunas risitas.
- Date la vuelta que ahora te vas a venir a lo grande - dijo mi hermano que también le pasaba lo mismo que yo.
Me di la vuelta lentamente como pude y Damon se subió encima de mí para hacerlo a lo grande, por lo que se me escaparon unos cuantos gemidos profundos y acababé viniéndome.
- ¡Dios, este, definitivamente ha sido el mejor...! - exclamé alzando mis brazos y poniéndome de pie encima de su cama aunque estuviera sin nada de ropa.
Damon se levantó para taparme la boca dejándome la frase a mitad y decir.
- Shh, ¿es que quieres que nos descubra Stefan? - dijo tapándome la boca a la vez que negaba.
- Vamos a ducharnos - contestó cogiéndome del brazo.
Nos metimos en la ducha y empecé a reírme de como habíamos dejado la cama. Entre tanto, el agua caía por nuestros cuerpos que estaban sin nada de ropa.
De pronto noté que Damon me había cogido la mano y estaba sonriendo pero en cuanto se dio cuenta de que le estaba mirando se puso serio, sin embargo aún así siguió sujetándome la mano. Cuando terminamos de ducharnos Damon me soltó la mano para vestirme y arreglarme un poco. Después salimos afuera y bajamos abajo para encontrarnos a Stefan que ya se había arreglado.
- Habéis tardado mucho ¿ha pasado algo ahí arriba? - preguntó.
- No, nada en concreto - contestó Damon por mí poniendo una de sus típicas miraditas.
Stefan P.O.V
Me acerqué a Luna y dije.
- Tengo buenas noticias - dije.
Luna se cogió de mi brazo con una sonrisa y Damon preguntó.
- ¿Cuáles? - preguntó.
- Hoy hay luna llena - dije cogiendo la mano de mi hermana para dejarle el cristal de kriptonita celestial a la vez que se la cerraba con una sonrisa.
Luna estaba un poco rara y no era por lo de su oscuridad, pero aún así decidí dejarlo estar para no agobiarle. Así que Damon y yo le rodeamos con nuestro brazo y nos fuimos al Mystic Grill para cenar. Hoy Luna estaba especialmente guapa. Bueno, en realidad lo estaba todos los días, aunque hoy estaba todavía más guapa con ese vestido fino que se había puesto para salir a cenar con nosotros, no era elegante, pero le hacía quedar adorable. Estaba contenta y yo también. Por fin volvería a ser la Luna que conocíamos, ya que hoy íbamos a hacer ese ritual que nos había dicho Bonnie. Aunque a mi modo de ver, estaba demasiado contenta, no sé, era como si no le importara lo que pasase. El Mystic Grill no era un restaurante muy elegante, pero sabía que era el restaurante preferido de mi hermana, así que fuimos a él. Por ella.
Cuando nos sentamos los tres en una bonita mesa a la luz de la luna llena, Luna me dijo.
- Estás muy guapo hoy, hermanito - dijo suavemente mirándome a los ojos con una especie de sonrojo que pude notar en sus mejillas.
Se dio cuenta de lo que había dicho se puso nerviosa y se rectificó diciendo.
- Quiero decir que siempre estás guapo, pero hoy lo estás todavía más - dijo con un poco de vergüenza, al estilo de Caroline, en eso se parecía a Caroline. No importaba que fuera diosa, ella siempre se ponía nerviosa, era un poco insegura al hablar. Y como me hizo gracia se me escapó una risita a la vez que le miraba a sus ojos.
Luna me miró y fingió estar molesta conmigo mientras que Damon nos miraba incómodo, no le gustaba cuando hacíamos esas tonterías que era como él las llamaba.
Luna exclamó fingiendo estar molesta.
- ¡Oye! - exclamó, aunque al final se le escapó la risa.
- Perdona, es que me ha hecho gracia que tuvieras vergüenza de hablar conmigo porque como se supone que eres la chica más poderosa del mundo pues suponía que no tenías miedo de nada - dije disculpándome.
- Eso no es verdad, sabes que sí tengo miedo de una cosa y es de vosotros. Tengo miedo de perderos - dijo abrazándonos a los dos, ya que estaba entre Damon y yo.
- Oh, cierto, pero no temas, nosotros jamás te abandonaremos - dije con una sonrisa.
- Vamos a pedir - dijo Luna entre risas cogiendo la carta.
- Sí - contesté sonriendo.
Al final nos decantamos por un menú para compartir entre los tres, a Damon no le parecía bien eso de compartir menú entre los tres, pero al final la cara adorable de Luna lo arregló. Los tres nos lo pasamos tan bien juntos que hizo que nos acordásemos de nuestra época juntos cuando éramos pequeños. Nos olvidamos de todos los problemas y nos centramos en lo que teníamos ahora. El presente, los tres juntos como hermanos.
- Toma - dijo Damon sujetándole la barbilla a Luna para darle un trozo de su hamburguesa.
Damon también la quería como yo y eso me hizo sentir aliviado. Me tranquilizó saber que Damon también la protegería si a mí me pasara algo. Después de cenar, los tres nos encontrábamos agotados por todo lo vivido en este día y decidimos pagar para irnos a casa. En cuanto llegamos a la puerta empecé a notar a Luna un poco mareada y entonces se apoyó en la pared del porche para vomitar todo en el suelo, segundos después, se cayó al suelo quedándose dormida. Pero no se llegó a dar contra el suelo porque estaba yo para cogerla en brazos. Así que se quedó dormida con una sonrisa en mis brazos.
- ¿Así que no ha pasado nada, eh...? - dije mirando a Damon.
- Ya. Oye, yo no sabía que tenía tan poca tolerancia a la sangre de vampiro, estábamos pasándolo bien, Luna estaba disfrutándolo a lo grande - dijo encogiéndose de hombros.
- No. Damon, ella no puede dormir ahora. Tenemos que despertarla para que pueda hacer el ritual - dije mientras Luna se cogía de mi traje para seguir durmiendo agarrada a mi traje.
- Limpia eso. Mientras tanto, voy a ir cambiarle la ropa a Luna y a ver si consigo despertarla - añadí suspirando y calmándome.
Damon me miró serio pero accedió a limpiar el porche. Entonces entré a casa y subí a nuestra habitación con Luna en brazos. La dejé durmiendo en nuestra cama y cogí una toalla para limpiarle la cara. Se la limpié cuidadosamente y la llevé en brazos hasta la ducha para quitarle todo el vómito. Después le vestí y le sequé el pelo. Ella seguía durmiendo tan cómodamente con una sonrisa tierna, tal y como era la Luna que conocíamos. La dejé en la cama para que se pudiera despertar mejor y le acaricié la mejilla mientras suavemente le decía.
- Hermanita, tienes que hacer el ritual para mantener estable tu oscuridad - dije suavemente pasando mi mano por su mejilla.
Ella seguía dormida pero se abrazó a mi brazo y siguió durmiendo. Entonces llegó Damon y nos miró. Yo le miré encogiéndome de hombros y él puso sus ojos en blanco para suspirar a la vez que se acercaba Luna y le lamía la mejilla.
- Vamos, Luna, ya es hora de despertarse - dijo después de lamerle la mejilla a Luna.
Luna se acurrucó con una sonrisa abrazada a mi brazo y siguió durmiendo. Así que a Damon se le ocurrió despertarle por las malas gritando.
- ¡Luna, despierta! ¡Han secuestrado a Stefan! - gritó.
Luna se despertó de repente, sobresaltada y cuando vio que estaba aquí me abrazó con miedo a perderme.
- ¡Damon! No hacía falta que hicieras eso - le regañé acariciando a Luna.
- Uff, me encuentro fatal - dijo llevándose las manos a la cabeza.
- Se llama resaca - dijo Damon con una sonrisa en su rostro.
- ¡Oh, no, el ritual! - exclamó buscando la piedra de kriptonita celestial.
Pero cuando vio que ya no tenía la misma ropa preguntó.
- ¿Qué ha pasado con mi ropa? - preguntó.
- Te he tenido que duchar y cambiarte de ropa. Estabas llena de vómito - le expliqué mientras ella me cogía de la mano.
- ¿En serio me has duchado? - preguntó.
- Sí, pero estabas durmiendo, por los efectos de la sangre de Damon - contesté haciendo énfasis en lo último a la vez que miraba algo enfadado a Damon.
- Lo siento, es que nos dejamos llevar y pues... - se disculpó.
- No importa - le contesté sonriéndole.
- Bueno, deberíamos bajar a hacer el ritual, o si no, ya no podrás hacerlo hasta la próxima luna llena, que es el mes que viene - añadí cogiendo la kriptonita celestial que estaba en la mesita de noche del lado de Luna.
- Toma - dije dejándosela en su mano.
La cogí en brazos, ya que vi que todavía estaba cansada y bajamos al patio. Damon vino con nosotros para protegernos. Aunque más bien era para proteger a Luna más que a mí. Cuando llegamos solté a Luna en el suelo y mientras bostezaba se hizo un corte con la kriptonita celestial en la muñeca derramando algunas lágrimas en el proceso. Después levantó el cristal de kriptonita celestial en el aire con su mente y se le empezó a quemar la piel, estuvimos ahí un buen rato hasta que no pudo soportar más el proceso y cayó al suelo debilitada. Corrí con mi velocidad vampírica y la recogí justo antes de que se diera con el suelo. Damon me miró serio y me pidió.
- Oye, ¿puedo dormir esta noche con vosotros? - preguntó.
- Es solo para cuidar de Luna y protegerla, somos sus hermanos mayores. Creo que esta vez deberíamos estar los dos con ella - añadió explicando.
- Vale - contesté.
Luna P.O.V
A la mañana siguiente me desperté con una venda en la muñeca que ayer me corté con la kriptonita celestial, pero respecto a lo de mi piel, ya estaba curada. Aunque aún así me dolía la cabeza de la resaca y me dolía un poco la piel de lo de ayer. Estaba en pijama, en la cama con Stefan que estaba dormido, Damon no estaba. Me quise levantar pero noté que un brazo me agarraba la muñeca que no tenía venadaje impidiéndome levantarme. Miré a Stefan y resultó ser él. Que aunque tenía los ojos cerrados tenía muy buenos reflejos como vampiro. Entonces me giré completamente para mirarle y él abrió sus bonitos ojos verdes y me dijo.
- Quédate en la cama, Damon no tardará en subir con tu desayuno y una pastilla para el dolor de cabeza por la resaca de ayer - dijo con una sonrisa, se le notó que lo decía como mi hermano. Porque además de ser mi novio, al fin y al cabo era mi hermano mayor y tenía que protegerme.
De repente Damon entró con una bandeja de huevos revueltos, tortitas y la pastilla que ya se había disuelto en el agua.
- Buenos días, hermanita - dijo entrando con una sonrisa.
Se acercó a mí con la bandeja y le abracé muy fuerte cuando solté el brazo de Stefan.
- Os quiero - dije con una sonrisa a la vez que soltaba a Damon para que no se le cayera la bandeja.
Stefan me besó y me dijo.
- Cuidado, todavía tienes que descansar - me dijo acariciándome.
Eran tan buenos conmigo...
Damon dejó la bandeja en la cama y cogió el tenedor para darme de comer.
- Estaré débil, pero puedo comer - comenté un poco molesta mientras Damon me daba de comer.
Cuando Damon acabó de darme de comer, me dio de beber del vaso de agua que llevaba la pastilla disuelta. Me lo bebí a regañadientes y entonces pregunté.
- ¿Qué pasó después del ritual? - pregunté.
- Te desmayaste y te cogí antes de que te cayeras al suelo - contestó Stefan.
- Ah por cierto ayer estabas super tierna durmiendo - comentó Damon.
- Damon, déjala - le regañó Stefan. Siempre era lo mismo, Damon decía algo para molestarme y Stefan le regañaba.
Entonces se me escapó una risita que acabó convirtiéndose en una carcajada. Damon y Stefan me miraron. Damon me miró serio y Stefan sonrió.
- Hoy es carnaval, Elena, Caroline, Bonnie y yo siempre quedamos que en este día ayudamos a preparar las atracciones, ¿puedo ir? - pregunté con una sonrisita de inocente a la vez que miraba a Damon, ya que normalmente él no me dejaría ir.
- Por supuesto que... - dijo Damon siendo interrumpido por Stefan que dijo.
- Sí pero permíteme que te acompañe - dijo Stefan.
- Claro - contesté besándole.
Damon nos miró pero luego decidió bajar abajo para ir al salón.
- Vamos - dijo cogiéndome de la mano que no tenía el vendaje.
- ¿Por qué me has puesto un vendaje si puedo curarme al instante? - le pregunté mientras bajábamos.
- Porque tienes fatal la muñeca, déjate el vendaje hasta por lo menos mañana - contestó.
Bajamos abajo y decidimos ir al salón para ver a Damon.
- Gracias por todo - le dije con una sonrisa de agradecimiento mientras me cogía de su brazo y entrábamos al salón.
Simplemente me sonrió.
Damon se estaba echando una bolsa de sangre en un vaso de cristal y cuando entramos nos miró y le preguntó a Stefan.
- ¿Quieres un trago? - preguntó.
Stefan sonrió y contestó.
- No. Gracias, no tengo hambre - contestó.
Damon acabó de ponerse la sangre en el vaso y yo me senté en el sofá, todavía estaba cansada. Entonces Damon miró a Stefan y le dijo.
- ¿No te preocupa que un día todos los animales del bosque se unan contra a ti? Seguro que lo han hablado - dijo con una sonrisa. Fue tan tierna su sonrisa...
- Damon, si eso ocurre, estaré yo para defenderle - dije haciéndome la heroína con una sonrisa.
Stefan sonrió por mi comentario y dijo.
- Me alegra ver que desayunas una bolsa de sangre en lugar de alguna universitaria - dijo sentado en el sofá a mi lado mientras Damon bebía un poco de su vaso de sangre.
Damon sonrió y dijo.
- Me gusta esto. Sí, vas con pies de plomo porque crees que voy a explotar. Menudo suspense. ¿Le preocupa a Luna? ¿Soy vuestro tema de conversación? - dijo.
Entonces Stefan decidió dejarlo estar. Y Damon siguió hablando.
- Creo que los Lockwood esconden algo, les afectó el inventó de Gilbert pero no la verbena. Así que no son vampiros, son otra cosa - dijo Damon.
- ¿Esa es tu nueva obsesión? - preguntó Stefan.
Damon se acercó a mi lado y me cogió la mano acariciándome para decir.
- ¿Prefieres que un elemento sobrenatural desconocido campe a sus anchas por el pueblo? Perfecto - dijo haciendo que Stefan sonriera.
- Salud - contestó yéndose del salón.
- Damon, espera, te quería preguntar si te apetecía venirte con nosotros al carnaval - dije cogiéndole su mano.
Damon sonrió y contestó.
- Claro, hermanita - contestó besándome.
Me abrazó e hizo que me levantara del sofá. Entonces Stefan decidió unirse a nuestro abrazo y les abracé a los dos.
- Os quiero - dije abrazándolos a los dos.
Nos separamos y Damon dijo.
- Bueno, te tendrás que vestir para ir al carnaval ¿No? - dijo Damon lanzándome una de sus típicas miraditas.
- Ya le ayudo yo a vestirse, como cuando éramos pequeños - añadió Damon haciendo que le mirase un poco molesta.
Pero me acordé de cuando entré por error a la habitación de padre y me encontré con Damon ayudando a ponerse su lazo a Stefan. Yo tenía 7 años y Stefan tenía 10. Fue una escena muy tierna porque me encantó ver cómo Damon cuidaba de nosotros cuando éramos pequeños.
Flashback por Luna Salvatore.
Estaba muy triste por la muerte de madre y quise ir a hablar con padre y cuando entré entre lágrimas a su habitación me encontré con Damon y Stefan. Damon le estaba poniendo su lazo a Stefan, pero cuando me vio vino hacia mí para cogerme de la mano y llevarme con ellos para consolarme.
- Eh..., ¿estás bien? - me preguntó abrazándome.
- No, pero papá dice que no lloremos - dije secándome las lágrimas mientras él me abrazaba.
- Lo dice porque es incapaz de sentir emociones humanas. Tú tienes 7 años. Puedes llorar si quieres - me explicó dulcemente.
- Además Stefan y yo te prometemos no separarnos de ti durante todo el funeral - añadió subiéndome en brazos para dejarme en la cama de padre.
Era tan bueno con nosotros...
Stefan se acercó a mí y me dio su mano para acariciármela. Damon todavía no había terminado de ponerle su lazo. Damon me miró el brazo y se dio cuenta de que tenía un moretón. Se sentó a mi lado en la cama y me preguntó.
- Ehh..., ¿cómo te has hecho eso? - me preguntó suavemente mirándome el brazo.
Tenía miedo de que descubriera que había sido padre y se enfadara con él. Entonces le contesté.
- No sé, me he caído - contesté encogiéndome de hombros.
Damon sujetó mi brazo suavemente y me dijo.
- Luna, dime la verdad ¿Quién te ha hecho eso? Ha sido padre, ¿verdad? - dijo.
Bajé la cabeza y Damon me abrazó para que me echara en él y se lo contara.
- Sí, porque interrumpí una reunión que tenía con los fundadores para servirle el té que me había pedido que le sirviera - dije con miedo.
- Bueno, pues te prometo que cuando termine el funeral voy a buscar a padre para regañarle por haberte pegado sin ningún motivo. Mientras hago eso, Stefan te cuidará, ¿verdad Stefan? - dijo Damon mirando a Stefan por lo último.
Stefan asintió e hizo que me bajara de la cama cogida de su mano. Damon se bajó de la cama y se acercó a Stefan para seguir poniéndole su lazo.
- Yo creo que no voy a llorar - dijo Stefan mientras yo me cogía de su brazo.
- ¿Por qué no? - preguntó Damon.
- Porque el ángel de mamá me ha dicho que todo irá bien - contestó Stefan.
- ¿Cuándo te lo ha dicho? - preguntó Damon.
- Anoche, en sueños. Vino a visitarme ¿A vosotros os visitó? - preguntó Stefan.
- Me lo habré perdido - contestó Damon con una sonrisa.
- Yo no la vi, ¿me puedes hablar de ella? - dije con un poco de tristeza.
Stefan al ver que estaba triste hizo que me aferrase más a su brazo.
- Claro - contestó Stefan.
Damon que acababa de terminar de ponerle el lazo a Stefan dijo.
- Listo, ya os podéis ir - dijo revolviéndole los pelos a Stefan mientras nos íbamos cogidos de la mano.
Fin del flashback
- Está bien - dije a regañadientes.
- Puedes venir conmigo - añadí.
- Genial - dijo cogiéndome de la mano donde tenía el vendaje.
Stefan tenía razón.
- ¡Auch! - me quejé por el dolor.
Stefan me apartó la mano de Damon rápidamente y le regañó.
- ¡Damon! Todavía no tiene curada la muñeca, ve con cuidado - le regañó.
Besé a Stefan y después Damon se cogió de mi brazo.
- Vamos a mi habitación un rato - dijo Damon con una sonrisa traviesa.
- No, me tengo que vestir - dije firmemente mirándole mientras subíamos sabiendo que si me iba a su habitación no podría contenerme y me acostaría con él.
Cuando llegamos a mi habitación Damon empezó a rebuscar algo que ponerme en el armario.
- Para, déjame a mí - dije con un poco de vergüenza cogiéndole su mano.
Damon me miró, pero me dejó a mí y se sentó en la cama a esperar a la vez que me observaba. Decidí ponerme ropa cómoda como un vestido fresquito, de esos que me gustaban, pero no sabía cuál de dos que había elegido. Así que le pedí consejo a mi hermano mayor.
- ¿Cuál crees que me queda mejor? - pregunté enseñándole los dos vestidos. Uno tenía un poco de escote, sabía que le gustaba que llevara escote, el otro no tenía escote.
Damon me miró serio para ser más dramático y señaló el vestido que tenía escote.
- Ese - contestó señalando el que tenía escote.
- Sabía que elegirías ese - comenté.
- Ven - dijo cogiéndome la mano para llevarme a la cama.
Me llevó a la cama y me empezó a quitar la camiseta cuando me quitó el pantalón me besó haciendo que me acostara en la cama.
- Damon, no, para - dije separándome sabiendo que si seguíamos no podríamos parar.
- Vale - contestó parando mientras yo me recogía el pelo con una coleta.
- ¿Y si te pones ropa de chica mala? - añadió mi hermano.
- Mejor no, a mí no me va el rollo ese de ir de mala por la vida, no como a ti - comenté mientras me ponía el vestido y él me subía la cremallera.
- Te has hecho mal la coleta, déjame a mí - dijo Damon sabiendo que era una mentira a medias.
- Vale, vamos al baño - dije poniendo mis ojos en blanco.
Fuimos al baño y Damon cogió un peine para peinarme y hacerme una coleta. Después me cogió de su mano y me llevó abajo. Cuando bajamos nos fuimos Damon, Stefan y yo al instituto para el carnaval.
Una hora más tarde, en el patio del instituto.
Elena, Bonnie y yo estábamos hablando. Elena ya estaba mejor de lo del accidente y Bonnie me preguntó.
- ¿Cómo estás? ¿Al final ha servido el ritual para mantener estable tu oscuridad? - me preguntó poniéndome su mano en mi hombro.
- Mejor, al final ha funcionado. Aunque me ha dolido mucho - contesté.
Entonces apareció Stefan.
- Stefan - dije sorprendida de verle mientras él me cogía de la mano.
- Ven, Damon quiere que estés con nosotros para evitar que te hagan daño - dijo Stefan.
- Bueno, pues luego nos vemos Elena y Bonnie - dije despidiéndome de ellas.
- Vale, adiós - contestaron las dos.
- Adiós - seguí diciendo a la vez que Stefan y yo nos íbamos donde estaba Damon.
Cuando llegamos, Damon me cogió de la barbilla para besarme y yo me abracé a él tiernamente. Aunque al instante me arrepentí de haber hecho eso y le rodeé con mi brazo a Stefan.
- Perdón, se me olvidó que esta semana seré la chica más sensible del mundo - me disculpé haciendo que Damon se echara a reír.
Y como me sentó mal me abracé a Stefan y le dije.
- Stef, dile a Damon que no se ría de mí - dije abrazándole al sentirme mal por la risa de Damon.
- Damon, déjala en paz, es por lo del ritual. En una semana volverá a ser la de siempre y entonces te podrá dar tu merecido - dijo Stefan abrazándome y haciéndome sentir mejor.
- Bueno, me alegro que hayas venido, así podrás ver lo que voy a hacer para averiguar lo que son los Lockwood - contestó Damon parando de reírse.
Odiaba esta semana, iba a ser la peor semana de mi vida porque a pesar de ser diosa sería la chica más sensible del mundo. Es decir que me comportaría como una cría.
Estábamos en una especie de sala llena de gente que habían hecho un coro alrededor de Tyler y un chico del equipo de fútbol del instituto, estaban echándose un pulso. Mis hermanos se quedaron cada uno a mi lado y se cruzaron de brazos para observar el combate. Yo hice lo mismo pero antes de observar el combate le dediqué una miradita a Stefan, que al verme me sonrió y yo hice lo mismo pero un poco ruborizada. Tyler y su contrincante se prepararon en sus puestos, cogiéndose de la mano y cuando sonó la campana que indicaba que el combate daba comienzo empezaron a hacer fuerza con su brazo.
- Vaya. Tú fisgoneando - comentó Stefan después de un rato de silencio.
- Estoy observando - dijo girando su cabeza a la vez que hacía una mueca.
- Te estás obsesionando - contestó Stefan mientras Tyler acababa de vencer a su contrincante.
- Tiene fuerza - comentó Damon haciéndose el asombrado.
- Practica tres deportes. Claro que tiene fuerza - explicó Stefan.
- Te vas acercando - añadió mirándole.
Entonces llegó el tío Mason y Damon contestó.
- Entra a escena el tío - contestó Damon.
- Prepárate surfista - dijo Tyler.
- Esto es ridículo - intervine dándome cuenta que no podía dejar que me viera Mason, ya que él sabía lo mío.
Al final Mason pudo con Tyler diciendo.
- ¿Ya está? - dijo haciéndose el fuerte.
- Vale sigue él. ¿Quién va ahora? - dijo Tyler.
- Aquí, Stefan quiere probar - dijo Damon.
- Pero te has vuelto loco, Damon - dije girándome para que Mason no me viera la cara.
- Gracias - dijo Stefan aclarándose la voz.
Me acarició la mano y se fue al ring mientras la gente le animaba.
- Sí, claro. Voy a intentarlo - añadió sonriéndome y haciendo que me ruborizara un poco.
- ¡Dale, Stef! - dijo Damon muy seguro de Stefan mientras tranquilamente se cruzaba de brazos y añadía mirándome a los ojos.
- Después, si Stefan no puede irás tú - añadió haciendo que tragara saliva.
Stefan le cogió la mano a Mason y le dijo.
- Mi hermano cree que puedo ganarte - dijo.
- Pues se equivoca - contestó Mason muy seguro.
Cuando sonó la campana Stefan se puso a hacer fuerza con su brazo mientras que la gente le animaba pero se puso serio y acabó ganándole Mason. Cuando Stefan volvió con nosotros Damon le reprochó.
- No te has esforzado nada - le reprochó.
- Te aseguro que sí - contestó Stefan.
Damon me miró y dijo.
- Luna ve y utiliza tu fuerza de diosa o lo que sea que hagas. Sé que no me decepcionarás - comentó Damon con una sonrisa.
- Damon, ¿qué te crees que estás haciendo? - le preguntó Stefan serio.
Pero a mí me dio igual y decidí ir solo porque no podía pasarme toda la vida evitándolo. Tarde o temprano me lo acabaría encontrando.
Cuando me vio dijo.
- Luna, ¿qué haces aquí? - preguntó Mason un poco sorprendido.
- Quiero retarte a un pulso - contesté con firmeza.
- Estás herida - dijo al ver mi muñeca izquierda.
- Sí, pero eso no importa quiero retarte a un pulso, porque esa persona de ahí está empeñada en que puedo ganarte - dije, sin revelar quienes eran mis hermanos.
- Como quieras - dijo Mason encogiéndose de hombros.
Cuando tocó el timbre solo me bastó una milésima de segundo para ganar.
- Tan fuerte como recordaba - comentó Mason cuando le solté.
- Oye, escúchame, no te conviene estar con los Salvatore, he oído que son peligrosos - añadió.
- Ya sé lo que son y no te conviene a ti retarlos. Yo no soy de amenazas pero en estas circunstancias haré una excepción. Como me entere de que les haces algo o les ocurra algo y sea por tu culpa... Ya pensaré que hacerte. Así que mantente lejos de los Salvatore, en especial el que es rubio - le amenacé mientras volvía con mis hermanos.
Todo el mundo se había quedado en silencio cuando gané. En cuanto volví con mis hermanos sabía que ellos habían escuchado la conversación. Así que empezaron a interrogarme.
- Luna, ¿cómo es que Mason te conoce y tú le conoces? - preguntó Stefan.
Pero no me dio tiempo a contestar porque Damon siguió preguntado.
- ¿Saliste con él en el pasado? ¿Te lo tiraste? - preguntó Damon con una sonrisa de picardía.
- ¡Pues claro que no! Mi primera vez fue con Stefan, ya os lo he dicho - me quejé mirando un poco molesta a Damon.
- Hermana, no seas tan quejica - comentó Damon.
- ¿Te hizo algo en el pasado? o ¿te pasó algo con él en el pasado? - siguió preguntando Stefan.
- No, tranquilos no me hizo daño, más bien, como todo el mundo, a excepción de Klaus, me protegía de casi todo - contesté suspirando.
- Pero tranquilos nadie os puede sustituir como hermanos - añadí en voz baja abrazándoles a los dos.
- Bueno, en ese caso... Venid conmigo - dijo Damon haciendo que nos alejásemos de la muchedumbre para hablar.
Cuando nos alejamos, Damon preguntó.
- ¿Es un...? - preguntó Damon siendo interrumpido por Stefan.
- No, no es esa clase de fuerza. Pero es sobrehumana, no tiene sentido - contestó Stefan.
Yo me quedé callada esperando que no me preguntara Stefan, porque a él era incapaz de mentirle, a Damon no quería hacerle daño pero como había veces que se pasaba conmigo, pues era mi manera de recordarle que era yo la diosa y su hermana pequeña. Solo para provocarle un buen rato.
Damon harto de tanto secretismo dijo molesto.
- ¿Qué esconde esa familia? Si no son vampiros, ¿qué narices son? - dijo molesto.
Entonces Stefan contestó de broma.
- ¡Oh! Eh..., a lo mejor son tortugas ninja - contestó primero mirando a Damon y luego mirándome a mí.
A mí me hizo gracia su respuesta y empecé a reírme.
- No tiene gracia - contestó molesto haciendo que parase de reírme y me pusiera seria.
- Perdón, es que a mí me ha hecho gracia - contesté disculpándome.
- O quizá zombis, hombres lobo - siguió diciendo a la vez que me cogía de la mano.
Nuevamente solté una risita.
- No es momento de hacer chistes - le reprochó Damon haciendo que Stefan y yo nos mirásemos y soltase una risita mientras que Stefan me sonreía tiernamente.
Damon miró a Carter y Stefan le preguntó.
- ¿Qué? ¿Qué pasa? - preguntó Stefan.
- Si en el mundo real no existen los hombres lobo..., ni las tortugas de combate - dijo Damon acercándose a Carter.
- Se llaman "tortugas ninjas" - dijimos sorprendentemente Stefan y yo a la vez mientras le seguíamos por detrás cogidos de la mano.
Ambos nos miramos y sonreímos para nosotros.
- ¡Eh, tú! - dijo Damon llamando a Carter.
- Tengo nombre - contestó Carter.
- Me da igual - dijo Damon poniendo sus manos en su hombro.
- ¿Qué...? - preguntó Carter.
Damon le miró a sus ojos para obligarle y le dijo.
- Necesito que te pelees con un chico llamado Tyler Lockwood - dijo Damon.
- Damon, no lo hagas - dijo Stefan acercándose cogido de mi mano a donde estaba Damon.
- Calla, es un experimento - dijo Damon apartándole con su mano.
- Provócale. Y no pares hasta que lo haga, ¿vale? - siguió diciendo mi hermano.
- No voy a parar - dijo con un tono de voz diferente, claramente estaba obligado.
- Ya sé que no - contestó Damon.
Le dio una palmada en la espalda y dejó que se fuera. Stefan se cogió de mi brazo y me besó tiernamente, me encantaba cuando era así conmigo. Pero después se puso serio y le dijo a Damon.
- Alguien va ha salir herido de esto - dijo Stefan.
- No, alguien se va a cabrear, saquemos su rabia - contestó Damon.
- ¿Por qué? ¿De qué servirá? - le pregunté firmemente.
- Ese Tyler es incapaz de resistirse a una pelea. Veamos si interviene su tío y hace algo ambiguo, sobrenatural y misterioso - explicó Damon a la vez que se iba.
- Damon y sus dichosos experimentos - comenté molesta con él. Él me recordaba mucho a Klaus pero nunca se lo dije y espero que nunca tenga que hacerlo.
- Ven, por lo menos me tienes a mí - comentó Stefan, él era mi salvación como hermano, cuando Damon se comportaba algo así como Klaus, él estaba conmigo para defenderme del idiota de nuestro hermano mayor.
- Tienes razón - contesté sonriendo.
- Ven, tenemos que ver lo que sucede con Tyler. Aunque pase lo que pase no te apartes de mí y déjame a mí primero, no me gustaría que te hicieran daño - dijo mi hermano cogiéndome mi mano.
- Tranquilo, no me pasará nada, pero aún así no me separaré de ti - contesté besándole.
Él era el amor de mi vida como también lo era Damon, estaba enamorada de los dos y era un sentimiento increíble porque sabía que pasara lo que pasara podía confiar en que los dos estarían a mi lado eternamente, ya que eran vampiros y mis hermanos.
- Te quiero tanto - dije abrazándole y sonriéndole con mi característico brillo en los ojos, como cuando éramos pequeños.
- Lo sé, como yo. Ven aquí - dijo cogiéndome en brazos para estrecharme contra todo su cuerpo mientras me besaba.
Me ruboricé un poco pero aún así me abracé a él y después de un rato me bajó de sus brazos para ir a ver lo que pasaba con Tyler. Fuimos cogidos de la mano siguiendo a Tyler sin perderle de vista. Cuando estábamos en el parking nos escondimos entre los coches y observamos la escena. Tyler iba distraído mirando lo que parecía que era su móvil cuando Carter se chocó con él para provocarle haciendo que dijera.
- Ten cuidado - dijo mirándole a la cara.
- ¿Algún problema? - preguntó Carter.
- Sí, me has empujado al pasar - contestó Tyler.
- ¿Y qué vas a hacerme? - siguió Carter.
- Estás de broma ¿no? - dijo Tyler.
Una vez más volvió a empujarle.
- Te estás pasando - siguió diciendo Tyler pero Carter que estaba obligado por Damon volvió a empujarle otra vez.
- Si me vuelves a pegar no respondo - contestó Tyler señalando con su dedo.
Esta vez Carter le pegó un bofetón y entonces Tyler quiso arremeter contra él haciendo que que viniera su tío para sacarle de la pelea.
- ¡Eh! ¡Tyler! ¡Eh! - dijo separándolos con sus musculosos brazos, no recordaba que tuviera tantos músculos en sus brazos.
- ¿Qué te pasa? - preguntó apartando a Carter.
Pero quiso volver a por Tyler, así que Mason sujetó del cuello a Carter que empezó a pegarle puntazos. Haciendo que se cayera y hiciera sonar la alarma del coche con el que se había golpeado previamente antes de la caída. Así que Carter volvió a lo que estaba con Tyler tirándolo al suelo y Mason que estaba a punto de empezar a convertirse en lobo saltó de una forma sobrenatural por los coches y colocándose detrás de Carter. Tyler vio sus ojos cambiar de color y exclamó.
- ¡Tus ojos! - exclamó atónito al ver como los ojos de Mason se tornaban amarillentos.
Se puso de pie, ya que antes se había quedado de cuclillas, y le pegó un bofetón a Carter para que se cayera al suelo. Después fue a ayudar a Tyler, dándole su mano para ayudarle a levantarse del suelo a la vez que decía.
- Venga, vámonos - dijo.
Cuando se fueron Stefan me cogió de la mano y dijo.
- Bueno, sería peor si te dejara sola aquí, así que... Vamos - dijo mi hermano.
Fuimos corriendo cogidos de la mano hasta donde estaba Carter y dejé que Stefan interviniera. Stefan se acercó a donde él estaba en el suelo y le preguntó.
- ¿Estás bien? - preguntó Stefan.
Carter que estaba sin aliento contestó con otra pregunta.
- ¿Por qué he hecho eso? - preguntó.
Mi hermano le contestó explicando.
- Solo estabas en el lugar equivocado - contestó.
Carter se levantó unos minutos después y se fue. En cuanto se fue le dije a Stefan.
- ¡Argh! Odio cuando Damon es así, cuando se pone a "experimentar" - dije sabiendo que era mentira que le odiaba, le quería, pero a veces era tan insoportable que acababa hartándome.
- Tienes razón - dijo Stefan.
De repente a ambos nos llegó un mensaje de Damon en el que nos decía que teníamos que hablar y quedábamos en una aula. Por el camino fuimos hablando tranquilamente y Damon que era impaciente, salió del aula, cansado de esperar y nos lo encontramos a mitad camino.
- Bueno ya vale parejita - dijo poniéndose entre Stefan y yo.
- Hay que hablar de Caroline y sería mejor si cooperaseis y fuerais rápido a donde hemos quedado - dijo Damon cogiéndose de mi brazo.
En cuanto llegamos al aula Stefan y yo nos sentamos juntos y Damon se quedó de pie en frente de nosotros. Damon nos habló de lo que le había pasado con Caroline y Stefan preguntó.
- ¿Cómo ha pasado? - preguntó Stefan mientras hacía que me echara en él para estar más cómoda.
- Leah le dio su sangre y luego se la cargó. A más B igual a... - dijo Damon siendo interrumpido por mí.
- ¿Pero por qué? - pregunté.
- Porque Leah es como Katherine, una manipuladora y una harpía - contestó Damon.
- ¿"Empieza el juego"? ¿Qué es lo que nos quiere decir? - preguntó Stefan cogiéndome la mano.
- Nos advierte que va a jugar sucio - contestó Damon.
- ¿Pero por qué Caroline? - pregunté mientras se me saltaban las lágrimas, que era culpa del ritual.
- Eh..., ven aquí - dijo Stefan haciendo que me abrazara a él bajando la cabeza.
Él me sujetó con su mano de mi barbilla haciendo que subiera la cabeza para besarme tiernamente.
- ¡Y yo qué sé! - contestó Damon.
- La pobre debe de estar fuera de sí. No sabe qué le pasa - comentó Stefan.
- Hay que encontrarla - añadió Stefan.
- Sí, ¡puf! y matarla - siguió diciendo Damon indiferente.
- No vas a matarla - contesté empezándome a hartar de la misma actitud que compartían mi hermano y Klaus.
- Sabe qué somos. Ahora es una carga. Hay que deshacerse de ella - continuó diciendo mi hermano.
- Damon, la respuesta es no - contestó Stefan.
- ¿Es que tengo que recordaros la trágica historia de Vicki Donovan? Sí, Caroline no sobrevivirá como vampira. Su madre es una caza vampiros. Todos sabemos como acabará esta historia, vayamos directos al último capítulo - explicó Damon.
Sabía que no quería hacerme daño, era solo para protegernos. Pero aún así no quería que muriese Caroline, era mi amiga.
- No es una opción, Damon - dije un poco molesta.
- ¿No? - preguntó Damon.
Stefan estaba callado y cogido de mi mano. Yo estaba seria mirando a Damon hasta que dijo.
- Tu silencio es ensordecedor, Stefan - dijo.
- ¿No era carnaval la noche que le clavaste una estaca a Vicki? Aquí la historia siempre se repite - siguió diciendo.
- Sabéis que tengo razón - añadió.
Stefan se levantó y le dijo apuntándole con su dedo.
- No vamos a matarla - dijo Stefan yéndose enfadado.
Yo le seguí porque quería intentar que se calmase.
- No hay otra salida - me dijo Damon mientras salía del aula para ir con Stefan.
Fui con él y estuve en silencio hasta que mi hermano habló.
- Tiene razón - dijo cuando estábamos detrás de un puesto de venta.
- No sobre la solución pero sí sobre lo que pasará. Leah ha firmado la sentencia de muerte de Caroline - añadió dando vueltas en círculo para intentar calmarse.
- Esto no puede acabar así - dije.
- Cuando pille a Leah por lo que te está haciendo... - dijo mientras le cogía cuidadosamente su mano.
- Sé que estás vinculada a ella, pero seguro que habrá alguna forma de desvincularte a ella - añadió aferrándose más a mi mano.
- Cuando la encontremos te juro que haré que se arrepienta de todo lo que te está haciendo - siguió diciendo.
- No importa, eso puede esperar lo primero es pararle los pies a esas dos - dije con una pequeña sonrisa haciendo que se calmase mi hermano.
- Perdóname, es que no soporto que te hagan daño - dijo abrazándome.
- Te quise, te quiero y siempre te querré. Y ahora vamos a buscarla - dije.
Mi hermano asintió y fuimos en busca de Caroline al cabo de una hora buscando entre la muchedumbre le pregunté.
- ¿Dónde puede estar? - pregunté cogida de su brazo.
Pero no pudo contestar porque la repuesta fue el olor de sangre al cual seguimos el rastro corriendo cogidos de la mano. Llegamos justo a tiempo porque en cuanto llegamos Damon que estaba abrazado a Caroline estaba apunto de clavarle la estaca que tenía en su mano y Stefan se separó de mí para arremeter contra Damon haciendo que se le cayera la estaca de madera.
- ¡Stefan! - dijo Damon.
- No, Damon, Stefan tiene razón - dije firmemente mientras intentaba abrazar a Caroline.
Pero ella me apartó gritando.
- ¡Aléjate de mí! ¡Me mataste! - gritó.
- No, Caroline esa no era yo. Era Leah, es complicado, pero se supone que es mi hermanastra - le expliqué.
- ¡No! ¿Y por qué era igual que tú? - gritó llorando.
- Stefan, hay que meterla dentro - le dije asustada a Stefan.
Él me miró pero dijo.
- Tranquila Caroline ven conmigo - dijo Stefan acercándose a ella mientras extendía su mano para dársela.
- Morirá. Solo es cuestión de tiempo - dijo Damon.
A lo que Stefan que estaba calmado contestó.
- Puede que sí, pero no será esta noche - contestó Stefan cogiéndole de la mano a Caroline.
- Yo creo que sí - dijo Damon corriendo con su velocidad vampírica para coger su estaca y clavársela a Caroline en el corazón.
Entonces me puse delante de ella y Damon vino con la estaca quedándose a unos milímetros de mí y haciendo que me sobresaltara a la vez que ahogaba un grito. Miré la estaca y luego miré a mi hermano. Sabía que él no quería hacerme daño pero casi me lo hacía por su estúpido carácter de chico malo, orgulloso y duro. Como Klaus.
- Damon, es mi amiga - le supliqué mirándole mientras bajaba la estaca serio.
- Si pasa algo, será culpa tuya - dijo serio apartándose un poco de mí.
- Hay que limpiarla - dije mientras Stefan que se sentía mal por lo que casi me había hecho Damon me cogía la mano para segundos después, soltármela.
- ¿Caroline? - dijo Bonnie incrédula de lo que estaba pasando.
- Tranquila, vamos - dijo Stefan haciendo que se calmase un poco.
- No. Tú no. No puedes.., no puedes ser - dijo andando hacia ella mientras sus tacones resonaban con cada paso que daba.
Se acercó a Caroline puso su mano en su brazo y sintió que era vampira.
- ¿Bonnie? - dijo Caroline entre sollozos.
Bonnie no podía dejar de mirar la sangre que tenía Caroline por la cara y a Carter que estaba muerto.
- Iros - le dije empujando a Caroline hacia mi hermano que asintió y se la llevó a limpiarle la cara.
- Esto no puede ser verdad - dijo Bonnie cuando Stefan y Caroline se fueron.
- Déjate de lloriqueos. Hay que enterrar el cuerpo - dijo Damon para Bonnie mientras se acercaba a mí con una pala apoyada en su hombro.
Yo estaba con una mano apoyada en la camioneta.
- Lo siento por ti, tío - dijo Damon dejando la pala en la camioneta.
De repente Bonnie hizo que le doliera la cabeza a mi hermano, le estaba haciendo que se le estallaran las venas del cerebro. Él se quejó poniéndose las manos sobre sus sienes. Yo me acerqué a él y le supliqué a Bonnie que parase mientras mi hermano caía lentamente al suelo sin parar de quejarse por el daño que le suponía.
- Bonnie, por favor, perdónale, no le hagas daño. Por favor, es mi hermano y aunque a veces se comporte como un idiota yo le quiero - dije suplicándole entre lágrimas sentada en el suelo a la vez que me abrazaba a él.
Bonnie me hizo caso pero intentó abrir el grifo para que con el agua provocar un incendio. Así que con mis poderes de diosa decidí impedirlo. Y como yo tenía más fuerza que ella lo logré.
- No querías que me hicieran daño, eh... - dijo Damon tan orgulloso como siempre echándose en mí para que lo abrazara.
- Podrías agradecerme que te quiera tanto y me preocupe porque todo el mundo que tienes en tu contra no te mate - dije provocándole pero haciendo que me rodeara con su brazo para ayudarle a levantarse.
- Gracias, hermanita - dijo dedicándome una sonrisita de las que me encantaban.
- No seas tan orgulloso, Damon - me quejé poniéndome de morros y cruzándome de brazos.
Entonces Damon me giró la barbilla con su mano suavemente y dejó sus manos en mi mejilla y me besó haciendo que me sonrojara por completo.
- Bonnie no ha sido culpa suya, ha sido Leah, ¿vale? Él no ha tenido nada que ver - le expliqué para que se calmara al igual que nosotros.
- Todo lo que pasa es culpa suya, Luna - dijo llorando.
Sabía que en algo tenía razón pero él era mi hermano y si Elijah a pesar de ser como es Klaus hace lo imposible para que se redimiese, yo también sabía que podía con Damon, aunque lo que Damon hacía no era nada comparado con Klaus obviamente. Klaus como a todo el mundo le pasaba estaba enamorado de mí, pero aún así quería romper su maldición de lo de ser híbrido y todo eso, por eso tuve que huir de él.
- Así que lo siento, siento que le quieras y que sea tu hermano - dijo despistándome y haciendo que saliera agua de la manguera y arrebatándome a Damon hizo que cayera al suelo para mojarse con el agua que ahora estaba empezando a arder. La llama casi iba a llegar a Damon y yo que no quería que le pasase nada me puse delante de él impidiendo que las llamas le quemasen y haciendo que me quemara yo.
Bonnie se dio cuenta y paró al instante.
- Lo siento, Luna. Yo no quería - se disculpó entre lágrimas.
A mí me habían enseñado a no ser amable y ser la típica chica creída como Leah, sin embargo no podía, era algo así como un código de honor que me decía que debía ser leal a mis propios ideales, no a los que la gente me marcaba. Eso lo había aprendido de Elijah, que era una de las pocas personas nobles que tuve la suerte de encontrarme durante mis entrenamientos y todo en general. Así que le abracé y le dije.
- No importa, todos estamos nerviosos así que ¿qué tal si lo dejamos estar y nos vamos? Bonnie no somos así. Nosotras somos mejores que Leah. Vamos - dije haciendo que se fuera. Cuando se fue me quedé con mi hermano mayor a calmarle un poco el dolor. Me senté a su lado en el suelo y estuve junto a él calmándole poco a poco el dolor.
- Luna, te sangra la nariz - dijo Damon.
Bonnie tenía razón a medias, conservaba los poderes pero no debía usarlos, ya que me supondría mucho esfuerzo para mí.
- Da igual - dije llorando a la vez que él me limpiaba las lágrimas con mis manos.
- No, ya no me duele - dijo Damon pasando su dedo suavemente para recoger mi sangre y chuparla.
- Pero, Damon, no puedo permitir que te hagan daño, te quiero tanto... - le dije mientras él me abrazaba para consolarme.
- Vamos con Stefan - dijo cogiéndome de la mano.
Yo estaba tan triste que no me quería separar de sus brazos así que me cogió en brazos besándome y me cogí del cuello de su camisa.
- Pero mira que eres tierna, hermanita - comentó haciéndome un puchero como si fuera una cría.
- Es por lo del ritual - contesté.
Damon me llevó a dentro y me soltó para andar cogida de su brazo. Cuando nos encontramos a Stefan fui corriendo a abrazarle.
- Hola. Caroline está mejor. Me acercaré a verla luego - dijo Stefan.
- ¿Y el cuerpo del chico que...? - pregunté.
Él suspiró y contestó.
- Ya me he encargado - contestó.
- Damon, tiene razón ¿No es así? Caroline no va a acabar bien - dije entre lágrimas mientras él me abrazaba para consolarme.
- Siento tener que ser durante esta semana la chica más sensible del mundo - añadí como disculpa.
- Eh..., no nos importa que seas la chica más sensible, ¿verdad, Damon? - dijo acariciándome y mirando a Damon para que contestara lo mismo.
- Sí, Stefan tiene razón - dijo Damon acercándose a donde yo estaba.
Me abrazó y me abracé a los dos porque eran las personas que más quería en este mundo, no había nadie como ellos que se hubieran ganado mi corazón de esa forma, ellos eran mi inspiración en los momentos difíciles, era algo así como el pacto que juraron la familia de los originales, "por y para siempre" a nuestra manera. Pero había una diferencia muy grande. Que era que nosotros no éramos los vampiros originales, los cuales se peleaban por todo. Nosotros tres nos queríamos, a nuestra manera, con rencillas, pero al final siempre nos queríamos.
- No, intentaré que esto se arregle - dijo Stefan para consolarme.
- No puedo creer cómo se ha torcido todo hoy - comenté mientras Damon me mordisqueaba la mejilla a modo de acariciarme.
- Adiós a tu día normal que te prometí - comentó Stefan.
- No importa, es inevitable, siempre habrá que solucionar los problema sobrenaturales que nos van surgiendo - contesté.
- Lo siento - dijo abrazándome.
- No es culpa tuya. Stefan, no es culpa de nadie. No hay culpables - dije mientras se me escapaban las lágrimas.
- Ven - dijo acariciándome la mejilla a la vez que Damon se cogía de mi brazo.
- Estoy bien. Es que... Tranquilos - dije llorando.
- Vamos a casa, necesitas descansar un poco de todo este día - dijo Stefan rodeándome con su brazo.
- Vale - contesté.
- Id vosotros, luego iré yo - dijo Damon.
Cuando llegamos a casa me quitó el vestido para dejarme sin nada de ropa y nos metimos en la cama. En cuanto me tapé las sábanas me quedé dormida durante un tiempo. Después alguien me besó y le seguí en su beso somnolienta pensando en que era Stefan. Al cabo de un rato abrí los ojos y vi que era él.
- ¿Qué pasa? - le pregunté bostezando tiernamente.
Él pasó sus dedos delicadamente por mi mejilla haciendo que sonriera mirándole.
- Siento despertarte, pero quiero que vayamos juntos a un sitio especial que tengo preparado. No sé, a lo mejor es demasiado cursi pero quería hacerte algo especial para recompensarte por lo que te hice cuando por poco me convierto en destripador - me explicó pasándome la ropa para que me la pusiera.
Fuimos a donde estaba la noria y le dije un poco preocupada.
- Stefan, ¿qué hacemos aquí? Nos van a pillar - dije cogida de su mano.
- He obligado al guardia a hacer un descanso para poder besar a mi chica en lo alto de la noria - dijo sonriendo.
No sabía que tenía pánico a las alturas, sí, resulta irónico, que yo la diosa de la naturaleza tenga miedo a las alturas.
- Stefan... - empecé a decir con un poco de miedo al mirar lo alto que estaba.
Pero él continuó por mí diciendo.
- Tenemos que disfrutar de estos momentos. Oye, lo de Caroline podría ser solo el principio. La familia de Tyler esconde algo que no entendemos. Por no mencionar al pesado de nuestro hermano mayor. Pero volví a este pueblo y me encontré contigo, es por eso que me encantaría que empezásemos una nueva vida juntos y no podemos olvidarlo - dijo sonriéndome a la vez que me acariciaba con su mano mi mejilla y ponía mi mano encima de su mano.
- ¿Pero cómo vamos a llegar hasta arriba? - pregunté.
- Con tus poderes de diosa y mis poderes de vampiro - contestó.
- Ah sí es verdad - dije soltando una risita al acordarme.
Le cogí de su mano y él me cogió de la suya. Subimos dando un salto y nos sentamos en lo alto de la noria entre risas, a pesar de lo alto que estaba.
- ¿Qué? - pregunté después de un rato mirándonos entre risas.
- Que me encanta verte sonreír - dijo mientras lentamente me besaba en lo alto de la noria mientras amanecía.
Él me tenía rodeada por su brazo y yo estaba cogida del cuello de su camisa pasando mis manos por su pecho para acariciárselo mientras nos besábamos haciendo de este momento nuestro pequeño momento romántico juntos a solas.
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