⚠️Capítulo 19 Klaus.⚠️
Estuve esperando toda la noche hasta que a la mañana siguiente se despertó Elijah y decidí ir a hablar con él fuera de la mansión para que no nos escuchara mis hermanos.
- Lo siento - me disculpé dándole la mano para ayudarle a que se levantara.
- Está bien, está bien. Tranquila - contestó abrazándome.
Nos fuimos rápidamente de casa y por el camino le di la daga y una bolsa de sangre.
- ¿Quién te dio la daga? - me preguntó cuando llegamos a un parque.
- Te lo contaré todo. Pero tenemos que trabajar juntos - contesté.
- Está bien - accedió al fin.
Miré mi móvil y me llegaron varias notificaciones de llamadas perdidas de Stefan. Así que le llamé.
- ¿Dónde estás? ¿Estás bien? - me preguntó.
- Sí, estoy bien - contesté.
- ¿Dónde está Elijah? - siguió preguntándome.
- Está conmigo. Lo siento, sé que debería de habéroslo dicho pero no quería provocar más problemas - contesté.
- ¿Dónde? Damon y yo vamos enseguida - dijo.
- No, Stefan. Elijah y yo necesitamos hablar. Es mi amigo, confía en mí - le pedí.
- Está bien, pero ten cuidado - me dijo.
- Y asegúrate de que Damon no haga ninguna tontería - le pedí.
- Te llamaré - dije por última vez para colgar la llamada.
- Klaus está aquí - le expliqué.
- Ha poseído el cuerpo de Alaric - añadí.
- Pues claro. Uno de sus mejores trucos - comprendió Elijah mientras yo asentía dándole la razón.
- Vayamos a la mansión de los Lockwood - explicó dándome la mano.
- Vale - contesté.
Al llegar a la mansión de los Lockwood llamamos a la puerta y Carol nos abrió algo sorprendida.
- ¿Elijah? ¿Luna? - dijo sorprendida.
- ¿Qué hacéis aquí? ¿Qué ha pasado? - preguntó.
- Un pequeño percance, Carol. ¿Podrías ayudarme? - le explicó Elijah.
- Ahora mismo iba a una reunión, así que... - explicó ella.
- Solo te robaremos un minuto - le dijo Elijah obligándola.
- Por supuesto. Lo que necesites - contestó al fin dejándonos pasar.
- Gracias - agradecimos Elijah y yo.
- En primer lugar, necesito cambiarme de ropa - explicó Elijah.
- Puedes probarte un traje de mi marido, todavía los guardo en el armario - contestó Carol.
- Perfecto - dijo Elijah mientras Carol se iba.
- Si me disculpas, no tardo nada - dijo para mí para después irse.
- Claro, no te preocupes - contesté.
Cuando bajó fuimos a sentarnos en el sofá que estaba en el salón allí me comentó.
- Intuyo que los brujos Martin ya no están con nosotros - comentó.
- No - contesté bajando la cabeza algo arrepentida.
- Lo siento - añadí.
- ¿Y Katerina? - preguntó.
- Se la llevó Klaus - contesté.
- Mis hermanos creen que puede que esté muerta aunque yo lo dudo - añadí.
- Necesito aire, aún me encuentro un poco..., muerto. Vamos - dijo levantándose del sofá para ir al patio.
- Como ya sabrás, nada puede matar a un original. Ni el sol, ni el fuego, ni el mordisco de un hombre lobo - comentó.
- Solo la madera de un árbol - añadí.
- Arbol que mi familia se aseguró de quemar - apuntó.
- De ahí vienen las cenizas blancas para la daga - seguí diciendo.
- Los brujos no permiten que haya un ser inmortal sobre la tierra, a excepción de los dioses, tú y Leah. Aunque bueno eso es otra historia. En fin todo se reduce a que toda criatura necesita una debilidad para mantener el equilibrio - explicó.
- Si el sol no os puede matar, ¿por qué está Klaus tan obsesionado con romper la maldición? - pregunté.
- Sí, la maldición del Sol y la Luna. Es todo muy bíblico, ¿no te parece? - comentó.
- Porque en realidad no existe esa maldición, es todo invención mía y de mi hermano. Él hizo los dibujos. Pergaminos romanos, grabados africanos y de cualquier cultura o continente que visitáramos - explicó.
- Pero ¿por qué? - pregunté.
- La forma más fácil de descubrir la existencia de las dos réplicas y el paradero de la piedra lunar era motivar a los miembros de ambas especies para encontrarlas - contestó.
- Klaus y yo inventamos la maldición hace ya más de mil años - añadió mientras íbamos andando.
- ¿Y entonces? - pregunté.
- Sí hay una maldición, pero no esa - contestó.
- La auténtica es mucho peor y pesa sobre Klaus - añadió.
- ¿De qué estás hablando? - pregunté sin entender nada.
- Lleva mil años intentando romperla y vosotras dos sois su única esperanza - contestó.
- ¿Y cuál es esa maldición? - pregunté notando como mi móvil no dejaba de sonar.
Elijah me miró y supe que debía contestar.
- Si me disculpas - me disculpé cogiéndolo.
Elijah asintió y cogí la llamada al ver que era Stefan.
En cuanto me contó lo de Jenna le dije inmediatamente.
- No, no, no. Vale, voy enseguida - dije inmediatamente.
- Klaus ha ido a por Jenna, tengo que ir con ella - le expliqué.
- Me temo que eso no entra en lo acordado - contestó.
- Lo sé, lo sé. Pero no hay otra, acompáñame si quieres - le dije.
Al ver que estaba callado añadí.
- Volveré. Te doy mi palabra - añadí.
- Tu palabra no tendrá ningún valor hasta que la cumplas - contestó.
- Gracias - le agradecí empezando a correr.
Al llegar de nuevo a casa fui hasta el salón para consolarla.
- Oh, Jenna, menos mal - comenté aliviada mientras me sentaba junto a ella en el sofá.
- No - dijo apartándose de mí.
- Lo siento mucho - me disculpé con ella.
- Miranda me contaba historias de vampiros antes de dormir, pero no pensaba que pudiera ser cierto - comentó.
- Lo sabes - comprendí.
- Es cierto. Elena y yo debimos contártelo - añadí
- Elena y yo pensábamos que si no sabías nada estarías a salvo. Pero las cosas se han descontrolado y todo lo que hemos hecho para mantenerte al margen, se ha vuelto en nuestra contra - le expliqué.
- ¿Quién más lo sabe? - preguntó.
- ¿Jeremy? - preguntó al cabo de un rato en silencio.
Simplemente asentí como respuesta.
- ¿John? - siguió preguntando.
- Solo queríamos protegerte - contesté.
- ¿Protegerme? - replicó ella.
- Lo siento, te lo contaremos todo - contesté viendo como Elena venía al salón para sentarse también junto a Jenna.
Me levanté del sofá y decidí dejar a Elena para que hablara con Jenna a solas. Al irme del salón cerré la puerta y me acerqué a Stefan que me estaba esperando allí.
Stefan P.O.V
Estaba nervioso por lo que me podría decir mi hermana pero al final resultó mantener una actitud dulce conmigo, se acercó y me abrazó.
- ¿Está mejor? - le pregunté abrazándola.
- Está en estado de shock, pero se pondrá bien - contestó mirándome algo triste.
- Lo siento mucho, hermana - me disculpé con ella.
- No te preocupes, no es culpa tuya, ha sido Klaus - contestó dulcemente.
- En fin. Tengo que volver con Elijah - me explicó separándose de mí.
- No, no, no. Te necesito - le dije.
- Lo sé. Pero he hecho una promesa con él y no puedo romper mi palabra - contestó.
- Estaré bien - me aseguró en cuanto le asentí.
La acompañé hasta la salida pero vino Damon y lo estropeó todo.
- ¿Adónde crees que vas? - le preguntó molesto.
- Vuelvo con Elijah - le contestó con decisión.
Se acercó con su velocidad vampírica hasta ella y al ponerse delante de ella le contestó.
- No - contestó con firmeza.
- Déjame pasar, Damon - se quejó en cuanto le sujetó sus manos.
- Yo en tu lugar no intentaría poner un pie fuera de esta casa - le amenazó seriamente.
Ella bajó su cabeza algo afligida y yo intervine defendiéndola.
- Déjala - intervine defendiéndola.
- ¿Qué dices? Acaba de volver - dijo.
Entonces me acerqué a él y le dije seriamente al poner mi mano en su muñeca.
- Ya me has oído. He dicho que la dejes - le dije seriamente al poner mi mano en su muñeca en un intento de apartarla de Damon.
- Es la segunda vez que me plantas cara hoy. Que no haya una tercera - me amenazó.
- Por favor, no os peléis por mí - nos pidió mirándonos preocupada.
Damon la soltó y la abrazó. Ella lo besó y se acercó a mí para abrazarme.
- Lo siento - se disculpó conmigo. Eso me hizo enfadar con Damon.
- No has sido tú, es Damon - contesté algo enfadado.
La besé y al despedirse de mí se fue de vuelta con Elijah.
Damon y yo estuvimos sentados en el sofá del salón. Estábamos enfadados y callados. Estuvimos callados hasta que volvió nuestra hermana con Elijah.
- Hemos renovado los términos de nuestro acuerdo - explicó.
- No sufriréis ningún daño por mí parte. Solo he pedido una cosa a cambio - añadió Elijah.
- ¿Cuál? - preguntó Damon que todavía estaba enfadado conmigo.
- Una disculpa - contestó.
- ¿Una qué? - preguntó Damon haciéndose el sordo.
Luna nos miró a los dos y primero me acerqué a él para disculparme.
- Te pido disculpas por haber participado en tu muerte. Lo hice para proteger a Luna y siempre protegeré a Luna - me disculpé.
- Lo entiendo - contestó Elijah.
Ambos miramos a Damon que se notaba que estaba enfadado conmigo.
- El sacrificio y la transición vampírica tendrá lugar, Damon. Bonnie podrá matar a Klaus sin sufrir daños y Elijah sabe como mantenernos a Elena y a mí con vida. Te dije que encontraría otra forma. Y lo he hecho - le explicó.
- ¿Es cierto? - le preguntó a Elijah.
- Así es - respondió este.
- ¿Y confías en él? - siguió preguntando.
- Sí - le confirmó nuestra hermana.
- Iros al infierno - contestó fuera de sí para después irse.
- Está furioso conmigo ahora mismo. Pero entrará en razón - le expliqué a Elijah pero sobre todo a mi hermana que me miraba como si ella fuera la culpable de que Damon estuviera así.
- Es posible - contestó Elijah.
- Voy a hablar con él - comentó ella.
Damon P.O.V
Estaba sentado en el borde de mi cama cuando de pronto apareció Luna y se acurrucó junto a mí arrepentida. Siempre demostrándonos su amor por nosotros.
- Te quiero - me dijo.
Estaba enfadado con Stefan pero no pretendía hacerle daño a nuestra hermana.
- Y yo también te quiero - contesté acariciándola.
- Siento haber dicho eso - me disculpé.
Ella me estaba abrazando y la besé.
- No te preocupes, esto lo arreglamos en la cama - dijo dulcemente de broma.
Me fue besando hasta que los dos estuvimos en la cama. Allí antes de hacerlo le pregunté por su embarazo.
- ¿Cómo vas con Nathan? - le pregunté preocupado.
Ella estaba encima de mí.
- Estoy bien, tengo la barriga algo hinchada pero estoy bien - me contestó besándome.
- Hagámoslo - me pidió moviéndose lentamente en mí.
- ¡Ah! - gemí. Pero la cogí en brazos y la dejé acostada a mi lado.
- Deja que te haga un masaje - le dije mientras ella se acurrucaba junto a mí.
Ella corrió las sábanas con su mente y nos tumbamos juntos en mi cama.
- Te amo - me dijo a la misma vez que le hacía unas caricias por su mejilla.
Ella se puso a ronronear gustosamente.
- Mmmm... - dijo tiernamente.
Le quité la ropa y la dejé desnuda. Ella hizo lo mismo conmigo y vino Stefan. Entonces nos tapamos con las sábanas.
- Hola - nos saludó.
Yo todavía seguía enfadado con él.
- Hola - le saludó Luna dulcemente.
- Quédate a dormir hoy con él - le dijo.
- No, Stefan, quédate con nosotros - le pidió.
- Damon, está enfadado conmigo, quédate con él y cálmalo. Mañana me quedaré contigo, te lo prometo - le dijo.
- Vale - contestó pegándose más a mí.
- Buenas noches, hermano - se despidió de él.
- Buenas noches - se despidió de nosotros con una sonrisa.
Cuando se fue Luna me besó y yo la abracé. Le mordí su labio y gimió un poco.
- ¡Damon! - gimió.
Le lamí su mejilla y empezó a reírse.
- Te quiero - le dije.
- Durmamos un poco - me dijo entre risas. A pesar de todo ella era feliz conmigo.
- Vale - contesté abrazándola con más fuerza.
Nos acurrucamos juntos y al cabo de un rato nos quedamos dormidos.
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