⚠️Capítulo 17 John Gilbert.⚠️

Stefan y Damon no se separaron de mí en ningún momento durante el trayecto hacia la mansión. Cuando llegamos Damon soltó mi brazo y se fue abajo a hablar e intuía que también a provocar a Katherine. Entre tanto Stefan y yo subimos a la habitación. Entramos a la habitación y como siempre estaba hecha un desastre, por mí, casi siempre que nos acostábamos dejaba la ropa en el suelo y luego no la recogía.

- Stef, siento dejar la habitación así de desordenada, soy muy desordenada - me disculpé mientras recogía la ropa tirada por el suelo con mi mente y ponía la alarma de mi móvil para despertarme mañana a las nueve.

- No importa - contestó rodeándome con su brazo a la vez que me dedicaba una sonrisa.

- Mañana quiero ir a ver cómo está Elena, le he escrito un mensaje, iré temprano, sobre las nueve, no tienes que acompañarme, no te preocupes - comenté mientras me quitaba el disfraz y me ponía el pijama.

- Vale, genial, pero ten cuidado. Mañana iré a hablar con Katherine para ver lo que averiguo antes de que Damon la encierre en la tumba - dijo Stefan poniéndose la camiseta de tirantes blanca, esa que me ponía bastante cuando le veía con ella.

Sabía lo que iba a pasarme esta noche, por lo que me preparé en un vaso una disolución de kriptonita celestial con agua. Me senté en el borde de la cama en el lado que dormía normalmente y me la bebí. Tenía kriptonita celestial guardada para esos casos. Cuando la tragué sentí como si me tragara ácido y fuego al mismo tiempo. Sentía mi cuerpo arder y temblar, así que me fui al baño como pude, tambaleándome y vomité en el váter. Sabía que tenía que hacerlo porque cuando alguien moría, ya fuera humano o sobrenatural, yo también sufría ese mismo dolor durante las noches y entonces mis poderes se descontrolaban. Cuando vio Stefan como estaba, tirada en el suelo y débil vino hacia mí con la intención de ayudarme y preguntarme por qué hacía eso. Me ayudó a levantarme del suelo y luego apoyándome en su brazo llegué lentamente hasta la cama.

- ¿Por qué has hecho eso? - preguntó preocupado.

- Tengo que hacerlo, cuando muere alguien sea humano o sobrenatural, el dolor que experimentan al morir, ese mismo dolor lo experimento yo también durante esa noche a la vez que se descontrolan mis poderes. Así que me tomo kriptonita celestial disuelta en agua para evitar eso mismo - le expliqué.

- ¿Y todo eso lo has sufrido tú sola? ¿no hay algo que pueda hacer para que no te duela? - preguntó preocupado por mí.

- No, pero no te preocupes, Stef, ese dolor es solo dolor, además no puedo morir, ya lo sabes - dije como pude tumbándome en la cama a la vez que él se acurrucaba junto a mí.

- Vale, está bien, confío en ti - contestó besándome.

- Mm, estás caliente - añadió separándose de mí.

- Ah sí, eso es otros de los muchos efectos que tiene el haberme tragado la disolución de kriptonita celestial en agua - conté mientras él me tocaba la frente para comprobar a la temperatura que estaba.

- Luna, estás ardiendo, ¿seguro que no es nada? - preguntó un poco más nervioso.

- Sí, tranquilo, para mañana por la mañana ya estaré bien - afirmé.

- Bien, vamos a dormir, pero prométeme que si necesitas algo me despertarás - dijo Stefan.

- Vale, te lo prometo - contesté mientras me dormía poco a poco en sus brazos.

A la mañana siguiente me desperté por la alarma de mi móvil. Me levanté cuidadosamente para no despertar a mi hermano, que seguía durmiendo plácidamente en la cama y cuando me iba a ir al baño para vestirme escuché a mi hermano decir.

- Buenos días hermanita - dijo.

Cuando dijo eso salí del baño en ropa interior para estar con él, no me importaba que me viera  en ropa interior, ya estaba acostumbrada. Aunque eso todavía no me pasaba con Damon. Fui hasta él y me tumbé a su lado a la vez que le besaba y me disculpaba por haberle despertado.

- Siento haberte despertado - me disculpé abrazándole.

- No importa así puedo estar un poco contigo antes de que te vayas a la casa de Elena - contestó con una sonrisa mientras me acariciaba.

- Ven, métete un rato conmigo en la cama - añadió a la vez que levantaba las sábanas por mi parte.

Yo sonreí y me metí. Aunque sabía que no me podría contener.

- Stefan no puedo entretenerme tengo que ir a ver a Elena - dije mientras me reía por sus cosquillas.

- Algún día tú y yo tenemos que ir a Nueva York a un concierto de Bon Jovi - comentó acariciándome.

A mí personalmente no me gustaban los conciertos, pero como me gustaba Bon Jovi y no quería decirle que no a mi hermano contesté.

- Vale - contesté.

- Te quiero, ten cuidado, si te pasa algo me llamas y voy enseguida - dijo besándome.

- Vale no te preocupes - contesté.

- Aunque, ahora que lo pienso, puedes ir con Damon - comentó mientras Damon que lo había escuchado aparecía súbitamente y decía.

- Ni lo sueñes hermanito, hoy tengo cosas que hacer, tengo que encerrar a Katherine en la tumba, así que no voy a poder estar haciendo de niñera - contestó.

- ¡Damon! - exclamé molesta mientras me tapaba con las sábanas, tenía que reconocer que me daba un poco de vergüenza de que me viera en ropa interior.

- Ni siquiera por tu hermana pequeña - continuó Stefan.

- ¡Oye!, no necesito que me cuide una niñera -  dije molesta con Damon.

- Bueno, tengo que ir a vestirme, haced lo que tengáis qué hacer con Katherine y luego me contáis - añadí indiferente al cabo de un rato mientras me levantaba y me metía en el baño para vestirme.

Cuando salí del baño todavía estaba Damon en la habitación, estaban esperando a que saliera para despedirse de mí.

- Pásatelo bien en casa de Elena - dijo Damon con una sonrisa que intuía que sabía que habría problemas.

- ¡Cállate!, Damon - contesté molesta.

- Ten cuidado - se despidió Stefan a la vez que me besaba y yo cogía una mochila.

Cuando estaba lista para salir Damon y Stefan me acompañaron hasta la salida para despedirse de mí.

- Intentaré volver pronto - dije a la vez que me soltaban del brazo cada uno y yo emprendía el camino a casa de Elena.

Por el camino le escribí un mensaje a Elena avisándole que estaba de camino y un rato después recibí uno de Elena que decía que había vuelto tío John.  Llegué, llamé a la puerta y me abrió John que parecía algo sorprendido de verme.

- Hace tiempo que no tenemos tú y yo una charla. Pasa, ven, me gustaría hablar contigo - dijo mientras que me abría la puerta y yo entraba.

Había algo en él que no cuadraba, parecía que tenía especial interés en mí y no sé si eso era bueno o malo así que pregunté.

- ¿Qué pasa? - pregunté indiferente.

- Sé tu secreto - aseguró, parecía muy seguro de sí mismo.

- ¿Qué secreto?, yo no tengo ningún secreto - contesté un poco asustada.

- Sé que eres la diosa de la naturaleza y estás saliendo con tu hermano Stefan que es vampiro, me lo ha dicho Katherine - susurró.

- Katherine es una manipuladora, no te puedes creer todo lo que sale de su bocaza - comenté seria.

- También sé que Elena es adoptada y no me lo ha dicho Katherine - continuó diciendo, creo que quería hundir mi vida.

- Bueno, no tengo tiempo para tonterías, Elena me necesita, es lo mínimo que puedo hacer después de que su familia me adoptase - comenté mientras subía las escaleras, no me apetecía hablar con el tío John.

- Aunque si se te ocurre hacerle algo a Stefan..., te juro que... - añadí enfadada a la vez que chocaba mi puño contra la palma de mi otra mano.

Cuando estaba en la habitación con Elena y Jeremy hablando de nuestras cosas del día a día Stefan me envió un mensaje diciendo que volviera rápido a casa porque había pasado algo. En cuanto vi su mensaje me despedí de Elena y Jeremy y salí corriendo para casa. Llegué y me encontré en la puerta de entrada un rastro de sangre por lo que me preocupé y mucho. Opté por ir primero a la habitación de Stefan pero como no había nadie fui hasta la de Damon con lágrimas cayéndome de las mejillas.

- Stefan, Damon, ¿qué ha pasado? - pregunté a la vez que entraba, estaba aterrada por la idea de perder a mis hermanos.

Stefan estaba ayudando a Damon a quitarse una estaca de madera que estaba clavada en su espalda, él también estaba herido, pero lo de Damon era más grave. Así que decidí callarme y sentarme en el suelo a esperar entre lágrimas. Puesto que lo único que haría sería molestar y poner nerviosos a mis hermanos.

- Luna, ven, necesito tu ayuda - dijo Stefan suavemente mientras venía hacia mí.

- Vale, ¿qué necesitas? - pregunté levantándome inmediatamente del suelo y limpiándome las lágrimas a la vez que Stefan me rodeaba con su brazo para reconfortarme.

-Tienes que presionar aquí mientras que saco la estaca - contestó señalando el lugar donde tenía que presionar.

- Vale - dije haciendo presión mientras él sacaba la estaca.

Cuando se la sacamos Damon emitió un quejido, estaba débil y necesitaba sangre. Entre Stefan y yo conseguimos que se diera la vuelta y entonces le mostré mi muñeca para que bebiera de ella. A lo que Stefan se negó.

- Luna, hay bolsas de sangre abajo - dijo mientras yo me sentaba al lado de Damon en la cama.

- Vale, está bien - dije dándome por vencida con una sonrisa inocente.

- Ehh..., ¿qué te ocurre? - preguntó Damon tirando de mi mano y haciendo que me tumbase a su lado. Supongo que habría notado mis lágrimas.

Desde que volví con mis hermanos esa fue la primera vez que veía el lado sensible de Damon. Normalmente Damon se comportaba como un cerdo conmigo, lo hacía para sacarme de quicio y disfrutaba haciéndolo. Aunque tenía que reconocer que había veces que me hacía gracia las tonterías que hacía Damon. No lo había visto hablarme así desde que volví con ellos.

- Creí que te perdería por segunda vez - contesté triste mientras Stefan bajaba a por una bolsa de sangre. En ese momento solo me apetecía llorar desconsoladamente y que mis hermanos me consolaran. Era liberador.

Damon vio que necesitaba llorar, por lo que dijo.

- Ven, suéltalo todo - dijo a la vez que me abrazaba.

- Es que..., no quiero que os pase nada, os quiero mucho, Stefan me avisó que había pasado algo y vine corriendo a casa para ver si estabais bien, pero no. Damon, hoy casi te mueres - solté llorando mientras entraba Stefan.

- Por segunda vez - añadió con una sonrisa depositándome un beso en la frente.

- Siento no haberte podido contestar antes - dijo Stefan disculpándose mientras le pasaba una bolsa de sangre a Damon.

- No importa, tenías que salvar a Damon - contesté mientras él se sacaba las balas de madera.

- No sí que importa, ven aquí - dijo Stefan corriendo a abrazarme y besarme sosteniéndome en el aire.

- Iros a la habitación, salvo que quieras dejarla conmigo y Luna quiera quedarse conmigo - comentó Damon con una de sus típicas caras después de un rato viéndonos.

Stefan me tenía contra la pared y yo estaba subida en él mientras nos besábamos. Por lo que Damon tenía razón, teníamos que subirnos a la habitación. Me bajé de él, le cogí de la mano y nos fuimos a la habitación mientras yo sonreía con mi característica sonrisa de traviesa.

- ¿Y esa sonrisa de traviesa? solo estamos yendo a la habitación - dijo con una sonrisa.

- Creo que vamos a tener que volver a hacer la cama otra vez - dije sonriendo, me encantaba, esto para mí era como un juego entre mi hermano y yo del que podíamos disfrutar ambos por igual.

- ¿Puedo? - preguntó.

- Claro - contesté mientras poco a poco él me quitaba la ropa que llevaba encima a la vez que yo corría las sábanas de la cama con mi mente.

Le seguí el juego y le quité también la ropa. Esta vez quería ser yo quien tomara las riendas en el asunto. Nos metimos en la cama mientras nos besábamos y como quería sentir un poco a Stefan le pedí que empezara él a la vez que le besaba el cuello y los labios.

- Empieza tú - dije tumbándome boca abajo mientras Stefan se subía encima de mí.

- ¿Quieres que mientras lo hacemos te cuente lo que ha pasado o lo dejo para luego? - preguntó.

- Mejor lo dejamos para luego prefiero que ahora nos relajemos y centremos en esto - contesté mientras era embestida.

- Realmente necesitaba esto - dijo Stefan entre jadeos.

- Y yo - comencé a gemir 😫.

- Luna - gimió.

- ¿Qué? - pregunté entre jadeos.

- Te quiero - gimió.

Puse mis ojos en blanco y contesté.

- Lo sé, yo también - contesté entre gemidos.

Seguimos así un rato más hasta que nos cansamos y decidimos parar.

- Esto ha sido liberador, necesitaba estar contigo a solas para liberar toda la presión y el estrés de la semana - expliqué entre jadeos a la vez que apoyaba mi barbilla en él, ya que ahora me encontraba encima de él.

- Te quiero y que sepas que si alguna vez necesitas hablar con alguien. Que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea - dijo a la vez que nos tapaba con las sábanas y yo decidía bajarme de él para acurrucarme junto a él en la cama.

- Lo sé y lo mismo digo - contesté besándole.

- ¿Me puedes contar lo que ha pasado con Katherine? - añadí tiernamente mirándole a sus ojos.

- No hemos podido lograr encerrar a Katherine en la tumba y se han escapado los vampiros que resultaban haber muerto. Estaban vivos desde el principio y ahora están esos 27 vampiros sueltos por nuestra culpa - explicó.

- No, Stefan no ha sido por vuestra culpa. Es Katherine, ella es la mala, no vosotros - contesté.

- Vale, está bien, tienes razón, pero si esos vampiros están sueltos por ahí en Mistic Falls, entonces habrá que tener mucho más cuidado - comentó Stefan acariciándome.

- Vale, entonces lo tendremos - contesté besándole a la vez que le abrazaba.

- Vamos a hacerlo otra vez - añadí tiernamente mientras me subía encima de él.

- ¿Otra vez? - preguntó, su tono denotaba que ya estaba cansado de eso, pero solo lo fingía estar porque contestó.

- Vale - añadió al cabo de un rato mientras me volteaba y se ponía él encima de mí.

Cuando hizo eso yo sonreí con mi característica sonrisa de traviesa mientras él me dejaba chupetones por todo el cuello, después me besó y me hizo unas cosquillas. Me lo pasaba genial cuando estaba con mi hermano.

Jeremy P.O.V

Me encontraba en la biblioteca del pueblo buscando algo de información para poder buscar algo de información para poder terminar el trabajo que me había mandado hacer el nuevo profesor de historia, puesto que el anterior que además era el entrenador del equipo de rugby del instituto, corría el rumor de que lo había matado un vampiro que estaba aburrido, se llamaba William Tanner. Pero lo de que lo había matado un vampiro era solo un rumor, ya que es imposible que existan los vampiros.

Había decidido hacer el trabajo sobre Mistic Falls durante la guerra civil centrándome sobre todo en mi familia, los Girlbert. Fue por eso que decidí ir a la biblioteca para ver si me encontraba algo interesante que completara los diarios de Johnatan Girlbert. Estaba mirando por los estantes de libros que estaban en la planta de arriba cuando de pronto me cayeron dos libros encima de mí. En el momento en que me agaché para recogerlos, apareció una chica bajita pero mona que se disculpó diciendo.

- Oh, Dios, lo..., siento muchísimo, había un libro encajado entre otros dos, y tiré y se cayeron todos - se disculpó mientras yo dejaba los libros en su sitio.

- ¿Estás bien? - añadió mirándome a los ojos al cabo de un segundo.

- Sí, sí, claro. Estoy bien - contesté.

- Vale - contestó ella con una sonrisa coqueta.

Entonces, ya que habían más libros por el suelo, me agaché para recogerlos y como ella hizo lo mismo nos acabamos chocando nuestras cabezas.

- ¡Auch! - se quejó ella mientras nos sentábamos en el suelo y soltábamos una pequeña risa por el pequeño accidente que habíamos tenido.

- Mm, soy Ana - se presentó después de soltar una pequeña risita coqueta.

- Eh..., Jeremy - contesté a la vez que le estrechaba la mano en señal de amistad.

Después le expliqué porque había venido a la biblioteca y ella hizo de mi guía personal por la biblioteca.

- Aquí está la historia local y estatal - dijo mientras íbamos andando entre varios estantes.

- Y la guerra civil está al fondo - añadió señalando con su dedo a los estantes que se hallaban al fondo.

Después  se giró, me miró a la cara y me preguntó.

- ¿Qué necesitas? - preguntó mirándome a la cara.

- Local, 1860, ¿tú trabajas aquí? - dije confundido.

- No. Buscas referencias. Por aquí - contestó haciendo el ademán de que le siguiera con la mano.

- Estudio en casa. Vengo aquí por el ambiente pseudo-escolar - explicó mientras iba mirando por las estanterías, hasta que se paró en un estante y dijo.

- ¡Ah!, aquí está. Primeros asentamientos, archivos del pueblo, los fundadores. Está todo aquí. ¿Cuál es el tema? - preguntó coqueta cuando nos paramos en un estante repleto de libros.

- Eh..., el miedo y la histeria en el pueblo durante la guerra y cómo influyó en ciertos escritores de la época - contesté.

- Deberías concretar - dijo ella con una sonrisa coqueta.

- Los orígenes de las leyendas locales - contesté.

Ella soltó una risita bastante coqueta y dijo.

- ¿Los vampiros? - preguntó.

- Estás de coña, ¿verdad? Sabes que no existen los vampiros - contesté.

- Bueno, no hay mucha documentación..., pero las historias se repiten desde la guerra civil - explicó.

- Mi abuelo solía contarme historias de miedo cuando era pequeña. Y decía que su abuelo se las contaba a él - añadió.

- Pero eso es folclore. Los vampiros son una imagen de los demonios del momento - intenté explicar razonadamente.

- Que son... - dijo ella cuando le interrumpí diciendo.

- Los soldados de la unión. He leído esas historias. Hablan del enemigo. Los demonios que atacan en la noche - expliqué.

- Eso me suena a vampiros - contestó con una sonrisa coqueta.

Chasqueé mi lengua en señal de molestia y contesté.

- Alegorías de vampiros, eso es lo que son. Expresiones creativas en tiempos de dificultad - expliqué mientras ella me miraba como si no tuviera razón, con lo que solté un suspiro y continué diciendo.

- Vamos, un país en guerra no quiere realismo, quiere fantasía. Por eso el vampiro es ficción - concluí.

Ella me miró sorprendida y dijo mientras nos sentábamos en las sillas que se encontraban al lado de una mesa.

- Vaya, eres..., muy listo - comentó a la vez que reíamos los dos por su comentario.

- Tengo que reconocerlo. La primera vez que te vi me engañaste - explicó con una sonrisa coqueta.

- Ya... , he..., he tenido una mala época, pero creo que estoy volviendo a ser el de siempre - conté.

- Bueno, suerte con tu trabajo. Tengo que irme a casa - dijo despidiéndose a la vez que se levantaba de la silla en la que se había sentado.

- Sabes, mi bisabuelo me enseñó una vez un diario de un antepasado y tenía escritas cosas muy siniestras sobre vampiros y era bastante creíble - contó con una sonrisa coqueta.

- ¿Un diario? - pregunté.

- Sí, ¿por qué? - preguntó.

- ¿Seguro que tienes que irte? - pregunté esperando que no fuera así.

- Sí, pero no pasará nada si nos vamos al Mistic Grill un rato - contestó mientras me levantaba de la silla.

- Vale - contesté mientras recogía los libros que iba a llevarme con la información que necesitaba.

Cuando llegamos al Mistic Grill nos fuimos a hablar y a jugar al futbolín.

- Así que no sabes dónde está ese diario - empecé a hablar.

- No. Mi bisabuelo murió y los hijos se repartieron sus cosas. Puedo preguntar - contestó mientras jugábamos al futbolín.

- Me resulta extraño que nuestros antepasados llevaran el mismo tipo de diario, es..., una locura - comenté.

- Puede que estén basados en realidades parciales - intentó explicar.

- No, tiene que ser metafórico. Mi antepasado escribía relatos cortos  - aseguré.

- Ah, por eso te empeñas en que todo es ficción - llegó a la conclusión con una sonrisa coqueta.

- No, creo que todo es ficción, porque he visto "Jóvenes ocultos" y "Los viajeros de la noche" 50 veces - conté.

- ¿Eso son películas? - preguntó con una risita coqueta.

Le  miré fingiendo estar molesto y respondió.

- Eh, no las he visto - se disculpó.

Nos quedamos un segundo en silencio  hasta que ella habló otra vez.

- Podríamos montar una noche de miedo y alquilar unas pelis de vampiros - propuso.

- Eh, sí, sí, claro - contesté no muy seguro.

- ¿Por qué ha sonado como "ni de coña"? - preguntó.

Pero se disculpó diciendo.

- Lo siento, soy muy directa - se disculpó.

- No, no, es que..., no quiero darte una idea equivocada. Hace poco que he salido de una historia. Es un poco pronto, ¿sabes? - le expliqué.

- No, por favor, claro. Sí, tranquilo. Decía como amigos - explicó.

- En fin... Bueno, tengo que irme. Así que... - dijo recogiendo su pequeño bolsito.

- Ya nos veremos, Jeremy - dijo mientras se iba y yo me quedaba rascándome la nuca extrañado de lo que había pasado.

Después de eso estuve toda la noche trabajando en el trabajo con la ayuda de los documentos adicionales que me mandó Anna sobre los ataques de animales y a la mañana siguiente al final de la clase de historia con el profesor Saltzman me entregó el trabajo corregido.

Lo miré sorprendido por la nota tan alta que había obtenido y entonces el profesor habló.

- ¿Sorprendido?. Es un buen trabajo. Las ideas están claras y los argumentos bien planteados - explicó.

- Aunque, ¿no creerás de verdad que hay vampiros en Mistic Falls? - comentó.

- No, bueno. Creo que estadísticamente ha habido más ataques de animales..., muertes misteriosas y... desapariciones... que en ningún otro lugar de todo el estado de Virginia - comenté.

- Son conjeturas. Pero es creativo y por eso tienes un sobresaliente. Aunque yo no me tomaría muy enserio esa teoría de la conspiración - comentó.

- Ya, no lo creo - contesté con una sonrisa recogiendo mi mochila y disponiéndome a salir del aula.

- Oh, Jeremy. La fuente que citas de mil ochocientos sesenta y algo..., "Johnatan Gilbert" - dijo.

- Oh, cuál, ¿el diario? - intuí.

- Algún día me gustaría verlo - contestó.

- ¿De verdad? - pregunté extrañado.

- ¿Una narración en primera persona de la guerra civil? Es como una comic con para un profesor de historia - comentó mientras apoyaba mi mochila sobre una mesa.

- Si mi trabajo le ha parecido creativo, espere a leerse esto - dije mientras sacaba de mi mochila un diario envuelto en cuero y lo dejaba encima de su mesa.

- Gracias - contestó a la vez que yo salía por la puerta diciéndole adiós con mi mano.

Damon P.O.V

Estaba poniéndome de nuevo la camiseta cuando oigo a Luna llamar a la puerta.

- Adelante - dije mientras entraba a mi habitación, parecía triste por algo, posiblemente sería por mí.

- Hola, venía a ver como estabas - dijo suavemente desde el marco de la puerta.

Me levanté de la cama y fui hasta ella con la intención de que no se sintiera así.

- Damon, ¡no!, tienes que descansar - exclamó preocupada.

- Ya estoy bien, además tengo que ir a una reunión del consejo de fundadores - contesté mientras tiraba de su brazo para llevarla a la cama conmigo.

- Voy contigo - contestó inmediatamente.

- Luna, no puedes venir conmigo, se supone que vosotros no sabéis nada del consejo. Es solo una reunión, no me va a pasar nada - contesté cogiéndole su mano.

- Además estarás con Stefan y tendréis la mansión para vosotros solos. Con lo que podréis hacer lo que os dé la gana - añadí con un toque de humor, por lo que me llevé un almohadazo por parte de Luna.

- ¡Damon!, ¡no seas idiota! - exclamó molesta mientras ponía sus ojos en blanco.

- Bueno, me tengo que ir que voy a llegar tarde - dije mientras veía a Stefan con una sonrisa apoyarse en el marco de la puerta por lo que añadí.

- Ah y Stef cuida de tu novia, para que no se meta en ningún lío - añadí mientas Luna me lanzaba una mirada asesina aunque después me abrazó y me dio un beso en la mejilla para despedirse de mí.

Después de despedirme de mis hermanos fui andando hasta la casa de los fundadores que era allí donde nos reuniríamos. En la puerta había un vigilante de seguridad que cuando me vio asintió permitiéndome pasar.

- Pase por favor - dijo abriendo la puerta para mí.

Allí me encontré a Liz hablando sobre la muerte de  Vicki Donovan.

- El dictamen del forense dice que la muerte de Vicki Donovan se debió a una sobredosis. La familia ha sido informada. La verdad quedará entre nosotros y... podremos olvidarlo - informó Liz mientras venía hacia donde yo estaba con una sonrisa.

- Gracias, sheriff y... en otro orden de cosas, John Gilbert quería decirnos unas palabras - dijo el alcalde Lockwood mientras yo me ponía serio y miraba a John Gilbert.

- Bienvenido, John, es un placer verte - añadió mientras le estrechaba la mano a John Gilbert.

- Gracias, Richard - dijo John.

- De nada - contestó el alcalde.

- Hola a todos, me alegro de veros. Ojalá fuera en mejores circunstancias. Como miembro del consejo de fundadores, tengo que comunicaros noticias muy preocupantes - explicó John.

- ¿Es un Gilbert? - le pregunté a Liz en su oído.

- Tío de Elena y Luna. Es un cerdo sin escrúpulos - me susurró al oído mientras me cruzaba de brazos y escuchaba atentamente lo que explicaba John.

- Un banco de sangre del condado vecino de Amherst ha denunciado varios robos en las últimas semanas. Siete cazadores, cuatro campistas y dos empleados estatales han desaparecido. Todo esto ha ocurrido a menos de 100 km de Mistic Falls - explicó John.

- Vamos, vamos, tampoco hay por qué alarmarse en este momento - contestó el alcalde Lockwood mientras se dirigía a donde estaba John y le dedicaba una mirada de cómplice.

- El alcalde no quiere cancelar la fiesta de los fundadores - me explicó Liz mirándome a los ojos.

- Creéis que vuestros problemas han pasado, pero os lo aseguro, no están resueltos - concluyó John con la reunión.

Entonces cuando se fueron todos fui un momento al balcón para desahogarme de todo y justo tenía que llegar John para molestar aún más. Sonreí para mí y John se acercó a mí diciendo.

- Damon, ¿verdad? - dijo acercándose a mí.

Me giré para mirarle a la cara y le saludé tranquilamente.

- John - le saludé.

- No he podido hablar contigo en el consejo - dijo.

- Sí, encantado, ¿estás disfrutando del... pueblo? - le pregunté.

- Ah, sí, este pueblo me trae buenos recuerdos - contestó.

- Sí, sí, ¿cuánto hace qué no venías? - pregunté.

- No hace tanto, cuando murió mi hermano - contestó.

- ¿Cuánto llevas tú aquí? - añadió.

- Nah, no mucho tiempo - contesté con una sonrisa.

- ¿Tú qué crees, Damon? Sabes que esta historia es real, ¿verdad?, puede ser una masacre - contó haciéndose el misterioso.

- Yo no diría tanto, John - contesté.

- Volvemos a estar como hace 150 años. Los vampiros están desatados, vamos a tener que encerrarlos otra vez en una iglesia y quemarlos a todos - comentó.

- Esa es la historia, ¿eh? - dije.

- Parte de la historia - siguió John.

- Oh, ¿es que hay...más? - pregunté fingiendo estar sorprendido.

- Oh sí, mucho más. Parece que había una... tumba bajo la iglesia... donde los vampiros esperaban la llegada de alguien que los liberase. Pero eso tú ya lo sabías, ¿verdad? Dado... que eres quien lo hizo - dijo mientras le volvía a mirar a la cara y el sonreía con una sonrisa que no me gustaba nada.

- Y me cuentas esto, ¿por qué? - le pregunté con una sonrisa de satisfacción.

- Así podemos ahorrarnos las presentaciones - contestó tranquilamente.

- Bueno... sabes que podría...arrancarte la cabeza antes de que parpadees - contesté.

- Sí - contestó.

- Sí, ya, vale. Pero habrás tomado verbena así que... - dije.

- ¿Por qué no me muerdes y lo averiguas? - me retó.

- No voy a molestarme - contesté con una sonrisa mientras me alejaba de él para intentar calmarme, pero no puede. Entonces me acerqué con mi velocidad vampírica a él, le rompí el cuello con mis dos manos a la vez que tiraba su cuerpo sin vida por el balcón.

Cuando salí de la casa de los fundadores y me iba a dirigir a la mansión para hablar con Luna y Stefan de lo sucedido me encontré a John vivo como si nada, así que sin más me fui a la mansión. Cuando llegué escuché a Luna gemir y supe que se estaría acostado con Stefan.
No sé, pero para mí, Luna era la chica más guapa y tierna del mundo, no sé si era porque era diosa, pero no sé, así era.

Luna P.O.V

- ¡Stef!, sigue - gemí mientras me besaba. Una de las muchas ventajas de ser diosa de la naturaleza era que te podías correr cuando quisieras y las veces que quisieras pero no por eso tenías que parar de hacerlo.

Mientras él me embestía yo le dejaba chupetones por el cuello que inmediatamente se iban gracias a que él era vampiro.
Los colmillos y las venas se hicieron presentes en su rostro y dejó de penetrarme para voltearme y dejarme boca arriba debajo de él.

- Stefan, muérdeme - dije entre jadeos mientras dejaba a la vista mi cuello. Estaba sudando, llevábamos con esto después de que se fuera Damon, nunca me cansaba de hacer esto con mi hermano.

- Luna, yo que tú no le pediría eso a Stefan - dijo Damon irrumpiendo en la habitación y cortándonos el rollo como hacía siempre que podía y quería.

Entonces el rostro de Stefan se volvió humano de nuevo y se bajó de mí.

- ¡Genial, Damon!, ¡¿ves lo qué has hecho?! - exclamé sarcástica.

Damon sonrió con una de sus típicas sonrisas  y preguntó.

- ¿El qué? ¿cortaros el rollo? - preguntó sarcásticamente por lo que con mi mente le lancé lo que me había quitado de ropa, puesto que no había otra cosa que se me ocurriera que pudiera lanzarle.

- ¡Sí! - exclamé molesta.

- Luna, te iba a morder - dijo Stefan mientras nos cubríamos con las sábanas.

- Eso era justo lo que yo quería que hicieses - dije mirando molesta a Damon.

- Parece que tenéis problemas de pareja - comentó Damon con su típica sonrisa que me ponía de los nervios.

- Damon, vete para que nos podamos vestir si no quieres que te tire otra cosa peor - le amenacé aunque en realidad no quería, pero me había enfadado con él por haberme cortado el rollo con Stefan.

Damon se fue sin contestar por lo que le pedí disculpas.

- Damon, lo siento - me disculpé cuando salió de la habitación.

- Stefan, lo siento - añadí besándole cuando me acordé que si bebía de sangre humana se volvería destripador.

- No importa - contestó besándome.

- Vámonos, hay que vestirnos - dije mientras que con mi mente recogía mi ropa y la de Stefan.

Nos pusimos la ropa interior, después nos vestimos y entrelacé mi mano con la suya para salir de la habitación. Damon estaba allí esperándonos y cuando nos vio salir dijo.

- El tío John está en el consejo, lo he matado y tirado por el balcón pero cuando he bajado abajo estaba vivo. Llevaba un anillo negro que había visto que también llevaba Rick - explicó Damon.

- ¿Conoces a nuestro profesor de historia? - pregunté sorprendida.

- Sí, lo conocí en la fiesta de halloween, es una larga historia - contestó Damon.

- Vamos abajo a hablar al patio, allí estaremos más cómodos - comentó Stefan, yo estaba algo asustada por John, había engañado a la muerte, sé que no era lo mismo pero de otra forma me había engañado a mí. A lo mejor resultaba ser una especie de dios o algo peor así que cogí la mano de Stefan con más firmeza. Yo era la única diosa que existía en este mundo por lo menos hasta ahora.

Creo que Stefan notó que me había asustado por lo que me susurró.

- ¿Estás bien? - me susurró al oído aunque, claro, Damon podía escucharlo.

- No, estoy asustada, antes cuando he ido a casa de Elena, él estaba allí y sabía que era diosa de la naturaleza, que estaba saliendo contigo, que tú eres un vampiro y eres mi hermano - expliqué mientras nos sentábamos en la hierba del suelo para hablar.

- Ven, acurrúcate junto a mí - dijo tirando de mi mano hacia él.

- Vale - contesté con una pequeña sonrisa mientras me acurrucaba junto a él.

- ¿Qué le ocurre a Luna? - preguntó Damon.

- Damon no hagas como si yo no estuviera aquí, me lo puedes preguntar a mí, estoy aquí - dije poniendo los ojos en blanco.

- Vale, ¿Luna, qué te ocurre? - preguntó Damon poniendo sus ojos en blanco.

- Estoy asustada por lo de John Gilbert y por lo que os pueda pasar a vosotros - confesé.

Damon se sentó a mi lado y me acarició.

- No te preocupes, pase lo que pase no dejaremos que sufras, estaremos ahí por ti y para ti - contestó acariciándome a la vez que Stefan me besaba y asentía.

En ese momento se me escaparon unas pequeñas lágrimas y dije.

- Yo no os merezco - dije abrazándolos entre lágrimas.

Pero no pudieron contestarme porque de pronto aparecieron un hombre y una chica con ganas de ir a por nosotros. Entonces Damon y Stefan se colocaron delante de mí para protegerme. Pero se tuvieron que separar de mí para luchar contra el hombre y la mujer

Me fui a pelear con quien estaba peor, que era Stefan. Fui con él para ayudarle, ya que le habían clavado balas de madera y le iban a clavar una estaca de madera en el corazón cuando le doblé con mi mente la muñeca de ese hombre y antes de que pudiera clavársela en el corazón la mujer vino hacia mí con una estaca de madera y me la clavó en el corazón. Damon vio la oportunidad y acabó con la mujer.

Entonces el hombre vio a la mujer muriéndose y susurró.

- Bethane, ¡no! - susurró, nos miró y se fue por donde había venido.

En cuanto a mí, solo me dio tiempo a mirar la estaca clavada en el corazón y caí al suelo. No estaba muerta, era más bien como si mi cuerpo me estaba avisando de que había muerto porque normalmente eso mata a cualquiera pero como era diosa de la naturaleza se podía decir que volvía otra vez a la vida.

- ¡Luna! - exclamaron Stefan y Damon.

Damon fue el que se podía mover mejor porque había sufrido menos golpes que Stefan. Stefan todavía estaba en el suelo débil.

Al cabo de un rato me desperté y Damon estaba mirándome sin parar nervioso y me quitó la estaca de golpe.

- ¡Auch! - me quejé.

- No te muevas, quédate en el suelo - dijo Damon.

- ¿Y Stefan? - pregunté mirando a mi izquierda y a mi derecha.

- Estoy aquí - dijo a la vez que Damon le ayudaba a levantarse.

- Stefan, menos mal que estás bien - dije aliviada.

- Oh, Luna, ¿qué te han hecho? - preguntó preocupado ayudándome a levantarme.

- Tranquilo estoy bien, no es nada - dije con una sonrisa.

- Vale, vamos adentro antes de que alguien venga otra vez a por nosotros - dijo Damon ayudándonos a andar lentamente.

Después decidí que debía contarle a Elena que era adoptada, así que me despedí de Stefan y Damon y me fui. Antes de irme escuché a Damon y a Stefan decir.

- No me puedo creer que todavía siga viva nuestra hermana, ella es increíble, creo que es la chica más guapa del universo que he visto - comentó Damon bebiendo un vaso de sangre.

- Sí, ella es excepcional, es única y por eso la quiero tanto - contestó Stefan.

- ¡Oye!, ¡que yo también la quiero! - exclamó Damon fingiendo estar molesto con Stefan.
Fue la primera vez desde que volví con ellos que veía que no discutían mis hermanos.

Cuando escuché eso me puse en marcha y me fui a casa de Elena con una sonrisa.
Una vez llegué, fui rápidamente a su habitación y llamé a su puerta.

- Adelante, pasa - contestó mientras entraba.

- Hola - saludé.

- Hola - contestó.

- Mira Elena, te mereces la verdad, así que te la diré, eres adoptada, me lo ha dicho John - dije con la cabeza baja.

- Lo siento - añadí.

Elena se quedó sorprendida y contestó.

- Oh, vaya, gracias, pero no te preocupes, has hecho bien en contármelo - contestó.

- Vale, venía para contarte eso - dije con la intención de volver a la mansión pero antes me paró Elena diciendo.

- ¿Cómo te va con tus hermanos? - preguntó cogiéndome de la mano.

- Genial - contesté con una sonrisa de picardía recordando que me había acostado con ambos.

- Me alegro, si necesitas algo ya sabes a quién acudir - dijo Elena.

- Lo mismo digo - añadí mientras salía de su habitación para volver a casa con mis queridísimos hermanos.

Cuando llegué, fui a la habitación que compartía con Stefan para dejar mis cosas y acostarme un rato más con él. Pero cuando llegué a la habitación no había nadie, así que dejé mis cosas y me fui a la de Damon para ver si Damon sabía dónde estaba. Entré rápidamente a la habitación de Damon y fue el error más grave que pude cometer. Damon estaba acostándose con una chica humana a la vez que bebía de su sangre.

- ¡Oh!, ¡Damon! - exclamé tapándome los ojos a la vez que él se bajaba de la chica y me decía.

- ¿Ahora quién es la que corta el rollo a quién? - preguntó con una sonrisa sarcástica.

- Damon, es urgente, ¿puedes dejar tus líos para luego? - pregunté.

Le miró a la chica y le dijo obligándole.

- Olvídalo todo, vete a casa, ponte un fular en el cuello, di que te has emborrachado y eso es un chupetón enorme - dijo obligándola mientras ella cogía sus cosas y se iba por donde había venido.

Cuando se fue me destapé los ojos y Damon estaba con el pantalón puesto pero sin camiseta. Creo que quería provocarme, así que le lancé una mirada furibunda.

- Damon, ¿y Stefan? - pregunté preocupada.

- ¿Enserio me interrumpes para eso?, está de caza por lo de antes - contestó mientras venía hacia mí.

- Y tú me vas a tener que recompensar esta interrupción - dijo mirándome deseoso de acabar en la cama conmigo.

- Damon, estoy con Stefan, no puedo hacerle eso a Stefan, no quiero hacerle daño - contesté inocentemente mientras sorprendentemente venía hacia mí para hacerme cosquillas.

- Tranquila, ya vendrá - dijo mientras me dejaba llevar y me iba a la cama con él.

- Además nunca te haría daño, eres mi hermana pequeña y tengo que protegerte pase lo que pase - contestó con una de sus típicas caras.

Me tumbé junto a él y dije.

- Gracias - susurré acurrucándome junto a él.

Damon se levantó, miró la hora en su móvil y llamó a Stefan.

- ¿Qué ocurre? - pregunté desde la cama cuando vi que estaba nervioso.

- Stefan no contesta y ya hace una hora que se ha ido a cazar al bosque, llámale, a lo mejor a ti te contesta como eres su novia barra hermana... - dijo Damon con un tono cómico por lo último.

- Espera me he dejado el móvil arriba - contesté mientras me bajaba de la cama.

- Voy contigo - contestó cogiéndome de la mano, estaba nervioso.

- Damon, estamos en casa, aquí no hay peligro - dije mientras subíamos a mi habitación.

Allí cogí el móvil, le intenté llamar pero no me lo cogió y entonces se me saltaron las lágrimas.

- No contesta - dije dejando el móvil en una mesa.

- Ven aquí - dijo Damon abrazándome.

- ¿Qué ha podido pasarle? - pregunté entre sollozos.

- No te va a gustar lo que estoy pensando - contestó Damon seriamente.

- Dímelo, necesito a Stefan, le amo, Damon - dije llorando.

- Vale, tranquila, parece ser que te ha salido la vena mártir como a Stefan. Bueno, creo que lo tienen los vampiros de la tumba, quiero decir Pearl y todos esos - contestó.

- Damon - dije parando de llorar y cerrando los ojos por lo que iba a confesar.

- ¿Sí? - continuó.

- Cuando vuelva Stefan, quiero que nos acostemos los tres juntos en la cama y quiero quiero hacer un trío - confesé cerrando los ojos ruborizada.

Él no me respondió, me llevó contra la pared y me besó apasionadamente. Después me llevó a la cama de Stefan y paró disculpándose.

- Perdona, estás con Stefan, no es justo para ti y a lo de antes por mí vale. Ahora depende de si Stefan quiere o no quiere - contestó mientras me subía en él, me sentaba de rodillas encima de él y comenzaba a desabrocharle la camisa mientras le dejaba chupetones por todo el cuerpo y él comenzaba a gemir.

- ¡Luna! - gimió despertándome del trance y recordándome que había que salvar a Stefan.

- Sí, tienes razón - contesté sacudiéndome la cabeza y volviendo en mí.

- Luego, Stef, tú y yo lo tenemos que hacer - añadí besándole.

- Vale - contestó besándome.





















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(No le hagáis caso a esto, es solo para planificarme)


(Hacer escena del principio del capítulo 13 temporada 1 "hijos de los condenados")

(Meter en un diálogo la palabra sacrosantas razones)

Descubren que Elena es adoptada a la vez que llega el supuesto tío John. Además Damon comete una estupidez y obliga a Bonnie a que le ayude ella y su abuela a abrir la tumba para intentar devolver a Katherine allí, pero algo sale mal y todos los vampiros (Anna, Pearl...) salen y se esconden en una casa. Ese día llueve mucho y los vampiros pueden salir de día. Más tarde descubren que la  madre de Elena se llama Isobel. Anna sale con Jeremy para conseguir sangre del hospital. Jeremy descubre que Anna es vampira al igual que su madre y descubre que Elena le ha estado mintiendo sobre Vicki ya que encuentra su diario y lo lee y descubre que le obligó a olvidar Damon. Damon descubre durante una reunión en el consejo de fundadores que John Gilbert ha vuelto y tiene a todos los del consejo de fundadores comiendo de su mano. Entonces cuando John le habla sobre sobre los vampiros y Damon descubre que él sabe todo sobre los vampiros lo mata rompiéndole el cuello y tirándolo por un balcón pero poco después vuelve a la vida como si nada por un anillo negro que llevaba puesto.

Fredrick y Bethane desafían las órdenes de Pearl Zhu al ir a la mansión Salvatore y enfrentarse a Luna, Stefan y Damon. Lamentablemente Bethane muere por Stefan con ayuda de Luna. A Luna le clavan varios cristales provocándole mucho dolor pero solo eso.

Cuando Luna vuelve a casa de hablar con Elena o John, descubre que Stefan ha desaparecido y no está así que deduce que habían sido los vampiros de la tumba y cuando va ha rescatarlo con Damon y Rick. Stefan tuvo que beber de la sangre de Luna para poder salvarlos ya que Luna estaba debilitada porque le clavaron algo que contenía kriptonita celestial.

Y entonces Stefan se vuelve adicto a la sangre.

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