Capítulo 15 La comida.
A la mañana siguiente me desperté antes que mis hermanos y con mucho cuidado de no despertarlos fui a la biblioteca a mirar algo de lo que me había perdido durante mi huida. Encontré una copia de uno de los diarios de Johnatan Gilbert y me puse a leerlo.
En la última página ponía que le había matado Stefan.
Entonces bajó Stefan que al verme con la copia del diario de Johnatan Gilbert me dijo.
- Quiero que sepas que si estás dispuesta a convertirte en vampira tienes que saber lo que me ocurrió y lo que podría ocurrirte a ti - me explicó lo más dulce que pudo.
Se sentó a mi lado y me contó lo que le pasó.
Flashback por Stefan
Las semanas después de convertirme, me deleité con ello. Dejé que saliera lo peor de mí.
Estaba en el sofá de una casa con una chica a mi lado estaba bebiendo de su cuello mientras ella no hacía más que suspirar. Al cabo de un buen rato paré y me senté en el sofá suspirando.
- ¿Quién quiere morir ahora? - pregunté levantándome del sofá.
Había dos chicas que estaban bailando al son de la música de un piano que estaba tocando una chica.
- Yo. Me toca a mí - contestó la que tenía el vestido azul
- Yo. Me lo has prometido - contestó la que estaba detrás de la que tenía el vestido azul que era más bajita que la del vestido azul.
Me acerqué a ellas y les sostuve sus barbillas entonces fui a por la chica del piano para decirle.
- ¿Y tú qué? Si no sigues el ritmo perderás la cabeza. Zas, zas - le dije haciendo el ademán de rompérsela rozándole con mis manos provocando que ella fuera más rápido.
Corrí con mi velocidad vampírica hasta la que tenía el vestido azul y empecé a morderle el cuello mientras la que era más bajita se ponía a reírse con emoción.
Fin del flashback, Luna P.O.V
- No era yo mismo. Me invadía la culpa. Por lo que les hice a padre, a nuestro hermano. Tenía que matar el sufrimiento. Era la única forma de sobrevivir - me explicó
- Por eso no quiero que te conviertas en vampira, no te deseo todo lo que he vivido, solo trato de protegerte - añadió entre lágrimas a la misma vez que le abrazaba y le acariciaba para calmarlo.
- Hablas como si fueras Damon - entendí.
- Yo era peor - contestó negando con su cabeza.
- Solo quiero que estés preparada - añadió preocupado por mí.
- Ser vampira implica beber sangre - siguió diciendo con miedo. Estaba asustado de que pudiera pasarme como a él. Tenía miedo de que me convirtiera en una destripadora.
- Cazar, comer, matar. No puedes dejar de pensar en ello - me explicó.
Damon bajó y nos contó que habían invitado a Jenna, Ric y Elijah a comer y quería que le acompañásemos. Entonces Stefan y yo nos duchamos juntos para arreglarnos juntos también y cuando terminamos de vestirnos bajamos al comedor donde estaba la mesa lista y ya estaban Jenna y Ric aquí. Damon también estaba vestido.
Stefan se quedó ayudando y yo seguí a mi otro hermano para ver qué tramaba. Al llegar al salón sacó una daga que me era extrañamente familiar y al sacar un frasquito con unos polvos reaccioné y me acordé.
- ¡Damon, no! - grité corriendo hasta él para abrazarle y mirarle a sus ojos.
- ¿Y ahora qué, hermanita? - me preguntó mirándome algo molesto.
- Si le clavas tú esa daga a Elijah morirás, déjame al menos hacerlo yo - le pedí mirándole con ojos de gatita.
- Stefan me regañará si te ocurre algo - dijo besándome la mano.
- Pero yo no quiero que mueras - le contesté besándole apenada.
Entonces llamaron a la puerta y mi hermano fue a abrir, así que decidí ir a sentarme con los demás en la mesa.
Estábamos comiendo y yo estaba como siempre comiendo entre mis hermanos así que Damon me cogió de la mano y me hizo cosquillas provocando que casi me atragantara con la comida y Damon me mirase divertido.
- Siento decírtelo, Damon. Pero según Elijah vuestra familia no es fundadora del pueblo - comentó.
- Mmm..., cuenta - le pidió a Elijah.
- Como le he comentado antes a Jenna un grupo de colonos emigró de Salem tras los juicios de 1690. Y durante el siguiente siglo, crearon esta comunidad donde estaban a salvo de persecución - contó haciendo que Jenna comentara divertida.
- Porque eran brujos - comentó divertida como si fuera una tontería.
- Según la tradición local, hubo una ola de histeria anti brujería. Estalló en el pueblo vecino, así que los brujos acabaron cercados. Los ataron en postes a todos juntos y los quemaron. Cuentan que los gritos se oían a kilómetros mientras se consumían en el fuego - explicó bebiendo de su copa de vino.
Y
- ¿Por qué quieres saber dónde ocurrió la presunta masacre? - preguntó Damon.
- Bueno, por curiosidad de historiador, por supuesto - contestó.
Al cabo de un rato de risas y comentarios Damon dijo de repente pese a mi aviso.
- ¿A alguien le apetece un coñac? Llevo años reservando una botella - dijo levantándose de la silla provocando que a mí no me quedara más opción que sujetarle la mano y hacer que se sentara de nuevo bruscamente.
- ¿Tienes ganas de jugar, Luna? - me preguntó Damon mirándome algo molesto.
Me estaba sacando de quicio así que cogí mi móvil y le mandé un mensaje donde se lo explicaba todo lo que pasaba con la daga.
Al entenderlo se tranquilizó y me cogió de la mano para que le ayudara.
Damon le entretuvo hablando con él mientras que yo cogía la daga con el frasco de las cenizas de roble blanco con mi mente sin hacer el menor ruido posible.
Entonces le apuñalé por detrás disculpándome entre lágrimas.
- Lo siento, Elijah - me disculpé viendo cómo Elijah se quejaba por el dolor.
Damon fue a dejar el cuerpo en la celda y fuimos a tomar el postre.
Pero al ver que traía consigo la daga exclamé.
- ¡Ohhh..., no! - exclamé.
Damon al ver mi expresión bajó conmigo a la celda pero Elijah ya no estaba.
De repente apareció ante mí algo enfadado.
- El trato se ha roto - dijo mientras Damon me rodeaba con su brazo para protegerme.
- Quiero renegociar - pedí.
- Ya no te queda nada con lo que negociar - contestó él.
- Por favor, eres mi amigo - seguí pidiendo.
- No es una razón - contestó.
- Pues entonces... Si me voy al Olimpo con mi madre divina jamás volverás a saber de mí - le amenacé suponiendo que existía el Olimpo y podía ir, puesto que era una diosa.
- Si no quieres perderme prométeme lo mismo - expliqué para añadir.
- Prométeme que no harás daño a la gente que quiero. Aunque ellos te lo hagan a ti - añadí.
- Acepto el trato - contestó por fin para abrazarlo y con la daga que me había dado Damon se la volvía a clavar.
Damon me soltó un momento para dejar a Elijah mejor en el suelo y entonces se puso a buscar en sus bolsillos la piedra lunar.
- ¿Qué tenemos aquí? - dijo.
- Una pastilla de jabón lunar - comentó al sacarla de su bolsillo.
- Ya la cuido yo - añadió mientras veíamos como Stefan venía hacia mí para abrazarme.
En cuanto se fue nosotros nos fuimos arriba y vimos a Leah de los nervios.
- ¿Qué te ocurre? - le pregunté.
- Katherine ha salido de la tumba el hechizo que hiciste lo anclaste a la vida de Elijah supongo, porque no eras lo bastante fuerte para hacerlo tú sola - explicó fuera de sí. Estaba histérica.
Si Katherine había conseguido salir de la tumba eso significaba que Leah podía volver a ser la de antes.
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