Capítulo 9 ¡Feliz cumpleaños hermanito!
Al final del día una personas más se sumó a la lista de personas que habían descubierto que mis dos hermanos eran vampiros, La cuál era Caroline.
Después de contarle el secreto volvimos a casa y Elijah se tuvo que quedar en nuestra casa sin más remedio.
- Vuelvo en un momento, voy a ver cómo está Damon - dije mientras subía a su habitación.
Entré para ver cómo estaba y resultaba que se estaba acostando con alguien a lo que yo me disculpé y volví a bajo.
- ¿Tan pronto vuelves? - preguntó Stefan.
- Es que resulta que Damon estaba muy ocupado en ese momento - contesté ignorando a Elijah que se había dado cuenta y fue directo hacia mí.
- ¿Qué te pasa? - me preguntó Elijah a lo que no me quedó más remedio que responderle.
- Me siento incómoda cuando estoy contigo - dije yo en voz baja sabiendo que podía escucharme perfectamente.
- ¿Por qué? - insistió él.
- Porque eres la única persona que he considerado como un buen padre, siempre he sabido que me estabas protegiendo y creo que lo hacías porque querías salir conmigo - confesé bajando la cabeza mientras Stefan me rodeaba con su brazo.
- No la agobies, ha tenido un día muy duro - dijo Stefan.
- Mm, ¿enserio?, yo creía que eras así conmigo porque era un original y odiabas a los originales o tenías miedo de mí o no sé qué más - comentó encogiéndose de hombros a la vez que se acercaba a mí.
- ¿¡Qué!?, es cierto que odio a los originales pero no te tengo miedo por lo menos en lo que a ti respecta - admití haciendo que se acercara a mí.
- Vámonos al salón a tomar algo - propuso Stefan mientras Elijah me cogía en brazos.
- Vale, confío en ti, pero no tanto como para que me cojas en brazos prefiero que Stefan me lleve él si quiere - dije mientras me bajaba de sus brazos.
- Ah vale, prefieres estar con tu hermano a estar con un original - dijo Elijah bromeando.
- No te ofendas pero Stefan es más guapo que tú, ¿verdad Stef? - dije llamándole de la forma que me había dicho Damon que probase a llamarle.
- Si lo dices tú..., pero ¿cómo es que ahora me llamas Stef? - preguntó él mientras entrábamos al salón.
- Damon me dijo que te llamara así - dije yo sentándome en el sofá junto a Stefan.
- Puedes llamarme como tú quieras - dijo haciendo que me tumbara en el sofá mientras me besaba subido encima de mí.
Elijah se había sentado en el otro sillón y estaba esperando a que escribiera la carta.
Al cabo de un rato besándonos Elijah carraspeó en señal de que debía de escribir la carta.
Pero yo levanté mi mano mostrándole los cinco dedos de esta en señal de que nos dejara cinco minutos más.
Elijah rodó sus ojos y después de los cinco minutos le enseñó a Stefan mientras él me besaba, en su móvil que ya habían pasado los cinco minutos y entonces nos tuvimos que reincorporar sin más remedio. Aunque esta vez me acurruqué junto a Stefan para escribir la carta con los nombres. Después de media hora, cuando la terminé se la entregué a Elijah.
Cuando se la di le dije.
- Anda, ya te puedes ir estúpido original - dije con una sonrisa mientras le daba la carta.
- ¿Eso es lo que piensas de mí? - preguntó Elijah.
- No, claro que no, solo es una broma - dije sonriendo mientras veía bajar a la chica que había estado con Damon.
- Vale, adiós - dijo Elijah saliendo por la puerta.
- Adiós - me despedí.
- ¿Continuamos con lo de antes? - preguntó Stefan poniendo una de sus sonrisas encantadoras y hechizantes que siempre hacen que quiera acabar con él en la cama.
- No, aquí no, vamos a tu... - dije siendo interrumpida por sus labios a la vez que yo sonreía.
- Nuestra habitación - continuó Stefan mientras nos poníamos de pie.
- ¡Genial!, así podré cotillear en tus diarios - contesté con una sonrisa de traviesa.
- Siempre que quieras, fui un idiota todas esas veces que te cerraba de golpe mi diario cuando venías a mi habitación - contestó rodeándome con su brazo por mi cadera.
- ¡Qué va!, tú eres perfecto - contesté cogiéndole su mano mientras nos subíamos a nuestra habitación.
- Ojalá vivieras con nosotros en vez de vivir con Elena - dijo Stefan mientras hacía que me tumbara en la cama.
- Sí, me encantaría que sucediera algún día - dije yo mientras Stefan se tumbaba a mi lado.
Pasamos la noche en nuestra habitación y a la mañana siguiente nos despertamos con muchas ganas.
- Buenos días - dije con una sonrisa mientras me acariciaba la mejilla con suavidad.
- Buenos días, hermanita - contestó con una sonrisa.
- ¡Ay no! - exclamé recordando que hoy era nuestro cumpleaños y no le había comprado nada a Stefan.
- ¿Qué sucede? - preguntó preocupado.
- Nada - contestó disimulando.
- ¿Seguro? - preguntó Stefan alzando la ceja mientras comenzaba a hacerme cosquillas por toda la cama mientras nos reíamos.
- Sí, no pasa nada - contesté cuando paramos de reírnos mientras le besaba.
- Vamos - dijo mientras nos levantábamos de la cama y bajábamos a la cocina para tomar el desayuno.
Allí estaba Damon sin camiseta como de costumbre haciendo tortitas. Mientras, Zach estaba sentado en una silla leyendo el periódico.
- ¡Buenos días! - exclamé sorprendiendo a Damon por detrás poniendo mis manos en sus hombros.
Él se sobresaltó pero al ver que era yo, se alegró y dijo.
- Buenos días cumpleañeros - dijo dándose la vuelta para saludarnos a la vez que le besaba poniéndome de puntillas, dado que él era más alto que yo aunque Stefan era de mi estatura más o menos, quizás un poco más alto que yo.
- Buenos días - contestamos Stefan y yo.
Después, terminó de preparar las tortitas y las sirvió en dos platos. Antes de que se fuera al bosque Stefan, me despedí besándole.
- Te amo hermanito, vuelve pronto y ten cuidado - dije aferrándome a él.
- Yo también - contestó besándome.
- Tranquilo Stefan, cuidaré de ella - dijo Damon intentando no alargar la despedida. Odiaba tener que separarme de alguno de mis hermanos ahora que habían vuelto, pero sobre todo odiaba separarme de Stefan. Llevaba años sin verlos y quería recuperar todo ese tiempo perdido con ellos.
- Tranquila, Luna, solo serán unos minutos, enseguida vuelvo - dijo Stefan viendo que no me separaba de él.
- ¿Me lo prometes? - pregunté apenada.
- Sí - contestó con una sonrisa mientras me besaba.
Entonces, no me quedó más remedio que soltarle, puesto que Damon me cogió en brazos.
- Venga, vamos a desayunar - dijo Damon mientras me dejaba en la silla.
- ¿A dónde ha ido? - pregunté yo mientras Zach se comía su plato de tortitas.
- Vamos Luna, tú ya sabes cómo es nuestro hermano, es un santurrón, no es capaz de hacer daño a nadie, por lo menos cuando era humano. Lo de ser vampiro no lo lleva muy bien, ya sabes la sed de sangre y todo eso. Por eso él sigue su propia dieta. Lo llamamos la dieta Stefan, él bebe sangre de animales en vez de personas, lo malo es que es débil como vampiro por eso pero bueno, al menos así es el Stefan que conocemos tú y yo - dijo Damon intentando que no me preocupara.
- Además cuando le salva a Damon de algún aprieto decimos: ¡San Stefan al rescate!, porque es un santurrón - añadió Zach.
- Uf - dije aliviada después de haberme terminado las tortitas.
- Voy a por una bolsa de sangre, ahora vuelvo - dijo Damon de pronto, con lo que se me ocurrió darle a probar mi sangre.
- Damon, espera ¿qué te parece si te doy a probar de mi sangre? - propuse yo mientras que con el cuchillo me hacía un pequeño corte en la muñeca.
- Luna no hace falta, a bajo tengo bolsas que he robado del hospital... - dijo siendo interrumpido por mis labios mientras continuaba bajando por las escaleras.
- Sigo prefiriendo a Stefan, pero da igual - dije mostrándole mi muñeca proponiéndole que bebiera de mi sangre.
- Stefan me va a matar como me vea bebiendo de tu sangre - dijo Damon mientras bebía de mi sangre y nos íbamos al salón para sentarnos al sofá.
Me senté en su regazo en el sofá y él continuó bebiendo sangre hasta que de pronto apareció Stefan y Damon tuvo que parar bajando la mirada.
- Damon me dijiste que cuidarías de ella pero en su lugar me encuentro con que te estás bebiendo su sangre - dijo Stefan enfado.
- Stefan, no, he sido yo, le he dicho que bebiera de mi sangre para que no tuviera que bajar a por bolsas de sangre - le expliqué yo razonadamente.
- Vale, pero ten cuidado Luna, no vuelvas a hacer eso. Ahora después Damon y yo nos vamos a ir a la calle pero tú te vas a quedar en casa, lo siento pero es una sorpresa - dijo Stefan más tranquilo.
- Ves, lo que Zach ha dicho, San Stefan al rescate - dijo Damon poniendo una de sus típicas caras mientras yo me reía ante su comentario.
- Sí, pero aún así es súper mono, ¿verdad Stefan? - dije yo haciendo que Stefan se ruborizara un poco.
- Bueno, vamos a vestirnos - dijo Stefan.
Después de vestirnos Stefan y Damon se fueron a la calle por lo de mi sorpresa y yo no sabía que podía regalarle así que estuve mirando por sus diarios para ver si había algo que le gustara tener y que pudiera conseguir.
Llevaba una hora leyendo el diario del año 1864 cuando alguien llamó a la puerta, no había nadie en casa. Zach se había ido hace un cuarto de hora a comprar algo para la cena y todavía no había vuelto así que supuse que serían Damon y Stefan.
Fue por eso que me levanté rápidamente de la cama y fui corriendo hasta la puerta para abrirla y descubrir que no eran Damon y Stefan. Era una chica.
- Hola, ¿quién eres? - pregunté con desilusión.
- Soy Lexi ¿y tú? - continuó ella.
- Soy Luna - dije yo.
Ella me miraba seriamente como si no entendiera que estaba haciendo aquí.
- Estoy buscando a Stefan - dijo Lexi.
- No está aquí - dije en un intento de cerrarle la puerta. Seguro que era uno de los muchos ligues que tuvo mi hermano.
Pero ella me paró y entró derribándome mientras caía al suelo.
- ¿Qué le has hecho? - preguntó inmovilizándome en el suelo.
No pude responder porque al momento llegaron Stefan y Damon con una bolsa.
- ¡Lexi! - exclamó alegre Stefan cuando vio a Lexi.
- ¿Qué es, otro de tus ligues? - pregunté yo celosa por mi hermano mientras Lexi me ayudaba a levantarme.
- ¡Vaya!, te dejo solo unos años y ya tienes novia - dijo Lexi.
- No, es mi mejor amiga, ella me ayudó a controlar mi sed de sangre - dijo Stefan.
- Pues ¿sabes qué Lexi?, sí, es mi novio - dije yo celosa mientras le besaba a Stefan.
- ¿No estarás celosa porque creías que Lexi era mi novia? - me preguntó Stefan.
- Sí - confesé.
- Tranquila, tú siempre serás nuestra pero sobre todo mía - dijo Stefan sonriéndome.
- ¿Entonces tú te llamas...? - preguntó Lexi.
- Luna - contesté yo.
- Luna Salvatore - añadió Damon dando a conocer mi apellido a Lexi.
- Es nuestra hermana pequeña - continuó Stefan.
- ¿Cómo puede seguir viva vuestra hermana si no es un vampiro? - preguntó Lexi mientras entrábamos a casa.
- Es una larga historia - concluí yo poniendo fin al tema.
- Ya te lo explicaremos en otro momento - dijo Stefan mientras nos sentábamos en el sofá.
Como de costumbre, ya que no me decidía con quien estar de los dos, me sentaba entre Damon y Stefan.
- ¿Para qué has venido? - le pregunté a Lexi cuando estaba más calmada.
- Para el cumpleaños de tu hermano, creo recordar que hoy cumple 162 años - dijo Lexi recordándome que se me había olvidado su cumpleaños y su regalo.
Vi que Stefan iba a contarle que hoy era también mi cumpleaños pero yo le negué suplicando con la cabeza y él suspiró y asintió.
- Bien, ¿qué tal si Lexi te acompaña a la peluquería y de compras para que te pongas guapa? - propuso Damon a lo que yo me negué rotundamente, ya que quería estar con mis hermanos.
- Vamos será divertido - dijo Lexi tendiéndome la mano.
- Vale - acepté al final suspirando mientras le daba mi mano y me ayudaba a levantarme del sofá.
Antes de irnos me despedí de mis hermanos con un abrazo muy fuerte que se prolongó durante minutos.
- Vamos, tenemos que ir a la peluquería y luego a comprar algo de ropa de la época para que estés elegante en el cumpleaños de tu hermano - dijo haciendo que me ruborizara por lo último mientras salíamos de la casa.
- ¿A dónde vamos primero? - pregunté yo sin muchos ánimos.
- Oye, sé que me pasé antes con lo de tirarte al suelo y sé que parecerá una locura, pero es que pensaba que habías secuestrado a Stefan. Stefan fue y sigue siendo mi mejor amigo, nunca tuvimos nada. Él estaba pasando por una mala racha como vampiro, es decir que era lo que nosotros llamamos como el destripador, entonces yo le ayudé a superarlo y desde entonces somos mejores amigos, pero solo eso - dijo Lexi disculpándose por lo de antes.
- Yo jamás tuve una amiga ni un amigo después de creer que murieron Stefan y Damon. Además, tuve que huir de los originales, excepto de Elijah - recordé apenada mientras entrábamos a la peluquería.
En la peluquería me cortaron las puntas me hicieron ondas en el pelo para darle un toque más natural tipo pelo pantene.
Además me pusieron una mascarilla y me lo lavaron.
Después me hicieron un tratamiento en la cara para dejarme la cara más brillante y natural.
Para terminar me hicieron la manicura y la pedicura.
Al salir de la peluquería estaba más viva más natural y entonces nos fuimos a comprar ropa.
- Guau te has quedado súper guapa, después iremos a algún sitio para maquillarte - dijo Lexi mientras entrábamos en la tienda de ropa que estaba en frente de la peluquería.
- Gracias - dije poniéndome un poco roja por el comentario.
- Ven, yo creo que para esta ocasión especial creo que deberías llevar un vestido - dijo Lexi mientras mirábamos por toda la tienda en busca de un vestido que me pudiera gustar.
- Este - dije yo cogiendo un vestido azul que traía una pulsera de accesorio.
Me lo compró con su dinero y me lo puse en la tienda. Ahora solo me quedaba maquillarme.
Ella me llevó a una tienda de cosméticos y obligó a la dependienta a que me maquillara y cuando acabó estaba irreconocible. En el sentido de que estaba muy guapa.
- Cuando te vean tus hermanos no te van a reconocer - dijo Lexi con una sonrisa mientras entrábamos de nuevo a la mansión.
Entramos y Stefan y Damon que nos habían oído llegar estaban en el salón de pie mientras entre los dos sostenían la caja de un iPhone que parecía que era bastante caro.
- Para ti - dijeron reconociéndome enseguida mientras sonreían y me daban la caja.
Yo no sabía qué hacer o decir, solo quería abrazarles porque eran los mejores hermanos del mundo y yo no me había acordado del cumpleaños de Stefan.
- Stefan yo..., se me ha olvidado..., se me ha olvidado tu cumpleaños, lo siento, es por eso que este año no tendrás regalo de mi parte - dije yo a la vez que se me escapaba una lágrima y Stefan y Damon me abrazaban. Ellos también estaban contentos de estar conmigo.
- No te preocupes, ahora abre tu regalo - dijo Stefan.
Lo abrí y resultaba ser un iPhone 8 rosa con 64 gigas de almacenamiento.
- Hemos decidido comprarte este móvil porque necesitabas tener un móvil mejor que el bloque ese que tienes por móvil - dijo Damon.
- ¿Hoy es también tu cumpleaños? - preguntó Lexi.
- Sí - tuve que confesar yo.
- Estás súper guapa, Lexi te ha dejado súper guapa - dijo Stefan.
- No ha sido nada - dijo Lexi.
- Bueno, Luna, yo tengo otra sorpresa para tu cumpleaños - dijo Damon.
- ¿Cuántos cumples, Luna? - preguntó Lexi.
- 159 años - contesté suspirando sin más remedio.
- Toma, la escritura de la casa, ahora que murió Zach y tú has vuelto con nosotros creo que lo mejor sería que la casa fuera tuya - dijo Damon omitiendo la razón, aunque fuera obvia. La razón era, que como era la diosa de la naturaleza y además de ser poderosa, la vida de los demás dependía de la mía y eso era un plus de seguridad en la casa.
- ¡Qué! - exclamé mientras Damon me entregaba los papeles y un bolígrafo.
- Nosotros nos vamos fuera - dijo Stefan mientras se iban a esperarme a fuera.
Cuando terminé de firmar fui a la entrada y dije.
- Damon y Stefan Salvatore podéis pasar - dije acercándome a ellos con una sonrisa.
- ¿Y yo? - preguntó Lexi.
- Ah sí, Lexi no sé qué más, puedes pasar - dije sin muchas ganas mientras pasaba.
Lexi se quedó un rato más y como Zach había hecho una tarta para nuestro cumpleaños nos cantaron cumpleaños feliz a Stefan y a mi y después primero Stefan sopló las velas pidiendo un deseo y luego hice yo lo mismo con las mías.
Después de un rato hablando en el salón, Lexi se fue a arreglarse para la fiesta de Caroline, ya que me dijo Caroline por mensaje que ella había hecho una fiesta.
Como yo ya estaba arreglada, esperaría abajo a que terminaran de arreglarse Stefan y Damon.
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